Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Toda escritura sagrada tiene por lo menos tres niveles de interpretación. Nuestra Santa Biblia, por supuesto, sigue con esta regla. Por eso son escrituras especiales, escritas con un grado de discernimiento y pericia que escapa del entendimiento humano. Definitivamente inspiradas por Dios.
Es como si fuera un mensaje escondido dentro de otro mensaje; donde para entender el primero, debes tener unos lentes especiales. Sin estos lentes, el mensaje secreto pasa desapercibido; los ojos desnudos ven solo el mensaje superficial.
Siempre hay un nivel básico, que suelo llamar “Eclesiástico” o “de Catecismo”. Este es el que se suele dar en las primeras enseñanzas religiosas y en las lecturas de las misas; donde las historias y las metáforas, con sus moralejas evidentes, son las que llevan la información. La lectura puede realizarse fraccionada y aislada.
Luego hay un nivel “Místico”, donde las imágenes presentadas no importan tanto, que si es un hecho histórico o una metáfora no importa. En este nivel el significado real se encierra dentro del simbolismo presente en el relato.
En este nivel Místico, la lectura siempre hay que hacerla contextualizada con toda una enseñanza; y la comprensión de la misma se debe hacer con la asistencia directa de un Maestro Espiritual. Este Maestro es el que encarna y puede dar la visión completa de la enseñanza espiritual que pretender cubrir la escritura sagrada.
En este
caso, la lectura nunca se puede hacer de forma fraccionada; y toda la
escritura se convierte en un libro de texto de aprendizaje
espiritual; no solo de fábulas y anécdotas.
El
tercer y último nivel, es el nivel “Espiritual”, donde el texto
sagrado ya escapa totalmente de la visión humana; y las imágenes y
conceptos presentados pueden incluso parecer absurdos a las mentes y
a los ojos terrenales.
Así es
el grado de encriptación del nivel Espiritual. Muchas de estas
enseñanzas ni siquiera se sacan a discusión en el mundo terrenal;
so pena de parecer desquiciado, loco, desadaptado, estúpido, inútil,
sin sentido; y cualquier otro apelativo que ubica esta información
fuera de la “realidad” terrenal.
Está de
más decir que la capacidad de entender un nivel u otro dependerá de
la altura espiritual de los individuos. Nunca depende, como es
lógico, ni del nivel de inteligencia, ni del nivel de educación, ni
de la instrucción, ni de la erudición del lector. Las enseñanzas
espirituales están bien resguardadas y la llave la tiene el
espíritu, no la mente; teniendo como puerta el corazón.
Y estos
tres niveles de información magistralmente ocultos en un mismo texto
son lo que hacen a las verdaderas escrituras sagradas tan especiales.
Es especial el hecho de que una simple frase pueda tener tres niveles
(incluyentes) de comprensión y por tanto le sirva a tres públicos
diferentes.
Hoy
quiero traer un pequeño pasaje conocido de La Biblia, muy útil en
cualquiera de sus tres niveles de comprensión. Te pido que lo leas
totalmente un par de veces:
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Jesús sana a un ciego
de nacimiento
1
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
2
Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres,
para que haya nacido ciego?
3
Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él.
4
Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el
día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.
5
Entre tanto que estoy en
el mundo, luz soy del mundo.
6
Dicho esto, escupió en
tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del
ciego,
7
y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es,
Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
8
Entonces los vecinos, y
los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste
el que se sentaba y mendigaba?
9
Unos decían: El es; y
otros: A él se parece. El decía: “Yo soy”.
El nivel
básico de entendimiento es muy amplio y a la vez sencillo. Muestra a
Jesús como un sanador, que puede incluso con las condiciones tan
lamentables y limitantes como una ceguera de nacimiento. Además de
esa capacidad de sanar que nosotros podemos aprovechar. Seguro que se
podría extender un poco más.
El nivel
Místico comienza a mostrar a la ceguera como una incapacidad de ver
no solo los estímulos físicos/visuales; de hecho por eso es la
alusión a Jesús como la Luz del mundo. El reconocimiento de Jesús
nos da claridad del alma y nos permite ver las cosas de la vida con
una claridad superior, de forma más integral.
El nivel
Espiritual lo voy apenas a asomar aquí; el que tenga oídos abiertos
que oiga. La ceguera es principalmente espiritual; y por ser una
condición de nacimiento, indica que se viene de otras vidas así. La
ceguera indica que no se ha alcanzado el nivel espiritual necesario
para que la persona “abra sus ojos espirituales” y comience a
vivir enfocando toda su existencia desde su aspecto espiritual. Esto
es así porque Jesús representa no a un sanador sino a un Maestro
Espiritual. Además, es extremadamente notable que ese despertar
espiritual lo haya conseguido el ciego gracias a un Maestro; el ciego
por su propia cuenta nunca pudo haberlo conseguido. Aún más
significativo es que la sanación se haya realizado con lodo
(tierra); cuando pudo haber sido con una simple imposición de manos.
Este hecho espiritual nos recuerda que un Maestro Espiritual te puede
ayudar a elevarte espiritualmente, (a abrir los ojos de tus espíritu)
a través de tus aspectos más mundanos y terrenales, con tus cosas
más bajas, como lo es “el polvo de tus zapatos” (simbólicamente
hablando); y además con su parte más humana, como lo es su saliva
(nada agradable de igual forma).
Pero si
no damos cuenta, fue necesario no solo el Maestro, ni solo la saliva
y el lodo; sino que el ciego, dentro de tu ceguera, fuera al estanque
de “el Enviado” (Siloé) y “se lavara”; algo tuvo que
esforzarse; tuvo que seguir instrucciones precisas del Maestro.
Confirmación adicional de que este “abrir de ojos” es netamente espiritual, se encuentra cuando las demás personas reconocen al ciego y “...unos decían: El es; y otros: A él se parece...” y este utiliza la frase innecesaria de re-afirmación: “Yo soy”. Esta frase de “Yo Soy” es utilizada en misticismo espiritual e indica que hay una la ampliación de consciencia desde el reconocimiento de que todos somos Uno con Dios y Dios es uno con todo; definitivamente comienzo de la iluminación espiritual que se logra solo con un Maestro Espiritual. Y aún más; al comienzo del texto, con la relación de si esta ceguera era consecuencia de su pecado personal o del pecado de sus padres (una alusión de tantas sobre procesos kármicos y reencarnación; ya que si nace ciego y se asume pecado personal, únicamente pudo haberlo cometido en otra vida), el Maestro vino a sanar inclusive esas posibilidades karmicas...
Pero
bueno, mejor no sigo hablando; lo dejo hasta aquí para respetar los
niveles de “secreto” de La Santa Biblia.
No todo
lo que ven tus ojos y entiende tu mente es la verdad (PAGR2014)
Namasté.
Pedro A.
Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
13-16 de marzo del 2014.
Twitters:
@SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777
@AdamaConsc
Palabras
claves: maestro espiritual, lodo, jesús, karma, reencarnación,
Biblia, niveles, cifrado, encriptado , crecimiento espiritual.
SUBLIME ! Gracias Maestro por Ser, Estar y Existir. Namasté
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