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viernes, 7 de marzo de 2014

Ayuno y oración

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Pedirle a Dios que nos asista es un derecho de todo creyente. Somos sus criaturas y Él es un padre que nunca abandona.

A pesar de esta máxima religiosa, a veces Dios pareciera muy lento, o muy discrecional o  que estuviera esperando a que algunas condiciones fueran dadas para conceder nuestras súplicas.

Pues sí; como todo Buen Padre, Dios no es alcahuete; obtenemos lo que de alguna forma nos merecemos. Pero el punto es que muchas veces Dios tarda mientras nosotros sentimos que estamos obrando bien y de forma justa y que deberíamos merecernos lo que solicitamos.

Los argumentos del porqué esto sucede y dónde podemos estar obrando mal sin darnos cuenta; con todas las aclaraciones y explicaciones necesarias, salen por todas partes en nuestra Santa Biblia. Pero este artículo no es para eso (ya he escrito muchos al respecto); hoy solo van las instrucciones sin mucha reflexión.

Si recordamos que Dios Padre siempre escucha nuestros corazones y que además nos ama; entonces nosotros solo deberíamos pedir para obtener “de inmediato” (Mateo 7:7,8); el asunto es que el no recibir las repuestas esperadas puede significar que no estamos en ese estado de “merecimiento”.

Pero si estamos en plena tormenta de una situación difícil en el ámbito personal, familiar o grupal (de país, por ejemplo); a lo mejor es difícil comenzar a enderezar nuestras acciones para cultivar ese merecimiento y así recibir la ayuda de Dios. Debería haber algún método mas “rápido” de habilitar dicha Asistencia Divina.

Gracias a Dios, si existen esas formas; y una de ellas es el archiconocido “Ayuno y Oración”.


El préstamo. Pidiendo lo que necesitas 

Tenemos un impulso innato de orar a Dios por asistencia, pero generalmente la oración sola no basta. Voy a utilizar un ejemplo cotidiano.

Imaginas que tienes una necesidad personal, por ejemplo mejorar el bienestar de tu familia. Y para eso quieres ampliar tu negocio o tu casa o mudarte, pero la economía no está muy propicia para eso, o no tomaste en su momento las previsiones necesarias de ahorro; definitivamente vas a necesitar ayuda de quien si tiene los medios que te facilitarían ese deseo: un banco.

Entonces una mañana, con tu situación en la mente, te levantas muy temprano, te vistes apropiadamente y te vas a un banco. Hablas, a lo mejor, con el gerente de esa sucursal y comienzas a pedir por el préstamo (comienzas a orar). Para eso comienzas a dar todas las explicaciones convincentes; resaltando el bien que le va a hacer a tu familia esa mejora y sacas a tus hijos pequeños a relucir y todo lo que se te ocurra. Razones no te faltan, tu motivación es hermosa, pero ¿esa palabrería va a ser suficiente? ¿Con solo oírte (orar) el gerente te va a dar todo el dinero que le pides?

Lo primero que el gerente va a hacer es comenzar a revisar tu historial como cliente en el banco; cómo te has portado financieramente, cómo has manejado tus créditos anteriores, tu historial de pagos, si en el pasado has honrado los préstamos que el banco te haya hecho. Entonces, si en tu pasado te has comportado como un cliente excelente (si tienes méritos) obtendrás lo que pides, con algunos requerimientos menores.

Pero si tu historial como cliente no es muy amplio o convincente, o simplemente es un banco que no te conoce mucho, aún puedes obtener dicho préstamo; pero deberás mostrarle al banco que estás comprometido a honrar el beneficio de que te den el dinero. Eso lo harás firmando más compromisos de lo que le impondrían a un cliente VIP, o aceptando intereses mayores (lo que sacrificará un poco el presupuesto mensual de diversión), o presentando como aval, algunos bienes que ya tengas. Otras consideraciones pueden aplicar. 


El procedimiento puntual  

Si bien Dios no es un banco de dinero y tampoco cobra intereses, todo lo demás de merecimiento y ofrecimiento se mantiene.

Su misericordia puede ser vista como el hecho de que en cualquier momento podemos pedir favores especiales y puntuales a Dios, sin que importe “mucho” nuestro historial como “hijo suyo”. Aquí entra “el Ayuno y la Oración”.

No podemos ir por la vida solo mendigándole a Dios por ayuda (solo orando), pero sí podemos pedirle y demostrarle que reconocemos su ayuda y que estamos dispuestos, con nuestro esfuerzo real, a honrar dicha asistencia (con ayuno). 

El Ayuno y la Oración es el dueto mágico cuando queremos que Dios interceda por nosotros en asuntos difíciles; en situaciones donde necesitamos lo que Él tiene más que nosotros: justicia divina, sabiduría, el poder para hacer lo imposible, etc.; etc.; etc.

