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martes, 11 de marzo de 2014

Acciones y Emociones



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

He repetido muchas veces, pero nunca será de más, que las emociones (sentimientos) son las que construyen nuestra realidad. El paradigma de que es la mente lo que utilizamos para construir nuestro futuro (“atraerlo”) nunca ha sido cierto y lo he explicado infinidad de veces; no lo voy a volver a hacer aquí.

Si bien hay diferencias importantes entre emociones y sentimientos a nivel energético y operativo; en este escrito los voy a utilizar de forma indistinta.

Las emociones son las manifestaciones de nuestro estado energético y viceversa; un estado energético condiciona las emociones que sentimos. Es este estado energético la que irradiamos al universo (como seres energéticos que somos) y con la cual activamos las dos leyes universales que utilizamos para crear nuestro presente y para condicionar nuestro futuro: la “Ley de Atracción” y la “Ley del Karma”.

Nuestra misma Santa Biblia lo dice muy claramente: “Dios no ve las apariencias (lo exterior, lo que es visible) sino que ve únicamente los corazones (los sentimientos o emociones)“; y es precisamente a ese Dios al que le confiamos nuestros destinos; el que le pedido nos ayude a construirlo.

Muchas veces desde el ámbito espiritual se hace alusión a “corazones limpios”, a “no agresión”, a “pasividad”, a “poner la otra mejilla”; términos que muchas veces se contraponen a la idea de “accionar”, de “hacer algo”.

Tomemos como ejemplo cuando dos personas o dos grupos tienen ideas contrapuestas; y cada uno desea defender la suya. En casos así se produce un enfrentamiento; que no se puede juzgar de malo porque es totalmente natural.

Pero en toda sociedad (humana o animal, social o natural) existen normas para regular la interacción entre sus miembros; y esta interacción también incluye regular las disputas.

Pero en un enfrentamiento definitivamente se asume que haya “acción”. Pero en el sentido amplio, también “quedarse quieto” es una acción; al igual que retirarse o bajar la cabeza.

Pero ¿el aspecto espiritual está reñido con “la acción” dentro un enfrentamiento? No está reñido; pero si debe enmarcarse cualquier “acción” dentro del trasfondo de las emociones. Me explico.

En la espiritualidad una de las primeras cosas que se exige es “movimiento”/acción/servicio. Pero a diferencia de los que se cree, la acción como tal no tiene ningún peso como vivencia espiritual. Por el contrario, lo que sí define a una acción como espiritualmente correcta o no, es la emoción de la cual nace dicha acción o la que genera.

Las acciones están en “el exterior”; y La Biblia nos dijo ya que Dios no toma en cuenta ese exterior. Pero las emociones que acompañan a una acción (de cualquier tipo) son las que efectivamente “está viendo Dios”; o si lo queremos así, las que están moviendo las leyes que estarán condicionando nuestra realidad futura.

Siguiendo con el ejemplo, asumamos que alguna de las partes en un conflicto puede optar por hacer acciones de protesta y de manifestación; eso a nivel espiritual es irrelevante. Pero la tónica emocional involucrada en ellas, es lo que puede convertir a una acción (inerte espiritualmente) en un hecho “condenatorio y destructor” a nivel espiritual (si hay emociones destructivas); o un hecho que “rendirá buenos frutos” si las emociones involucradas se mantienen constructivas.

Pero no se trata solo de las emociones que mantiene la parte que ejecuta la acción; sino de las emociones que produce en el opositor. Puntialicemos de forma muy sencilla:

-          Si el “sujeto A” acciona con emociones destructivas --> estará atrayendo para sí cosas muy malas por Ley de Atracción.
-          Si el “sujeto A” actúa sin emociones destructivas --> estará atrayendo para si cosas muy buenas por Ley de Atracción.
-          Pero si en cualquiera de las dos opciones anteriores, el “sujeto B” sufre (aparecen en él sentimientos destructivos gracias a la acción recibida de A); ambos, tanto el A como el B en partes iguales, se condenan con Karma negativo.
-          Y si el sujeto B tiene familia, amigos, cercanos; que se sienten mal por la situación... la cosa realmente se complica, para TODOS.

En esta muy resumida explicación se observa lo inerte de la acción, ya que ni siquiera se dice cuál es. Lo que sí va a determinar los efectos de la situación, a corto, mediano y a largo plazo, son los sentimientos involucrados en los hechos.

Y no me refiero a que las emociones vayan a condicionar directamente el resultado de la disputa, sino lo que con ellas, cada una de las partes estará abonando para su futuro; independientemente de quién salga vencedor o perdedor. Parte del problema es nuestra visión de corto plazo, ya que no terminamos de entender que un sentimiento no solo condiciona de inmediato; sino que su efecto puede manifestarse a los meses, a los años o más allá de la muerte.

Muchas veces la importancia de las emociones dentro de las acciones no se entiende y se plantean dos posiciones: la primera es condenar a la acción; y la segunda criticar la “inacción”. Ninguna de  las posturas, por ser extrema, es muy acertada; ya que no se consideran los sentimientos que las motoriza.

Si por ejemplo, una de las partes resuelve no actuar ante la agresión del otro; y dentro de su pasividad aún sigue manejando sentimientos destructivos; pues igual se estará dañando ella misma;  a pesar de que exteriormente (lo que a Dios no le importa) pareciera que estuviera actuando correctamente para algunas personas.

Y por el contrario también se aplica. Si una de las partes actúa con fuerte determinación porque siente que le asiste el derecho y la razón (lo que parecería bueno); pero lo hace desde sentimientos destructivos; estará ganándose puntos negativos que a corto, mediano y largo plazo tendrá que pagarlos con sufrimiento; aunque haya actuado “aparentemente” de forma correcta.

Entonces, si bien nuestro accionar siempre se debe enmarcar en el correcto comportamiento, en las normas, en las leyes y en los principios morales y religiosos; hay que estar atento a lo que “tenemos dentro” como emoción. Aún, realizando lo que pareciera correcto, si lo hacemos con el corazón complicado, podemos salir con las “tablas en la cabeza”.

Cualquier lucha se puede hacer; cualquiera puede defender sus derechos. Pero es MUY diferente y se va a condicionar el resultado a corto, mediano o largo plazo, si esa lucha se hace con rabia, resentimiento, odio, rencor; o si se lucha con firmeza y esfuerzo pero excluyendo el odio y otros sentimientos destructivos del corazón.

¿Que a veces es difícil hacer eso? Nadie dice lo contrario; pero lo explicado aquí son Leyes Universales, Estas actúan siempre; aunque no se crean, aunque no se entiendan, aunque no se conozcan o aunque sean difíciles de asumir. Depende de nosotros, no de ellas.

Lo dejo hasta aquí porque definitivamente la explicación se puede extender mucho más; con lo ya expresado, el punto comienza a estar más claro.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 09-11 de marzo del 2014.
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Palabras claves: acciones, emociones, disputas, luchas, peleas, LDA, karma, ley de atracción,  sentimientos

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