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sábado, 28 de junio de 2014

Ser o no Ser Shakti



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Este es uno de esos documentos que no debería estar público, sino quedarse formando parte de aquellos que escribo y que aún no conocen la luz del sol. Pero bueno, si bien pocos entenderán, a otros les parecerá curioso. El que tenga oídos que oiga.

Llegar a ser “shakti” es algo que permite la vida dentro de un camino espiritual real y en las condiciones apropiadas; pero no es algo que sea indispensable ni para vivir ni para progresar espiritualmente.

Por el contrario, saben que serlo es una gran responsabilidad. La energía Shakti (que manifiestan los shaktis) es la misma que crea universos; pero que también los destruye. Estos universos se pueden encontrar escalados en nuestro interior, en nuestras vidas de pareja, interpersonales, laborales, etc.

La energía shakti corresponde en los seres vivos a la energía del 2do chakra; es la misma energía de creación con la que se operacionaliza la Ley de Atracción; para bien o para mal.

Si nos mantenemos en el ámbito espiritual, como debe ser, la energía Shakti vista desde el crecimiento espiritual se asocia directamente a una de las principales deidades del hinduismo: a Madre Durga/Kali.

Ya se pueden dar una idea del potencial de la energía Shakti.

Pero esta asociación de la energía Shakti con Madre Kali, no es solo iconográfica o vibracional. Como es lo correcto, cuando un aspecto espiritual se asocia con alguna deidad se quiere indicar que ese aspecto se desarrolla o se maneja correctamente “siguiendo de forma muy comprometida la enseñanza espiritual de esa deidad”.

Si, los shaktis tienen en Madre Kali todos los lineamientos espirituales a seguir.

Y no es cosa de adorar a Madre Kali y ya; sino que un shakti debe enfocar su crecimiento espiritual dentro de las enseñanzas de la Devi. De esta forma, con la práctica constante, dedicada y sincera, en algún momento se pudiera abrir la posibilidad de ser shakti. Pero esta posibilidad no cristalizará hasta que no se presenten las condiciones apropiadas; una de ellas es que aparezca su Señor Shiva.

¿Pero qué busca enseñar la Devi? En una sola frase: “busca la supresión de la consciencia egocéntrica, personal e individual”. Es en esta “conciencia de individualidad” cuando el Ser se identifica con la personalidad terrenal: cuerpo físico, mente y emociones; y tanto es la identificación que gracias a ellos se obtiene el bienestar o el malestar.

Generalmente todo el sufrimiento que se experimenta a nivel terrenal, se debe a que algunas de estas partes de la consciencia de individualidad se vio afectada: nuestro egocentrismo.

Entonces, si el Ser se logra “no identificar” con lo que representa desde su “terrenalidad”, pues el sufrimiento comienza a desparecer. Literalmente, cada vez menos cosas, que le pasen en esta encarnación, lo pueden hacer sentir mal; o por lo menos van disminuyendo de intensidad.

- “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo 16:24) – Negación de la consciencia egocéntrica.

- “No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma;...” (Mateo 10:28)

¿Y en la práctica? Nadie ni nada promueve a una persona “normal” a un nivel de “shakti”; simplemente se va cultivado la posibilidad de serlo. Y se puede llegar a ser en menor o mayor grado, incluso de forma temporal, si se cumplen las condiciones necesarias.

Pero el avance espiritual de una persona (con tendencia shakti) se puede evidenciar en la cotidianidad; cuando esta cada vez menos se “sienta herida” por las acciones de otros o de los eventos.

Una persona que siente que “sus situaciones de vida le hacen daño” o que “los demás les hace sentir mal” o simplemente “ella se siente mal ante diferentes acciones”, pues está lejos de ser shakti.

Intentar ser shakti apunta a: vencer la dualidad (existencias de malos y buenos), eliminar el juicio (el otro lo está haciendo mal o yo soy el culpable) y aceptar que Dios actúa en su vida y que como shakti nuestra vida se debe a Él.

La energía Shakti la utiliza el mismo Dios; así que el shakti debe tener en consciencia que cada cosa que pasa con él, es designio de Dios (le moleste, le cause dolor o lo llene de gracia)

¿Quién o qué va a utilizar una energía de un 2do chakra que está en conflicto, en malestar, en baja autoestima (por paralelismo con corazón), en recriminación, en celos posesivos o en lucha competitiva?

Me atrevería a afirmar que los tres pilares en el desarrollo espiritual para un shakti son: la verdadera visión espiritual (no dualidad), la Compasión y la Humildad. Igual estos tres dones siempre hay que conjugarlos con los otros cinco.

Pero ustedes saben que el ser Shakti también tiene un sustrato energético (no solo espiritual). A veces, de forma automática, se puede “despertar” una estructura energética  (tanto en chakras particulares como en sus dinámicas) que pudiera servir de sustrato fértil para el desarrollo espiritual de un shakti. Los de allá arriba tendrán sus razones. Pero se puede intuir que aunque se tenga tierra fértil, no necesariamente va a nacer algo aprovechable; hay que sembrar, cuidar y después cosechar. Si el camino correcto no se sigue, el “despertar” fue en vano.

