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domingo, 5 de abril de 2015

Escenario Kármico

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Este tema, sobre el cual pretendo extenderme, es quizá el más complejo que haya podido haber escrito nunca.

Es muy complejo porque requiere de un contexto espiritual muy amplio (no sesgado por creencias religiosas soberbias) y porque además, explicarlo de una sola vez, requiere el aceptar cosas que llevarían mucho tiempo entender.

Pero a pesar de ser un tema muy complejo, es extremadamente urgente escribir sobre él, para así dejar por sentado las causas por las cuales estamos viviendo situaciones muy difíciles a nivel de sociedad, de país e incluso mundial.

Algunos podrán cuestionarme el porqué me he tardado tanto en decir estas cosas; pero en realidad llevo muchos años diciéndolas y enseñándolas de forma personal. El enfoque personal es la forma correcta de enseñar todo esto; pero llega el momento en que reconozco mi limitado alcance a nivel de enseñanza directa; y por lo tanto quiero dejar algo escrito que se pueda difundir sin mi presencia.


Alcance y objetivo de este escrito

No espero que las personas que lean esto me entiendan a la primera; y mucho menos que me crean. Más allá de lo complejo que va a ser, puedo comenzar a chocar con creencias religiosas mal entendidas que algunas personas suelen defender de forma absurda, desde un orgullo inútil y que nunca le han servido mucho a nadie.

Las religiones institucionales sectarias, no han podido explicar la situación en la que actualmente vivimos. Yo voy a utilizar esas verdades comunes a muchos enfoques espirituales, para plantear lo que sucede sin el menor vestigio de dudas. Esas verdades son las que generalmente separan a los grupos religiosos; por eso, cada quien tirando para su lado, no terminan de resolver nada.

¿Que yo creo que tengo la verdad? Pues sí, pero no es mía. Simplemente plantearé lo que muchas religiones y tendencias espirituales saben y proponen a su manera; algunas de forma incompleta. Si tuviéramos el valor de convivir como hermanos espirituales, estas verdades serían del dominio público y yo no tuviera la urgencia de escribir nada.

Por todo esto; y por saber que no me voy a poder explicar de forma completa; por saber además que me van a desacreditar personas con “gríngolas auto-impuestas”; por saber que la mayoría de los lectores van a preferir pensar que estoy loco y que estoy inventando todo esto (le convendría a la mayoría que fuera así); mi único objetivo será despertar alguna inquietud (o terror) de que a lo mejor estamos viviendo desde el desconocimiento de cómo funcionan las cosas; y por esa causa estamos echando a perder toda nuestra vida y la de nuestros seres queridos.

Si llego a encender esa alerta, consideraré que este esfuerzo habrá valido la pena.

¿A quién pretendo llegar? Intentaré explicar lo indispensable y trataré de hacerlo en lo posible más con ejemplos que con argumentos. Así, que bastará saber leer (no solo pronunciar palabras escritas) para comprender.

Lo que sí espero es que tú, querido lector, te tomes el tiempo para leer con calma; y repetir cada párrafo las veces que sean necesarias. De hecho nombraré a cada sección como referencias de lecturas diarias: podrás hacerlo así o todo de una vez.

Pero sí te pido que no asumas que entiendes a la primera pasada. Solo al ir avanzando en la lectura te darás cuenta de que hay cosas que se irán ajustando sobre la marcha. Y si un día encuentras cosas que no entiendes, no te desanimes; seguramente las tendrás más claras al final de todo el artículo; y tal vez luego de varias lecturas. Muchos de los términos que parecen explicados de forma insuficiente, seguramente han sido tratados en artículos anteriores con todo el rigor necesario; solo debes buscarlos.

Y finalmente, este escrito no pretende ser un tratado sobre karma, ya que tendré que omitir muchas cosas (porque no corresponden o por que no las sé) y simplificar algunas más. Pero no diré ninguna palabra en vano y con mucha seguridad estarás recibiendo lo único que explicará la razón por la cual estamos viviendo esta situación y por lo tanto cual sería la única manera de superar todo esto.


Día 0 ¿Qué es un Escenario Kármico?

Llamo “escenario” a la realidad en que vives: lo que te pasa, lo que sientes, lo que haces, lo que los demás hacen contigo, lo que tú haces con los demás, etc. Tu escenario entonces es TODO lo que vives, lo consideres bueno o malo, fácil o difícil, agradable o desagradable. TODO forma tu escenario de vida.

En un escenario de vida “normal” se espera que si te portas bien, las cosas te vayan bien; que si alguien hace algo malo, pues de inmediato cargue con las consecuencias de sus actos. Lo “normal” es que todo vaya fluyendo; y que cada cosa tenga una lógica de vida, en mayor o menor medida.

Un escenario de vida así está regido por leyes, llamadas Leyes Universales. Estas leyes rigen todo lo que sucede en el Universo (tangible e intangible). Estas son conocidas y bastante comprensibles.

Dentro de estas leyes universales se incluyen tanto las leyes naturales (y físicas) aceptadas por la ciencia moderna, así como las leyes espirituales (que aún no cuadran con el esquema de pensamiento científico)

Generalmente, nuestro escenario de vida debería estar gobernado principalmente por lo que se conoce como Ley de Atracción. Con esta ley se afirma que nosotros somos los responsables directos y de forma evidente de lo que nos sucede; sea esto bueno o malo.

Esta creación o condicionamiento de nuestra realidad no se da generalmente de forma consciente; y es por eso que algunas personas no creen en este planteamiento.

Pero luego de entender correctamente a la Ley de Atracción y después de hacer una pequeña reflexión personal de lo que hemos estado sintiendo; sí resulta evidente que condicionamos nuestra realidad. Entonces podemos entender el porqué nos suceden a veces cosas buenas y otras no tan agradables.

Con la Ley de Atracción nos reconocemos como responsables y protagonistas de nuestra realidad, de nuestro escenario de vida.

Pero a veces podemos vernos envueltos en escenarios donde no parece haber correspondencia entre lo que hacemos/sentimos y lo que recibimos. Situaciones de vida donde pareciera que no nos mereciéramos ciertas cosas; donde incluso Dios parece no ayudarnos y ni siquiera escucharnos.

