Páginas

jueves, 4 de abril de 2013

Escoge parejas con algo de cerebro

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Quiero traer a reflexión un pequeño tópico que a veces me toca tratar en las Terapias Energéticas de Pareja (http://www.reiki.org.ve/tep/ ). Allí, si bien el enfoque es energético como su nombre lo indica, hay que considerar al Ser Humano desde su integralidad (física, mental, emocional, energética, astral, kármica y espiritual) siendo en nuestros días y en nuestra sociedad muy importante la parte mental.

Cuando hablamos de parejas pensamos automáticamente en parejas emocionales; pensamos en esa o esas personas con las que elegimos formar lazos emocionales y que desearíamos permanecieran toda la vida; y es una asociación correcta. Pero también podemos entender como parejas a los compañeros de trabajo, socios de negocios, aquellos con quienes compartimos habitación/vivienda; y en general todo aquel con el que debamos compartir parte de nuestra vida y que sus actuaciones puedan llegar a afectar nuestro bienestar.

Limitémonos en este texto a parejas emocionales: novi@s, espos@s, amantes o como debamos llamarles; solo para poder acotar las reflexiones, recordando siempre que lo que entendamos aquí es extrapolable a los otros tipos de parejas.

Para comenzar, la escogencia de pareja es una tarea multifactorial. No escogemos (o no deberíamos hacerlo) sólo por lo físico (material), los sentimientos, el intelecto, por costumbre o por conveniencia social o personal (desesperación). Una pareja debe calificar satisfactoriamente en cada uno de los aspectos que la conforman (los indicados en el primer párrafo); si bien ciertas condiciones pueden darle más importancia a algún aspecto que a otro, no deberíamos dejar de considerar ninguno de ellos.

Veamos algunos ejemplos extremos de cuando las circunstancias pueden condicionar una escogencia de pareja. Si fuéramos cavernícolas y una mujer debe escoger a un hombre como pareja, por supuesto uno de los aspectos más importantes sería el físico; el que sea más fuerte y más ágil será el “mejor” en esa escogencia. Si alguien convive en un ambiente muy espiritual (o quiere hacerlo) va a ser poco conveniente que elija a una pareja que no sienta que ese aspecto espiritual sea importante. Si una dama es muy “sensible sentimentalmente” es recomendable que busque a una pareja no muy diferente.

Si nos ubicamos en la sociedad moderna como nuestro escenario actual de vida, esta va a condicionar definitivamente la escogencia de una pareja que sea “conveniente” dentro de este mismo escenario. Parafraseando lo que dijo una vez un amigo (Patricio): “si tengo de pareja a una persona, es porque con ella estoy mejor de lo que estoy cuando estoy solo”.

Cualquier escogencia de pareja siempre debe ser para bien, para estar mejor, para complementarnos, para acompañarnos en mayor bienestar. Entonces, en esta modernidad: ¿cuál de los aspectos del Ser Humano parecería importante considerar para que una persona sea “conveniente”, “útil”, “apropiada”, “adaptada” en esta realidad?

La respuesta obvia debería ser la “mente”. Lo “mental” marca a esta sociedad: la capacidad de analizar, reflexionar, proponer o planificar, controlar (como consecuencia del análisis y la reflexión) son importantes. Y no lo digo como un GRAN e IMPORTANTE logro de la sociedad. Los que me conocen saben de mis esfuerzos tratando de luchar contra la idea de que la mente sea la dueña del mundo. Pero al "Cesar lo que es del Cesar"; si esta es una realidad, parte del cambio debe comenzar trabajando en ella y con ella, no enfrentándola desde el inicio.


Nuestro aspecto mental

Veamos primero qué se define como nuestro aspecto mental. Primero debemos decir que no es nada adquirido, no es un grado de instrucción o “ilustrismo”. No se es más mental por tener un grado de instrucción académica mayor.