Si el despertar energético no es automático, también se puede hacer práctica energética específica para provocar las condiciones apropiadas para apuntar a ser shakti; por ejemplo el Tantra.

Pero también un shakti puede aparecer, si alguien logra una conquista espiritual de los dones necesarios: entonces, es el sustrato energético el que se acondiciona como consecuencia. Pero este desarrollo de un shakti desde la parte espiritual suele durar años (si no vidas) en aparecer; aunque definitivamente es el más sólido.

Ahora simplemente evalúate. Si aún sufres por lo que te sucede, o por lo que te hagan o dejen de hacer los demás; estarás evidenciando un drenaje de la energía del 2do chakra de forma directa o a través de sus dinámicas. Si tu intención es ser shakti, aún te falta.

Un shakti lo primero que hace en cuidar y honrar su energía vital de swadhisthana; no se puede permitir sentirse mal por lo que “le sucede a su humanidad”. Esto desgastaría o enturbiaría su energía Shakti.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 28 de junio del 2014.
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Palabras: shakti

lunes, 23 de junio de 2014

¿Sanar qué?


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

La diferencia entre sanar y curar puede ya estar clara. Ya las personas están buscando no solo “curar” lo que sea necesario para así seguir viviendo, sino también “sanar” para que esa curación sea permanente, para crear mayor resistencia y estabilidad; y para poder vivir cada vez mejor.

Porque además, la sanación trasciende nuestro plano físico/terrenal.

Cuando hablamos de sanar, lo primer que debemos hacer es reconocernos como seres más allá de nuestros cuerpos físico y mental-emocional. La concepción de que somos criaturas que trascendemos al morir, es indispensable para asumir procesos de mejora reales y sostenidos, más allá del tiempo y de las circunstancias.

Porque al ser seres en múltiples planos de existencia (físico, mental, emocional, energético, astral, kármico y espiritual), entendemos que no solo nuestro bienestar depende de todos ellos, sino que un malestar o enfermedad puede también estar condicionado por algunos de esos planos. En ese caso, debemos buscar procesos de recuperación del bienestar que puedan llegar a esos rincones. Eso es precisamente sanar.

No se puede hablar de sanación si solo nos identificamos con la ausencia de una condición patológica terrenal. En cualquier condición terrenal de enfermedad, la persona que la padece, con la ayuda adecuada, puede estar sanando en otros planos.

Y aunque para nuestra humanidad no sea suficiente consuelo estar sanando en planos sutiles diferentes al terrenal; cualquier padecimiento terrenal, sea lo grave que sea, se acaba con la muerte. Aunque suene irónico, poco sensible y menos apropiado, todos terminamos curándonos de cualquier cosa terrenal que tengamos; solo basta que Dios nos llame a su lado. Pero cuidado con utilizar este argumento para quitarle la vida a alguien enfermo o para suicidarnos; en esos casos no estaremos sanando necesariamente; sino que podremos estar empeorando de forma generalizada en muchos de nuestros planos sutiles.

Pero es cierto que después de la muerte física esos planos sutiles que menospreciamos siguen activos; y seguirán enfermos si no asumimos los procesos de sanación adecuados estando en vida.

Toda enfermedad con manifestación terrenal tiene sus procesos terrenales que la rigen. Así como seguramente se estuvo gestando durante algún tiempo en planos sutiles antes de manifestarse, necesitará algún tiempo para desaparecer; tiempo que a veces es demasiado largo para los sistemas biológicos involucrados y los mismos terminan colapsando. En resumen, simplemente tardan demasiado tiempo en sanar.

En todos los casos, la prevención necesaria también en planos sutiles está más que justificada.

Además, algunas condiciones patológicas terrenales tienen leyes de irreversibilidad. Nuestro cuerpo físico tiene limitaciones importantes; y hay cosas que una vez dañadas no se vuelven a recuperar.

Pero a pesar de este escenario oscuro, “los milagros” existen. Y aunque dichos “milagros” tarden en llegar, aún tenemos oportunidad de ir sanando todo eso de nosotros que no morirá con nuestra parte física.

Y no me puedo permitir dejar la idea de que cuando sanamos no conseguimos bienestar terrenal; claro que lo podemos conseguir en la mayoría de los casos. Pero si debo dejar en claro que si bien una condición terrenal puede parecer no resolverse, nunca debemos considerar no sanar.