Estos escenarios de aparente caos son lo que se denominan Escenarios Kármicos. Y son escenarios de vida donde son necesarios argumentos como: “está metido el diablo”; donde parece “no haber justicia”, ni siquiera la de Dios; donde Dios tarda mucho en darle su merecido a los que dañan a otros; donde no parece importar si nos portamos bien o mal, porque incluso a “los malos” les va mejor que a los buenos; donde existe una “evidente” impunidad; y donde parece que Dios nos está castigando o probando.

¿Te suena conocido? Pues de allí la importancia de entender algunas cosas de una vez por todas.


Día 1. Micro-resumen del karma

Cuando se habla del karma nos referimos a una Ley Universal. Esta es la Ley del Karma o también conocida como la Ley de Causa y Efecto o la Ley de Acción y Reacción. Ignorarla, desecharla o desacreditarla no exime a nadie de estar afectado por ella; así que no es nada inteligente dejarla de lado. Es una Ley Universal; nos guste o no, creamos en ella o no, o la entendamos o no.

Incluso nuestra Santa Biblia cristiana está llena de enseñanzas kármicas; no se engañen. Lamentablemente hay personas que por orgullo obstinado se niegan a verlo.

Resumiendo la Ley del Karma de forma conveniente para mis propósitos, esta establece que:

Cada acción que tú hagas (o dejes de hacer) y que afecte a otras personas, generará sentimientos en esas personas; y tú serás responsable por ello. Esa responsabilidad generará `un karma´, que se puede ver como una energía que condicionará tus futuros escenarios de vida (las cosas que te pasarán a futuro)”

Esos escenarios de vida futuros estarán condicionados por el karma que has venido generando y acumulando. Esto tiene como único propósito recrear situaciones kármicas similares a las que generaron karma en el pasado, para darte la oportunidad de actuar de mejor manera y resarcir los sentimientos negativos que se produjeron. O, si en aquellos momentos se generaron buenos sentimientos, entonces podrás disfrutar del bien que llegaste a provocar en los demás.”
Las acciones (u omisiones) no se consideran buenas o malas según consideraciones personales, particulares o parcializadas; sino que lo importante son los sentimientos que despierten en las demás personas.”

Cuando producimos en los demás sentimientos negativos gracias a nuestras actuaciones (intencionadas o no), se genera simbólicamente un “karma negativo”. Este nos producirá situaciones futuras difíciles para que podamos aprender a “hacerlo mejor”.

Cuando producimos en los demás sentimientos legítimos positivos con nuestras actuaciones (intencionadas o no), se genera simbólicamente un “karma positivo”. Este nos regalará situaciones futuras agradables, simplemente como recompensa por nuestras acciones.

Hay que observar que nuestras “recompensas futuras” no se producirán porque nuestras acciones sean “buenas”, definidas por nuestras consideraciones personales de correcto o incorrecto; sino por los sentimientos positivos que despertamos en las demás personas. De forma similar sucede con nuestras “situaciones difíciles” debido a nuestro karma negativo

Aun así, oficialmente el karma no se puede ver en ningún caso como “negativo” ni “positivo”; ya que incluso el karma que se suele llamar “negativo” termina siendo una oportunidad positiva de hacer mejor las cosas que no se supieron manejar en su momento.

Además de la Ley del Karma, hay otra ley universal más conocida y aceptada que llamamos Ley de Atracción. Con ambas, nosotros creamos nuestra realidad; siendo todo lo que nos sucede una proporción entre Ley de Atracción y Ley del Karma.

Si bien depende de nosotros si estamos bien o si estamos mal, con ambas leyes; hay diferencias importantes que debo puntualizar.


Ley de Atracción (LDA)
Ley del Karma
Condicionamos lo que nos sucede gracias a lo que llegamos a sentir nosotros mismos.
Condicionamos lo que nos sucede gracias a lo que hacemos sentir a los demás.
Mi Ley de Atracción me afecta únicamente a mí. Es unidireccional.
Los demás pueden decidir no afectarse.
Cuando se genera karma, este me afectará tanto a mí como a las personas a la que “hice sentir” mal o bien, en igual proporción. Siempre es bidireccional.
El tiempo que pasa entre nuestros sentimientos (activación de la LDA) y sus consecuencias puede ser muy corto (minutos, horas, días, semanas). Es por esto que podemos llegar a correlacionar nuestros sentimientos con lo que obtenemos; y de esta forma comprobar que esta ley es cierta.
El tiempo que pasa entre los sentimientos que despertamos en los demás y las consecuencias de estos, puede llegar a ser muy largo (años e incluso vidas).
Es por esto que no llegamos a ver la relación de lo que vivimos en un momento dado, con referencia a las acciones que pudimos haber hecho en algún momento del pasado.
No trasciende luego de la muerte.
El karma si permanece luego de morir; por lo que es muy fácil perderle el rastro. Podemos traer karmas de cualquier cantidad de otras vidas; y estos se pueden activar en cualquier momento y comenzar a condicionar nuestras situaciones.
No se hereda, ni se trasmite entre personas. Es totalmente personal.
Se hereda vida tras vida; y se contagia (se comparte) hacia y desde las personas con las que convivimos. Hay diferentes formas de contagio.
La Ley de Atracción no deja unidas a las personas involucradas (es individual). De hecho puede no haber otras personas involucradas.
La ley del karma deja unidos a los involucrados por “lazos kármicos” que se mantienen más allá de la misma situación que los generó. Esa unión trasciende vida tras vida, hasta que AMBOS involucrados alcancen un nivel espiritual apropiado para que ese lazo se disuelva.
Por dicho lazo kármico seguirá fluyendo karma (bueno o malo) una vez formado; incluso el que genere cada quien con otras personas.
Esto forma la red kármica.

