Páginas

jueves, 30 de marzo de 2017

Salud, prosperidad y paz

Autor: ShaniShaktiAnanda

Si se pudiera definir lo que todos deseamos en nuestras vidas, bien pudiéramos acordar estas tres palabras: salud, prosperidad y paz; tanto para nosotros como para los demás.

Pero nos damos cuenta de que conseguir estos estados de vida parece ser muy cuesta arriba, dejando de lado las actitudes positivistas que no llegan a mucho.

Nos esforzamos en alguno de estos tres aspectos y descuidamos los otros; soltamos otro y se nos concede alguno, pero nos quedamos sin el primero. ¿Acaso no lo hemos intentado de muchas maneras? ¿No nos afanamos trabajando para tener prosperidad y perdemos la salud? ¿No nos enfocamos en la salud y terminamos perdiendo el estado de paz? ¿No nos enfocamos muchas veces en la paz y perdemos nuestra salud y nuestra prosperidad?

Debe existir una forma única para conseguir las tres cosas simultáneamente, de forma tal de que no sean excluyentes.

¿Dónde está el problema?

Pues seguramente el problema está en el abordaje que hacemos para conseguir este sueño de vivir a plenitud.

La primera pregunta a responder sería: ¿qué somos nosotros en nuestra escencia más profunda? ¿Seres humanos o Seres espirituales?

La respuesta debería ser que somos Seres Espirituales; si bien tenemos una manifestación humana. Porque si alguien siente que solo somos seres humanos, mi respuesta sería que ni hagamos el esfuerzo de tener salud, prosperidad o paz; porque mañana por una enfermedad incurable, por un engaño o incluso por la muerte, todo puede derrumbarse. Así no valdría la pena esa lucha personal humana que de entrada no tiene muchas posibilidades de éxito.

Pero afortunadamente, como Seres Espirituales, tenemos a un As bajo la manga. Como Seres Espirituales nos debemos a una Consciencia de Bienestar Mayor, que solemos llamar Dios.

Pero atajo la reflexión antes de crear confusión. Cuando digo que “nos debemos” a un bienestar mayor, no me refiero a esperar que Dios nos dé todo lo que necesitamos. Por el contrario, primero “nos debemos en obediencia” hacia Dios, para que entonces nos merezcamos todo lo que Él nos pueda dar.


El factor común

Pero sí, como Seres Espirituales que somos, no solo venimos de Dios, sino que dependemos de Él. Y esto es lo que solemos olvidar o mal entender a conveniencia.

La dependencia no es solo en bienestar, sino en obligación. Si tú dependes de un jefe y este te tiene que dar tu salario o incluso aumentos de salarios y bonificaciones y permisos especiales; pues lo mínimo que debes hacer es obedecer al jefe.

¿Acaso sabes en qué espera Dios que le obedezcas? Eso sería lo primero a buscar, porque la respuesta correcta no es solo: ni rezar, ni orar, ni ir a misa, ni ir al templo, ni dar limosnas, ni portarme bien, ni ser justo, ni hacer el bien, ni decir siempre la verdad, ni rezar Rosarios.

Solo después que comenzamos a reconocernos como Seres principalmente Espirituales y asumimos nuestra dependencia en obediencia de Dios, es cuando Dios se convierte en el abordaje correcto para vivir nuestra vida en plenitud.

Pero ¿qué puede hacer Dios en nuestra salud, nuestra prosperidad y nuestra paz?

Primero debemos entender lo que Dios NO PUEDE HACER; y es concedernos cosas como si fuera un genio de alguna lámpara mágica. Dios es mucho más que un genio y por eso estamos obligados a mucho más que solo pedir deseos.

Con esto en mente, podemos comenzar a ver como Dios puede condicionar nuestro bienestar para mejor; pero no porque alguien se diga religiosa, o por decir que cree en Dios, o que lo ama.

El beneficio de Dios se presenta cuando una persona asume a Dios como lineamientos de vida, con el compromiso suficiente hacia Él. No hablo de sacerdotes ni monjas, hablo de personas comunes. En este caso, Dios comienza a impactar en la integralidad de esa persona y comienzas los beneficios.

Pero daré el enfoque desde el punto de vista holístico de nuestros cuerpos sutiles.


Nuestra salud con Dios

Cuando una persona vive con la intención de cumplir siempre con Dios, su cuerpo energético sufre una modificación muy afortunada.

La modificación energética es que su séptimo chakra (el Sahasrara) se activa de forma significativa; y esto aumenta el flujo de energía vital que entra en su cuerpo.

Cuando una persona tiene más energía vital de lo normal, todas sus funciones de vida se optimizan (física, mental, emocional e incluso energéticamente); y comienzan a cumplirse de mejor manera. Con esto, las probabilidades de enfermarse disminuyen.