No es un pensamiento ni conformista ni tristemente consolador; pero debemos recordar que somos más que carne y huesos, y por lo tanto nuestro bienestar y nuestra salud deben llegar también a esas partes que a lo mejor no podemos ni ver, ni oír, ni sentir.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 23 de junio del 2014. 
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Palabras: sanar, curar, sanación, curación, cuerpos sutiles, plano de existencias, milagros, enfermedad, terrenal, prevención,

domingo, 22 de junio de 2014

Qué estás dispuest@ a hacer para sanar


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

A lo mejor para algunos de ustedes no aplica, pero siempre es bueno leer esta reflexión para eventos futuros en caso de que se lleguen a presentar.

Algunos saben que en mi papel de sanador (comenzado hace muchos años conmigo mismo) me ha tocado ayudar a muchas personas.

Si me permiten la falta de modestia, esta es una de mis ventajas. Yo fui un sanador antes que reikista; no soy solo un maestro de Reiki de libro o de cursos; ni un sanador improvisado; ni alguien que escribe cosas que se imagina (a veces "locas" y muchas otras "incomprensibles") Sino que me he dedicado, desde hace muchos años – las veinticuatro horas del día, a ayudar a personas. O debería decir más correctamente: "he intentando ayudar a personas a que se ayuden a sí mismas".

Eso es lo que hace un sanador; ayudar a las personas para que comiencen a sanar. Esto significa que si las personas sanan o no, es en mucho, su propia responsabilidad.

Créanme que la mayoría de las veces las personas acuden a mí con la intención de que yo haga todo el trabajo de sanarlos; casi que con la condición manifiesta de que les altere lo menos posible sus formas de vivir. Lamentablemente, la verdadera sanación no funciona así.

Si alguien tiene sus propias rutinas de vida y con ellas su forma de vivirlas (actitudes, pensamientos, sentimientos, manejo del tiempo, etc.); si en algún momento se siente mal ¿acaso no es lógico pensar que es esa rutina o forma de vida es la que le produce el malestar? ¿O por lo menos la que se lo sustenta?

Si dentro de su esquema de vida se produce algún malestar ¿acaso no es lógico hacer cambios, ajustes, eliminación o introducción de elementos nuevos, con la intención de sanar?

Si con la forma en que alguien vive, un malestar pudo entrar en su vida ¿no es normal que haya que cambiar dicha forma de vivir?

Entran entonces conceptos complicados que como terapeuta tengo que considerar: "miedo al cambio", "zona de confort pernicioso", "ganancia secundaria del malestar" (necesidad de estar enfermo), "incapacidad de sanar", entre otros.

No voy a seguir molestándoles con explicaciones; solo les quiero dejar una reflexión personal: "si en tu estado actual hay algo con lo que no estás a gusto, pues debes cambiar tu estado actual; no sirve de nada tratar de mantenerlo. Y en eso, la única persona que puede hacerlo eres tú mismo". No se tratar de curar un resfriado se tratar de sanar malestares de vida.

A veces soy fastidioso con la información que envío: tantas lecturas, tantas actividades, eventos, charlas, talleres; algunos pagos, otros gratis; cerca, lejos, días de semana, fines de semana y hasta feriados. Y créanme que es preocupante la cantidad ínfima de personas conocidas y necesitadas de bienestar, que asumen dichas propuestas. Estas mismas, en cambio, sí me escriben de forma personal "para ver qué puedo hacer yo por ellas".

Señoras y señores; yo puedo tener herramientas para hacer mucho por cualquiera de ustedes; tal vez ni siquiera se lleguen a imaginar hasta donde es mi alcance como sanador. Pero cualquier cosa que yo pueda hacer comienza porque ustedes sean los primeros interesados: que se decidan, que se involucren, que venzan la inercia en sus vidas y que asuman sus propios procesos. Al fin de cuentas ustedes son los que quieren sanar. 

Ahora bien, si con sus altibajos normales, logras tener un promedio de paz aceptable en tu vida, pues no toques nada; eres uno de los pocos afortunados.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 22 de junio del 2014.
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Palabras: sanación, malestar, sanar, sanador, miedo al cambio, beneficio secundario, inercia

Desalojando al diablo: la queja



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

"El diablo" o algún ser o alguna situación diabólica, y en realidad cualquier cosa que pueda representarlo simbólicamente, necesita de un ambiente muy bien abonado para poder actuar.

El abono no es más que una "calidad energética particular" que deben tener: nuestra situación personal, nuestro hogar, nuestra relación de pareja, nuestros espacios físicos, nuestro país, etc.; para que el “diablo” no solo aparezca, sino que se instale allí.

Cada uno de nosotros, como seres energéticos que somos, condiciona las energías de su alrededor. Los espacios por sí solos no tienen energías de vida. Nuestros espacios de vida tendrán el promedio de las energías que nosotros les brindemos a través de los sentimientos que experimentemos en ellos.

Una de esas energías que sirve de abono perfecto para el “diablo" es la de "las quejas". Cuanto más frecuentes y persistentes sean las quejas, más abonada estará nuestra vida para que "el diablo" pueda actuar a sus anchas (para que vivamos cosas desafortunadas).

