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miércoles, 25 de enero de 2017

La igualdad de todos ante Dios

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

¿Te has preguntado alguna vez cómo va eso de que todos somos iguales ante los ojos de Dios?

El ser humano busca la igualdad entre ellos en función de parámetros humanos/terrenales, en cuanto a: oportunidades varias, derechos, riquezas, bienestar. ¿Pero acaso Dios se mueve con esos parámetros?

Si analizamos un poco la vida, resulta evidente que Dios no mide la igualdad de los hombres por parámetros humanos, ya que por mucho esfuerzo humano que se haga, nacen personas con diferencias físicas, intelectuales, emocional, familiares, geográficas y hasta históricas.

Por mucha igualdad a la educación que se promulgue, siempre habrá persona con capacidades intelectuales diferentes. Por mucha igualdad de las riquezas que se persiga, siempre habrá personas con diferencias en la disposición y aprovechamiento de dichas riquezas. Estos, como dos ejemplos simples.

Entonces, si nacemos con diferencias más allá de nuestros deseos humanos ¿cómo Dios plantea dicha igualdad?


El blindaje de Dios

El asunto de la igualdad de los hombres ante Dios debe por tanto estar blindada a las diferencias humanas.

La igualdad de Dios debe ser tal que represente un aprovechamiento de la vida, un beneficio, que no dependa de las personas ni de las situaciones de vida que presenten.

Una persona pobre debe tener iguales oportunidades de beneficiarse de esta vida que una persona con mucha riqueza económica; y no necesariamente acumulando riquezas.

Una persona que nazca con discapacidades graves, debe tener iguales oportunidades de beneficiarse de esta vida que una persona con todas sus capacidades; y no necesariamente eliminando dichas discapacidades.

Una persona que crezca en una cultura diferente a otra debe tener iguales oportunidades de beneficiarse de esta vida; y no necesariamente haciendo un intercambio cultural.

Entonces, sea lo que sea una persona, o tenga lo que tenga, o carezca de lo que carezca, todas deben poder saca provecho de esta vida. Esto sí es igualdad ente Dios.

Pero entonces ¿cuál es el aprovechamiento de esta vida que Dios propone en su visión de igualdad?


El aprovechamiento de esta vida

Como siempre, lo primero que debemos considerar es el carácter espiritual del ser humano. Si esto no es lo primero, Dios no entra en juego en nuestra vida; en ningún argumento.

Cualquier igualdad que se plantee desde parámetros humanos, tiene un aprovechamiento totalmente temporal; a corto o a largo plazo, pero siempre temporal.

Cualquier igualdad conquistada entre los humanos se acaba; en última instancia, con la muerte.

Pero Dios es eterno. Por lo tanto, el aprovechamiento que Él debe ofrecer debe ser eterno también; ni siquiera se debe acabar con la muerte física.

Entonces, la igualdad de los hombres propuesta por Dios, está enmarcada en la posibilidad de aprovechar esta vida para un beneficio que no expira, y que se debe poner alcanzar sin importar las condiciones humanas.

La idea la vuelvo a plantear siempre. Si alguien cree que el motivo de vida es tener dinero, pues Dios es el ser más injusto del universo. Si alguien cree que el motivo de la vida es tener comodidades, pues Dios es el ser más injusto del universo. Si alguien cree que el motivo de la vida es tener salud, pues Dios es el ser más injusto del universo. Si alguien cree que el motivo de la vida es tener preparación académica, pues Dios es el ser más injusto del universo. Si alguien cree que el motivo de la vida es vivir muchos años, pues Dios, en ocasiones, es el ser más injusto del universo. Si alguien cree que el motivo de la vida es tener una pareja que te quiera, pues Dios, en ocasiones, es el ser más injusto del universo. Si alguien cree que el motivo de la vida es ser feliz, pues Dios, en ocasiones, es el ser más injusto del universo.

Así pudiera seguir argumentando las injusticias de Dios desde parámetros humanos/terrenales.

Entonces ¿Qué quieres Dios para nosotros? Pues que lleguemos al Cielo.

Y esta no es una utopía; o por lo menos es una utopía compartida por todas las doctrinas espirituales serias.

¡Y sería una utopía excelente! porque sin importar qué, todos podemos optar por llegar a ese estado de paz, luego de la muerte física, que llaman el Cielo.


Cómo se aprovecha la vida

Aprovechar la vida es sencillo, pero no fácil. El optar por ese estado de paz eterna (la Vida Eterna) se lleva a cabo comportándose en la situación de vida que sea, dentro de los lineamientos espirituales establecidos por Dios.