Si se presenta alguna condición de enfermedad por otros factores (genéticos, accidentales, kármicos, etc.), el tener mayor energía vital por ese compromiso con Dios permitirá: o que lleve mejor su condición, o que sane más rápidamente, o que tenga una calidad de vida mejor.

De esta forma, el compromiso de una persona por Dios le permitirá manejar una mayor cantidad de energía vital, que el común de las personas, beneficiando su terrenalidad desde diferentes ámbitos.

Nadie asegura que no se enfermará o que no se sentirá mal, pero si lo hace tendrá la capacidad de recuperarse más rápidamente y mejor.


Nuestra prosperidad con Dios

La prosperidad es todo un tema; ¿cuántas personas no logran ser prósperas a pesar de mucho esfuerzo?

La prosperidad no es tener o desear mucho dinero o muchos bienes; la prosperidad es más ir obteniendo frutos según se vayan realizando los esfuerzos de vida.

Cuando una persona tiene a Dios como lineamiento de vida, algunas de las cosas que se van fortaleciendo en ella son: la paciencia, la humildad, el trabajo arduo y el control de las expectativas.

Estas cuatro características son muy necesarias para mantener la energía necesaria para que los sueños se cristalicen. Además, la real confianza en Dios que tienen las personas afanadas por Él, les permite manejar menos estrés asociado generalmente al esfuerzo de alcanzar metas.

Estas características hacen a una persona más eficiente y efectiva que el común de las demás. Estas últimas personas suelen creer que solo su esfuerzo personal, llevado como ellas estiman, es lo que sirve.

Una de las oraciones espirituales más importantes para los cristianos, el Padre Nuestro, apunta precisamente hacia la prosperidad, cuando reza: “... danos hoy nuestro pan de cada día.”

Así que el compromiso de una persona por Dios le enseñará a manejar mejor las expectativas evitando frustraciones paralizantes; y así poder ir cristalizando poco a poco, pero de forma continua, los frutos de su esfuerzo sostenido. Es decir, que podrá ser próspero.


Nuestra paz con Dios

Y la paz es lo mejor.

Lo primero que siempre aclaro es la definición de paz: “la paz no es el estado de ausencia de problemas, sino el estado de calma que puedes mantener aún en las peores situaciones.”

La paz es diferente a la tranquilidad. La tranquilidad sí es la ausencia de problemas, la paz no indica ausencia de problemas. La paz es un estado interno del ser a pesar de los problemas. Atención, la paz tampoco es desinterés o desidia.

Pero ¿qué hace Dios para permitir que tengamos paz?

Cuando una persona se identifica como un ser espiritual y acepta su compromiso con Dios (esto se hace en un escenarios de Crecimiento Espiritual), comienza a ver el mundo desde otra óptica.

Esa persona se comienza a dar cuenta de que su estado no depende de lo que suceda o deje de suceder en su realidad terrenal. La persona se esfuerza por su bienestar como es lógico; la persona se prepara, trabaja, se cuida; pero su motivación de vida está más enfocada hacia lo que Dios representa.

Si observamos todos los problemas del mundo, encontramos que el origen de ellos está basado en argumentos humanos. Los problemas son de origen material/físico/biológico; o de origen mental/control/expectativas; o de origen emocional/sentimental/interrelaciones personales.

Sin considerar las mal llamadas guerras santas, o las luchas que se disfrazan en principios religiosos, nadie tiene problema por Dios; nadie sufre por Dios.

Entonces, si Dios se vuelve el motivo de vida de una persona, sus problemas terrenales no dejan de ser importantes, pero no son lo peor que le puede pasar. Esta actitud es la que trae paz. Uno siempre puede seguir intentando estar mejor, con mucho esfuerzo, pero sabes que siempre habrá un bien mayor, que sí responderá proporcionalmente al esfuerzo personal.

Dios es ese concepto que realmente comienza a ser el bien mayor para todo aquel “que le ama y le prefiere sobre todas las cosas”. Esto es Paz Espiritual.


Concluyendo

Posiblemente he tenido que exponer en este escrito, ideas y conceptos que no son de uso cotidiano para muchos; pero lo que sí es fácilmente comprensible es que Dios es ese factor común que puede permitirnos conseguir salud, prosperidad y paz al mismo tiempo.

El problema es que este estado ideal no se consigue de la noche a la mañana; sino que va ocurriendo mientras vamos dándole un puesto cada vez más importante a Dios en nuestras vidas.

Y no es que debamos volveros religiosos, o que dejemos de hacer las cosas que nos gustan. Meter a Dios en nuestras vidas implica que podemos seguir viviendo según nuestras metas, pero guiando nuestras acciones según los lineamientos establecidos por el mismo Dios; lineamientos para todo aquel que pretenda ir ganando una vida con salud, prosperidad y paz.