Nuestro aspecto mental se define por sus características básicas. Entre estas características están la capacidad de percibir los estímulos del exterior, la capacidad de procesarlos (darse cuenta que están allí), la capacidad de analizarlos (saber qué se pudiera hacer con ellos) y la capacidad de proponer acciones en función de estos estímulos, teniendo en cuenta el impacto del resultado en la misma realidad (accionar, evaluando y conociendo los pros y los contras)

Todo este proceso parece ser “muy inteligente” y lo es; pero generalmente este tipo de proceso es inconsciente (y la idea es que así sea). Lo que si es, es mucho procesamiento de información; doy un ejemplo. Cuando estamos en cualquier tarea simple, por ejemplo cocinando, nuestra mente detecta AUTOMÁTICAMENTE el escenario y acciona

  • (percepción de estímulos) cocina con hornillas al rojo vivo, un recipiente de metal con aceite muy caliente, dicho recipiente con un asa de material aislante que por ser aislante no se calienta (capacidad de procesar estímulos), una comida dentro del recipiente que se está quemando (estimulo exterior - el olfato), un tenedor apoyado al lado de la cocina, el cual necesitamos utilizar (acción necesaria con pros y contras) para voltear la comida porque si lo hacemos con la mano nos quemamos, lo que dolería mucho y no nos permitiría hacer luego otras cosas. Además de forma inconsciente tomamos el sartén por el mango, porque la parte de metal está muy caliente y además necesitamos sostenerlo porque si la comida está pegada al fondo, al intentar despegarla se puede rodar el sartén y derramar el aceite caliente encima de nosotros, lo que sería peor. Debemos actuar rápido, no es opción dejarlo quemar porque perderíamos el alimento, tardaríamos mucho más preparando otro y necesitamos el tiempo para hacer las otras actividades... (todo esto en menos de 3 segundos)

¿Pensamos todo eso, lo tenemos siquiera consciente, cuando vamos a voltear una pieza de pollo que estamos cocinando? Pues nuestra mente lo hace, eso y seguro mucho más que se me escapa. Y lo hace como el mejor de los microprocesadores humanos.


Capacidad de procesamiento y escogencia

Las computadoras son como nosotros (para no decirlo a la inversa). Estas tienen un cerebro (microprocesador) que es capaz de procesar una gran cantidad de datos/información (señales/estímulos) de forma automática y basándose en ciertas reglas de programación. Todo esto y más... pero hasta cierto límite.

En un microprocesador de silicio (en las computadores) se definen algunos parámetros importantes que determinan lo bueno que puede ser. Allí tendremos: la capacidad de procesamiento – definida principalmente por la cantidad de transistores que tiene, la arquitectura del microprocesador – que se puede ver como la forma de interconectar dichos transistores; y la velocidad de comunicación o de respuesta pasándose información entre ellos (la velocidad del reloj en las computadores)

Si bien nuestro aspecto mental humano no se limita sólo a la parte fisiológica del cerebro humano ni del sistema nervioso en general, sino que tenemos aspectos mentales sutiles (no físicos) que escapan de esta reflexión; se puede hacer una analogía interesante para entender la capacidad que tiene nuestra mente para procesar nuestra realidad y hacer algo útil o conveniente con ella.

Nuestro cerebro también tiene una cantidad de unidades de procesamiento que se conocen como neuronas (similares a los transistores de los microprocesadores). Además, las neuronas se interconectan entre sí y es esa interconexión la que va a permitir analizar de forma automática y dar respuestas a los estímulos. Estas respuestas de alguna forma estarán condicionadas por lo que hemos vivido.

La interconexión entre las neuronas se va formando y adaptando en el trascurso de la vida por los procesos mismos de aprendizaje, tanto formal como informal. Esta capacidad de adaptación es lo que diferencia principalmente a un cerebro biológico de uno de computadora tradicional.

Por último, también tenemos velocidades de interconexión entre las neuronas. Esta velocidad viene dada entre otros factores por constitución genética, por química cerebral (neurotransmisores), por lo que se define como plasticidad cerebral, etc, etc, etc.