Si queremos limpiar nuestros espacios, lo primero que debemos hacer entonces es erradicar nuestras quejas constantes: por lo que pasa a nuestro alrededor, por lo que nos pasa en lo personal o por lo que hacen los demás.

Pero no quejarse no significa dejar de actuar. El “diablo” nos hace creer eso, para que no dejemos de abonarle el terreno. Por el contrario, cuanto más nos quejamos, además de ensuciar el ambiente, estamos malgastando parte de la energía que necesitaríamos para actuar asertiva y eficientemente en cualquier situación. No quejarse se debe convertir en un  hacer sin engancharse; seríamos más eficientes si no nos quejáramos tanto.

Y recordemos que el espacio que puede estar sucio no es solo nuestro exterior, sino también nuestro espacio interior. Incluso, dentro de nuestra vida personal y privada "el diablo" puede estar haciendo de las suyas quitándonos la tranquilidad.

Si comenzamos a limpiar nuestros espacios vitales (y podemos comenzar por “no quejarnos”), ninguna energía “negativa”, “diabólica”, “de brujería”, “de muertos” que pueda dañarnos podrá permanecer en esas zonas.

¿Brujería? Si crees que alguien te lanzó una “brujería” ¿dónde piensas que va a echar raíces y germinar? ¿En tu espacio de vida limpio y puro?  ¿O en un espacio con energías discordantes que se abona constantemente con sentimientos difíciles que no hacemos nada por controlar?

A veces se utiliza el símil de decir que debemos “llenar de Luz nuestros espacios”. Pero más allá de hacer rituales puntuales; iluminar debe convertirse en una actitud de vida. Es la misma idea que apunta a que “es necesario limpiar, pero lo importante es aprender a no ensuciar”.

¿Pero acaso no quejarse es solo callarse la boca? No. Estamos hablando del efecto energético que nosotros hacemos sobre nuestra realidad; y nosotros manejamos nuestras energías con nuestros sentimientos, no con la palabra.

Si por ejemplo, hay una situación que te incomoda y decides “morderte la lengua” pero de igual forma te hace sentir mal (lo que lleva a “quejarte en silencio”), pues el impacto energético que damos al espacio vital es el mismo que si hubiéramos expresado nuestra queja.

Es cierto que lograr que las situaciones no te incomoden no es una tarea fácil (nuevamente, no hablo de desidia). De hecho, el no quejarse realmente se va logrando poco a poco y solo con crecimiento espiritual; pero mientras tanto, vale la pena la simple tarea de callarse la boca. En esos casos, si bien al callar nuestras quejas aún las seguimos sufriendo nosotros; por lo menos no expandiremos el malestar en una reacción en cadena hacia las otras personas con las que convivimos. Recordemos que las otras personas con las que convivimos también condicionan su espacio vital, que termina siendo el mismo nuestro.

Nuevamente vemos que a pesar de asumir que nuestros malestares son originados por entes externes “malos” o incluso “diabólicos”, la lucha real la tenemos que hacer en nosotros mismos y desde nuestro interior.

Esta es una de las formas con las que podemos comenzar a desalojar al “diablo”, el cual generalmente pasa desapercibido y por muy inocente.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 22 de junio del 2014.
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Palabras: diablo, queja, luz, quejarse, situaciones, muertos, brujería, rituales

jueves, 19 de junio de 2014

Cuando necesitamos a Dios



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Algunas veces en nuestra vida tenemos situaciones que son muy difíciles. En esos momentos corremos a buscar asistencia en “eso” o en “ese ser” que consideramos superior a nuestras fuerzas; recurrimos a Dios.

Sea que se solicite ayuda a algún mesías, santo, maestro ascendido, deidad o incluso a alguna fuerza de la naturaleza; es esa Conciencia Universal que llena todo el universo y que a todo penetra la que en realidad nos asiste, a esa que llamamos Dios.

Pero pedir ayuda puntual a Dios, parecería indicar que en esos momentos difíciles Dios no está a la mano; pareciera incluso que nos abandonó a nuestra propia suerte y entonces nosotros le pedimos que vuelva y nos ayude.

Esa idea de que a veces Dios está lejos de nosotros, no es muy correcta; sobre todo si asumimos a nuestro Dios como omnisciente, omnipotente y omnipresente (todo lo sabe, todo lo puedes y está en todas partes en todo momento)

Pero entonces ¿para qué le pedimos si supuestamente siempre esta con nosotros cuidándonos?

Entendido esto, la oración de auxilio debería ser más de “petición para que podamos ver la asistencia constante que Dios nos tiende de forma automática en las situaciones difíciles.”

En otras palabras, Dios nunca nos deja solos; pero nosotros si cerramos los ojos y no vemos “las señales” de ayuda. Metafóricamente: al llorar, las lágrimas no solo nos nubla la vista física, sino la del discernimiento; al sentir dolor automáticamente cerramos los ojos también del alma y nos quedamos inmóviles.

