En el camino hacia Dios, los sentimientos son importantes. Como primer paso, debemos dejar de ser mentales y convertirnos en seres de sentimientos.
Pero el corazón es solo la puerta hacia Dios, no es la presencia de Dios.
No podernos quedarnos fascinados en los sentimientos bonitos; creyendo que si los procuramos, eso nos traerá a Dios. Debemos trascenderlos y cruzar la puerta.
Dios no es bienestar emocional; el Espíritu trasciende a eso.
Los sentimientos bonitos son vasijas de barro muy frágiles para guardar a Dios dentro.
Basta con que alguien te haga algo malo, para que esas vasijas se rompan; y así pierdas lo poquito de Dios que creías haber conquistado.
Por Dios, terminen de entender.
Cuando una persona se siente bien, no significa que encontró a Dios; porque basta cualquier malestar para demostrarle que nunca lo tuvo.
Pero el corazón es solo la puerta hacia Dios, no es la presencia de Dios.
No podernos quedarnos fascinados en los sentimientos bonitos; creyendo que si los procuramos, eso nos traerá a Dios. Debemos trascenderlos y cruzar la puerta.
Dios no es bienestar emocional; el Espíritu trasciende a eso.
Los sentimientos bonitos son vasijas de barro muy frágiles para guardar a Dios dentro.
Basta con que alguien te haga algo malo, para que esas vasijas se rompan; y así pierdas lo poquito de Dios que creías haber conquistado.
Por Dios, terminen de entender.
Cuando una persona se siente bien, no significa que encontró a Dios; porque basta cualquier malestar para demostrarle que nunca lo tuvo.
La bienestar emocional depende mucho de lo que somos terrenalmente y de lo que nos sucede estando aquí. Es totalmente diferente a la paz espiritual; que solo depende de cuánto de Dios hayas conquistado; y por lo tanto es inmune a las situaciones humanas.
Deja el positivismo atrás y sigue caminando hacia Dios.
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