Solo debemos evitar creernos que ya tenemos a Dios en nuestras vidas; tenemos que evaluarnos según los tres criterios como fueron expuestos aquí: salud, prosperidad y paz. En caso de que tambaleemos un poco en alguno, simplemente debemos reforzar nuestro comportamiento en función de lo que Dios espera.

Si sentimos que aún podemos tener un poco más de Dios, debemos redoblar nuestro esfuerzo hacia Él. Los frutos de dicho esfuerzo serán los mejores que alguna vez podamos soñar.


Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 455AS. (30 de marzo del 2017)http://www.shanishaktiananda.com
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777

Palabras-claves: salud esfuerzo, prosperidad, paz, Dios, lineamientos

martes, 28 de marzo de 2017

Entre conversaciones: Cuidar el bosque

Autor: ShaniShaktiAnanda

A. Adhikari:    Namasté.
                       Maestro, tengo una duda que me ha estado dando vueltas en la cabeza desde hace tiempo.
Usted siempre dice que debemos buscar, respetar o hacer la voluntad de Dios. Y que su Voluntad está también en las cosas cotidianas; que no debemos asumir que la voluntad de Dios son cosas grandes desde nuestros criterios humanos. Espero no estar equivocado.
Pero mi duda es: si yo tengo que hacer o dejar de hacer algo, ¿cómo puedo saber si eso es la voluntad de Dios?

SSA:               Namasté.
                       Querido Adhikari, lo que entiendes sobre la voluntad de Dios es correcto, así mismo es. En nuestras cosas pequeñas y cotidianas, debemos actuar según la voluntad de Dios. Pero ¿qué es la voluntad de Dios?
Te puedo responder de forma académica: en toda escritura sagrada (de donde salen las enseñanzas espirituales) está descrito el comportamiento cotidiano correcto para que cualquier persona vida alineada a lo que Dios espera de ella; esto es hacer la Voluntad de Dios.
Pero muchas veces esta respuesta académica es difícil de digerir para el común de las personas. Por eso te doy una respuesta más sencilla de evaluar.

Recuerda lo que hemos dicho siempre desde el punto de vista místico: PapáDios tiene una forma insuperable de decirnos que hemos actuado alejados de sus designios (aunque creamos haberlo hecho bien); y esta forma es a través del malestar.
Todo ser espiritual debe recordar que en cada malestar manifiesto, Dios está “pidiéndonos” que nos revisemos y que nos corrijamos; pero que lo hagamos en función de lo que Él espera de nosotros. No es una revisión ni corrección desde lo humano, sino desde lo espiritual.

A. Adhikari:    Sí, eso lo he aprendido con usted. Entonces, cada vez que hago algo que me haga sentir algún malestar (aunque lo esté haciendo desde una convicción personal) ¿debo interpretar que estoy dejando de lado la voluntad de Dios?
Y si algo me hace feliz ¿estoy haciendo la voluntad de Dios?


SSA:              No totalmente. Porque no solo es tu bienestar o tu felicidad de forma personal y egoísta; sino la de tu entorno. Te explico con una metáfora.

Imagina que lo que tú quieres hacer (o dejar de hacer) representa un pequeño árbol que quieres plantar en un bosque. Quieres sembrar tu árbol (cumplir tu sueños, tus ganas, tus metas), pero tienes a tu alrededor otros árboles de personas alrededor tuyo.

Tú no puedes sembrar su árbol, cortando los otros árboles a tu alrededor; tu no puedes pretender talar unas hectáreas del bosque para sembrar tu árbol.
Es cierto que debes buscar un espacio; es cierto que debes abrir un hueco, es cierto de quedes protegerlo, pero no lo puedes hacer a costa de los demás árboles; o dicho de otro forma, a costa de los árboles de los demás.

Si respetas a los demás árboles, si piensas en la estabilidad de los que te rodean, te darás cuenta de que mientras tu pequeño árbol vaya creciendo, los árboles que están a tu lado te darán protección, cobijo, sombra, humedad suficiente. Así mismo es con las personas.
Cuando quieras hacer algo (o dejar de hacerlo) debes pensar no solo en tu bienestar, sino en el bienestar de los que te rodean; o por lo menos en su estabilidad.

No puedes cumplir tus sueños, destruyendo los sueños de los que están a tu lado. Esa no es la voluntad de Dios.
Pero tampoco puedes pensar en el bienestar de los demás, y destruirte tú.

Entonces, para saber si algo es voluntad de Dios, debe no solo estar atento a tu bienestar personal, sino en el bienestar de tus próximos; y si alguno se trastrueca de mala manera, tienes que buscar cómo negociar con los árboles de al lado, de la mejor forma para todos.
Porque si tú o si los tuyos sufren con alguna acción, pues esa no es Voluntad de Dios.