Si Dios nos ama y siempre nos acompaña pues siempre está dándonos auxilio, aún antes de que las pidamos. El asunto entonces no es que necesitamos que Dios nos ayude, sino que necesitamos, tal vez, que nos abra los ojos para poder recibir y utilizar dicha ayuda.

Parte de la ceguera que sufrimos, es también producida porque en realidad estamos esperando, como ayuda, cosas que Dios no suele mandar; a veces la asistencia enviada por Dios es totalmente diferente a lo que esperamos.

Si bien los milagros existen, cuando hablamos de la mayoría de las veces en las que estamos en situaciones difíciles, pues Dios no acostumbra quitar dichas situaciones así como así. Toda situación de vida (tanto las agradables y aun más las complicadas) tienen asociados conceptos espirituales que debemos ejercer. Me explico.

Sea cual sea la situación difícil, el abordaje espiritual de la misma apunta a que “la aprovechemos” para ejercer/practicar/desarrollar/descubrir nuestros “dones espirituales”.  Me atrevo a hablar del “abordaje espiritual” de una situación, desde el mismo momento en que le pedimos a Dios que nos ayude. En ese instante, la situación toma ese matiz espiritual y debe tratarse como tal.

En realidad toda situación es espiritual, solo que solemos creer que algunas dependen únicamente de nosotros, debido a nuestra inmadurez espiritual.

Entonces, el abordaje espiritual de una situación pasa por aplicar los dones espirituales que sean pertinentes en ella: tolerancia y/o desapego y/o agradecimiento y/o servicio y/o humildad y/o autoconsciencia y/o compasión (recuerden que nunca incluyo amor incondicional)

Si más allá del desenlace “terrenal” de la situación difícil, nosotros la aprovechamos para aplicar los dones espirituales (crecer espiritualmente), pues existe una alta posibilidad de que esa situación ya haya cumplido su cometido en nosotros y como resultado, puede dejar de ser necesaria y desaparecer.

¡Aleluya, Dios nos quitó la situación difícil!...  Pues no necesariamente; sino que nosotros aprendimos espiritualmente de ella (utilizando los dones) por lo que esta deja de ser necesaria y todo comienza a fluir.

De hecho, hay situaciones difíciles que, más allá de ser malas, son naturales o son consecuencia directa de ciertas acciones (causa y efecto): por ejemplo la muerte de un ser querido o una economía complicada. Estas situaciones simplemente están en “Ley Divina”  (aunque no lo entendamos) y por lo tanto Dios no las puede quitar.

Aún en estas “situaciones que corresponden”, si bien nuestra actitud espiritual ante ellas no las va a resolver a nuestro favor, aún se espera que apliquemos los dones para poder: “sobrellevarlas con más paz” o “superarlas más rápidamente” o incluso “salir más fortalecidos espiritualmente”.

Esa es la forma en que Dios ayuda; ofreciéndonos las herramientas para que nosotros intentemos aprovechar espiritualmente una situación difícil. A veces esa ayuda es tan solo una palabra, una lectura, un recuerdo de algo que viviste o aprendiste en algún momento; un correo electrónico, una invitación a una charla: o simplemente algo como este escrito que estás leyendo ahora.

La oración de auxilio real, una vez entendido todo esto, se debería convertir en algo como:

“Dios, abre mis ojos y mi corazón
para que yo pueda ver tu mano extendida
en este (o en cada) momento difícil de mi vida;

Y cierra mi mente para que mis juicios
y mis prejuicios no nublen mis ojos
y no llegue a ver lo tuyos detrás
de las señales que constantemente me hablan de ti.”
(PedroAGómezRuzzo)

Dios nunca te ha defraudado y no lo hará jamás; solo mantente atento a las señales que te envía de auxilio.

Que Dios te siga bendiciendo.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 19 de junio del 2014.
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Palabras: Dios, ayuda, auxilio, ley, universales, situaciones difíciles, necesitar,

martes, 17 de junio de 2014

La paz o la felicidad



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
¿Qué vale más: estar en paz o ser feliz? Depende de la trascendencia que asumas de ti mismo.

La paz y la felicidad no son contrarias ni iguales; simplemente son dos estados que se pueden experimentar y que pertenecen a dos realidades diferentes de tu ser. Por eso, tanto la paz como la felicidad se deben procurar, pero una no puede anular a la otra.

Pero dependiendo de nuestro estado de consciencia (que como he dicho en otras oportunidades puede ser mental, astral o espiritual) se puede preferir conquistar o la paz o la felicidad de forma prioritaria

La felicidad pertenece al plano de existencia terrenal, el cual está regido generalmente por la consciencia mental. En una consciencia mental, un estado de felicidad corresponde a una sensación de bienestar donde algunas necesidades importantes han sido satisfechas. Algunas de las necesidades terrenales/mentales son:

-          Las expectativas satisfechas: que las cosas resulten como uno lo espera.
-          Las necesidades básicas cubiertas: tanto económicas como emocionales (generalmente involucrando a otros)
-          El bienestar físico o la “satisfacción personal”: no solo el estar saludable, sino estar  conforme consigo mismo (peso, tamaño, contextura, medidas, fisonomía, etc.)
-          El disfrute personal: el hacer lo que nos complace.

