Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Cuando buscamos recomendaciones y fórmulas para ser feliz, nos encontramos
con un consejo generalizado: debemos “aprender a decir NO”.
Según muchos especialistas, el “no saber decir que no” es señal de baja
autoestima. Supuestamente una persona con baja autoestima busca siempre tratar
de complacer a todo el mundo, accediendo a todas las peticiones; esto lo hace como
una forma de lograr la aceptación de los demás y así sentirse “útil”, querida,
apreciada; sentimientos estos que vienen a llenar el vacío interior de una auto-apreciación
baja.
Todo esto es bastante cierto, pero es sólo la mitad de la historia. Como técnica
sabemos que es necesario sopesar la aceptación de cualquier requerimiento de
otras personas, asegurándonos de que el “sí” comprometido no vaya a generar
consecuencias negativas en nosotros mismos; si este es el caso, estamos en todo el
derecho de decir que “no”.
Pero el saber esta técnica muchas veces no sirve de nada. Cuando una
persona tiene una tendencia “patológica” a decirle que “sí” todo el mundo,
siempre va a encontrar excusas para dejar de lado el a veces saludable “no”.
Entonces, surge la disyuntiva eterna de quién fue primero: si el huevo o la
gallina. ¿Será que una persona de baja autoestima al “obligarse” a decir que “no”,
esto le va a subir la autoestima?; o ¿hay que aumentar el autoestima para poder
decir que “no”?
Independiente de la respuesta a la disyuntiva
anterior, voy a presentar la recomendación “real y completa” de aprender a decir
que no.
Como siempre sucede, las buenas recomendaciones o dichos populares se
construyen sobre bases bastantes más profundas de lo que imaginamos; y estas
encierran verdades de vida que escapan de nuestro razonamiento cotidiano.
Si observamos el consejo de “aprender a decir que no” (cuando sea posible y
prudente, claro) debemos evaluar las solicitudes antes de aceptarlas y actuar
en ellas. Estas solicitudes vienen “desde
afuera”, desde nuestro mundo circundante, desde el exterior. Nuevamente pareciera
que el mal o lo dañino está únicamente afuera.
Pero ¿qué sucede con nuestras propuestas personales internas? ¿Qué sucede
con nuestros deseos, ganas o actitudes dañinas que proceden únicamente de
nuestro interior? Si buscamos el origen de esta enseñanza de “aprender a decir no”,
llegamos a niveles místicos/espirituales.
Cuando hablamos de nuestro mundo interior y cuando nos referimos a
encontrar formas de actuar correctamente, estamos hablando de sanar. Pero cada quien puede sanar lo
que tiene dentro, no lo que está fuera más allá de su alcance real.
El arte de “aprender a decir que no” es un proceso de sanación, de
crecimiento; pero únicamente si se enfoca desde nuestro interior; desde donde
podemos sanar.
Si sólo nos limitamos a “decirle que no” a propuestas externas, la técnica
puede ser únicamente un comodín para mantener nuestra integridad, escapándonos
de situaciones difíciles; pero para más nada.
Si por el contrario “aprendemos a decir que no” a las actitudes dañinas de
nuestro interior, pues tendremos oportunidad de crecer, sanar, fortalecernos de
manera real.
- ¿Cuántas veces
mantenemos actitudes pesimistas?; debemos aprender a decirles que “no” (a
no aceptarlas)
- ¿Cuántas veces nos
entregamos a la flojera y a la comodidad insana?; pues debemos aprender a
decir que “no” y trabajar.
- ¿Cuántas veces nos
proponemos a abandonarnos y no luchar por estar mejor?; pues “no”
- ¿Cuántas veces nos
presentamos al mundo como las víctimas?; pues “no” podemos aceptarlo.
- ¿Cuantas veces no
nos quedamos esperando a que sea otro el que venga a hacernos feliz?; pues
no.
- ¿Cuantas veces
dejamos que una palabra o una
acción desafortunada de alguien nos haga sufrir?; pues decimos “no” a esa
debilidad nuestra.
- ¿Cuantas veces
cedemos a tentaciones sutiles que no rinden buenos frutos?; digamos “no”
- ¿Cuantas veces
dejamos para luego los buenos consejos?; pues debemos darles un “NO” categórico.
Este es el verdadero sentido de “aprender a decir que no”; sacar esa fuerza
interna para mejorar, para esforzarte en cada vez estar mejor. ¡Pero aún no he
dicho cómo se lleva a cabo el aprendizaje!
Cuando llevamos una vida de crecimiento espiritual real; el aprendizaje de
“decir que no” se lleva a cabo con cosas sencillas. Se puede comenzar con
decirle que no a cosas sencillas, por ejemplo a gustos que uno pueda eximirse
sin dañar a más nadie (comidas, placeres sencillos, etc.). Uno también practica
con los propios pensamientos, diciendo “no” a cada pensamiento de juicio hacia
los demás, por ejemplo; a decir “no” a cada mala palabra que vayamos a
expresar, entre otras cosas cotidianas.
Si bien parecen aspectos de poca trascendencia, lo que uno va cultivando
con estos sencillos ejercicios es la capacidad de “decir que no”, anteponiendo
la consciencia. No es un “no” a todo, de forma compulsiva; eso tampoco sirve.
Claro que la práctica de “aprender a decir que no” puede profundizarse
mucho más, pero escaparíamos del alcance de este artículo. Cuando se practica
de forma más profunda, el individuo que lo hace puede llegar a manejar tanto
poder que habría que hacerle seguimiento de cerca en su crecimiento
espiritual.
Así que “no” lo voy a seguir explicando.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
24 de septiembre del 2013
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http://pagr777.blogspot.com/
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Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777
Excelente! Si!
ResponderEliminarGracias Maestro!
Buenisimo!!!! esto quiere decir que es un "NO" positivo
ResponderEliminarGracias Maestro!
Excelente Maestro ¡¡¡ Articulo que nos enseña el verdadero sentido del "decir que no" siempre con tus conocimientos profundo de lo místico . Gracias ¡¡
ResponderEliminarPD Termine de leer con una gran risa ... la frase final es perfecta..
Namaste
Vaithy Figuera
Namasté Maestro, excelente articulo la verdad es que no sabia tan complejo que era el significado de decir No, muchas gracias Maestro🙏
ResponderEliminarNamasté Maestro... Confieso que gracias a sus enseñanzas estoy aprendiendo a decir No con firmeza...
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