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lunes, 8 de abril de 2013

Tierra vs. Cielo

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Muchas veces se presentan a estos dos actores (Tierra y Cielo) como opuestos, hasta como enemigos irreconciliables en el camino que una persona puede tomar.

En un camino espiritual muchas veces se invita a que estemos atentos a nuestra terrenalidad porque puede “entorpecer” nuestro paso. Y del otro lado se plantea que en un camino terrenal, material y lógico, la espiritualidad no tiene cabida.

Por supuesto que hay intermedios, pero permítanme aclarar este importante punto.

Cuando estamos en un camino real de crecimiento espiritual, una de las formas como podemos reconocerlo es en el desvanecimiento de la dualidad; lo he dicho de forma constante. Debatirse entre lo correcto y lo incorrecto puede ser necesario, pero siempre y cuando ese debate se centre en comprenderlos (Compasión-EvolConsc) e igualarlos (Humildad-EvolConsc). Si planteamos la dualidad para quedarnos allí o para ponernos del lado de alguno de los actores, nuestro camino espiritual simplemente estará estancado.

Además, es indispensable identificarnos como seres integrales, somos tanto terrenalidad como espiritualidad, por lo menos mientras estemos en este cuerpo físico. Si Dios no hubiera querido que tuviéramos experiencias y hasta necesidades físicas/terrenales, simplemente no hubiera permitido que naciéramos en este plano tierra.

El problema entonces no es que tengamos una parte terrenal ni una espiritual; el problema o la advertencia que siempre se hace es que ninguna de ellas debe entorpecer nuestro camino hacia el bienestar.

Si planteamos un camino de crecimiento espiritual, nuestra terrenalidad es contraproducente cuando empieza a torpedear nuestro avance hacia el cielo. Y si planteamos nuestro bienestar terrenal, nuestra espiritualidad es inconveniente cuando comienza a dañar a nuestra terrenalidad.

Pero ¿cómo una puede afectar a otra? El asunto puede llegar a ser “tan sutil” y pasar tan desapercibido que yo a veces lo equiparo con esa noción de “ el diablo” que muchas religiones advierten. Permítanme ponerlo con ejemplos muy sencillos para ahorrarme explicaciones que con simples letras se confundirían.

Como escenario básico traemos a una “persona común con ganas de crecimiento espiritual o ya en ese camino”, la cual muchas veces puede verse limitada por “cuestiones terrenales”. Estas cuestiones terrenales suelen ser tan “entendibles y lógicas” que desarman cualquier acción o argumento.

Por ejemplo, el argumento del dinero. No es que crecer espiritualmente sea costoso, pero alguna inversión se puede querer hacer. Algún tiempo debe dedicarle esa persona a su actividad espiritual y sería un tiempo donde no se estaría produciendo, económicamente hablando. A veces pensamos que debemos descansar para poder rendir más en el trabajo y por tanto no podemos hacer las “tareas” espirituales. Y peor aún, a veces no tenemos el dinero para asistir a una charla o a alguna actividad que nos va a servir espiritualmente y la opción es eximirnos de ella.

En ningún caso el dinero es malo; pero aquí se convierte en lo que está entorpeciendo tu camino de crecimiento espiritual. Y algo que te aleja de tu espíritu se le da el tinte de “diabólico”. A esto se refieren místicamente las enseñanzas religiosas.

¿Qué hacer en estos casos? Vencer al “demonio”. ¿Cómo? ¿haciendo las cosas a juro o sacrificando otras actividades de bienestar u otros deberes? Definitivamente ¡NO!

Lo primero que debemos hacer es no enfrascarnos en la dualidad. El dinero no es el problema, el asunto es que no pareces tenerlo de forma suficiente. El abordaje por el contrario debe ser en tratar de mejorar económicamente, quizá: siendo más eficiente en tu trabajo, concentrándote más en tus horas laborables para tener mayor rendimiento; ser más amable con las personas para tener más propinas; atreverte a cambiar ese empleo donde reconoces (sinceramente) que estás dando mucho de ti y no aprecian tu esfuerzo; buscar alguna pequeña actividad económica adicional que pueda darte dividendos para tener otra entrada y poder invertir en tu espíritu, etc.

