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jueves, 5 de septiembre de 2013

Por qué no vienen los bebés

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Nuevamente quiero abordar un tema que pareciera fuera de mi incumbencia; pero desde el momento en el que nos reconocemos como seres holísticos, con mayor “sustancia” que el simple carapacho de carne y hueso; cobra sentido complementar a la lógica terrenal con posibilidades espirituales. 

Siempre apunto que considerarnos seres espirituales no desvirtúa nunca nuestro plano físico; muy por el contrario lo refuerza, ya que todo lo bueno y acertado que se haga con nuestro cuerpo va a asegurar que nuestra alma se mantenga en esta existencia.

Y si hablamos de la ciencia médica, con todo lo avanzada que está aún hay muchas situaciones o condiciones físicas que, a pesar de ser abordadas correctamente, parecieran no poder controlarse; o lo que es lo mismo, parecieran estar condicionadas por factores que van más allá del conocimiento terrenal y científico. 

Una de estas condiciones es la infertilidad; específicamente las dificultades para algunas mujeres en ser fecundadas o poder llevar a buen término un embarazo. Por supuesto no voy a opinar de las condiciones bien estudiadas y caracterizadas por la medicina; me referiré a esos casos en que biológicamente no pareciera haber ninguna causa que impidiera que un bebé llegara a este mundo.

El que un bebé (un alma) llegue a este plano (que encarne o reencarne) no es un proceso únicamente físico. En este proceso asentado en nuestra biología, hay factores “no físicos” que van más allá inclusive a lo emocional, a lo mental, o al estrés que siempre se usa como un comodín en estas situaciones. 

En este último punto del estrés, cuando a una persona se le diagnostica como una causa de “algo”, esta generalmente sale corriendo a buscar terapias complementarias. Y este comportamiento no está mal, ya que dentro de esa “nube incierta llamada estrés” hay propuestas muy claras que sí pueden explicar y corregir ciertos problemas; claro que dentro de un pensamiento más holístico (tal vez menos científico).

Si volvemos a la gestación y limitándonos ya a la parte espiritual; un bebé por gestarse no es más que un alma a la que se le propone (o se autopropone) una experiencia de encarnar en un plano físico. Toda encarnación tiene como misión la de permitirle al alma vivir experiencias terrenales que pueda aprovechar para disolver las energías que lo separan de Dios (karmas) 

Pero como se puede inferir, las experiencias terrenales son solo escenarios propuestos; un alma podría también desaprovechar dichos escenarios y más allá de acercarla a Dios, la podrían alejar.

Esta posibilidad de situaciones “útiles” o situaciones “peligrosas”, no definen situaciones ni buenas ni malas. Una situación simplemente “es”; pero el uso que se le dé, o el enfoque con el que se la mire, la pueden convertir en aprovechable o no. 

Entonces se entiende que un alma con un proyecto de nacer debe esperar a que se le ofrezca una buena probabilidad de “escenarios mínimos aprovechables”; entonces decidirá meterse en la barriguita de mamá. Por tanto, la decisión de venir o no venir puede ver como una decisión consciente pero desde la “consciencia del alma”; y va a depender de la existencia de ese “Escenario Kármico Aprovechable”

¿Pero qué o quiénes definen para un alma un escenario kármico? La respuesta resulta obvia: papá y mamá. 

Tanto papá como mamá, como almas que son, tienen su propio karma; pero la unión sexual de ellos crea un karma en conjunto; esta va a ser la propuesta kármica para atraer al bebé. Las situaciones de vida de papá y de mamá están y van a estar condicionadas en parte por la energía de su karma en conjunto. No significa que una buena vida actual corresponda a un karma bueno; cualquiera de nosotros podemos cargar karmas complicados que aún no se hayan hecho manifiestos. Esos karmas latentes también cuentan para la propuesta.