Por lo tanto, si estas necesidades se cumplen (y otras que pude dejar de lado) nos podemos definir como “felices”.

Por otro lado, la paz pertenece a otro plano de consciencia más sutil y más incluyente, que se conoce como nuestro plano espiritual. En nuestro espíritu también hay necesidades que debemos buscar satisfacer; necesidades que son más simples en esencia, pero más difíciles de explicar. Las necesidades de nuestro espíritu se pueden expresar en una sola, sin miedo a excluir ninguna; esta es la de llegar a Dios.

Para una persona que se considera más espiritual que terrenal pues será más importante ir conquistando la paz que enfocarse en ser feliz; que si bien no se excluyen, pueden a veces parecer contrapuestas.

Para una persona terrenal, ser feliz es algo más palpable, algo más urgente; y cualquier cosa que lo excluya es inconcebible. Para una persona espiritual, la paz es más importante; y el tener paz le permite sentirse feliz (aunque una persona terrenal no lo entienda).

La paz como concepto es un estado del espíritu; y por lo tanto predomina sobre el plano terrenal. Por esto, se puede tener una sensación de paz a pesar de que las necesidades terrenales/mentales no estén satisfechas; es decir que se puede tener paz a pesar de que para una persona terrenal no se sea evidentemente feliz. ¿Complicado, no?

Además, siempre hay que diferenciar el estado de paz real del conformismo o de la inactividad. Estar en paz no significa quedarse de brazos cruzados; pero tampoco significa ni luchar ni querer cambiar. Por esa razón, un estado de paz también puede procurar un estado de felicidad o simplemente lo puede aceptar como tal. ¡Más complicado aún!

La cantidad de paz que tengas no se notará en tus acciones ni en tus aceptaciones, sino en la tranquilidad que tengas en tu vida a pesar de las circunstancias; decidas hacer o dejar ser. (PAGR)

Volviendo a lo que significa la felicidad, si bien conseguirla depende en mucho del esfuerzo personal, siempre los factores externos están condicionándola: voluntades de los demás, la economía, la política, cariños y amores correspondidos, la genética, etc. Por lo tanto, podemos buscar ser felices con todo el empeño posible; y muy bien podemos no llegar serlo.

Por el contrario, y aunque no se entienda de forma fácil, el estado de paz sí depende únicamente del individuo; ya que su espíritu es único y personal; y la paz es un estado de este.

Si la afirmación anterior te resulta difícil de creer o refutable, es porque aún estás centrado en el concepto de “felicidad”, donde los demás y lo que sucede a tu alrededor pueden definitivamente quitarte el bienestar.

Y la última diferencia que voy a destacar es la perdurabilidad de estos dos conceptos.

Se puede tener felicidad, pero bastará un evento desafortunado para que la misma felicidad desaparezca. Y más aún, se puede experimentar felicidad durante toda la vida terrenal, pero basta morir (lo que con toda seguridad sucederá) para que dicha felicidad, que estaba basada en parámetros terrenales, desaparezca.

Pero se puede tener paz, y como únicamente depende del espíritu, la terrenalidad puede cambiar de un lado al otro y ese estado del espíritu se mantiene. Aún más, el espíritu no cambia ni siquiera con la muerte, por lo tanto, la paz trasciende a los cambios de planos de existencia.

Y la pregunta final que deseo plantear pero que no voy a contestar con detalles: ¿Cómo se consigue esa paz espiritual? Pues se consigue con crecimiento espiritual; desarrollando los dones espirituales.

Dios te guíe.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 17 de junio del 2014.
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Palabras paz, espiritual, felicidad, lucha, tranquilidad, espíritu, terrenalidad, plano, mental, astral

jueves, 12 de junio de 2014

Lo sutil del diablo

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

"Ama a tu prójimo como a ti mismo". Cualquier cosa diferente a esto o argumento que se utilice para desviar su validez, se podría decir que es "diabólico" (simbólicamente hablando). Por haber sido esta frase dicha por Cristo, cualquier cosa diferente a ella pues sería, como mínimo, “anti-cristo” (simbólicamente hablando)

Siempre lo he dicho; el "diablo" (simbólico) es tan astuto y sutil que lo primero que haría es pasar desapercibido. Y una forma muy efectiva es plantearse en los individuos, como argumentos o verdades lógicas y hasta “altruistas”.

Uno de las manifestaciones "fuera de Dios" es la dualidad. El hecho de que exista algo "bueno o malo" puede plantear una lucha que si se llega a enmarcar fuera de lineamientos espirituales, puede no ser más que "el diablo" en acción. 

