Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Claro
que la figura del diablo existe, el concepto es correcto; pero no
necesariamente es correcta la interpretación que la mayoría de las
personas le dan.
Lo que suele plantear sufrimiento a las personas, no son las situaciones
ni las cosas; sino la apreciación que ellas tienen de lo que les
sucede.
En el ámbito espiritual real, no es correcto hablar de malo o bueno;
porque tratamos con un Solo Dios que nos ama.
Como
una vez me dijo mi segunda Maestra (la Sra. Selva) cuando yo era
pequeño: “Pedrito, ¿te das cuenta de que si el diablo existe,
aún el diablo tuvo que haber sido creado por Dios? Porque Dios creó
todo lo que existe.”
Pero
la mayoría de las personas tiene al diablo no solo como el enemigo y
como el promotor de todo lo malo que sucede el mundo; sino como lo
diametralmente opuesto a Dios. Tanto es así
que las personas creen que Dios debe
erradicar al diablo; que los “ángeles buenos” luchan en contra del diablo; y que incluso es el enemigo de
Jesucristo.
Esto
no es lo correcto desde el punto de vista místico.
Para
reflexionar sobre esto, traigo solo tres pasajes bíblicos; los
tres bastante conocidos.
El
diablo en el Libro de Job.
Job 1:8-12 (TLA)
8 —¿Qué
piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan
bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo.
9 El ángel
acusador respondió:
—¡Por supuesto! ¡Pero si Job te
obedece, es por puro interés! 10
Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que
tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región!
11 Pero yo te aseguro que si lo maltratas y le
quitas todo lo que tiene, ¡te maldecirá en tu propia cara!
12 Entonces
Dios le dijo al acusador:
—Muy bien, haz lo que quieras con
todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.
Dicho esto, el ángel se marchó.
En
este texto de la Biblia se presenta a Job como un hombre fiel y
temeroso de Dios, de quien Dios mismo estaba complacido grandemente.
Job
era un hombre rico (en todos los aspectos) y hacía
de todo por Dios, y sobre todo cuidada de que cada cosa que hiciera
no lo defraudara.
Pero
cuenta la enseñanza que Dios decide
demostrar la honra y la fidelidad de Job hacia Él, luego de una
conversación con uno de sus ángeles: con Satanás (“el
acusador”).
Luego
de eso, Job comienza con mil y una tribulaciones. Tiene
pérdidas graves; duda de sí mismo; duda de su vida y de su
comportamiento; se pregunta a ratos qué estará haciendo Dios con
él; pero al final no deja de reconocer la
supremacía de Dios en todo y por eso Dios
se complace y premia a Job.
Satanás
mismo fue quien le produjo todos esos males y tentó a Job. Hasta
aquí todo parece vulgarmente lógico.
Pero
el punto importante es el siguiente: ¿acaso
Satanás actuó por su cuenta por maligno? Leamos el versículo
12 nuevamente
12 Entonces
Dios le dijo al acusador:
—Muy bien, haz lo que quieras
con todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.
Dicho esto, el ángel se marchó (a
actuar).
Aquí
Vemos claramente que fue Dios mismo quien le dio permiso a
Satanás para que infligiera toda clase de
daños a Job; desde la pérdida de sus riquezas terrenales hasta la
muerte de sus diez hijos. Incluso le dio sarna.
Si
Dios no le hubiera dado el permiso expreso Satanás de hacer lo que
este quisiera con todo lo que tenía Job
(incluso con su propia salud), el diablo no hubiera podido actuar.
Entonces,
¿el diablo es malo? Ante ojos humanos
pareciera, más bien, que Dios es el
malvado.
Pero
no estamos en un texto humano, sino ante una enseñanza espiritual.
Dios simplemente estaba sometiendo a una prueba de fidelidad a
Job; y para eso utilizó al
acusador. En otras palabras, el diablo le sirvió a Dios.
El
diablo en el desierto con Jesús
Y
en el siguiente pasaje bíblico, tenemos nada más y nada menos que
a Jesús de Nazareth enfrentándose en el desierto al diablo.
Este pasaje es muy conocido:
Mateo 4:1-11 (RVR1960)
1 Entonces
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por
el diablo.
2 Y después de
haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
3 Y vino a él
el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan.
4 El respondió
y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el
diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del
templo,
6 y le dijo: Si
eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca
de ti,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu
pie en piedra.
7 Jesús le
dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le
llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos
del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo:
Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces
Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo
entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Tan
solo el primer versículo es determinante: Jesús debía ser tentado
por el diablo y ¿quién lo llevó a él? Pues el mismo Espíritu
Santo.
Pues
sí, la misma Tercera Persona de Dios (el Espíritu Santo) fue quien
llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo tentara. Es decir,
que Dios necesitaba que el diablo tentara a Jesús. Encontramos
nuevamente que cuando el
diablo tentaba a Jesús, solo
estaba haciendo lo que Dios necesitaba. Dicho de otra
manera, el diablo le estaba siendo útil a Dios.
Pero
esto es solo el principio. ¿Acaso vemos a un Jesús luchando a brazo
partido contra el demonio? Pues no.
El
diablo, con sus ofrecimiento de poderío humano, estaba únicamente
probando el temple espiritual de Jesús. La
función del diablo era ver si para Jesús, Dios era
mucho más importante que sus posibles intereses y beneficios
terrenales.
¿Qué
hizo Jesús? Pues prefirió a Dios antes que a los ofrecimientos
terrenales; y así, el diablo se fue. Más
nada.
Entonces,
¿el
diablo fue malo? Este simplemente le
puso una prueba de tres preguntas a Jesús;
y Jesús aprobó.
¿Qué
hubiera pasado si Jesús no presenta esa prueba? Pues hoy no
estuviéramos hablando de Jesús como lo hacemos.