A. Adhikari:    Pero Maestro, muchas veces es difícil complacer con nuestras acciones o proyectos a todos los que tenemos a nuestro lado. ¿Cómo hacerlo?

SSA:              Buena pregunta, Adhikari.
 Cuando hablo de perturbar el bienestar de los próximos, no hablo de pequeñas molestias; no hablo de incomodidades. Hablo de malestar sostenido, profundo; hablo de romper sueños, deseos, metas, árboles plantados y que posiblemente ya estén creciendo más que el tuyo. Esto está relacionado con el mandato de
amar a tu prójimo como a ti mismo.

Pero tampoco hablo de acciones que evidentemente tu no debas hacer. Acciones incorrectas no suelen ser voluntad de Dios.


A. Adhikari:    Maestro, pero ¿hasta dónde se pueden empujar a los árboles cercanos para que quepa el mío?

SSA:              Debes tener cuidado al empujar; al empujar a un árbol lo puedes partir.
Primero debes escuchar, debes explicar, debes negociar, debes convencer, debes ceder y debes conceder. Y si no lo consigues, a lo mejor debes cambiarte de bosque; a lo mejor debes dejar a sus próximos y buscar otro lugar para sembrar tus sueños donde causes menos perturbaciones a los árboles a tu alrededor. Incluso alejarte de tus prójimos puede significar amarles.


A. Adhikari:    Ahora entiendo mucho más, Maestro. Gracias.

SSA:              Recuerda siempre, Adhíkari. Cuando quieras hacer algo, cuando quieras plantar algo y saber si está dentro de la voluntad de Dios, siempre debes estar atento del bosque. Si genera malestar, a lo mejor no es el lugar, o no es el momento o simplemente no es lo que debes hacer.

A. Adhikari:    Maestro, una última pregunta. Usted como místico nos ha enseñado que toda enseñanza tiene como trasfondo a las leyes universales. En este caso ¿cuáles leyes universales están detrás de esta enseñanza?

SSA:              Adhikari, en este caso está las leyes de Atracción y del Karma; en especial esta última. Y por ser de mucho impacto kármico, todo esto se debe tomar muy en serio; porque te puedes condenar a ti mismo y puede condenar a los demás.
A lo mejor en vida no se siente tan importante para la mayoría de las personas, pero una vez muerta, es cuando escuchamos el rechinar de dientes.

A. Adhikari:    ¡Oh! Maestro, cierto, muchas gracias de nuevo. Namasté.

SSA:              Namasté
 Dios te siga bendiciendo.



ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 453AS. (28 de marzo del 2017)
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777


Palabras-claves: Ley, atracción, karma, acción, reacción, bosque, plantas, sembrar, árbol, árboles

domingo, 26 de marzo de 2017

El perdón de los pecados y la compasión suficiente

Autor: ShaniShaktiAnanda

Este escrito es únicamente para los miembros de Evolución Consciente. A las personas que no entiendan o compartan lo aquí expresado, tomen en consideración que les puede faltar información para comprender. No miren a la primera la paja en el ojo del vecino.

El perdón de los pecados está íntimamente relacionado con el don espiritual de la Compasión; esta compasión bien entendida y diferenciada de lo que la mayoría de las personas entienden como compasión humana.

Solo basta una cantidad suficientemente alta de Compasión Espiritual desarrollada y manifiesta en un Ser, para que le sea posible llevar a cabo el “perdón de los pecados”.

Cuando hablamos del arrepentimiento real por los actos cometidos alejados de los mandamientos de Dios, cuando el arrepentimiento se expresa ante un Ser de Compasión Suficiente, se puede llevar a cabo el Proceso de Perdón (kármico).

En este proceso de perdón no se puede olvidar las etapas completas de: confesión, esfuerzo de enmienda (más que propósito de enmienda) y penitencia.

Cuando necesites de este proceso, sería una bendición rendirse y confesarse, con corazón compungido, ante un Ser Altamente Compasivo.

Pero cuidado, no lo tomes como una vía de salvoconducto para limpiar las cosas que cometes en las que en realidad no te esfuerzas.

Si el proceso de perdón con un Ser Altamente Compasivo lo procuras como una salida a tus problemas, en vez de terminar en perdón, puede terminar en condena.

Por eso Jesucristo le dijo a algunos de sus discípulos (a los Altamente Compasivos)

Juan 20:23 (TLA)

23 Si ustedes perdonan los pecados de alguien, Dios también se los perdonará. Y si no se los perdonan, Dios tampoco se los perdonará.»