Para dar a entender la idea con exactitud debería trascribir aquí unos cuantos artículos anteriores, pero confío en que ya lo habrán leído . De igual forma me permito recordar las siguientes ideas:
  1. Cuando dos personas tienen relaciones sexuales comienzan a compartir su karma; y cada una de ellas adopta el karma del otro, sin importar si fue una sola vez o si se quedaron juntos conviviendo o inclusive si no se volvieron a ver jamás.
  2. El karma no es ni malo ni bueno, simplemente es una energía que condiciona, en alguna proporción, las situaciones de nuestra realidad.
  3. El karma no es el único que controla la vida de alguien; definitivamente sus sentimientos (por Ley de Atracción) hacen mucho por su realidad. El problema es que si una persona no aprende a controlar sus sentimientos, su vida comienza a regirse por el karma en proporciones cercanas al 100% (pierde el control creando su futuro)
Pero cuidado: un “Escenario Kármico Aprovechable” no quiere decir situaciones buenas o malas (el karma no es ni bueno ni malo). Todo karma puede condicionar probabilísticamente a las situaciones de vida de un individuo, pero si esas situaciones no le sirven a un alma como propuesta, pues esta no baja, aunque sean situaciones buenas. 

Es algo así como si alguien quiere aprender alguna carrera u oficio. En busca de alguna institución en la que pueda entrar, lo primero que hace es revisar el pensum de estudio. Habrá asignaturas más fáciles o más difíciles, pero la escogencia se debe hacer pensando en lo que él necesita para aprender. Además, nadie le promete que en el curso de su carrera el ofrecimiento de asignaturas no vaya a cambiar, pero la oferta inicial es importante para que decida ingresar.

Si el pensum cambia en el trascurso de su carrera y el cambio le satisface, pues estará contento; pero si cambia para mal, él tomará decisiones con sus respectivas consecuencias: salirse de la institución y esperar cupo en otra, quedarse y seguir descontento, o esforzarse y estudiar horas adicionales. 

Después de todo esto, la propuesta de explicación de la infertilidad es sencilla:

Un bebé nace (un alma encarna) cuando las condiciones kármicas ofrecidas en el momento de la gestación les pueden ser útiles como propuesta de trabajo en el futuro. Estas condiciones son en gran parte el karma en conjunto que llevan acumulados papá y mamá.

Si el Escenario Kármico Propuesto no resulta útil para esa alma, la gestación se puede postergar hasta que el escenario kármico propuesto cambie. Ese cambio se puede conseguir por: cambio de pareja, o por una sanación del karma de la pareja, generalmente conseguida por crecimiento espiritual de alguno de los dos o de ambos. Con estas consideraciones, la infertilidad también se puede intentar abordar con las correctas terapias complementarias (kármicas-espirituales).”
 
Vuelvo a apuntar que cuando la gestación se ve dificultada no significa que la pareja tenga un karma malo. Por el contrario, hay bebés (almas) que deciden nacer en escenarios kármicos difíciles (con condiciones de vidas muy exigentes) porque esas experiencias les pueden servir para intentar crecer espiritualmente o sanar asuntos del pasado. Tampoco quiere decir que las parejas con problemas de gestación tengan un karma prístino y puro; y entonces, como no hay muchos “Jesús” o “Buda” que quieran venir, no se da el proceso. 

La reflexión final siempre termina de forma similar: invitándonos a que no perdamos nuestra conciencia de que somos seres de espirituales y que aunque tengamos problemas que parezcan muy terrenales, el abordaje para comprender o actuar ante dichas situaciones también debe hacerse de forma espiritual. 

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. 
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 05 de septiembre del 2013
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3 comentarios:

  1. Está bien bonito este artículo, Maestro. Me permito comentar que muchas veces el proceso de estas almas de "acceder" al plano terrenal se ve frenado por las enormes expectativas que se generan en las parejas con dificultades para concebir. Hay casos de parejas que, infructuosamente, se someten por años a las más exigentes terapias de fertilidad, y cuando finalmente se resignan y dejan el asunto en manos de Dios, entonces llega el bebé.

    CEH

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    1. Sip, es así:
      detrás de cada ansiedad y expectativa hay una carga kármica importante (debilidad de dones espirituales); y cuando la pareja comienza a "aflojar" dicha ansiedad, están fortaleciendo su desapego, su humildad, y eso es crecimiento espiritual de alguna forma.

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  2. Maestro excelente tema... En verdad es de Maestro la toma de decisiones como pareja de abordar y aceptar la situación.. Namasté

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