Y hacer “Ayuno y Oración” es sencillo (algunos de los siguientes puntos fueron tomados o adaptados de http://laverdadcatolica.org/Ayuno.htm):


  1. Antes que nada, ninguna práctica espiritual real puede atentar contra tu vida o tu seguridad personal ni la de los tuyos. El ayuno no debe poner en peligro tu salud; y si tienes alguna condición de salud especial o simplemente tienes dudas, debes consultar con tu médico.
  2. “El Ayuno debe ser progresivo. Es decir, hay que comenzar por lo poco; y poco a poco progresar en él. Empieza entonces con pequeñas renuncias, como negarte un café, un vaso de agua, un dulce, un postre, un programa de televisión, etc. Esto irá poco a poco aumentando tu capacidad de renuncia.
  3. Esta renuncia no es esporádica ni puntual ni compulsiva de un solo momento, debe ser sostenida en el tiempo; es parte de tu compromiso. Si por ejemplo decides no comer el dulce de la tarde, pues no lo hagas más durante todo el ayuno; no vale “salirse de vez en cuando”.
  4. El tiempo que dure el “ayuno y oración” puede ser prefijado o puede extenderse hasta que sientas que tu petición ha sido atendida.
  5. Una vez que te decidas a ayunar, inícialo “con un buen rato de oración. Se recomienda prepararlo desde un día antes. Por la noche haz un buen rato de oración y ofrece a Dios cada acción de Ayuno. Pide a Dios la gracia que estás necesitando o el sentido que quisieras ver fortalecido con tu Ayuno”.
  6. “Durante todo el día de Ayuno, dedica el mayor tiempo que puedas a la oración. Es conveniente que se escoja un salmo el día anterior y alguna frase del salmo para repetirlo durante todo el día de Ayuno, como: “Señor tú eres mi fuerza y mi victoria. Regresa durante el día al salmo y ten el mayor tiempo de oración que puedas… substituye el alimento corporal con alimento espiritual”.
  7. El Salmo 18 y sus frases son especiales para los ayunos; pero en realidad puede ser cualquier que resuene en tu espíritu.
  8. “Es muy conveniente que inicies tu período de Ayuno con la Eucaristía. Busca una Iglesia en donde puedas comulgar al comenzar tu ayuno. Si no se puede, haz al menos una comunión espiritual.”
  9. Debes ir incrementando tus renuncias cuando vayas sintiendo que las que tienes ya las soportas sin problema.
  10. Una de las cosas con la que puedes ayunar cuando vayas avanzando es reprimiendo, por ejemplo, la palabra hiriente o la crítica en contra de alguien o en contra de alguna situación; o quedándote con un poco de hambre cada vez que comas.
  11. Al ayuno puede ser tanto de negación de cosas que te gustan hacer (Ascesis negativa) como de inclusión en tu rutina de vida de cosas buenas que no te gustaba mucho hacer (Ascesis positiva)
  12. El Ayuno ES INDISPENSABLE HACERLO JUNTO A LA ORACIÓN. Esa oración debe ser intencionada y dirigida hacia el ayuno. De lo contrario no solo el ayuno se vuelve poco efectivo espiritualmente, sino que puede llegar a ser contraproducente en otros planos. Las razones del porqué esto es así son múltiples y bien sustentadas, pero la explicación se escapa de este escrito. Aquí seguir únicamente las instrucciones.

Beneficio adicional del Ayuno y de la Oración 

Pero hay una noticia aún mejor en estos procesos de “Ayuno y Oración”. Cada vez que ayunamos y oramos, estamos realizando la práctica de ir sometiendo a nuestras pasiones a la voluntad enfocada hacia Dios; esto es TREMENDA PRÁCTICA ESPIRITUAL.

En un ayuno específico, programado y sencillo (como el que se indica aquí) las pasiones a las que nos enfrentamos son asuntos “inocentes”: comidas que nos gustan, pequeñas satisfacciones reprimidas, etc. Pero aún así, el ejercicio espiritual se está llevando a cabo y el espíritu se va fortaleciendo para cosas mucho menos “inocentes”

Con mucha práctica de Ayuno y Oración, vamos a ir aprendiendo, de forma progresiva y automática, a no dejarnos dominar por nuestras bajas pasiones: rabia, rencores, deseo de venganza, etc. De esa forma estaremos comportándonos, cada ve más, como Dios espera que lo hagamos.

Además, todo esto nos lleva a acumular méritos; lo que para el banco significaría que tendremos nos solo las puertas abiertas sino las mejores condiciones para satisfacer todos nuestros favores especiales en el futuro.

Ya tenemos la forma de actuar si de verdad nos preocupa algo. Hay que comenzar de una vez "Ayuno y Oración"; ¿lo vamos a dejar para después? Luego no vale llorar ni quejarse.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 07 de marzo del 2014.
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Palabras claves: ayuno, oración, merecimiento, ascesis, pasiones, alimento espiritual, compromiso, asistencia divina

1 comentario:

  1. Namasté Maestro, tu palabra siempre sabia nos abre el entendimiento para conocer que el verdadero significado del ayuno intencionado, acompañado de la oración fervorosa nos permite establecer la comunión con Dios, al involucrar la Conciencia Terrenal (voluntad) y la Conciencia Espiritual a la intencionalidad.......entonces nos abrimos a un nuevo estado de conciencia donde Dios y yo somos uno........

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