Con todo esto, podemos comenzar a considerar que nuestra mente (en la porción representada por nuestro cerebro) también tiene una capacidad de procesamiento de nuestra realidad; y que está limitada por factores tanto genéticos como de adaptación (aprendizaje). A esta capacidad de procesamiento es a lo que generalmente se le llama “tener cerebro

Al igual que escogemos a una computadora por su capacidad mayor de procesamiento (rapidez) a nuestras parejas también deberíamos comenzar a escogerlas por una capacidad mental mayor, lo que al fin y al cabo, en una sociedad tan mental, le permitirá ser más “conveniente”, “útil”, “apropiada”, y “adaptada” a nuestra realidad.

CUIDADO, No estoy diciendo que lo mental deba ser más importante en la escogencia de pareja, NUNCA. Pero nadie en su sano juicio escoge a una computadora sólo por su apariencia exterior o porque tenga más periféricos que otra. Hay que considerar su “utilidad potencial” (que la tendrá cuando se le requiera). La belleza la vas a apreciar hasta el momento en que necesites que te resuelva cosas, que vaya más rápida; y entonces, si no lo tienes, vas a dejarla de lado y vas a comenzar a buscar otra.

También es cierto que no vas a elegir a un supercomputador de varios gabinetes de ancho, porque seguramente no haga juego en tu sala (en tu realidad) y no satisfaga tu estética, además de ser muy frio y consumir mucha electricidad.


¿Cómo nos damos cuenta de la capacidad mental humana?

Ya llevamos varias páginas y casi ni he comenzado el artículo. La escogencia de una computadora es sencilla, porque la capacidad de procesamiento la trae en la etiqueta (tipo de procesador, velocidad, etc.). Cuando estamos escogiendo parejas “humanas” ¿Dónde encuentro su capacidad de procesamiento? ¿Cómo sé si tiene algo de cerebro?

La respuesta es sencilla y es una máxima de vida: “por sus obras les conoceréis”.

Al escoger a una computadora puedes preguntarle a cualquiera que la conozca cuan rápida es... pero si esa persona trabaja sólo escribiendo cartas, para ella “cualquier perolito es un avión”. Si en cambio tú la necesitas para procesar videos o jugar videojuegos en 3D o para cálculos matemáticos intensivos... mejor y la observas por ti mismo, “en vivo”, un buen rato en acción, antes de llevártela a tu casa.

El saber distinguir las “señales” que se nos presentan en lo que vemos en el día a día de una posible pareja es muy importante. Todos nosotros somos el cúmulo de las pequeñas virtudes y miserias que tenemos dentro. Si tenemos cosas buenas, estas son genéricas y se manifiestan tanto en las situaciones sencillas como en las importantes y complicadas de nuestra vida. Si una persona es cariñosa, lo va a ser así tanto con las personas como con los animales; si una persona es compasiva lo va a ser tanto con los familiares como con los extraños; si una persona es respetuosa, lo va a ser tanto con su pareja como con las señales de tránsito.

Lo mismo pasa con nuestras miserias; estas se asoman “sin querer queriendo” en muchas situaciones, grandes o pequeñas, importante o intrascendentes. Sólo debemos atrevernos a extrapolar.

Esto es lo que yo llamo “La punta del iceberg”: lo que se ve de una persona es sólo el pequeño pico que sobresale de una inmensa masa de hielo oculta dentro del mar; pero ese pico refleja la misma calidad de hielo que compone todo el iceberg. Si una persona se aprovecha e infringe una norma establecida (digamos un cruce de calle) porque no lo están viendo o porque simplemente “cree que eso le va a ayudar en algo”, de la misma forma (...y no exagero) cuando “no lo estén viendo” puede llegar a serle infiel a su pareja porque además “a él le hace sentir bien”

Y con esto no estoy juzgando a nadie, aunque parezca mentira estoy aún manejando un pensamiento totalmente compasivo (Evolución Consciente); me explico.

Siempre planteo que cualquiera de nosotros, como hijos de Dios y seres espirituales que somos, tiene la tendencia afortunada de buscar hacer las cosas bien, siempre. El problema es que a veces no sabemos cómo hacerlo y en el intento nos equivocamos. Esto es pensamiento compasivo. Pero esta misma Compasión no puede llevar a desconocer las cosas que se hagan de forma inconveniente y mucho menos puede exonerarnos de asumir las consecuencias de las equivocaciones.