No se entienda como prerrogativa de los Seres Altamente Compasivos el no perdonar los pecados de forma discrecional; sino que esta condena habla de cuando se busca el proceso de perdón y el penitente no cumple con su parte de arrepentimiento real, de esfuerzo de enmienda y de cumplimiento de la penitencia.

Es todo por ahora.


Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 451AS. (26 de marzo del 2017)http://www.shanishaktiananda.com
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777

Palabras-claves: perdón de los pecados, confesión, penitencia, arrepentimiento, don, espiritual, compasión

jueves, 23 de marzo de 2017

Negarse a sí mismo – desde nuestras energías

Autor: ShaniShaktiAnanda

Cuando nos reconocemos como seres energéticos, nuestra existencia toma una mayor consciencia que la sola física, mental y emocional a las cuales estamos acostumbrados.

Si bien tenemos otras partes superiores como son nuestra alma y nuestro espíritu, nuestro cuerpo energético es una fracción importante de nuestra humanidad encarnada-terrenal. Y esta importancia se da porque nuestras energías condicionan de forma importante nuestro estado y comportamiento como seres vivos.

Y es nuestro cuerpo energético aquel que se asocia con nuestra energía vital, con los chakras (centros procesadores de esa energía vital), con los nadis (conductos de energía vital) y con sus dinámicas; estas últimas definen cómo fluye la energía vital por los nadis entre los chakras.

De hecho, mucho del comportamiento normal y patológico del ser humano se puede caracterizar de forma muy clara desde la estructura energética de una persona. Tanto, que una vez definidas sus dinámicas energéticas, incluso se pueden pronosticar comportamientos ante situaciones diversas.

Y dentro de esta estructura energética, yo defino un concepto muy importante que es el de “Plasticidad Energética”.

De forma muy resumida, la plasticidad energética define la capacidad de un chakra en reaccionar (activarse o sobrestimularse) cuando sea requerido y de relajarse (bajar su intensidad) cuando ya no sea necesario.

Dentro de nuestra concepción como seres energéticos, se asume correctamente que nuestra interacción con otras personas y con diferentes situaciones en, en mucho, de origen energético. Nosotros nos “acoplamos energéticamente” con personas y con situaciones con las cuales interaccionamos; y en esta interacción, el bienestar o el malestar termina reflejando si fuimos capaces de acoplarnos bien o mal.

Entonces, el acople correcto, con personas o situaciones, dependerá de la plasticidad energética de nuestro cuerpo energético. Si tenemos chakras particulares sin plasticidad energética, pues quedaremos incapacitados de acoplarnos a personas y situaciones particulares, donde la energía de ese chakra “reseco” era requerida.

Esta es la razón energética por la cual a veces no logramos sentirnos “cómodos” con algunas personas o en algunas situaciones; sin dejar de considerar otras razones físicas y mentales.


Poca plasticidad

Pero ¿por qué podemos no tener plasticidad en algún chakra?

El símil más sencillo que suelo utilizar es el de una bola de plastilina.

Si la plastilina no se utiliza, tiende a endurecerse y a perder su plasticidad. Pero si se desea “suavizar”, hacerla más maleable, hay que empezar a “amasarla”.

Cuando se “amasa” una plastilina, se comienza a ejercer una fuerza controlada sobre ella para apretarla y soltarla, una y otra vez; y poco a poco va tomando mayor plasticidad. Este movimiento genera calor; y eso ayuda al proceso.

Cuando nos referimos a un chakra, debemos hablar de energía vital, no de plastilina; pero el proceso es similar. Para conseguir plasticidad energética en un chakra, hay que obligarlo a estimularse pero también a relajarse, una y otra vez.

Un chakra se puede estimular de forma natural ante una persona o ante alguna situación particular, esto como una respuesta automática; y se relaja cuando algún otro chakra se estimula. Esto habla de un balance energético; si un chakra toma mucha de la energía vital que tiene la persona, los otros tienden a bajar su intensidad (soltar su energía) para que el necesitado la utilice.

Cuando ese chakra que necesitaba la energía se relaja, la energía vuelve a distribuirse entre todos los demás.

¿Pero qué pasa si el chakra que estaba sobre estimulado no se relaja? Pues estamos ante una chakra con poca plasticidad energética y crea un desequilibrio energético: él se queda con toda la energía aun sin necesitarla.

Un chakra puede tener poca plasticidad energética cuando está sobrestimulado y no logra relajarse cuando el estímulo cesa; o cuando ante un estímulo correspondiente no logra activarse.

Esta patología energética generalmente se establece en la maduración de nuestro cuerpo energético, la cual se lleva a cabo mientras crecemos; desde el mismo instante de nuestro nacimiento.

Se estima que desde el día de nacimiento, los chakras comienzan períodos de siete años de maduración secuencial. Si bien desde el primer chakra (Muladhara) hasta el séptimo (Sahasrara) pasarán aproximadamente 49 años, los tres primeros (desde el nacimiento hasta la mayoría de edad) son tal vez los más importantes para la interacción humana/social.

