Descripción
v1.2 – 15 A.S. (15enero2016)
Descripción v1.1 – 02agosto2015
Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Descripción v1.1 – 02agosto2015
Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Origen:
Cuando llegó Jesús al lugar de su crucifixión, un grupo de sus
discípulos venía con Él. Eran aquellos que estaban comprometidos con la causa
del Cristo; aquellos que no vivían de sus afanes terrenales; e inclusos capaces
hasta de dejar de lado sus vidas terrenales.
Cuando acostaron la cruz en la tierra y tumbaron a nuestro Señor en el suelo para clavarlo; los discípulos que estaban a su lado sabían que sus brazos debilitados no soportarían el peso de su cuerpo; y sus manos serían desgarradas por los clavos. En ese momento, se quitaron sus mantos color hueso, los desgarraron para hacer tiras anchas y rogaron a los guardias que además, con las tiras, amarraran los brazos de su Señor al travesaño de la cruz.
Uno de los guardias lo permitió y así lo hicieron. De esta forma, el cuerpo de Jesús quedó colgado de sus brazos amarrados a la cruz; y los clavos no desgarraron sus manos.
Al levantar la cruz con Nuestro Señor Jesús el Cristo crucificado; un grupo de discípulos con un sentimiento de impotencia terrenal, se reunió al pie de la cruz.
Algunos de rodillas y otros en adoración con el pecho en tierra y los brazos abiertos simulando su propia crucifixión al lado de su Señor, comenzaron a repetir esta frase. Diciéndola de corazón y en voz alta, algunos gritaban para asegurarse que Jesús en lo alto de la cruz la escuchara.
La intención era que su Señor supiera que ellos estaban allí con Él, al pie de la cruz; sin miedo a reconocerlo como “el Cristo”, aún en ese momento tan difícil para sus seguidores.
Además, los discípulos allí reunidos querían que Jesús sintiera que no lo habían abandonado; que algunos continuaban con Él; y que su obra se había cumplido. Ellos, como algunos otros, lo reconocían como su Señor (con total sumisión a Él) y como su Redentor (su benefactor, dador del Cielo por medio de su muerte).
Poco después de haber sido alzado, la sangre de Nuestro Señor y Redentor correría de su cara por sus hombros, hacia los brazos que habían sido amarrados a la cruz por los trozos de manto; y los teñiría de rojo. Esto marca el origen del “Manto de Nuestro Señor” (PAGR).
Fue uno de los momentos más sensibles que no se recuperaron en los relatos de la crucifixión; y es de una importancia extrema para los discípulos originarios del Maestro Señor y Redentor Jesús el Cristo.
Esta sencilla frase la llevan en el alma aquellos a los que Jesús llegó a tocar alguna vez.
Mantra:
Cuando acostaron la cruz en la tierra y tumbaron a nuestro Señor en el suelo para clavarlo; los discípulos que estaban a su lado sabían que sus brazos debilitados no soportarían el peso de su cuerpo; y sus manos serían desgarradas por los clavos. En ese momento, se quitaron sus mantos color hueso, los desgarraron para hacer tiras anchas y rogaron a los guardias que además, con las tiras, amarraran los brazos de su Señor al travesaño de la cruz.
Uno de los guardias lo permitió y así lo hicieron. De esta forma, el cuerpo de Jesús quedó colgado de sus brazos amarrados a la cruz; y los clavos no desgarraron sus manos.
Al levantar la cruz con Nuestro Señor Jesús el Cristo crucificado; un grupo de discípulos con un sentimiento de impotencia terrenal, se reunió al pie de la cruz.
Algunos de rodillas y otros en adoración con el pecho en tierra y los brazos abiertos simulando su propia crucifixión al lado de su Señor, comenzaron a repetir esta frase. Diciéndola de corazón y en voz alta, algunos gritaban para asegurarse que Jesús en lo alto de la cruz la escuchara.