Lo que se plantea aquí es que muchas de las “acciones inconvenientes” que hacemos frecuentemente, son debido a que nuestra capacidad mental “no es muy alta”; se podría decir que nos equivocamos porque “no tenemos mucho cerebro”

Ejemplifico. Que un conductor se distraiga en un semáforo en rojo y no avance al cambiar la luz y deje todo el tráfico colapsado por varias cuadras (créanme que puede pasar) no indica que el conductor distraído sea “malo” o que lo esté haciendo a propósito; simplemente no tiene la capacidad de procesamiento necesaria para plantearse que debe estar pendiente porque “puede ser” que su descuido esté entorpeciendo y fastidiando a muchos otros detrás de él.

De igual forma, si un peatón cruza una calle a cualquier altura, fuera de las esquinas (donde está acordado hacerlo); esto seguramente lo hace sin malicia, pero sin haber procesado tampoco en su cerebro que esa acción pueden provocar accidentes varios carros más abajo y hasta causar daños a otros peatones.

Y si bien, provocar una congestión de vehículos o cruzar fuera de las esquinas no parecen ser de importancia como para desechar a una potencial pareja; sí debemos estar conscientes de que esa “incapacidad de análisis de las consecuencias de una actuación sencilla” va a estar presente cuando la situación sea en la pareja y nos afecte en primera persona.

La típica “viveza criolla” generalmente no involucra malicia, pero si una muy baja capacidad mental de procesamiento. Los “vivos” solo llegan a procesar hasta la primera parte de la acción, donde se muestra el beneficio personal; pero cuando van a evaluar el cómo esa acción puede afectar a los demás, su CPU (su cerebro) no les da para tanto.

El abandonar el cumplimiento del trabajo o de la jornada laboral “porque el jefe no está”, no es viveza, es “incapacidad cerebral” para entender que de forma inmediata eso está afectando no sólo al mismo trabajo, sino a otros compañeros que a la larga va a traer sus graves consecuencias (no hay tanta capacidad como para analizar y proyectar hacia el futuro)

Si alguien se mete de retroceso en sentido contrario en una estación de gasolina simplemente para ahorrase dos carros o ser el primero, a pesar de los demás, ¿es de extrañar que en algún momento pase por sobre los intereses de la pareja para sacar provecho individual?

Si alguien miente abiertamente por algún “motivo loable”, ¿quién puede asegurar que no le mentirá en algún momento a su socio por alguna ganancia personal que evidentemente sea “loable” para él mismo (pero no para el socio)?

Si algún conductor no frena en las esquinas ¿será que lo hace por maldad o será que su “cabecita” no le da para pensar que algún niño puede escaparse de las manos de su mamá y lanzarse a cruzar la calle? Aun más, ¡que podría ser familia suya!

Si alguien no demuestra mística y dedicación en su trabajo y hace su mejor esfuerzo en llevarlo a cabo, ¿esperamos que se ocupe con diligencia en las cosas de la casa, de las cosas de pareja, inclusive haciendo el amor? … ¿sería cosa de comparar?

Las señales son importantes. Esas pequeñas que pasan desapercibidas, esas son las que están tan arraigadas que no nos damos cuenta cuando las hacemos; y estas son las que evidencian en realidad de qué estamos hechos. Y hablo de las señales buenas y de las “no tan benditas”.


Poca capacidad cerebral: permanente o temporal

A pesar de que esta capacidad de procesamiento fue enfocada casi como algo estructural, por tanto, permanente, cualquiera de nosotros podemos tener momentos (temporales) de congestión cerebral debido a diferentes situaciones.

Al igual que la mejor computadora se enlentece cuando le pedimos hacer varias cosas a la vez, nuestros cerebros se vuelven menos eficientes si de forma intensa tratamos de pensar en muchas cosas simultáneamente, o nos obsesionamos con alguna situación.

De igual forma un cerebro cansado se vuelve más lento. El descanso físico y mental es muy importante para la vida; si no lo hacemos la primera evidencia es una merma de nuestros reflejos (accionamiento cuasiautomático de los músculos), teniendo también efectos menos evidentes pero igual de intensos. Sin contar que además algunos fármacos pueden bajar la capacidad del cerebro para procesar la información.