Veamos un ejemplo muy sencillo de karma:

  1. Alguna acción que tú realizas (sin importar tu intención) hace sentir mal a alguien (sin importar cómo te sientas tú)
  2. Esto te une a la otra persona con un “lazo kármico” por donde se compartirá el karma generado en esa acción.
  3. Ese karma, con el tiempo, va a condicionar tanto tu vida como la de la otra persona; hasta que ambas hayan aprendido lo necesario espiritualmente.
  4. A pesar de que tú y esa persona no se vean más, quedan unidos por ese lazo kármico y tú tendrás parte de su karma y esa persona tendrá del tuyo.
  5. Si aún estando lejos, esa persona “se porta mal” y genera un karma negativo; ese mismo karma llegará a ti por el lazo kármico que alguna vez los unió y que aún no está disuelto: Por esto tú tendrás que “pagar el karma” que generó esa persona con la cual alguna vez formaste lazo kármico.
  6. Esto se extiende vida tras vida; por lo que podrás vivir situaciones que no te explicas de donde salen y estas podrán venir de todos los lazos kármicos que te habrás permitido establecer.
  7. De forma natural, tú tienes lazos kármicos establecidos con todos tus seres queridos, en especial con tu familia: padres, hermanos, hijos, nietos, etc. (“Lazos Kármicos Obligantes”)
  8. Como los karmas que llegan a ti son considerados automáticamente tuyos (no hay diferencia si los generaste tú o llegan a ti por lazos kármicos establecidos con otras personas), estos se tramiten hacia tus otros Lazos Kármicos Obligantes. Esto quiere decir, por ejemplo, que tus hijos pueden sufrir situaciones difíciles por tu culpa, gracias al karma negativo que llega a ti desde una persona con la cual en algún momento generaste un karma negativo (un lazo kármico)
  9. Únicamente cuando ustedes dos (cuando ambos extremos del lazo kármico) hayan crecido espiritualmente lo necesario, ese lazo kármico podrá romperse y volverán a ser independientes.

Esto último es un ejemplo extremadamente sencillo en comparación con todo lo que se puede complicar una situación kármica; y aún más si se desconoce todo este proceso y peor aún si se oculta la información.

Se comienza a ver cómo se va entretejiendo una red de relaciones kármicas que puede terminar en un caos virtual de nuestra realidad. Entonces, comenzamos a vivir situaciones difíciles sin la capacidad de saber de dónde vienen o a causa de quién se producen.

Cuando nos encontramos en una sociedad donde no se tiene ni la más mínima noción del karma, es imposible vivir con precaución; y todas las relaciones kármicas negativas se comienzan a realimentar; y entramos así a un Escenario Kármico Perfecto; donde siempre se puede estar peor (o siempre se puede estar mejor si se trabaja espiritualmente de forma correcta).


Día 2 ¿Cómo se genera un karma negativo?

La primera pregunta general es cómo se genera un karma; y la respuesta sencilla es: haciendo sentir a los demás.

Si con nuestras acciones, palabras, omisiones, miradas, gestos, descuidos, inmadurez, etc., creamos malestar, tristeza, frustración, rabia, resentimientos, discordia, angustia, susto u otros sentimientos difíciles en otra persona; pues se estará formando una energía negativa que podemos llamar “karma negativo” y que llevaremos ambas personas por igual.

Y lo llevaremos ambos por igual, porque ambos somos responsables. Una, es responsable por hacer sentir mal al otro; pero el otro también es responsable por no haberse “atajado emocionalmente” y haber dado rienda suelta a sus sentimientos negativos.

El uno es responsable por hacer sentir mal; y el otro por haberse dejado arrastrar por sus sentimientos destructivos. ¿Tonterías mías? pues serán entonces estupideces bíblicas. Debemos enfrentarnos a nuestra fe: la responsabilidad del que agrede la encuentras en Mateo 5:22 y la obligación de controlarse en Mateo 5:38-42.

Es por esta razón que se genera karma negativo no solo cuando yo hago sentir mal a los demás, sino cuando yo me siento mal: al indignarme, entristecerme, molestarme, por la rabia por lo que alguien haga, etc. En general, si no soy capaz de controlar mis emociones negativas antes las acciones de alguien; pues genero un karma negativo con esa persona y como consecuencia una unión kármica.

Pero no solo se habla de karma como algo negativo (aunque sea el que me interese aquí para crear consciencia de lo que nos sucede). Podemos producir una energía benéfica (karma positivo) que nos va a bendecir con buenas situaciones a futuro. Este karma positivo se consigue produciendo en los demás “LEGÍTIMOS sentimientos positivos”.

Y es importante destacar lo de “legítimos sentimientos positivos”, porque hay sentimientos muy negativos que pueden dar “alegrías o satisfacciones”, pero que generan más karma negativo que ningún otro. Por ejemplo los sentimientos de venganza, de injusticia, de lucha, de retaliación, de victoria sobre el “enemigo”, son los peores kármicamente.

Pero si de verdad se llega a generar un karma positivo, este nos va a bendecir la vida a todos los involucrados y a los seres queridos de estos. El karma positivo también se hereda y se contagia.

Como esto del karma no es algo de nuestro plano humano, sino que son procesos de alma (que tampoco voy a detallar); la generación de karma no implica que ambas personas se conozcan físicamente. Por ejemplo, si un chófer de trasporte público se estaciona de forma indebida en la calle y eso genera molestia en ti; pues se genera un lazo kármico entre tú y el chófer y se comenzará a compartir karma; aunque el chófer ni te haya visto, ni se haya dado cuenta de que estaba mal parado.

Lo mismo pasa con personajes públicos; que ves solo por televisión, oyes por radio, o te enteras por prensa. Ellos ni siquiera saben que tu existes a nivel humano, pero las almas sí están en contacto en planos superiores; y es gracias a esto que el Karma se genera más allá de nuestras condiciones terrenales.


Día 3. Lazos Kármicos; lo más importante

Cuando se habla de karma, no solo referimos a una energía que condicionará mis situaciones futuras y que además contagiará a mis seres queridos; si no que para que esa energía se comparta, se debe generar una unión kármica (Lazo Kármico). Es por este lazo por donde fluirá no solo el karma generado, sino todo el que ambas personas tienen, en ambos sentidos, bueno y malo.

Un lazo kármico puede tardar mucho tiempo (incluso vidas) en disolverse; y mientras este no se disuelva, seguirá fluyendo karma hacia ti; y todo lo bueno y LO MALO que haga la persona en el otro extremo será también tuyo.

Entonces, comenzamos a ver que lo más importante en un Escenario Kármico no es solo el karma que se genera, sino los lazos kármicos que unen a todas las personas dentro de una misma realidad; y el karma que se transmite entre todos.

Cuando está establecida esa unión kármica entre dos personas, se produce un efecto en cascada hacia todas las personas unidas con lazos kármicos a cada una de ellas dos; estamos todos unidos en una red.