Como vemos, el abordaje en este caso (y en todos) no es arremeter en contra de nuestra terrenalidad, sino integrarla a nuestra espiritualidad; de esa forma, esta deja de ser negativa.

Como otra terrenalidad tenemos el argumento de la familia; donde muchas veces la familia no está ganada a las actividades que está haciendo esa persona con ansias de crecimiento espiritual. Muchas veces no es una negación, sino a lo mejor es una dependencia que habría que analizar; o esos esposos, hijos, padres se sienten abandonados y excluidos de esas actividades; o se comparte menos con ellos “de lo poco que ya se compartía”.

En esos casos la acción clara no sería abandonar el crecimiento espiritual, porque aunque no se manifieste de esa forma, la familia podría ganarse un poco de “culpa kármica” porque esa persona no crezca en espíritu. La acción tampoco sería abandonar a la familia y causar dolor, nunca; allí la culpa kármica sería de la otra persona. A lo mejor el abordaje es intensificar el “compartir de calidad” con la familia en los momentos en los que se pueda; o a lo mejor involucrar de hecho, de palabra o de “alegría” a la familia en las actividades espirituales para que ellos también agradezcan el bien que produce.

Pero el argumento más fuerte que se encuentra en la terrenalidad para dejar de lado al crecimiento espiritualidad es el argumento del tiempo. Este argumento es fuerte porque todo puede caber dentro de él. Todo consume tiempo: trabajo, familia, obligaciones, descanso; así que cuando se dice “que no tengo tiempo”... es como si cayera una piedra gigante y todos los argumentos se silenciaran.

Y la necesidad del aprovechamiento del tiempo es una realidad; lo que nos lleva siempre a jerarquizar las actividades para darles más tiempo a las que consideramos nosotros que son más importantes; dentro de nuestra apreciación personal.

La idea en este argumento es tratar de sacar tiempo para las actividades que te acerquen a Dios; y esto no se hace creando el tiempo (ya que no se crea) sino optimizando las otras cosas que haces para que Dios “quepa en tu vida”. Ahora, si de verdad no consigues apartar tiempo, deberás sacar algunas cosas “de menor jerarquía” para poder meter a Dios y si aún así no puedes, pues se entiende: en tu vida Dios es de poca prioridad.

En este último caso la terrenalidad (“el diablo”) ganó utilizando el argumento del tiempo.

Aparte de estos argumentos terrenales genéricos hay otros más elaborados: “la inseguridad”, “los miedos personales”, “los traumas o los rechazos por experiencias pasadas” ... imagina cualquiera. Ninguno de ellos se pueden desvirtuar, pero hay que tratar con ellos para que no se conviertan en “demonios” que entorpecen el crecimiento espiritual necesario. Los intentos que se hagan en manejar a estos nuestros pequeños “demonios” son más loables que cualquier exorcismo que hayas visto por televisión.

De la espiritualidad se podría plantear ejemplos equivalentes. Si nuestra práctica religiosa comienza a destrozar nuestra vida terrenal y no hacemos nada al respecto, honrando tanto a una como a la otra, estaremos recorriendo un “falso camino espiritual”, engañándonos a nosotros mismos. El abandonar o romper a la familia, el descuidar el trabajo, el entregarse al no hacer nada, entre otros, son también “demonios” que en algún momento pueden hacernos creer que estamos en el camino correcto, pero en el real camino espiritual no debería haber personas que sufran por nuestra causa.

Planteamos estos ejemplos dentro del escenario de una “persona común con ganas de crecimiento espiritual o ya en ese camino”: Si habláramos de personas con compromisos espirituales mayores, las argumentaciones cambian hacia mayor intensidad y tendría que reformularlas, cosa que escapa de este escrito.

