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sábado, 16 de abril de 2022

Murió en la cruz por nuestros pecados

 Autor: ShaniShaktiAnanda


A continuación trataré de poner en contexto una frase muy utilizada por nosotros los cristianos:
Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados.

Como suele suceder, muchas frases que se desprenden de enseñanzas sagradas se repiten sin el contexto apropiado y logran tergiversar ante el público la correcta religiosidad.

La frase en cuestión a veces se interpreta como que ya que Jesucristo murió por nuestros pecados y ya no tenemos pecado en nosotros y por eso podemos vivir felices, tranquilos y sin esfuerzo, sin la consecuencia de ellos.

Esto es un error garrafal que se desmonta conociendo un poco más de la fe cristiana y que se desprende de algunas enseñanzas bíblicas.


La misión del Cristo

Jesucristo vino con una misión principal, que por cierto no era la de hacer milagros. Él mismo la aclaró un día que lo buscaban para hacer milagros:


Marcos 1:21, 29-38 (NVI)

21 Entraron en Capernaúm y, tan pronto como llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y se puso a enseñar

29 Tan pronto como salieron de la sinagoga, Jesús fue con Jacobo y Juan a casa de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida se lo dijeron a Jesús. 31 Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles.

32 Al atardecer, cuando ya se ponía el sol, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y endemoniados, 33 de manera que la población entera se estaba congregando a la puerta. 34 Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades. También expulsó a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él.

Jesús ora en un lugar solitario

35 Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. 36 Simón y sus compañeros salieron a buscarlo.

37 Por fin lo encontraron y le dijeron:

Todo el mundo te busca.

38 Jesús respondió:

Vámonos de aquí a otras aldeas cercanas donde también pueda predicar; para esto he venido.


En este pasaje, como en otros, Jesucristo aclara que su misión (para lo que había venido) era para enseñar la doctrina (predicar).

La doctrina cristiana plantea básicamente un código de conducta que todo seguidor del Cristo debe adoptar en su vida. Dicho código o grupo de lineamientos está expresado en el Evangelio según Mateo, capítulos 5, 6 y 7.

Al final de dichos lineamientos, el mismo Jesucristo exhorta a cumplirlos para demostrar el amor que tenemos por Él:


Mateo 7:21,24-27 (NVI)

21 »No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

24 »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. 26 Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. 27 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina».


Juan 14:21,23-24 (NVI)

21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

23 Le contestó Jesús:

El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él. 24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre, que me envió.


Está claro entonces que el mismo Jesucristo estableció como una prueba de amor, que quienes lo sintieran como Su Señor, deberían estar cumpliendo sus lineamientos (o intentándolo). Incluso era requisito para que Dios Padre les amara.

Esta era la verdadera misión del Cristo: recordarnos cómo comportarnos en vida, para que Dios Padre nos ame; lo cual se puede entender como un requisito para entrar en el Cielo. Esto equivale a limpiarnos de nuestros pecados.

Así que quedar libre de pecado pasa por adoptar las conductas de un buen cristiano; y no es un hecho automático por la muerte de Jesucristo.

Es ilógico que luego de tanta predicación de cómo debemos vivir; un evento como la muerte echara por tierra la necesidad de cumplir con los lineamientos.


Predicando con su vida

Pero no lo pienso dejar hasta aquí, porque la frase de “murió en la cruz por nuestros pecados”, aún tiene sentido. Solo falta un poco más de contexto.

La vida del mismo Jesucristo era un modelo de las conductas que él mismo predicaba. Así que, de alguna forma, él debía demostrar que con dichas conductas se llegaba al Cielo,

Pero él debía demostrar algo más que el solo hecho de llegar al Cielo con el comportamiento que predicaba.

Él presentó la idea de que había venido por “enfermos y pecadores”, es decir, por personas que no las estaban pasando nada bien.


Marcos 2:16-17 (NVI)

16 Cuando los maestros de la ley que eran fariseos vieron con quién comía, les preguntaron a sus discípulos:

¿Y este come con recaudadores de impuestos y con pecadores?

17 Al oírlos, Jesús les contestó:

No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


Así, Jesucristo planteaba que sus enseñanzas o lineamientos eran las que las personas con problemas debían seguir. El verbo “llamar” se puede interpretar como “pedir que sigan sus pasos o forma de vida” o “pedir que aprendan de él” o simplemente “llevar al Cielo con él”. Cualquiera de las tres interpretaciones sirve.