La intención era que su Señor supiera que ellos estaban allí con Él, al pie de la cruz; sin miedo a reconocerlo como “el Cristo”, aún en ese momento tan difícil para sus seguidores.
Además, los discípulos allí reunidos querían que Jesús sintiera que no lo habían abandonado; que algunos continuaban con Él; y que su obra se había cumplido. Ellos, como algunos otros, lo reconocían como su Señor (con total sumisión a Él) y como su Redentor (su benefactor, dador del Cielo por medio de su muerte).
Poco después de haber sido alzado, la sangre de Nuestro Señor y Redentor correría de su cara por sus hombros, hacia los brazos que habían sido amarrados a la cruz por los trozos de manto; y los teñiría de rojo. Esto marca el origen del “Manto de Nuestro Señor” (PAGR).
Fue uno de los momentos más sensibles que no se recuperaron en los relatos de la crucifixión; y es de una importancia extrema para los discípulos originarios del Maestro Señor y Redentor Jesús el Cristo.
Esta sencilla frase la llevan en el alma aquellos a los que Jesús llegó a tocar alguna vez.
Mantra:
"Cristo, estoy aquí contigo; Jesús mi Señor y Redentor"
Descripción:
Utilizado por adoradores de Cristo en la personificación de Jesús de Nazareth (Jesucristo).
La noción de “Cristo” es la escencia-misión de Jesús de Nazareth; pero esta trasciende a la personalidad humana de Jesús. El “Cristo”, como escencia, no se limita a un solo Ser; porque es “el principio y el fin”, existía en la misma creación de nuestro universo y seguirá existiendo después de que todo acabe.
El “Cristo” siempre fue y siempre estará; por lo tanto, siempre está.
El “Cristo” nos permite cada vez trascender a la experiencia dolorosa de la vida fuera de Dios Padre; permitiéndonos, por eso, experimentar esta vida con mayor paz espiritual.
Utilización:
Por favor, NO USES ESTE MANTRA si el Cristo no representa TODO en tu vida.
Por favor, NO USES ESTE MANTRA si aún te agobian tus asuntos terrenales y el amor que le tienes al Cristo no es suficiente para tener paz a pesar de ellos.
Por favor, NO USES ESTE MANTRA si aún protagonizas tu existencia desde tu vida terrenal.
Los anteriores no son solo invitaciones a no usar este mantra; deben tomarse como UNA ADVERTENCIA.
Repetir este mantra reafirma que reconocemos y nos sentimos al lado de la Escencia Crística (la manifestación del Cristo) en ese momento (tiempo) y en esa situación (evento).
Con este mantra no buscamos traer ni solicitar al Cristo (Escencia Crística Manifiesta), sino que lo sabemos allí y nosotros somos los que nos presentamos ante Él. Por lo tanto, lo reconocemos allí; como escencia que baña y conforma toda experiencia de vida de todo cristiano verdadero (aunque parezca desagradable a nuestra mente). Entonces es imposible quejarse o juzgar.
Este mantra apunta hacia la iluminación personal de la mano del Cristo.
Si tienes tu vida comprometida con el Cristo, puedes repetir con la máxima frecuencia posible, como trabajo mántrico en tus momentos de adoración, en múltiplos de 108 veces.
Luego de eso, puede ser utilizado en momentos de dificultad, pero nunca sin el acompañamiento de una vida dedicada al Cristo. La sola repetición sin un compromiso y trabajo previo, tiene poco efecto.
Dones Espirituales principales que trabaja (EvolConsc):
Humildad, Compasión y Autoconciencia (crística)
Deidad:
El Cristo; Jesús el Cristo y Seres Iluminados de Escencia Crística Manifiesta.
Yantra:
El Trígono Crístico; en la descendencia espiritual perfecta de Jesús.
Presentado por:
Maestro PAGR777 (S.S.) – Caracas, 08 abril 2015 – Ampliado 15enero2016 (15 A.S.)
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Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Revisado y ampliado: 15 A.S. (15enero2016)
Original: 03 de agosto del 2015.
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