Ya he plasmado en varios escritos la forma de criar a los hijos para conseguir adultos íntegros energéticamente. Pero la actuación necesaria de los padres para esto, podríamos resumirlo de la siguiente forma:

...todo padre y madre debe proveer a sus hijos de actividades de vida, de situaciones diferentes y de conductas apropiadas; que permitan a sus chakras activarse, pero también replegarse cuando sea necesario.

Solo como un ejemplo. Si un niño no aprende a obedecer y a someterse a la autoridad de los padres en sus primeros siete años de edad (a refrenar o restringir su propia energía de chakra base), difícilmente respetará normas de adulto y solo cumplirá aquellas que les convenga a él. No se habrá cultivado el Muladhara (chkara base) y no tendrá la plasticidad necesaria para ser un adulto útil a la sociedad.


Problema moderno

Pero generalmente la crianza de nuestros hijos está muy orientada a estimularlos, así que los niños no suelen tener problemas a la hora de enfrentar diferentes situaciones (activar sus chakras).

El problema real es que debido a esta cultura de estimulación mal llevada, lo que no logran hacer los futuros adultos es restringirse, suprimir su actuación, desengancharse, etc.

¿Nos suena el hecho de personas que se quedan enganchadas en problemas, en situaciones del pasado, en estrés, en rencores, en odios, etc.? Todo es el reflejo energético de la poca plasticidad energética de algunos chakras.

¿Cuándo y cómo se establece esta condición de poco plasticidad?

Como dije anteriormente, hoy en día a los niños se les invita a hacer muchas cosas; se les estimula en muchos aspectos y con diferentes actividades; pero no hay cultura de enseñarles a “restringirse”.

Los niños (y los adultos) deben aprender a restringir muchos de sus impulsos y actuaciones que salen de forma natural en sus diferentes edades. El sentido de posesión (egoísmo), el protagonismo, la rabia, “las malcriadeces”, la manipulación, la flojera, la argumentación de las órdenes, las ganas de disfrute sobre las obligaciones, la conveniencia personal, el mal humor, las ganas sexuales desenfrenadas, la necesidad de controlar y de imponerse sobre los demás, etc., etc., etc.; son cosas que todo niño debería ser enseñado a contenerse. Esto es criar a los hijos.

Pero hoy en día hay una mala política de “dejar ser a los niños”; “de permitir que se expresen a sus anchas” (aun faltando el respeto a su alrededor). Todo esto expresa una “crianza cómoda” de parte de muchos padres; porque es más fácil “dejar hacer” que “restringir”; lo que termina creando adultos que no son operativos en su entorno.


Negarse a sí mismo

Lo de “restringirse” aplica tanto a niños dentro de su formación como a adultos ya deformados.

A los niños se les debe enseñar a “restringirse” apelando a la autoridad de los padres. Quienes mandan son los padres, punto. En los casos de adultos, estos deberían aprender a restringirse con voluntad propia; sino, las leyes harán lo suyo.

En ambos casos, aplica la máxima espiritual de “negarse a sí mismos”. El “negarse” no habla de suprimir el propio bienestar necesario para la vida; sino que significa “aguantarse ciertas conductas” en función de un bien mayor para el futuro; o de un evitar un mal mayor.

Cuando “nos negamos a nosotros mismos” algunas conductas o impulsos o necesidades superfluas, lo que está sucediendo es que estamos cultivando esa plasticidad energética tan importante para vivir bien. No se puede ver como un acto de inmolación y sufrimiento, sino como un acto de construcción de una vida mejor.

Si extrapolamos hacia el ámbito espiritual toda esta realidad energética del ser humano, como es de esperar también aplica la misma reflexión (“así en la tierra como en el Cielo”). Y si asumimos una vida espiritual bajo el compromiso cristiano como la preparación de una existencia mejor; encontramos el siguiente pasaje bíblico:

Mateo 16:24 (LBLA)

24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.


Debemos negarnos “a la fuerza”, esos comportamientos que nos dañan y dañan a nuestro alrededor; los mismos que no son más que dinámicas energéticas mal sanas. Así sacaremos “músculos energéticos”.

¿Que no es fácil? Y ¿quién dijo que lo sería? Sí queremos sacar músculos, debemos levantar cada vez más peso; y es esfuerzo no es fácil y quedamos adoloridos por un tiempo. Al final tendrás una mejor figura.

Por fin la explicación.


Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 447AS. (22 de marzo del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777

Palabras-claves energía vital, chakras, dinámicas energéticas, nadis, restringirse, negarse, plasticidad energética

miércoles, 22 de marzo de 2017

Mensaje de Dios para ti

Autor: ShaniShaktiAnanda

"Hola, soy Dios. Sí, es contigo.