En ninguno de los casos anteriores o en otros casos puntuales, se nos podría calificar de poca capacidad mental. Cuando una que otra vez cometemos “tonterías” o tenemos “descuidos”, podemos presentar poca capacidad mental temporal debido a una situación particular y pasajera.

El asunto que traemos a reflexión en este texto apunta a casos donde los individuos presentan comportamientos constantes en este sentido, una baja capacidad cerebral permanente.


Para los que ya escogieron ¿se puede mejorar una capacidad cerebral baja?

A una computadora se les actualizan sus programas, se desinstalan algunos, se reinstalan otros más rápidos, se libera espacio y se desfragmenta el disco duro, se le borran los archivos temporales, colocamos más memoria RAM y podemos llegar a mejorar la velocidad de procesamiento, siempre hasta el límite del mismo microprocesador.

Para el caso humano, difícilmente podremos cambiarnos el cerebro (su estructura) pero a lo mejor podemos modificar algunos comportamientos, eliminar condicionamientos adquiridos, hacer descansar el cerebro, practicar meditación, aumentar la plasticidad cerebral con ejercicios especiales, cultivar el pensamiento reflexivo, entre otras cosas.

Siempre se puede hacer algo para hacernos más efectivos y eficientes ante nuestra realidad; pero dentro de los límites posibles y no con poco esfuerzo.


¡Pero cuidado!

Todo esto sería importante que lo vayan aprendiendo a discernir nuestros niños que van a comenzar a hacer elecciones de vida.

El punto ahora con esta reflexión no es hacernos un nido de juicios hacia los demás; muy por el contrario esto debe ser una forma de entender que si bien pasan cosas desafortunadas e inconvenientes para todos nosotros, puede haber un porqué que ignoramos y así no nos enganchamos en críticas insalvables de “consciencia maligna”.

Esto es importante considerarlo, como se dijo al principio, en cualquier tipo de pareja (laboral, económica, de diversión, etc.); pero es indispensable cuando hablamos de formar familia con alguien. Y la importancia estriba en que al parecer esa “capacidad cerebral” en un alto porcentaje tiene un componente hereditario. Si bien en las cavernas escoger al macho o a la hembra más sano físicamente era importante, ahora darle a nuestros hijos un sustrato genético que le posibilite una mayor capacidad cerebral para construir su futuro es mucho más que importante.

Tampoco ahora nos vamos a poner muy exquisitos o vamos a optar por quedarnos solos. Todos tenemos nuestras virtudes y nuestras miserias y recordemos que la escogencia no es únicamente por un asunto cerebral. Los factores físicos, emocionales y espirituales siguen siendo importantes, pero no podemos cegarnos a esta reflexión porque de alguna manera está en juego lo fácil o difícil que se nos va a ser conseguir y mantener nuestro bienestar.

Tener más o menos capacidad cerebral no nos hace mejores ni peores de forma integral. No podemos calificarnos de forma aislada según alguno de nuestros aspectos. Nuestra valía es más un promedio de nuestras calificaciones y una correcta integración de nuestros aspectos constitutivos: físicos, mentales, emocionales, energéticos, astrales, kármicos y espirituales.

Tener un poco de cada uno es mejor que tener mucho de unos pocos.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 04 de abril del 2013
Twitter: @eReiki

2 comentarios:

  1. Muy buen artículo, como siempre Maestro. Justamente en estos últimos días estuve reflexionando sobre la viveza venezolana, pero no en el contexto en el cual nos lo estas planteando. Hace que veamos a las personas de manera distinta, quiero decir, tenemos otros parámetros para escoger amigos, pareja, a los cuales no le prestábamos atención con anterioridad, aunque confieso que molestaban esos "detallitos" y uno no sabía por que...
    Lo que ahora si estoy segura es que tengo la pareja PERFECTA para mi!!!!!
    Namaste

    ResponderEliminar
  2. Maestro excelente y claro!
    Que importante teener parametros para elegir.
    para mi es super importante , gracias.

    ResponderEliminar