Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
El término de “crisis de sanación”
se refiere directamente los momentos difíciles que alguien puede sufrir cuando
se está en un proceso de sanación.
Parece un contrasentido que alguien que esté sanando pueda tener alguna crisis. Pero es lo que suele ocurrir (a veces no de forma evidente) y es totalmente correcto y hasta apropiado. Paso a explicar.
Lo primero que siempre se apunta es que ningún asunto clínico es una “crisis de sanación”. Cualquier manifestación de malestar que pueda poner en riesgo la integralidad, la funcionalidad o la vida de alguna persona (o de los que la rodean), no se puede considerar “crisis de sanación”; sino que se debe buscar atención profesional inmediata.
Así que no es nada prudente ni recomendable catalogar como crisis de sanación a eventos que sean de atención médica. Siempre hablamos de “sanarse” y “curarse” como eventos que debemos asumir de forma paralela; esto es sanación holística. Nunca debemos olvidar el abordaje científico.
Segundo: para que haya una crisis de sanación debe haber un proceso de sanación verdadero. No todo lo que buscamos para mejorarnos nos sana. Desde el plano holístico hay muchos enfoques que más que sanar lo que buscan es paliar o enmascarar al malestar; generalmente sin mala intención, pero sí con mucha ignorancia.
Tercero: todo proceso de sanación es inherente al individuo (”al ser”). Por lo tanto, los procesos de sanación son naturales y deben llevarse a cabo en el mismo individuo. Esos enfoques donde un terapeuta “hace algo” y eso “sana a alguien”, son más paliativos que sanadores. Si bien una persona puede sentirse mejor con este tipo de herramientas, no se lleva a cabo en ella ningún proceso de sanación intencionado (si bien puede ocurrir de forma natural). Esto puede provocar que el mismo malestar aparezca de nuevo en cualquier momento de su existencia; de la misma forma o reflejado en otros aspectos de vida (sin decir que pueden venir “crecido” por el tiempo que estuvo sin sanar)
Con estos tres puntos, ahora puedo enmarcar un proceso de sanación de forma correcta.
Ante cualquier proceso agresivo (externo o interno al individuo) un organismo (o un ser) activa sus procesos de sanación inherentes (propios). Estos procesos comienzan a utilizar recursos adicionales del mismo ser (elementos químicos, orgánicos, energéticos y espirituales) para poder llevar a cabo la nueva tarea que se acaba de despertar (el proceso de sanación) que no se estaba ejecutando antes de la perturbación.
Entonces, sanar requiere de “energía adicional” más allá de la que solemos utilizar cuando simplemente vivimos sin sentir las agresiones.
La mayoría de las veces un organismo o ser que está sanando, debe liberar cosas que tiene adentro que le estén haciendo daño: toxinas, formas de pensar, sentimientos, energías, etc.
Está claro, cuando estamos sanando físicamente (curándonos), que se generen malestares debido al mismo proceso. Tenemos a la fiebre como mecanismo de nuestro sistema inmunológico luchando contra organismos patógenos para tratar de erradicarlos. Tenemos a la diarrea y el vómito, como mecanismos de defensa de nuestro sistema digestivo para sacar lo que nos está haciendo daño. Tenemos a los dolores, para indicar inflamación que en alguna medida es una forma de llevar fluidos a la zona para tratar de curarla o de no moverla; y muchos otros malestares que sentimos, que no son más que indicadores de que nuestro organismo está luchando para reparar una situación negativa o para sentirse mejor.
Y tanto la fiebre como el vómito, así como el dolor y la diarrea; desgastan; y no solo físicamente sino de forma energética.
Parece un contrasentido que alguien que esté sanando pueda tener alguna crisis. Pero es lo que suele ocurrir (a veces no de forma evidente) y es totalmente correcto y hasta apropiado. Paso a explicar.
Lo primero que siempre se apunta es que ningún asunto clínico es una “crisis de sanación”. Cualquier manifestación de malestar que pueda poner en riesgo la integralidad, la funcionalidad o la vida de alguna persona (o de los que la rodean), no se puede considerar “crisis de sanación”; sino que se debe buscar atención profesional inmediata.
Así que no es nada prudente ni recomendable catalogar como crisis de sanación a eventos que sean de atención médica. Siempre hablamos de “sanarse” y “curarse” como eventos que debemos asumir de forma paralela; esto es sanación holística. Nunca debemos olvidar el abordaje científico.
Segundo: para que haya una crisis de sanación debe haber un proceso de sanación verdadero. No todo lo que buscamos para mejorarnos nos sana. Desde el plano holístico hay muchos enfoques que más que sanar lo que buscan es paliar o enmascarar al malestar; generalmente sin mala intención, pero sí con mucha ignorancia.