No te conformes nunca con sentir que me amas; no te quedes tranquila jamás por saber que Yo te amo.

Yo aún espero que tú hagas cosas importantes, pero no en el mundo, no con los demás. Yo espero de tu esfuerzo personal para que obedezcas lo que te dí a cumplir.

¿Para qué crees que mandé a mi Hijo, tu Señor Jesucristo? ¿Acaso lo mandé para que cumpliera tus deseos? ¿Acaso fue para que te salieran las cosas bien y se te resolvieran tus problemas?

No. Yo envié a mi Hijo para que te recordara lo que yo espero de ti; y le pedí que aceptara su muerte en la cruz para demostrarte que tu vida terrenal no es más importante que obedecerme a mí.

Por el amor que te tengo te debo decir: ¿hasta cuándo vas a ir por él mundo por tu propia cuenta?

Busca a aquel que te puede recordar lo que tu Señor dejó como mandato y que además te pueda ayudar a vivirlo.

Te amo mucho y te espero. Pero todo depende de ti.


Yo, Tu Dios."


Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 447AS. (22 de marzo del 2017)
http://www.shanishaktiananda.org
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777

Palabras-claves Dios, Jesucristo, leyes, mandamientos, amar a Dios, Dios te ama, Hijo de Dios

viernes, 17 de marzo de 2017

Viviendo de los ahorros espirituales

Autor: ShaniShaktiAnanda

Algunas personas viven mejor que otras. En situaciones comunes complicadas, a algunos les va mejor que a otros. ¿Por qué sucede esto?

En ocasiones hay jóvenes que parecen haber nacido con “una buena estrella”; y parece que todo se le da más sencillo que a otros con las mismas capacidades y con el mismo esfuerzo.

Hoy quiero hablar de esos afortunados.

Primero debemos partir de la idea de que lo que nos sucede en la vida no es casualidad; no es el destino ni tampoco es dado por Dios por ser seres especiales.

Todo nuestro aquí y nuestro ahora es resultado de lo que se ha cultivado en nuestro pasado.


Recogiendo lo sembrado

Sí. Nuestra realidad es la cosecha de lo que sembramos en el pasado.

Pero ese cultivo no fue desde nuestros pensamientos ni desde nuestras acciones directamente, sino que la siembra fue el resultado de nuestros sentimientos y de los sentimientos que despertamos en otras personas. Con acciones o con omisiones; queriendo o sin querer.

Y esto es básico, porque si bien hoy en día se habla erróneamente de que creamos nuestra realidad con nuestros pensamientos, esta afirmación es solo una mala interpretación de lo que místicamente se sabe desde siempre: lo que crea nuestra realidad son los sentimientos, no los pensamientos. Para aclararlo, sería suficiente revisar y estudiar cualquier sagrada escritura antigua.

Y ciertamente, lo que hemos sentido y lo que hemos hecho sentir a los demás, corresponde a nuestra siembre en el pasado. Y ahora, seguramente, estaremos cosechando lo que sembramos en algún momento atrás; y lo hacemos como situaciones de vida.

Si en algún momento sembramos sentimientos buenos, las situaciones que vivimos serán buenas; pero si los sentimientos propios o ajenos no fueron los mejores, tendremos que vivir el resultado en situaciones problemáticas.

Esto corresponde exactamente a dos de las leyes espirituales que rigen en este universo: La Ley de Atracción y la Ley del Karma (o de Causa y Efecto).


La ignorancia y el olvido

Pero a la hora de aceptar el funcionamiento de estas dos leyes, y en especial la del Karma, tenemos una discapacidad doble: la poca consciencia de nuestros sentimientos y el olvido a través del tiempo.

Generalmente no estamos al tanto de nuestros sentimientos detrás de un evento o de lo que los demás sienten con lo que hacemos; siempre nos fijamos en las acciones y en el resultado que esperamos de estas; en lo tangible.

Y además, las cosechas no se dan de inmediato. Entre un sentimiento pasado y una situación de hoy suele pasar un tiempo largo; al igual que entre lo sembrado y lo cosechado.

Por esto, ante una situación mala de hoy en día, no somos capaces de correlacionarla con sentimientos negativos generados en algún momento indeterminado del pasado. Pero que no veamos de forma clara la causa de nuestras situaciones de hoy, no quiere decir que no sea verdad.


La heredad de la cosecha

Cualquiera persona pudiera pensar en niños y jóvenes, los cuales no han tenido la vida suficiente como para sembrar cosas buenas o cosas malas; y aún así viven situaciones buenas o malas.