Si yo fuera "el diablo", lo primero que trataría de hacer es quitarle la paz a la gente; y la forma más fácil es rompiendo la armonía de la convivencia (recordemos que somos seres que necesitamos vivir juntos). Agarraría a un individuo o a un grupo y les haría creer que ellos tienen la razón y que los otros son los malos, contra los que hay que luchar. 

Pero dentro de mi astucia como diablo, también iría al otro grupo y le haría creer exactamente lo mismo; pero mostrando al primer grupo como los malos y contra los que hay que luchar.

Como diablo yo enfrentaría a ambos grupos y les haría creer a ambos que están haciendo lo correcto. Esto les proporcionaría a cada grupo una "ceguera altruista", con la cual ninguno trataría de “ponerse en los zapatos” del otro por creerse en lo correcto. Con esto, todo lo malo se sostendría por sí mismo (la lucha, la guerra, la muerte, el sufrimiento, el miedo, etc.)

¡Wow! Que astuto sería yo si fuera "el diablo". Pero resulta que “el diablo” seguramente lo es más que yo. 

Y en toda esta lucha, se le olvidaría a la gente lo de "amar al prójimo como a si mismo". Donde amar me llevaría a acercarme, a conversar, a tratar de entender, a tratar de convencer desde los argumentos de paz, a intentar unir fuerzas, a ser compasivos, a darse cuenta que todos somos exactamente iguales, y que de alguna forma buscamos lo mismo. 

Claro, pero si yo sigo siendo “el diablo”; a este tipo de argumentos que les estoy presentando  lo hago ver como tonto, como ingenuo, como débil, como cobarde, como poco comprometido con la situación.

Sería entonces útil, que la gente que está ciega reconociera al diablo en estos argumentos.
  • ¿Dónde se necesita más valor: lanzando una piedra al otro o yendo a casa del que se considera enemigo para sentarse en su propia mesa e intentar conversar?
  • ¿Cuándo alguien demuestra ser más fuerte: cuando lanza insultos e improperios o cuando tiene que aguantarse y cambiar esa rabia en intento de comprensión y diálogo?
  • ¿Quién demuestra más compromiso con la vida: alguien que aparta a los que considera “enemigos” o aquel que intenta abrazarlos?
  • ¿Qué es más honorable: sentirse agredido y golpear o buscar resolver el motivo de a agresión?
  • ¿Quiénes son los débiles, cobardes e ingenuos, que ni si quiera se dan cuenta quién los controla a su antojo?
Por su puesto, el argumento de base que le sirve de perlas “al diablo” es: “dios no entra en las situaciones difíciles”, “esto no tiene nada que ver con dios”, “aquí dios no aplica”. Y la gente se lo traga.

"El diablo" va ganando. Bien dicen que estamos en la mitad de la era de Kali Yuga. Busquen lo que significa y cómo se sale de ella; a menos que “el diablo” también les haya nublado convenientemente la curiosidad.

Y a ustedes “señoras” y “señores” de la “Nueva Era”; los Seres de Luz no luchan de la forma como se les están invitando a que lo hagan; la fuerza física y el dominio de los territorios no son lo que corresponde en planos de Luz. 

Un Ser de Luz únicamente ilumina; y eso es más “actitud de vida” que “acción de enfrentamiento”.

¿Aún creen que el diablo va a venir en persona a “matarnos”? Pues no, él es muy poderoso para esa tarea simplona y sin trascendencia. A él le sirve más mantenernos en vida, pero sin paz. El solo manipula para que entre hermanos se quiten la paz; y para colmo les hace creer que la motivación es lo lógica y justa.

¿O todavía están esperando a un “anti-cristo” con siete cuernos, veinte ojos, con cara de chivo y un “666” tatuado en la piel? Esta ingenuidad también le es útil al diablo.

Mientras buscan al personaje, las situaciones que se asumen son las “anti-cristo”; las acciones de la gente son las “anti-cristo”, las formas de pensar son las “anti-cristo”, la “sed de justicia por la propia mano y acción personal” es lo “anti-cristo”.

Divide y vencerás. Si el diablo se divide y planea sus obras sembrándolas en el corazón de cada persona que actúa fuera de lo que Cristo apuntó, pues asegurará su permanencia.

Y no lo digo yo, lo dijo Jesús: "Ama a tu prójimo como a ti mismo"

Ojalá algún día se despierten los valientes y se armen con actitudes correctas de vida, para que entonces, de verdad, se ilumine la oscuridad.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 12 de junio del 2014.http://www.sanacioncristica.org
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Palabras diablo, anticristo, cristo, lucha, sutil, hábil, manipular, luz, oscuridad

miércoles, 11 de junio de 2014

Meditación fácil

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Está demostrado desde cualquier criterio para favorecer la salud y el bienestar, bien sea científico o místico, que la meditación es una técnica que trae beneficios reales para nuestra vida.