Es tan sencillo como entender que si yo formo lazos kármicos con alguna persona en la calle (o por televisión); no solo el karma negativo que generé con ella condicionará mi vida a futuro; sino que también dañará el futuro de mis seres queridos. El karma generado se trasmitirá a través de nuestro lazos kármicos a: mi pareja, padres, hermanos, HIJOS, sobrinos, novias/novios, etc.; es automático y no hay nada qué hacer. ¿Lo crees? Funciona de esa forma; sin importar que no lo sepas, que no lo creas, que lo hayas aprendido diferente, o que te hayan dicho que no existe.

Pero esto no se queda allí. Posiblemente el karma negativo tarde un tiempo en sanar; y mientras eso sucede el lazo kármico queda establecido, compartiéndose karma de ida y de venida.

Por esto mismo, a pesar de que a lo mejor las personas no se vuelvan a ver o no vuelvan a tratarse; y a pesar de que uno de ellos comience a portarse bien; si la otra persona genera un karma negativo con alguien más, ese karma también irá hacia la primera por el mismo lazo kármico y le dañará la vida, incluyendo a la de su pareja, padres, hermanos, HIJOS, sobrinos, novias/novios, etc.

¿Que no es justo? Simplemente es Ley; y si analizáramos con detenimiento esta dinámica de compartir, el mantenimiento de este lazo kármico es lo mejor que puede pasar; porque aumenta la posibilidad de sanación definitiva. Pero este tipo de análisis es el que no puedo hacer aquí, ya que llevaría meses.

Más allá de tildarlo de “injusto”, lo que se debió haber hecho es no engancharte kármicamente con uno con el otro; así los seres queridos de ambos habrían quedado aislados. Si a ver vamos ambos serían responsables, no se puede hacer alusión a justo o injusto.

Lo ideal es vivir sin lazar lazos kármicos con la gente (no haciendo sentir mal a nadie, ni sintiéndonos nosotros mal por lo que los demás hacen). Así protegeremos a nuestras familias.

¿Que eso es imposible? ¿O que no lo sabias? Esto se resume en dos preceptos que todo cristiano debería no solo saber, sino vivir por ello:

  1. Amar a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39): comienza por no hacer sentir mal a los demás, igual que nosotros no queremos sentirnos mal.
  2. Amar, orar y bendecir a los que consideramos nuestros enemigos (a los que sentimos nos hacen daño) (Mateo 5:38-48): comienza por no “engancharnos” en las cosas que nos afectan de sus acciones.

¿Que es muy difícil? Por esta pregunta es que estamos en un Escenario Kármico donde no parece haber salida. Es un mandato y no lo cumplimos porque nos parece difícil; Jesús murió por ellos y a nosotros nos parece muy cuesta arriba. Entonces, lo menos que podemos es quejarnos; no tendremos lo que no cosechamos.

Entiendo que no te imagines cómo estas premisas puedan ayudar; pero un buen cristiano no se lo pregunta; solo lo hace y ya. Y además, vive por ello aunque no lo entienda, por el solo hecho de que Jesús se lo ordenó.

La dinámica del cómo y del porqué estos preceptos surten efecto real y ayudan a resolver las situaciones difíciles, es otra de las cosas que escapa de este artículo.

A lo mejor haría falta la fe que no tenemos ni del tamaño de un grano de mostaza, para cumplirlo con la confianza de que nos ayudará. Pero desafortunadamente necesitamos entender lo que Jesús mandó para poder asumirlo. Eso no es fe.

Si se actúa desde estos dos preceptos cristianos, comenzaremos a disminuir la formación de lazos kármicos con las demás personas; y mejor aún, con personas que son potencialmente peligrosas a nivel kármico (personas que suelen dañar a los demás)

¿Pero y cómo se pueden intentar limpiar los karmas ya establecidos para desconectarme yo y desconectar a mi familia?

Nuevamente los cristianos verdaderos lo saben:

  1. Busca desesperadamente que alguien que se haya sentido mal con tus acciones (mal intencionada o inocentes) se reconcilie contigo. (Mateo 5:23-24)

Esto también lo deberías de saber; yo no estoy inventando nada.


Día 4. Trasmisión kármica secundaria

Además de la interacción emocional directa como forma de establecer y transmitir karmas, hay varias formas secundarias de trasmisión kármica. Y estas no son secundarias porque sean de menor fuerza, sino porque no son tan “automáticas” como los sentimientos.

La principal forma secundaria es a través de relaciones sexuales. Cada vez que dos personas tienen sexo, ellas se comparten de forma inmediata el karma del uno al otro; y entonces se forma, por supuesto, un lazo kármico (necesario para que esa energía kármica fluya entre los dos).

Ese lazo kármico se irá reforzando con la convivencia interpersonal o con la continuidad en las relaciones sexuales.

Aún faltaría mucho por explicar; pero esta es la razón por la cual desde la parte espiritual se recomienda fuertemente la “no promiscuidad”; el cuidar con quién tienes sexo y por supuesto la fidelidad en caso de que ya tengas pareja estable.

Se puede compartir karma incluso por el simple “deseo sexual” hacia alguien, sin haber contacto físico. Pero el tema de karma y sexo lo dejo para las charlas en vivo.

Otra forma muy frecuente de transmisión kármica es la “afinidad con otra persona”, cuando esta es intensa. Este es el caso de los líderes y sus seguidores.

Si un líder conquista la lealtad de algunas personas, entre él y sus seguidores se forman lazos kármicos. Esto provoca que el líder se “eche encima” el karma de toda la gente que lo sigue, así como también que estas se carguen con el karma del líder (karma que ya no será solo el del líder, sino de todos los demás que el líder adoptó). Se vuelve una sola “masa” de karmas.

Si el karma del líder es bueno, pues no hay mucho problema; pero si el karma no es muy positivo, a los seguidores se les condicionará su futuro según lo que el líder haya sembrado kármicamente; y viceversa al líder por el karma de sus seguidores.

¿Recuerdas haber escuchado que la idolatría no es muy prudente? Pues por aquí va la cosa.

Pero no solo la “afinidad con un líder” crea lazos kármicos con él; sino que “adversarlo” también lo hace. Cuando una persona está en contra de un líder, esta se contagia de todo el karma que este tiene a través del lazo kármico que se forma por la rabia o la indignación.

Aún hay otras forma secundarias menos frecuentes de contagio kármico que no las incluyo en este artículo.