El asunto es que lo que condiciona nuestra realidad de hoy (el fruto de nuestra siembra) lo podemos traer de otros momentos (hablo de otras vidas); e incluso, podemos tenerla heredada de nuestros antepasados.

Antes de que el lector se lleve las manos en la cabeza y se forme un mal comentario por esta información, le invito a que revise la Santa Biblia (por ejemplo) donde podrá encontrar decenas de referencias de la heredad de las consecuencias por el pecado de nuestros antepasados. No estoy inventando nada.

Por eso, un joven puede comenzar a vivir con la consecuencia que el mismo trae de vidas anteriores o incluso de cosechas de sus padres.

Esto explica, someramente, muchas de las situaciones que algunos niños sufren sin encontrar explicación humana.


Viviendo de los ahorros

Volviendo al punto inicial.

Esas situaciones bonitas que viven muchas personas de forma particular, pueden estar ocurriendo como resultados de buenas cosechas pasadas; de cosechas propias o de antepasados, que se tengan en el granero.

Las situaciones buenas, van gastando la buena cosecha.

Pero si esa persona afortunada no sigue sembrando buenas semillas en su campo, ¿qué pasará en el futuro? Pues esas situaciones afortunadas a costa del ahorro almacenado, se acabarán en algún momento.

A nivel financiero se sabe que no es muy prudente vivir de los ahorros sin, por lo menos, ir manteniendo el capital (lo ideal sería aumentarlo).

Algunas personas hoy en día viven así, comiéndose sus ahorros o herencias espirituales. En muchas ocasiones se sienten bendecidas y afortunadas; y con eso no se preocupan en trabajar su en su campo (para futuro).

Termina llegando el día en que esas personas comienzan a vivir situaciones complicadas, cuando los ahorros afortunados se acaban. Allí viene la reflexión: “¿por qué a mí?”; o la creencia de que “me echaron un daño porque me tenían envidia de lo bien que me iba”.

Si bien a nivel financiero muchas personas no terminan de entender el beneficio del ahorro; cuando se habla de ahorro espiritual la sociedad occidental no tiene ni la más remota idea de que eso existe.


Seguir ahorrando mientras se vive.

La idea, entonces, es no descuidar el campo de cosecha, a pesar de que nos vaya bien en la vida. No es cosa de solo sembrar, sino de sembrar nuevas semillas (buenos sentimientos en nosotros mismos y en los demás) y cuidar el campo mientras no salga la cosecha.

Pero tampoco me refiero a acciones o asuntos puntuales. Ya que el resultado de nuestra siembra lo gastamos día a día para crear nuestra realidad; debemos sembrar y cuidar el campo también día a día. No se debe pensar que con buenas acciones puntuales estamos asegurando futuros bonitos.

El “sembrar y cuidar” el campo se debe convertir en una actitud continua de vida. Debemos tener un estilo de vida que nos permita en cada momento de nuestro futuro disfrutar de cosas “agradecibles”. No solo disfrutar de cosas buenas puntuales.

¿Cómo se vive de esa manera? ¿Cómo conseguimos sembrar cada día buena semilla para que todos los próximos “aquí y ahora” sean buenos?


La única respuesta

Hablamos de Leyes Espirituales, hablamos de escrituras sagradas, hablamos de nosotros y los demás (de nuestros prójimos), hablamos de los sentimientos (del corazón); por lo tanto, la respuesta de cómo vivir de forma afortunada para nuestro futuro debe contener a Dios.

La forma de vivir constantemente sembrando cosas buenas y así cosechar cada día cosas que nos darán situaciones afortunadas, es viviendo alineados con lo que Dios espera de nosotros.

Pero cuidado, lo que Dios espera de nosotros va más allá de lo que las iglesias nos piden. Este es otro gran tema.

Si le pregunto a muchos cristianos de iglesia, qué espera Dios que ellos hagan, posiblemente me respondan: “que vaya a misa, que de limosna, que me porte bien, que no diga mentiras”... y eso está bien. Pero con toda seguridad esos cristianos de iglesia no sepan que antes que todo eso, en lo que se deben afanar es en lo descrito en Mateo 5,6 y 7. Si eres cristiano de verdad, seguramente sabes a lo que me refiero.


Como conclusión final tenemos que nunca podemos olvidar vivir nuestra vida diaria dedicándonos a agradar a Dios, cumpliendo sus preceptos, para que su gracia no nos abandone. De esta forma, no solo disfrutaremos de esas situaciones maravillosas gracias a los ahorros espirituales que podamos tener, sino que seguiremos invirtiendo día a día para que cada vez nos vaya mejor.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 442AS. (15 de marzo del 2017)
http://www.shanishaktiananda.org
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777

Palabras-claves karma, ley, acción, reacción, atracción, mateo, ahorros, campo, siembra, cosecha, Dios, situaciones complicadas