Tercero: todo proceso de sanación es inherente al individuo (”al ser”). Por lo tanto, los procesos de sanación son naturales y deben llevarse a cabo en el mismo individuo. Esos enfoques donde un terapeuta “hace algo” y eso “sana a alguien”, son más paliativos que sanadores. Si bien una persona puede sentirse mejor con este tipo de herramientas, no se lleva a cabo en ella ningún proceso de sanación intencionado (si bien puede ocurrir de forma natural). Esto puede provocar que el mismo malestar aparezca de nuevo en cualquier momento de su existencia; de la misma forma o reflejado en otros aspectos de vida (sin decir que pueden venir “crecido” por el tiempo que estuvo sin sanar)
Con estos tres puntos, ahora puedo enmarcar un proceso de sanación de forma correcta.
Ante cualquier proceso agresivo (externo o interno al individuo) un organismo (o un ser) activa sus procesos de sanación inherentes (propios). Estos procesos comienzan a utilizar recursos adicionales del mismo ser (elementos químicos, orgánicos, energéticos y espirituales) para poder llevar a cabo la nueva tarea que se acaba de despertar (el proceso de sanación) que no se estaba ejecutando antes de la perturbación.
Entonces, sanar requiere de “energía adicional” más allá de la que solemos utilizar cuando simplemente vivimos sin sentir las agresiones.
La mayoría de las veces un organismo o ser que está sanando, debe liberar cosas que tiene adentro que le estén haciendo daño: toxinas, formas de pensar, sentimientos, energías, etc.
Está claro, cuando estamos sanando físicamente (curándonos), que se generen malestares debido al mismo proceso. Tenemos a la fiebre como mecanismo de nuestro sistema inmunológico luchando contra organismos patógenos para tratar de erradicarlos. Tenemos a la diarrea y el vómito, como mecanismos de defensa de nuestro sistema digestivo para sacar lo que nos está haciendo daño. Tenemos a los dolores, para indicar inflamación que en alguna medida es una forma de llevar fluidos a la zona para tratar de curarla o de no moverla; y muchos otros malestares que sentimos, que no son más que indicadores de que nuestro organismo está luchando para reparar una situación negativa o para sentirse mejor.
Y tanto la fiebre como el vómito, así como el dolor y la diarrea; desgastan; y no solo físicamente sino de forma energética.
Entonces, si
a un proceso de sanación (que ya de por sí es desgastante) se le inyecta más
energía; pues la sanación se refuerza. Por lo tanto, se pueden reforzar los malestares
que indican que el cuerpo está defendiéndose.
¿Por qué crees que descansar físicamente nos ayuda a recuperarnos más rápido de diferentes afecciones? Porque simplemente ahorramos energía que puede ser utilizada en los procesos de curación/sanación.
Pero no solo en el cuero físico, sanamos también a nivel mental por lo cual se puede provocar crisis; sanamos a nivel emocional, provocando crisis, a nivel energético, astral, kármico y espiritual, donde también hay síntomas de lucha y por lo tanto crisis.
El escenario donde más se habla de crisis es en el de las sanaciones energéticas; porque cualquier proceso de sanación, en cualquier plano, requiere de energía vital.
Si tenemos un cuerpo energético sobre el cual está nuestro malestar, mejorar debe pasar por cambiar a esa estructura energética que soporta el malestar; y eso incómoda. Esa incomodidad representa una pequeña crisis de sanación; la que se puede manifestar por la simple “duda o desprecio en los procedimientos” o en el “descontento o decepción” (no justificado) de la técnica. “Has ido una sola vez y ya no te gusta”. Sí, “la resistencia al cambio” también se manifiesta a nivel energético, no solo es mental.
Además, cuando se llega a recibir energía vital adicional (por alguna terapia o iniciación energética) el cuerpo va a tener más energía y por lo tanto va a arreciar los procesos de sanación que ya tenga ejecutándose. Esto puede aumentar de forma momentánea el malestar; y esto es crisis de sanación.
Pero existen casos en que la sola entrega de más energía no produce crisis; y esto se puede deber a que a lo mejor no están despiertos los procesos de sanación necesarios. En dichos casos, se utilizan otras técnicas de sanación para despertar los procesos requeridos y así la crisis comienza.
Entendidas de esta forma, las crisis de sanación nunca son malas, Son solo son una manifestación de que nuestro ser está en una lucha activa para sanar.
Pero atención; si bien una crisis de sanación hace referencia a procesos de sanación, esta no indica el éxito de los mismos. Cuando un sanador despierta una crisis de sanación y no le da a la persona las herramientas, los argumentos o si es posible el seguimiento para que la sanación sea efectiva, la crisis de sanación deja de ser agradable.
No entender lo expuesto aquí lleva a muchas personas a desvirtuar a los verdaderos procesos de sanación. Cuando se someten a ellos y se presentan crisis de sanación, más allá de verla como una lucha que podrá guiar a una victoria definitiva; pues salen corriendo y abandonan su sanación. Una perdida de los recursos invertidos y del esfuerzo inicial.