Día 5. Acumulando

Una de las características de esa energía que llamamos karma es que se va acumulando en el tiempo; por el mismo hecho de no utilizarse de inmediato. Esto por supuesto es simbólico y sirve para poder entender su funcionamiento.

En nuestro día a día generamos karmas (positivos y negativos) con cada acción que realizamos en nuestra conviviendo con los demás. Y este karma se va almacenando hasta que en algún momento, por diferentes condiciones, se activa y comienza a condicionar nuestros escenarios de vida.

Si gracias a nuestras acciones cotidianas, muchas personas se sienten “legítimamente bien”, pues iremos acumulando karma positivo. Este karma positivo en un futuro, nos podrá dar situaciones de bendición.

Gracias a la capacidad de acumulación del karma, no tenemos necesariamente que hacer grandes cosas buenas para ser bendecidos. Podemos dedicarnos a dar a nuestros prójimos pequeñas pero frecuentes bendiciones; y gracias a que estas se estarán acumulando, en su momento seremos grandemente bendecidos.

Pero lo contrario también es cierto y además peligroso.

Podemos tener la tendencia de permitirnos frecuentemente “pequeñeces kármicamente negativas”, que parecerían no afectar a nadie. Pero estas gotas se van acumulando de forma inadvertida, hasta que llega el momento en el que se activan y creeremos que el destino se volvió en contra de nosotros. No hay injusticia, solo acumulación de pequeños karmas negativos que se subestimaron o incluso pasaron desapercibidos; y terminan manifestándose como uno MUY grande.

¿De qué “pequeñeces kármicamente negativas” podemos estar hablando? Por citar solo algunas simplezas:

  • de las pequeñas molestias que generamos en los conductores cuando nos atravesamos cruzando la calle fuera del rayado; y aún más cuando pasamos “modelando, nariz arriba” pensando que ellos son los que se tienen que esperar;
  • de las pequeñas molestias que generamos en los compañeros de trabajo cuando llegamos cinco minutos tarde o cuando “echamos carro”;
  • de las pequeñas molestias que generamos en casa al “olvidarnos frecuentemente” de recoger nuestra ropa del suelo; o de no colocar el rollo de papel en el baño; o de no extender la toalla; o de no recoger el papel del piso; o de no lavar los platos; o de responder mal debido a nuestro mal humor; etc., etc., etc.;
  • de las pequeñas molestias que generamos a los que están en una cola cuando nos “coleamos”;
  • de las pequeñas molestias que generamos a nuestros acreedores cuando se nos olvida abonar a un préstamo;
  • de las pequeñas molestias que generamos en los conductores cuando al distraernos retardamos el cruce en luz verde de un semáforo (“cornetas detrás”);
  • de las molestias que generamos en los usuarios de un servicio cuando no les atendemos con prontitud;
  • de cuando con nuestro “humor”, creamos pequeñas molestias en los demás;
  • de cuando hacemos esperar a alguien que depende de nosotros;

La lista de pequeñas cosas “kármicas negativas acumulables” que nos permitimos puede ser interminable y hasta asombrosa.

Pero esta idea parece tonta; o por lo menos nos convendría que así fuera. Pero debemos recordar que el mismo universo e incluso las cosas más complejas que existen en él, están formadas por cosas simples acumuladas, como los átomos (protones, neutrones y electrones).

Y se puede creer que es absurdo pensar que pequeños y tontos karmas negativos, como el de cruzar las calles fuera del semáforo, puedan condicionar cosas mayores como una enfermedad grave en un futuro. ¿A caso sabías que los electrones que forman un cabello de tu cabeza son exactamente iguales a los que forman el sol? En el universo no hay diferencia entre grande o pequeño, importante o desdeñable; solo hay que acumular lo que parece pequeño y tienes algo tan colosal como una estrella.


Día 6. Activación de karmas

Como dije anteriormente, el karma es una energía que condiciona las cosas que te suceden.

El karma negativo te va a producir situaciones difíciles. Estas no se deben ver como ”malas”, sino como situaciones donde se plantea la urgencia de aprender. Se parecen a exámenes difíciles, largos y de varios temas a la vez.

Pero por el contrario, el karma positivo te va a producir “situaciones agradecibles”; o incluso puede atenuar (pero no eliminar) situaciones kármicas negativas. Por ejemplo no es lo mismo ir a la bancarrota en un negocio (por karma negativo) habiendo perdido todo el capital; que ir a la bancarrota del mismo negocio, pero teniendo más capital para emprender otro (gracias al karma positivo). Con karma positivo podemos paliar las cosas negativas; y por ejemplo, intentarlo de nuevo.

El problema con todo esto es que nunca se sabe ni cómo ni cuándo se activarán los karmas que llevamos.

Una vez que generas o te contagias de esa energía de karma, te la guardas dentro; y solo cuando las condiciones necesarias se planteen en tu realidad, algunos karmas se “activarán” y condicionarán tus escenarios de vida.

Se podría decir que los karmas esperan el momento justo, las personas justas y las situaciones justas, para activarse y para que así tengas la oportunidad de aprender.

A pesar de este sentido de oportunidad del karma, hay condiciones de tu ambiente que activan karmas de forma forzada; los mismos que de otra manera te hubieran dado tiempo para que asimilaras lo aprendido y fueras presentando exámenes poco a poco.

Me sirve mucho explicar este proceso como una máquina de hacer “cotufas” (palomitas de maíz). Con el calor justo, se da el tiempo para permitir que los granos de maíz exploten, de echar más aceite e incluso de comerlas.

Pero si “el calor” se descontrola, van a comenzar a explotar muchas cotufas (karmas) a la vez; y lo más seguro es que caigan al piso, que no se puedan recoger, que se quemen unas cuantas y que algunos granos de maíz queden inservibles. Incluso la máquina de hacer cotufas (tú) se puede llegar a dañar de forma irremediable.

En nuestra situación kármica, la metáfora “del calor” son los sentimientos difíciles. Cuando una persona (o grupos de personas) es incapaz de controlar sus emociones conflictivas o difíciles (incluso el desánimo y la tristeza son peligrosas); pues estará produciendo mucho calor y muchos karmas comenzarán a activarse de forma descontrolada; aún los que no debían salir para ese momento. Es por esa razón por lo que comienzan a experimentar situaciones que parecen malas, injustas, desgraciadas, etc.