Gracias
diablo, por ponerle ese examen a Jesús.
El
diablo y Jesucristo con sus discípulos
Y
finalmente tenemos a Jesucristo ya en funciones de
salvador, advirtiendo a sus discípulos sobre
el diablo (en particular a Pedro); y resulta interesante ver
cómo se expresa Jesús de Satanás.
Lucas 22:31 (TLA)
31 Después,
Jesús le dijo a Pedro:
—Pedro, escucha bien. Satanás
ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos
ustedes, y Dios se lo ha dado.
¿Cómo
es la cosa? ¿Satanás pidiéndole permiso a Dios? Entonces
tan malo no debe ser. Si fuera malo, hiciera el
daño por su cuenta sin preguntar a nadie.
Y
además, lo que hace es ¿poner pruebas difíciles? Aquí
tampoco es tan malo; cualquier prueba se supera si quien la presenta
a estudiado suficiente. ¿Dónde está el problema?
Nuevamente,
el mismo Jesucristo habla de que el diablo está supeditado a
Dios; y que más que maldades, lo que hace es poner a pruebas para
probar la madurez espiritual de las personas.
¿Entonces
el diablo es malo? Para Jesucristo no; malos
serían sus discípulos si fallaran las pruebas puestas por el
diablo.
El
diablo con ángel
En
los tres textos bíblicos recién analizados, encontramos de forma
clara a un ser que sirve para los
propósitos de Dios. Primero probando a un
hombre bueno (Job); segundo a Jesús y
tercero a los discípulos del Cristo.
Y
precisamente un ser que le sirve a Dios, a pesar
de que lo califiquen de malo, es lo
que se llama un “Ángel”
Sí,
el diablo o Satanás, es un ángel. Y
cualquier ser que le sirva a Dios no puede ser malo; porque si lo
fuera, no le estuviera sirviendo a Dios.
Pero
a Satanás se le dice el “ángel caído”. ¿Alguien
se ha preguntado “caído de dónde”?
Se
dice que Satanás cayó de la Gracias de Dios; pero incluso esto hay
que comprenderlo bien.
Un
alma (un Ser) que no esté al lado de Dios, está fuera de la gracia
de Dios; está alejado de Dios. El mismo Jesucristo anunciando su
muerte advierte que Él volvería a la casa del Padre. Así que
Jesucristo estaba aseparado de Dios.
Los
ángeles, por su altura espiritual, están muy cerca de Dios; algunos
están a sus pies. Pero cuando el mismo Dios necesita que alguno de
ellos haga algo con los humanos, los ángeles deben separarse del
Cielo y venir a la Tierra a cumplir Su
Voluntad.
Esto
es lo que significa “caerse” de la gracia de Dios: caer
del Cielo para venir a la Tiera a cumplir funciones asignadas o
permitidas por Dios.
Entonces,
un ángel caído no es un ser maligno; sino que es un ser que se debe
separar (caer) temporalmente del Cielo, para venir a la tierra a
cumplir algún servicio para Dios.
Entendido
esto, el mismo Arcángel Gabriel que anunció a la Virgen María, es
un ángel caído.
¿Pero
qué sucede? Para un niño “caerse” es malo. Por
lo tanto, dentro de nuestra inmadurez espiritual; un ángel caído
debe ser malo.
Cuánto
nos falta crecer!
Entonces,
¿es el diablo malo?
Tanto
en nuestra doctrina cristiana como en cualquiera otra del mundo, está
claro que el concepto del diablo es aquel que ejecuta
las pruebas que Dios pone
a nuestra terrenalidad. Estas
pruebas buscan
demostrarle a Dios si hemos
aprendido a ser seres espirituales o no.
Pero
solemos ser tan infantiles que
vemos como malvado a
un profesor que nos
pone un examen para el cual no estudiamos.
El
concepto del diablo como ser maligno es un concepto infantil,
espiritualmente hablando.
Si
estudias, podrás aprobar los exámenes difíciles; y el profesor
será alguien que te puso un examen y a quien le demostraste todo tu
esfuerzo.
Si
creces espiritualmente, podrás superar las situaciones difíciles de
a la vida; y el diablo solo será alguien o algo
que te permitió demostrarle a Dios cuán espiritual eres.
El
tema del crecimiento personal o del crecimiento espiritual, siempre
comienza por sincerarnos ante nuestras deficiencias o debilidades
personales. Esto nos permite poder trabajar
en ellas y fortalecernos. Si simplemente buscamos culpables afuera, y
el diablo suele ser uno de ellos, podemos
estar evadiendo nuestra responsabilidad sobre
lo que acontece en nuestras vidas.
“Si
no te crees responsable de propiciar las cosas malas que te suceden,
tampoco podrás propiciar cosas buenas en tu vida”. (PedroAGR)
Cuarenta
años después sigo comprobando que mis maestras espirituales siempre
tuvieron razón. Al diablo también lo creó
Dios para sus propósitos.
Dios
te bendiga.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
día 376 A.S. (10 enero 2017)
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sociedades, diablo, Dios, Job, Jesús, Jesucristo, desierto,
responsabilidad, personal, profesor, pruebas,
terrenalidad, satanás, desierto,
tentación,
Namasté, Maestro.
ResponderEliminarEspectacular esta reflexión acerca del diablo... Un ser al servicio de Dios.
Gracias!!
Carmen E.
Muchísimas gracias por este artículo, Maestro: desmistifica la noción del diablo que tanta ignorancia ha generado.
ResponderEliminarMe gusto mucho este Articulo Maestro. Aclaro muchas dudas que siempre tuve. como usted dice, " Cuanto nos falta crecer"! Gracias Namaste
ResponderEliminarBarbara F