Autor:
ShaniShaktiAnanda
A
muchas personas preocupa el hecho de ganarse el Cielo (la Vida
Eterna, la entrada al Edén, o como se quiera decir). Y esa
preocupación es importante, porque sabemos que no tenemos el Cielo
ganado de forma automática.
Al
involucrarnos en cualquier enseñanza espiritual, encontramos que el
objetivo en la vida es aprender a modificar nuestra conducta en
función de lo que Dios señala y así hacer méritos para la Vida
Eterna.
Y
nuestra Santa Biblia está llena de pasajes con recomendaciones
metafóricas y recomendaciones específicas, que nos indican cómo
debemos comportarnos para agradar a Dios y así obtener la salvación.
Son tantas referencias que para muchas personas puede ser confuso.
Uno
de esos pasajes se dibuja en el momento de la crucifixión de Nuestro
Señor Jesucristo.
Según
el Evangelio de San Lucas, Jesucristo fue crucificado con dos
ladrones a los lados. Uno de los ladrones lo criticaba y lo
insultaba, desconociéndolo como el Cristo; mientras que el otro hizo
algo por lo cual el Cristo lo llevó al Cielo.
No
tanto el hecho, sino ¿cuál es el trasfondo detrás del hecho del
ladrón bueno, que le otorgó la salvación?
Coloquemos
el pasaje bíblico a continuación:
Lucas
23: 39-43
(TLA)
39 Uno de los criminales allí
colgados empezó a insultarlo:
—¿No eres tú el Cristo?
¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
40 Pero el otro criminal lo
reprendió:
—¿Ni siquiera temor de Dios
tienes, aunque sufres la misma condena?
41 En nuestro caso, el castigo es
justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en
cambio, no ha hecho nada malo.
42 Luego dijo:
—Jesús, acuérdate de mí cuando
vengas en tu reino.
43 —Te aseguro que hoy estarás
conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.
Comparemos
las actitudes de ambos hombres:
Crucificado salvado (Dimas) Cruficicado NO salvado (Justas) No insultaba a nadie a pesar de su dolor.Insultaba e insultaba.Tenía temor de Dios.No tenía temor de Dios.Reconocía que su sufrimiento era por su propia causa.No entendía que lo que sufría era por como había sido él mismo.Reconoció que ese hombre a su lado, tan humano, tan desvalido, tan común como ellos en apariencia, era el Cristo.No reconoció al Cristo en ese hombre “común” y lo increpaba irónicamente.No pedía que lo salvaran, sino que pedía humildemente que Dios posara sus ojos en él.Quería ser salvado por Dios, así no más.
Y
gracias a esto, el crucificado salvado (cuyo nombre fue Dimas) llegó
al Cielo.
Ahora
tenemos clara la enseñanza de ese pasaje de la crucifixión.
Posiblemente algunos de los lectores dirán: “está bien, pero esto
no se aplica a mi porque yo no soy ningún criminal ni ningún
ladrón.”
Querido
lector, lo escrito es una metáfora. No se trata de que si se es un
ladrón, criminal o mala gente. Se trata de una persona
“crucificada”, recibiendo un castigo; que incluso lo puede
percibir como injusto.
Así
que si algunas vez te has sentido castigado por la vida, crucificado
por alguna situación, pues deberías sentirte reflejado; y aplicar
la enseñanza de corazón sincero y así serás salvo de esa
situación.
Pero
no veamos estas actitudes como un hecho que se debe hacer una sola
vez en la vida. La enseñanza implica que esta forma espiritual de
ver cada “crucifixión” que te sucede, debe ser tu estilo de
vida.
“Aunque
la vida te esté crucificando, tu actitud correcta te puede salvar.”
SSA
Dios
les bendiga.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original:
1638 AS. (28 de junio del 2020)
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Palabras-claves:
crucifixión, ladrones, Jesús, Cristo, cruz, salvación