Y acordémonos de los lazos kármicos. Esa activación desenfrenada de karmas se producen en las persona que no controlan sus emociones; pero estos karmas también viajan por los lazos kármicos que tenga atados; pudiendo caer en padres, hermanos, hijos, nietos, amigos. Estos inocentes también pagarán las consecuencias finales; aunque nunca hayan roto ni un plato.


Día 7. Control de nuestra emociones

Cuando hablamos de una sociedad donde todos estamos conectados kármicamente, es indispensable que exista en sus miembros un compromiso personal, moral o incluso religioso/espiritual de moderar o cuidar sus emociones hacia los demás.

Si este compromiso personal no existe, pues se comenzarán a activar muchos karmas negativos, contagiando hasta al más inocente. Es entonces cuando se forma el Escenario Kármico; donde siempre puede haber un estado peor que el actual.

Pero el control de nuestras emociones negativas está muy mal comprendido. Mucha gente cree que controlar nuestra indignación (por ejemplo) es pasividad ante “lo que debe ser corregido”. Esta concepción, como muchas otras, es totalmente errada.

Cuando sucede algo que debe ser corregido, la sanción o la corrección necesaria debe hacerse; pero esta se puede enfocar con rabia, resentimiento, venganza, frustración, etc.; o con ecuanimidad y real sentido de aplicación de justicia. El asunto es escoger la forma menos “caliente emocionalmente” de resolver una situación (quiero decir, más kármicamente amigable)

Y por otro lado, se suele creer que controlar las emociones significa “quedarse callado”, o “hacerse el loco”, o “aguantarse las ganas de golpear al otro”, etc. Hay que entender que hablamos de controlar NUESTRAS EMOCIONES, no de controlar lo que tendríamos ganas de hacerle al otro.

Si algo de alguien te molesta; el sentirlo y engancharte en ese sentimiento ya genera un karma nuevo o activa algunos karmas guardados. Esta generación o activación de karma se da por el solo sentimientos, no importa si te callaste, si no le pegaste, si no lo insultaste “como se merecía” o si lo ignoraste. Es suficiente sentir esa energía “caliente” en el corazón, aunque no hayas actuado.

¿Crees que esto de controlar nuestras emociones no funciona? Por eso estamos como estamos. Pudiéramos intentar controlar nuestras emociones “calientes” en nuestro hogar, para darnos cuenta rápidamente de lo efectivo que es.


Día 8. Formas de lidiar con un escenario kármico

Con todo esto vemos que cuando en un grupo de personas hay ignorancia sobre este tema, nadie se puede cuidar o puede prevenir, de los males que acarrea. Y si estamos en una sociedad donde ya se “activaron” asuntos kármicos, nadie va a saber poner freno y todo se embala como una bola de nieve cuesta abajo; cada vez creciendo más y más.

Pero definitivamente en algún momento hay que comenzar a hacer algo; esperando que la bola de nieve ya no sea incontrolable. El enfoque puede comenzar con una concientización de la situación a nivel masivo. Destaco algunos puntos importantes:

  1. Debemos dejar de echarle la culpa a los demás y asumir que de alguna manera nosotros podemos estar colaborando con el problema; o por lo menos no estamos poniendo de nuestra parte para que no crezca más.
  2. Debemos entender que nuestra más mínima acción kármica negativa, no solo nos va a dañar a nosotros mismos, sino también a nuestros seres más queridos. Esto es así, sin importar si ellos estuvieron involucrados o no en las acciones kármicas; y aún incluso, sin importar si ellos se enteraron o no de lo que sucedió.
  3. Debemos entender que mientras más lazos kármicos formemos, más incontrolable se va a volver nuestra vida y la de nuestros seres queridos; porque nos comenzarán a suceder cosas gracias a energías kármicas negativas que son imposibles de rastrear.
  4. Debemos entender que hay personas con más carga kármica que otras y son con estas con las que MENOS debemos formar lazos kármicos.
  5. Debemos comenzar a cuidar lo que hacemos sentir a los demás. Si nos equivocamos y generamos karma negativo, no vamos a dañar solo a la otra persona, sino que nos vamos a destrozar nosotros mismos y a toda nuestra familia.
  6. Debemos hacer todo el esfuerzo para establecer buenas relaciones entre todos; no solo para evitar karmas negativos, sino para generar karma positivo que nos ayude a arreglar nuestras situaciones.

Pero esto es solo el principio; si bien un importante principio para comenzar a vivir mejor en comunidad.


Día 9. Aún, las acciones son indispensables

Visto lo que puede significar el karma negativo; y que el impacto negativo de los lazos kármicos no solo es para mí sino para mi familia; podemos tener la tentación de negar todo esto, porque no parece cierto; porque no parece posible de controlar; o porque nos aterra.

Muchas personas creen que aceptar esto del karma implicaría quedarse inerte y callar sumisamente todo lo que nos viene. Pues nada más alejado de la verdad.

Si recordamos que la ley del karma también se llama Ley de Acción y Reacción, la acción no solo está presente para crear karma, sino para resolverlos.

A nivel espiritual, la no-acción no está permitida. Si hay algo que resolver y nos corresponde hacerlo, estamos en la obligación espiritual de esforzarnos en ello.

Así que lidiar con el karma no es dejar de enfrentar los problemas; por el contrario es asumirlos y enfrentarlos pero de forma “kármicamente inteligente”.

Veámoslo así. Si actuamos delante de una situación de forma kármicamente negativa, las posibilidades de que esta se resuelva con consecuencias positivas tienden a cero. Ante un karma negativo, si actuamos kármicamente mal, pues estaremos realimentando el karma negativo y la situación tenderá a mantener e incluso a reforzarse.

Si por el contrario, somos astutos kármicamente (lo que significa no abordar con karma negativo una situación que ya vienen de un karma negativo) pues pondremos a jugar a nuestro favor a la misma ley universal del karma; y la situación se resolverá naturalmente limpiando el karma y puede que incluso con karma positivo.

Entonces, las acciones requeridas para resolver situaciones siempre serán necesarias; pero si somos kármicamente asertivos (que no significa que seamos “bobos”) saldremos airosos con mucho menos esfuerzo.

Por ejemplo, la misma máxima cristiana de “poner la otra mejilla” no significa que te dejes golpear de nuevo; sino que significa actuar con astucia kármica para que tú te lleves la mejor parte.