Más allá de las manifestaciones físicas descritas anteriormente (las cuales indican crisis de sanación) existen otras referidas a planos no físicos:
¿Por qué crees que descansar físicamente nos ayuda a recuperarnos más rápido de diferentes afecciones? Porque simplemente ahorramos energía que puede ser utilizada en los procesos de curación/sanación.
Pero no solo en el cuero físico, sanamos también a nivel mental por lo cual se puede provocar crisis; sanamos a nivel emocional, provocando crisis, a nivel energético, astral, kármico y espiritual, donde también hay síntomas de lucha y por lo tanto crisis.
El escenario donde más se habla de crisis es en el de las sanaciones energéticas; porque cualquier proceso de sanación, en cualquier plano, requiere de energía vital.
Si tenemos un cuerpo energético sobre el cual está nuestro malestar, mejorar debe pasar por cambiar a esa estructura energética que soporta el malestar; y eso incómoda. Esa incomodidad representa una pequeña crisis de sanación; la que se puede manifestar por la simple “duda o desprecio en los procedimientos” o en el “descontento o decepción” (no justificado) de la técnica. “Has ido una sola vez y ya no te gusta”. Sí, “la resistencia al cambio” también se manifiesta a nivel energético, no solo es mental.
Además, cuando se llega a recibir energía vital adicional (por alguna terapia o iniciación energética) el cuerpo va a tener más energía y por lo tanto va a arreciar los procesos de sanación que ya tenga ejecutándose. Esto puede aumentar de forma momentánea el malestar; y esto es crisis de sanación.
Pero existen casos en que la sola entrega de más energía no produce crisis; y esto se puede deber a que a lo mejor no están despiertos los procesos de sanación necesarios. En dichos casos, se utilizan otras técnicas de sanación para despertar los procesos requeridos y así la crisis comienza.
Entendidas de esta forma, las crisis de sanación nunca son malas, Son solo son una manifestación de que nuestro ser está en una lucha activa para sanar.
Pero atención; si bien una crisis de sanación hace referencia a procesos de sanación, esta no indica el éxito de los mismos. Cuando un sanador despierta una crisis de sanación y no le da a la persona las herramientas, los argumentos o si es posible el seguimiento para que la sanación sea efectiva, la crisis de sanación deja de ser agradable.
No entender lo expuesto aquí lleva a muchas personas a desvirtuar a los verdaderos procesos de sanación. Cuando se someten a ellos y se presentan crisis de sanación, más allá de verla como una lucha que podrá guiar a una victoria definitiva; pues salen corriendo y abandonan su sanación. Una perdida de los recursos invertidos y del esfuerzo inicial.
Más allá de las manifestaciones físicas descritas anteriormente (las cuales indican crisis de sanación) existen otras referidas a planos no físicos:
- sueño (aletargamiento)
- intolerancia hacia los demás y hacia situaciones
- evocación de malestares emocionales de situaciones pasadas que se creían superadas
- cambios de humor
- necesidad de estar solo
- rechazo repentino a cosas a las que se estaba acostumbrado
- cambios repentinos de preferencias
- desacuerdo entre personas que antes eran afines
- dudas, incertidumbres o revaluación sobre lo que antes se tenía certeza
- desánimo o descrédito al mismo proceso de sanación
- entre otras.
Hay que recalcar que estas
actitudes no son exclusivas de las crisis de sanación, sino que pueden
acompañar a otras patologías. Es por eso por lo que al presentar alguno de esos
síntomas no se debe asumir en primera instancia que se tiene una crisis de
sanación; sino que debe haber una evaluación más amplia por parte de un
profesional.
Además de esto, debemos recordar que las crisis de sanación SIEMPRE son temporales y pasajeras y se llegan a resolver bastante rápido; NUNCA son condiciones clínicas.
Así que si estás en un proceso de sanación y sientes alguna crisis, primero descarta con un profesional las posibles causas del malestar o del empeoramiento de cualquier condición. Una vez hecho esto; sigue reforzando el proceso de sanación, continúa con los consejos y no desmayes. Al final estarás mejor porque habrás logrado una sanación permanente.
Namasté
Además de esto, debemos recordar que las crisis de sanación SIEMPRE son temporales y pasajeras y se llegan a resolver bastante rápido; NUNCA son condiciones clínicas.
Así que si estás en un proceso de sanación y sientes alguna crisis, primero descarta con un profesional las posibles causas del malestar o del empeoramiento de cualquier condición. Una vez hecho esto; sigue reforzando el proceso de sanación, continúa con los consejos y no desmayes. Al final estarás mejor porque habrás logrado una sanación permanente.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
28 de octubre del 2014http://www.sanacioncristica.org
http://www.AdamaConsciente.org.ve/
http://www.evolucionconsciente.org.ve
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http://www.reiki.org.ve
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Palabras-claves: crisis de sanación, malestar, sanar, curar
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