Por lo tanto, parte de la prédica viva de Jesucristo implicaba que él mismo tenía que pasar cosas complicadas, incluso sin merecerlas.

Si él sufriera sin merecerlo incluso en su muerte y aún así llegara al Cielo, sería la comprobación total de la enseñanza cristiana.

Esto que estoy planteando como la necesidad de sufrir para llegar al Cielo, puede desanimar a cualquier a seguir la doctrina cristiana. Pero no nos asustemos, no es totalmente así.

Si revisamos los lineamientos cristianos (Mateo 5,6 y 7) nos damos cuenta que no son conductas para hacernos felices aquí en la tierra, sino por el contrario las mismas son para vencer muchas actitudes en las que solemos plantear nuestro bienestar: orgullo, rencores, sed de justicia, disfrute prioritario de la terrenalidad, etc.

En dichos lineamientos Jesucristo nos invita a dejar muchas de nuestras zonas de confort, que hoy cualquier coach o sanador sabe necesario para poder obtener bienestares reales mayores.

Pero la motivación de salir de nuestras zonas de confort y enfrentarnos a la zona de pánico, antes de conseguir una zona de expansión, es precisamente el entendimiento de que estamos haciendo las cosas mal. Esto es: “sabernos enfermos y pecadores”.

Así que la idea moderna de reconocer nuestras fallas y debilidades para poder trabajarlas y superarlas y así llegar a estar mejor, no es ni remotamente nueva. Es el basamento (o el inicio) de toda la doctrina cristiana. De aquí la necesidad de Juan el Bautista (tratado en otros escritos)

Por lo tanto, para los que se “sienten justos” y permanezcan en sus zonas de confort (aunque estén mal) no aplica el Cristo.


La muerte en la cruz como confirmación de la enseñanza

Y por todo lo dicho anteriormente, la muerte en la cruz se debía llevar a cabo.

A pesar de que al mismo Jesucristo le hubiera gustado otro final menos traumático, a Dios Padre le era necesario su muerte en la cruz, para que Jesucristo completara su misión. Recordemos que esta misión era demostrar que con las conductas predicadas, a pesar del sufrimiento, se podía llegar al Cielo (sin pecados),

Y los Evangelios nos citan momentos en los cuales Jesús presentía su muerte:


Lucas 22:41-43 (NVI)

41 Entonces (Jesús) se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar: 42 «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya». 43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo.


Pero aún así murió en la cruz, porque era “la voluntad del Padre”; era necesario para la misión que Dios Padre le había encomendado.


Contextualización final de la frase

Pero sí, la frase de que “Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados” aun es válida, siempre y cuando se entienda correctamente.

La idea de esta frase no nos exime de hacer nuestro propio esfuerzo para redimir nuestros pecados, adoptando las conductas en vida señaladas por el Cristo.

En realidad: “Jesucristo murió en la cruz para demostrarnos que las conductas que él predicó y que debemos adoptar en vida, son suficiente para limpiar nuestros pecados y así subir al Cielo como él lo hizo.

La cruz fue la prueba de que toda la enseñanza cristiana sirve; y cuando la portamos en el pecho o la honramos al persignarnos, nos estamos comprometiendo a vivir las enseñanzas del Cristo como esperanza de llegar al Cielo.


¿Esto es todo?

Todo lo que acabo de explicar entra rigurosamente en la explicación mística de la frase y es útil para toda persona. Pero existen niveles de explicación aún más profundos que resulta imposible dar por este medio. Mis discípulos tienen dichas explicaciones en sus almas.


Dios les bendiga.

Namasté.

ShaniShaktiAnanda
Original: XXXX AS. (16 de abril del 2022) Viernes-Sábado Santo
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Palabras-claves: Jesucristo Cristo muerte cruz crucifixión Dios Padre

1 comentario:

  1. Namasté.
    Esforzándome para cumplir con los Lineamientos que dejó muy claro nuestro Sr. Jesus Cristo para así ganarme el amor de Dios y poder regresar al Cielo, Gracias Maestro por estar aquí para recordarnos que Dios es nuestra única Misión de Vida.

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