Nota: Por favor, recuerda de los preceptos espirituales siempre se dan con metáforas que se deben contextualizar dentro de toda la enseñanza. No cometas nunca el error de creer equivocado algo porque al entenderlo de forma literal te pareció absurdo. Busca quien te lo pueda explicar de verdad de forma contextualizada.

¿No te suenan conocidas las veces cuando se tratan de resolver situaciones difíciles y que a pesar de que las acciones parecen lógicas, siempre fallan o terminan peor?

Una acción puede parecer apropiada; pero si es potencialmente kármica (negativa) el resultado siempre será peor que el estado que se quería resolver. No es pesimismo, es ley.


Día 10. Formas de sanar un karma dentro de un escenario kármico

Comienzo a decir cual NO es la forma en que se sana un karma dentro de un escenario kármico. Y la forma no es pidiéndole a Dios, ni a la Virgen, ni a Jesús, ni a Buda, ni a Krishna, para que metan sus manos.

Si hemos entendido lo explicado hasta aquí, un karma o un escenario kármico se plantea cuando no asumimos una interacción o convivencia correcta con nuestros prójimos. En una interacción kármicamente correcta, debemos respetar e interesarnos por cómo los demás se sienten con lo que nosotros hacemos.

Por lo tanto el karma es nuestra responsabilidad; no busquemos que instancias divinas nos exoneren de algo que hicimos mal; el universo no funciona de esa manera. Por el contrario; el mismo universo sí puede plantearnos exámenes más complicados y continuos para darnos múltiples oportunidades de aprender, hacerlo bien y aprobar. Eso termina siendo un Escenario Kármico.

Pero ir a presentar un examen no es suficiente para aprobarlo. Que vivamos experiencias kármicas no significa que aprendamos de ellas. Si no nos hemos esforzado, podemos reprobar e incluso incrementar el karma que intentábamos sanar.

Eso es lo que pasa en un escenario kármico. Si no nos comportamos de forma correcta dentro de una situación kármica, no solo vamos a quedarnos con esa misma energía kármica negativa intacta para el próximo examen; sino que en el “intento equivocado” de sanarla habremos generado más karma negativo, y este se sumará al que ya traíamos y no pudimos sanar. Por eso digo que siempre se puede estar peor.

Ahora, ya deben haber intuido la forma de como SÍ podemos sanar un karma dentro de un escenario kármico; ya coloqué algunas referencias bíblicas.

En este momento me tengo que circunscribir a mi cristianismo; pero si otras religiones se asumen correctamente, son igualmente efectivas sanando karma.
Y efectivamente, la forma de sanar el karma es llevando una vida “kármicamente amigable”; y los lineamientos para esta forma de vivir, los dan las diferentes religiones.

A una persona “kármicamente amigable”, no se le mide por lo “chévere” que es; ni por lo alegre; ni por lo positiva que se pueda mostrar; ni por lo condescendiente con los demás; ni por lo colaboradora en fiestas; ni por que tenga muchos amigos.

Todas las religiones (o doctrinas espirituales) que tienen como meta llegar a Dios/Nirvana/Paraíso, tratan a su manera con el karma. Por lo tanto una persona “kármicamente amigable” suele ser aquella que rige su vida dentro de los preceptos de dichas enseñanzas espirituales. El cristianismo es una de ellas.

A algunos de ustedes les sonará extraño que yo ofrezca “el cristianismo” para sanar karma; cuando las mismas iglesias cristianas niegan la existencia del karma. Acepto la extrañeza, pero les invito a que si no me creen, se paseen por el hinduismo o por el budismo y verán que es muy similar al verdadero cristianismo; similares pero más difícil de asumir como religión (por lo menos para nuestra cultura occidental).

Si nos volvemos cristianos verdaderos y nos apegamos a lo que Jesús nos enseñó y nos pidió hacer (eso es ser un cristiano verdadero); pues automáticamente comenzaremos a actuar dentro de un estilo de vida “kármicamente amigable”; y por lo tanto propicio para disolver cualquier Escenario Kármico. Esto lo hace un cristiano verdadero, incluso son saber nada de karma.

Pero aquí comienza un nuevo problema que no voy a enfrentar en este escrito; y es lo que muchas personas entienden por “ser cristiano”.

Nos han vendido la idea de que con solo ir a misa, saber oraciones, recibir los sacramentos y dar limosnas; nos convertimos en cristianos; y de los buenos. Y hemos comprado esa idea.

Nos han vendido la idea de que con solo ir al tempo, cantar alabanzas, aprender de memoria versículos bíblicos y tratar a los compañeros de iglesia como hermanos en Cristo; nos convertimos en cristianos; y de los buenos. Y hemos comprado esa idea.

Incluso nos hemos convencidos de que para ser buen cristiano es suficiente cerrar los ojos y hablar con Dios a nuestra manera, en nuestro cuarto, o pedirle a Jesús que nos ayude porque lo amamos y nos lo prometió; además de colocar la pegatina del pez en el auto.

Y en realidad es muy fácil evaluarse como cristiano de base más allá de los convencionalismos creados por las instituciones eclesiásticas; las cuales, por cierto, se formaron bastante tiempo después de que Jesús se fuera al Cielo (incluso nuestro catolicismo).

Bastaría referirnos y ver cuántos de los lineamientos dados por Jesús en el Sermón de Monte estamos aplicando en nuestras vidas. ¿Qué no recuerdas lo que es el Sermón del Monte? ¿Te entendí que eras cristiano?

Busca y repasa el Sermón del Monte; en este escrito no me toca formar a cristianos. Sí trato de hacerlo con las personas que me buscan; y lo único que hago es mostrarles lo que a mí me ha servido. Lo hago sin ánimos ni intención de usurpar funciones que nuestras hermosas y necesarias iglesias cristianas deben cumplir.

Si cualquier persona retoma sus enseñanzas espirituales/religiosas y las cumple simplemente porque es lo que Dios manda (sin la exquisitez de esperar entenderlas primero), estará tratando con el karma de forma magistral. De esta forma estará condicionando tanto su vida terrenal como su vida en el más allá (vida eterna); de la forma más prometedora y brillante que existe.


Día 11. ¿Optimista o Pesimista?

Después de todo lo explicado, muchas personas pueden pensar que tengo un punto de vista extremadamente pesimista de la situación; pesimista e incluso paranoico y fanático.

