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sábado, 2 de junio de 2018

El inicio de cualquier proceso de sanación


Autor: ShaniShaktiAnanda

Ya sabemos que existen diferencias entre sanar y curar.

Curar se entiende como erradicar alguna situación personal no deseada, utilizando métodos o intervenciones externas al propio organismo. Un individuo se puede curar de alguna condición y esto no implica que haya hecho cambios positivos en su interior; por lo tanto, a pesar de estar curado se mantienen las condiciones internas que una vez produjeron la situación no deseada, pudiendo esta reincidir de manera similar o diferente en futuro.

Por el contrario, sanar implica modificar las condiciones internas de individuo que presenta a situación no deseada, no solo para tratar de resolver la situación no deseada, sino para asegurar que esta no se vuelva a manifestar de cualquier forma en el futuro, o por lo menos para disminuir dicha probabilidad. Curar sí implica entonces promover cambios o fortalecimientos internos en el individuo.

En vista de estas dos definiciones, pareciera que sanar es más importante que curar; pero la realidad es que una vez manifestada alguna condición física/terrenal/metal/emocional no deseada, ambas figuras, curar y sanar, se deben llevar a cabo de forma paralela.

Los procesos de curación se aplican a algo ya manifiesto (correctivos); mientras que los procesos de sanación se deberían llevar de forma más preventiva.


Los pasos dentro del proceso de sanación

Como sanador me toca hablar de los pasos dentro de un proceso de sanación; los mismos que se mantienen sean el plano que sea donde se desee sanar: físico/biológico/terrenal, mental, emocional, energético, astral, kármico y espiritual.

Todo proceso de sanación debe cumplir con los siguientes pasos concatenados:

Paso 0: Reconocimiento de la situación no deseada (sin evasión y sin negación). Este reconocimiento puede ser claro y evidente para la persona, aunque a veces debe intervenir un tercero (un profesional de la salud, un sanador/terapeuta o un maestro espiritual) que le señale la situación.

Paso 1: Reconocimiento de la falla, debilidad o condición interna que pudo haber ocasionado la situación no deseada del Paso 0. Aquí se debe evitar buscar culpables externos. Si bien pueden existir “detonantes externos” que activen o manifiesten la condición no deseada, si no existiera dicha debilidad interna, no se hubiera producido la condición que se desea curar o sanar.

Paso 2: Intención sincera fortalecer o de cambiar la falla o la condición interna encontrada en el Paso 1. En este paso, no solo es decir “sí, lo que me produjo tal cosa es esto que hay en mí”, sino que se debe instaurar un convencimiento total de los orígenes personales de la condición no deseada para poder comenzar a sanar con toda la determinación que se requiera.

Paso 3: El proceso de sanación en sí; el asumir los esquemas o protocolos necesarios para llevar a cabo la erradicación o fortalecimiento de las condiciones internas o debilidades que causaron la situación no deseada. Este tercer paso generalmente se lleva a cabo junto a los esquemas o protocolos de curación.


El Paso 1 – el verdadero inicio de la sanación

Aunque suene redundante decirlo el verdadero inicio del proceso de sanación es el Paso 1 (primer paso luego de reconocer la situación no deseada).

Este paso plantea cosas vitales, como el reconocer que el origen de la situación no deseada no está fuera de nosotros, sino dentro.

Este reconocimiento es indispensable ya que las posibilidades de arreglar algo aumentan muchísimo si ese algo lo tenemos en nuestras manos, cerca de nosotros o en nuestro interior. Sería muy difícil sanar o virtualmente imposible hacerlo, si los “culpables” o responsables son los demás.

Este paso indispensable de reconocimiento de nuestras fallas tiene incluso soporte bíblico. Está representado por lo que suele conocer como “el proceso Juan el Bautista”. Este personaje bíblico tenía como misión particular la de “señalarle a la gente” (muchas veces de forma nada agradable) las fallas, las ligereza o los desatinos en las que estaban incurriendo como paso previo a un proceso de sanación espiritual (representado por las enseñanzas cristianas). No solo el señalarles las fallas, sino que les invitaba a reconocerlas.

De echo Juan el Bautista no era un personaje muy querido en nuestra historia sagrada, ya que a nadie le gusta, ni entonces ni ahora, que le señalen sus responsabilidades o fallas internas; y mucho menos si ya está sumergido en la situación no deseada.

Pero desafortunadamente este paso es indispensable para aumentar las posibilidades de sanación.


Nuestras sociedades modernas lo piensan diferente. Cuando una persona se enfrenta a una situación no deseada, se le envuelve en un aura de positivismo y sobre protección que lo aísla del paso de reconocer sus fallas o debilidades. La frase de “pobrecito, no le digas nada ahora que la está pasando mal”, nunca ha ayudado a nadie.

Si observamos el Proceso Juan Bautista desde el punto de vista energético el reconocer las debilidades personales prepara principalmente al chakra base (por molestia o por arrepentimiento) para comenzar a manejar una mayor energía para los procesos de sanación y de curación.

Si lo vemos desde el punto de vista kármico (a lo mejor el aspecto más interesante e impactante de este Paso 1) el dolor generado por el reconocimiento de nuestra responsabilidad en la situación que nos aqueja, comienza a sanar desde ese mismo instante el karma asociado a dicha situación. Claro, hablo del dolor manejado con arrepentimiento y propósito de enmienda, no del dolor lastimero de “que desgraciado y poca cosa soy”.

Si te encuentras a un verdadero sanador que te pretenda ayudar en una situación desagradable, lo primero que él va a ser es centrarse en este proceso.

Y aun más si tienes un maestro espiritual, en este caso lo vas a ver a él como al ser más cruel y sin corazón que se haya cruzado en tu camino.

Por eso, a los maestro, espirituales de verdad muchas veces y en algunos momentos pasan de ser seres angelicales a casi seres despiadados. El amor por sus discípulos así lo requiere, a pesar de arriesgarse a perder el cariño y el aprecio de ellos.

Claro está, hay formas de formas de decir las cosas; y a veces no lo hacemos de la forma más apropiada. Pido disculpas públicas por las veces que he sido yo
.
Dios te bendiga.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original: 884 AS. (02 de junio del 2018)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves: Sanación, curación, maestro, karma, juan, bautista, jesucristo