A nadie se le ha ocurrido decir que meditar es malo; y por eso es una herramienta para todos los que quieren encontrar tranquilidad, sabiduría, salud, evolución, desarrollo de facultades psíquicas, relajación física, etc.

Es común que cuando comenzamos a meditar nos enfrentamos con una única y gran dificultad común, nos encontramos con NUESTROS PENSAMIENTOS.

Cuando comenzamos a asumir la meditación como práctica de vida, cada vez que nos preparamos en un ambiente tranquilo, con música de relajación, con incienso, cómodos y con los ojos cerrados, enfocándonos, a lo mejor, en la respiración; a los pocos segundos nos comienzan a abordar pensamientos. Comienzan entonces a llegar a nuestra mente cosas que tenemos pendientes, problemas por resolver, recuerdos, etc.

Muchos afirman que esto sucede por una simple acción de “alerta” de nuestra consciencia. Nuestra mente está programada para tener el control de todo, en todo momento y por todos los medios. Este control “parece ser necesario” para poder sobrevivir en este “mundo complicado”. Por esa razón, cuando comenzamos a estar en un estado de meditación, nuestra mente siente que “se está apagando”; siente que está perdiendo el control de la situación y comienza a traernos a la consciencia recuerdos, problemas, cosas que habíamos olvidado y hasta comezón en partes del cuerpo que ni si quiera conocíamos. ¿Les suena conocido?

Por esto, el primer paso para aprender a meditar es enseñarle a nuestra mente que está bien que a veces ella descanse; que no sucede nada malo cuando le quitamos el control; que al acabar de meditar ella volverá a ser “la que guíe nuestra vida” (por lo menos se lo haremos creer).

Para conseguir este entrenamiento se puede comenzar la práctica de la meditación con el siguiente procedimiento:

  1. Colocar el ambiente tranquillo como se desee; cuanto menos estímulos sensoriales fuertes haya, mucho mejor. Estímulos sensoriales fuertes (luz brillante, sonidos estridentes, olores fuertes, temperaturas extremas) alertan a nuestra mente y nos hace más difícil todo este proceso. 
  2. Cerrar los ojos. 
  3.  Ponerse cómodo, “ajustarse” en el asiento o en la cama de forma intencionada hasta estar cómodos. 
  4. Hacer unas tres (3) o cuatro (4) respiraciones “profuuuuuuuuundas y leeeeeeeentas”. Centrar la atención en como entra y como sale el aire por tu nariz y/o por tu boca. 
  5. Visualizarse (imaginarse) de pie en un camino o carretera “laaaaaaarga y recta”, donde la vía se pierde en un punto en el horizonte. 
  6. Comenzar a caminar lentamente. Únicamente disfrutar del paisaje.
  7. A los pocos segundos se pueden comenzar a presentar los pensamientos. Imaginamos que salen de un lado de la carretera y se colocan delante de nosotros, uno a la vez.
    1. Es vital NO PELEAR con el pensamiento.
    2. Simplemente hay que detenerse; ver a la idea o a la situación o al pensamiento delante de nosotros; PRESTARLE ATENCIÓN como si fuéramos otra persona pero solo por POCOS SEGUNDOS (entre 5 y 10 segundos).
    3. Luego se debe TOMAR ese pensamiento y COLOCARLO de nuevo a un lado de la vía diciendo algo como: “bien, ya lo sé, apenas termine con la meditación lo trato, ahora está bien que lo deje ir por un momento”, o “ok, voy a dejarlo aquí por un momento y luego lo retomo cuando termine de meditar”.
    4. Esto se repite las veces que sean necesarias con cada pensamiento.
  8. Cualquier frase similar a las descritas sirve; la idea es expresar que no se desconoce la existencia del pensamiento (problema, “cosa pendiente”) pero que se puede dejar a un lado por un momento y se retomará con seguridad luego.
  9. Si sentimos comezón repentina en alguna parte del cuerpo, pues sin abrir los ojos y con calma nos rascamos lo necesario y volvemos a la posición inicial para continuar. 
  10. Todo este proceso de entrenamiento de meditación se puede hacer por 5, 10 o 15 minutos cada vez, y mientras sintamos que caminamos con menos interrupciones observando el paisaje, estaremos listos para adicionar elementos de otras meditaciones más específicas que queramos efectuar.
En general, la mente no se llega a entrenar totalmente; pero sí llega a tranquilizarse suficiente para dejarnos meditar mejor. Po eso, este PROCESO de observar por pocos segundos a los pensamientos que nos asaltan y dejarlos a un lado de forma condescendiente, se puede tomar como herramienta de mano para cualquier otro tipo de meditaciones más avanzadas.

¡A meditar!

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral

Original: Agosto, 09 del 2009.
Modificado (2da): 11 junio del 2014.
 

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Palabras claves: meditación, meditar, fácil, mente, visualizar, respiración,