Mi primera respuesta es que no soy ni pesimista ni optimista; simplemente me atengo a explicar cuál es el proceso que vivimos. Y segundo, lo que expongo no es mí visión, sino la explicación de la Ley de Karma, llevándola desde el plano místico a lo más terrenal posible.

Si tú, querido lector, ves esto como una locura, te invito a que te quites las pre-concepciones que te atan de manos. Esas pre-concepciones como la de gritar que el karma no existe o que lo único que es verdad es lo que podemos ver.

Y a pesar de que todo esto puede parecer un callejón sin salida, aún hay esperanza. De la misma forma que si permanecemos igual siempre podremos avanzar hacia peor, si nos atrevemos a cambiar, el futuro puede ser todo lo brillante que queramos.

Nuestra salida es la misma Ley del Karma; funciona para ambos lados. De la misma forma que podemos ahogarnos en karmas negativos, podremos nadar en karmas positivos solo si lo decidimos, nos atrevemos y nos comprometemos a hacerlo espiritualmente bien.

Día 12. “Fuego del Cielo”

Muchos han escuchado las profecías de Nuestra Señora Madre Virgen María en muchas partes del mundo; muchas de ellas dadas en la segunda mitad del Siglo XX.

En ellas se advertía sobre la falta de amor entre los hombres y hacia Dios; y lo que es más importante, se nos exhortaba a cambiar para que no sufriéramos una serie de castigos que vendrían “del Cielo”.

Alguna de estas profecías advertían del castigo del “fuego que vendría del Cielo”; y muchas personas, notorias o comunes, sin ningún entendimiento espiritual, comenzaron a asumir meteoritos, choques entre planetas, etc. ¿Acaso la Virgen es astrónoma? Es obvio que el entendimiento de este castigo se enmarca dentro de metáforas espirituales.

¿Ustedes creen que hemos cambiado como raza humana desde las repetidas Profecías Marianas?

Evidentemente no; el mensaje mariano nunca se ha entendido en nuestro mundo occidental. Por lo tanto, hemos llegado al punto en que podemos estar sufriendo dicho “fuego del Cielo”. ¿Pero qué significa esa expresión espiritualmente?

El “Fuego” hace referencia a un proceso de purificación, de perfeccionamiento.

Del Cielo” refiere a que dicha purificación (“el fuego”) se dará por causa de las leyes celestiales/espirituales que no pertenecen a las leyes conocidas terrenalmente.

Cuando se habla de algo “que viene del Cielo” (Cielo como reino de Dios), no hay que entenderlo como “cielo sobre nosotros”, atmósfera, estratosfera, espacio exterior. El “Cielo” siempre ha significado ese “plano de existencia espiritual” donde se manejan ese el conjunto de leyes que rigen nuestra vida “no evidente”; más allá de “esta Tierra”.

Y por supuesto que hay una de esas Leyes Espirituales (del Cielo) que es la que propicia la purificación de las almas; esta es la Ley del Karma.

Entonces “el fuego del Cielo” no es más que la “purificación que se dará por causa de leyes del Cielo”. Y la alegoría de que este fuego caerá como “castigo doloroso”, no es una más que una indicación de que nuestro escenario de vida estará “bombardeado” por efectos del Karma.

Como consecuencia: el castigo “del Fuego que caerá del Cielo” no es más que la manifestación de un “Escenario Kármico”

¿Pero corresponde a que ese “fuego del cielo” sea la referencia a “un escenario kármico”?

Si revisamos lo que la Virgen María representa dentro de una enseñanza espiritual; se observa fácilmente que su enseñanza apunta a un comportamiento humano “kármicamente amigable”.

Comportarse como la Virgen exhorta, nos permitiría trabajar de forma apropiada con nuestros karmas; y por lo tanto evitar los escenarios kármicos.

Por lo tanto, es muy lógica la igualdad de: “fuego del Cielo que caerá sobre la Tierra” con “Escenario Kármico”.


Día 13. Dios es Amor

Y nada de lo que expliqué niega la idea de que tenemos a un Dios que nos ama con locura.

Al igual que un papá que ama a su hijo no le hace la tarea sino que le da el escenario apropiado para que este lo haga; Dios Padre no nos exonera de nuestras responsabilidades, sino que nos da constantemente los escenarios donde podamos estudiar, aprender, repasar, presentar examen e ir a reparación, las veces que sean necesarias.

Así como un papá sabe que el futuro de su hijo depende del esfuerzo que este ponga aprendiendo a honrar sus responsabilidades, nuestro Dios Padre hace lo mismo con nosotros; con la única intención de que nos ganemos estar en el Cielo por mérito propio (Mateo 7:21)

Además ¿qué amor puede haber más grande que el de ponernos a vivir en un universo donde todo está claro y controlado por leyes (universales) inamovibles?

Que no sepamos cuales son dichas leyes ni cómo funciona nuestra vida, no es asunto de Dios, sino es problema nuestro. Las leyes siempre han estado allí, desde el comienzo del Universo.

Más de un mensajero y maestro hemos tenido, Jesús uno de ellos. Y aun así desechamos sus instrucciones porque nos resultan muy complicadas de seguir; o incluso nos creamos nuestras propias versiones de la fe, para que se amolden a nuestras debilidades.

Querido lector, este artículo dibuja lo que nos sucede en la actualidad; y por lo tanto lo que se dice aquí es lo único que nos puede salvar. Ahora me toca a mí lavarme las manos como Pilatos; ya lo dije y ya lo sabes, ya no queda de mi parte.

Si quieres diferir y refutar sobre todo esto, no me busques; no te voy a dar más de lo que leíste aquí.

Pero si por el contrario tu corazón se abrió y quieres avanzar bajo esta verdad, estoy a tu disposición mientras Dios me lo permita.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 25 de febrero - 05 abril del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves: escenario kármico, escenario kármico, fuego del Cielo,

2 comentarios:

  1. Gracias por este escrito Maestro... Gracias a Dios lo encontramos y estamos bajo sus enseñanzas, de esta manera la purificación ha sido menos dura de llevar...

    Namasté

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  2. Excelente artículo Maestro! Para leerlo muchísimas veces. Quiero seguir bajo está inmensa verdad que me ha servido. Esforzarnos por atajar nuestras miserias y no tener expectativas como usted ha dicho, para mi es la clave. Gracias a usted y sus enseñanzas el camino está más claro. Dios lo bendiga siempre!

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