Así que, mientras estemos aquí, todos somos Cielo y Tierra y debemos congeniarlos para poder tener una existencia plena.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 08 de abril del 2013
Twitter: @eReiki

13 comentarios:

  1. Gracias Maestro, otro articulo de oro, enmarcado dentro de tu proyecto de crecimiento espiritual Evolución Consciente, parte de estos puntos que tocas, no los explicaste muy claramente en la charla "conociendo al Diablo", estos obstáculo pueden desviar unas ganas inmensas de tu espíritu de mantener un camino de crecimiento sostenido y aquí entregas los Tibs para que esto no te saque de tu deseo de llegar al Padre, también pienso lo importante que es llegar a conocer quienes somos y reconocer que Dios nos ama (Autoconciencia En (Evol.Consc.) así sabremos donde estamos parados y que vinimos a hacer aquí, creciendo en espíritu dentro de nuestras vivencias terrenales esa es la insignia de tu proyecto, eso nos enseñas con la practica de dones espirituales en cada situación en la que estemos.

    Que suerte estoy dentro del proyecto , seguiré esforzándome.

    Un abrazo

    Namasté

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  2. Marianela: comenzando por el final del articulo, la clave esta en lograr el equilibrio entre la terrenalidad y la espiritualidad,no es nada fácil nutrir el espíritu en medio del quehacer terrenal. Me pregunto: la practica de los dones del espíritu contribuyen a congeniar el cielo y la tierra? valga de reflexión. Otro excelente artículo para el crecimiento espiritual. Gracias Pedro, valoro mucho tu esfuerzo.
    Namaste

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    1. Si Marianela, los Dones Espirituales que practicamos en EvolConsc precisamente sirven para poder vivir una vida plena, incluyendo la terrenalidad.
      No es tarea fácil congeniar todo, pero podo a poco lo que se logra no tiene retroceso.
      Gracias por tus palabras.
      Namasté

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  3. Maravilloso artículo Maestro. Al ser nosotros seres espirituales encarnados tenemos que trabajar nuestra espiritualidad y nuestra terrenalidad conjuntamente, para cada día lograr ser una mejor versión de nosotros mismos. El dinero, la familia y el tiempo son meras excusas que esconden la falta de interés en un Crecimiento Espiritual. Namasté.

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  4. Excelente artículo...lograr el camino espiritual es bastante difícil, mas no imposible...y entender los dones del espíritu, que son regalos que el espiritu de Dios nos dá, y aplicarlos en nuestras vidas, con sabiduria ...es todo un aprendizaje.....y alli estamos... entre el cielo y la tierra.... Namasté

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  5. Excelente artículo...lograr el camino espiritual es bastante difícil, mas no imposible...y entender los dones del espíritu, que son regalos que el espiritu de Dios nos dá, y aplicarlos en nuestras vidas, con sabiduria ...es todo un aprendizaje.....y alli estamos... entre el cielo y la tierra.... Namasté

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  6. Ouch!!! Eso dolió... El argumento del tiempo me suena familiar... El secreto está en encontrar el equilibrio... Y se me ocurre que allí es donde podemos utilizar la parte mental a nuestro favor. Organizando, distribuyendo el día en tareas que realmente nos ayuden a crecer en espiritu y trabajar la terrenalidad... Gracias muevamente Maestro... Cada vez que leo sus artículos (literalmente hablando), lo imagino a usted en un gran salón con muchas pantallas viendo en cada una de ellas como nos desenvolvemos en la vida; porque es taaaaaaaan aplicable a nuestra realidad...jejejejeje Gracias por tanto... Namasté!

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  7. Bella reflexión, digna de releer cada día. Gracias. Maru

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  8. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA


    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente.


    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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  9. Namasté, trabajar nuestra Espiritualidad sin destruir nuestras terrenalidad es de Grand esfuerzo, compromiso, optimizar nuestro tiempo, para mí es lo que más me cuestan pero ahí voy, para seguir evolucionando Espiritualmente bajo sus enseñanzas, gracias Maestro.

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