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sábado, 21 de marzo de 2015

¿De la tierra o del Cielo?

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo 
Cuando me toca hablar de la indispensable relación maestro-discípulo, dentro de un esquema serio de crecimiento espiritual; muchas personas se incomodan cuando destaco la actitud que debe tener cualquier discípulo ante su Maestro Espiritual. Sobre todo cuando se aborda desde la óptica de un Maestro Espiritual de carne y hueso.

El ser humilde; el no cuestionar; el procurar su compañía cercana para aprendizaje vivencial; el buscarlo para aclarar dudas ante de suponer por criterio personal; el asumir sabiduría de su parte; el aceptar la enseñanza aunque no se entienda totalmente; y aplicarlas aunque no se tenga totalmente claro su beneficio. Todas las anteriores, son cosas que se exigen de un discípulo hacia su maestro, siempre y cuando ninguna de ellas vaya en contra de la propia integridad o bienestar personal, ni de nadie más.

Y muchos se preguntan: ¿cómo le puedo dar tales “consideraciones” a un ser humano como yo; o quién sabe si peor que yo?

Y ante esta duda, nadie puede refutar mucho. Podemos encontrar: pseudo-maestros, charlatanes, aprovechadores y hasta psicópatas; que agarrándose de la necesidad de las personas, pueden destruir más que construir.

Pero bueno, es difícil el tema de elegir el “maestro apropiado” y se escapa de estas pocas lineas. Sobre todo porque el discípulo, más que elegirlo, llega a sentir al maestro espiritual desde su alma.

Pero igual podemos no estar dispuestos a confiar en “seres terrenales” y mucho menos “al alcance de la mano” (esto último es indispensable por algunos de los requisitos que el discípulo debe cumplir).

Es entonces que sale la opción clara y lógica de elegir a un Maestro Espiritual no terrenal.

Por ejemplo, elegir a nuestro Señor y Maestro Jesús como nuestro Maestro Espiritual personal, es una de las mejores decisiones que podamos hacer. Sin ninguna duda. Pero para que sea nuestro Maestro Espiritual, nosotros debemos comportarnos como discípulos; de eso no nos escapamos. Así que aún debemos:

ser humildes; no cuestionar; procurar su compañía cercana para aprendizaje vivencial; buscarlo para aclarar dudas ante de suponer por criterio personal; asumir sabiduría de su parte; aceptar la enseñanza aunque no se entienda totalmente; y aplicarlas aunque no se tenga totalmente claro su beneficio.

Solo queda preguntarse: ¿cumplir con todo esto que debe hacer un discípulo, es más fácil hacerlo con un ser que no está presente físicamente y que debemos imaginar su compañía; o con alguien que nos pueda tocar, hablar y hasta regañar en persona?

No estoy volviendo atrás; aún mantengo que Jesús es muchísima mejor opción que cualquier maestro terrenal; pero por algo alguna vez el mismo Jesús advirtió en una promesa:

Mateo 23:34
Palabra de Dios para Todos (PDT)

34 (Jesús estaba diciendo...) Por eso les digo esto: les enviaré profetas, hombres sabios y maestros. Ustedes matarán a unos de ellos y a otros los colgarán en la cruz para matarlos. A otros los golpearán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

¡Oh! ¿quién sabe? A lo mejor en algún momento te tropiezas con algunos de los enviados; quien a lo mejor no tiene mucha notoriedad. Esperemos que en ese momento tengas los ojos y el corazón abiertos; y tu mente no nuble el reconocimiento que haga tu alma. El tren del maestro puede pasar.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 21 de marzo del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: maestro, discípulo, Jesús, Cielo, tierra,

2 comentarios:

  1. Tener un Maestro espiritual es una bendición y estoy de acuerdo que Jesús siempre será la mejor opción, pero para todos es más fácil si se tiene un Maestro al que se pueda ver, escuchar y quien te pueda regañar... y tuve la fortuna de encontrar a alguien como usted Maestro, que nos ha enseñado lo que Jesús ha intentado por siglos y que gracias a usted hemos podido llevar una mejor vida, más provechosa, más real, más dedicada a Dios... gracias infinitas

    Namasté

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  2. Gracias Maestro. Que importante es recordar que nuestra alma es quien lo reconoce y no nuestra humanidad 🙏🏽🙇🏾‍♀️
    Om Namo Gurú ShaniShaktiAnanda Namo

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