Bien sean los Diez Mandamientos (para los Judíos), el Sermón del Monte (para los Cristianos), las enseñanzas Budistas, las Hinduistas o las del Corán; todas plantean cómo asumir de forma correctamente espiritual, una vida humana, sin importar las condiciones que en esta se planteen.

Una persona pobre, rica, inteligente, incapacitada, minusvalorada, atlética, agraciada o con deformidades físicas, debe comportarse de la forma establecida según los lineamientos espirituales, sin distinción.

No es que un rico deba comportarse diferente que un pobre en una situación de vida particular, ya que dicho comportamiento espiritual no depende de las ventajas o deficiencias terrenales.

Seamos como seamos, tengamos como tengamos, todas las personas tienen en común algo que no depende de nada y que está en control total de ella. Ese algo son los sentimientos.

Es por esto que todos los lineamientos de conducta correcta espiritual depende de nuestras emociones, no de lo que tengamos o carezcamos.

1 Samuel 16:7 (NVI)

7 Pero el Señor le dijo a Samuel:

No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.


Entonces, la igualdad de Dios se centra en que todos tenemos sentimientos y que debemos controlarlos de la misma forma para aprovechar esta vida y obtener el mayor de los bienes posibles, sin distinción ni exclusión de circunstancias.

Dios permita que esto se entienda algún día; es la única forma de que la humanidad progrese.

Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 391 A.S. (25 enero 2017)
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Palabras-claves: igualdad, personas, Dios, minusvalía, Cielo, lineamientos, espirituales, religiones,

El miedo desde lo espiritual

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Místicamente no existen sino dos energías, las correspondientes al Amor y al Miedo, Y cualquier sentimiento humano sale de la mezcla de estas dos.

El miedo le da forma a toda la gama de sentimientos negativos que nos dañan por nuestra Ley de Atracción.

Este es uno de los porqués resulta indispensable ampliar nuestra consciencia de que somos seres espirituales, revaluar lo que es realmente bueno o malo para nosotros (sabiéndonos ya como seres espirituales) y por su puesto, reforzar siempre nuestra confianza en Dios. Si avanzamos en estos tres propósitos, lograremos poco a poco tener menos miedo.

Pero muchas veces, nuestro miedo es visceral y es casi imposible evitarlo; además, que este miedo nos puede ayudar a sobrevivir en situaciones de peligro. Llega a ser un miedo útil.
Pero a pesar de lo necesario de ese miedo, tenemos que recordar que debemos "atajar" siempre a nuestros sentimientos negativos. Es indispensable no engancharnos en ellos, no darles rienda suelta, ni utilizarlos como tema de conversación a menos de ques se esté haciendo como exposición de caso para que un sanador te ayude a manejarlos.

Recordemos que diecisiete segundos continuos de cualquier sentimiento no armónico, son suficientes para complicarnos realmente la vida.

Pero si el miedo es humano, e incluso puede llegar a ser necesario; y atajarse es tan difícil, ¿qué parte de ti puede hacer el trabajo?

Evidentemente, tu parte humana no puede hacer el trabajo; el miedo es suyo y no se lo vamos a quitar. Para eso hay que recurrir a nuestra instancia superior: a nuestro espíritu.

Entonces, si tu parte espiritual es la que puede lidiar de mejor forma con el miedo y por lo tanto con toda la gana de sentimientos negativos, lo que hay que hacer es fortalecer, aumentar, incrementar la participación de tu espíritu en tu día a día.

Para aumentar tu cantidad de espíritu, lo que debes hacer es involucrarte en un escenario de crecimiento espiritual; pero no cualquiera, sino uno correcto.

Otra razón más.

Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 391 A.S. (25 enero 2017)
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Palabras-claves: miedo, crecimiento espiritual, crecer, espiritualmente, ley de atracción, crecimiento espiritual , sentimientos, negativos

martes, 24 de enero de 2017

Lo primero que debes hacer en tu Crecimiento Espiritual

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Estamos claros que pertenecer a grupos de conversación, hacer cursos, leer libros o ver vídeos de temas espirituales, no significa estar en Crecimiento Espiritual.

Un escenario de crecimiento espiritual debe tener tres elementos indispensables: primero un Maestro Espiritual (un Gurú); este debe basar su enseñanza en Escrituras Sagradas Antiguas como segundo elemento; y tercero, debe existir un grupo de personas que se sientan Discípulos de ese Gurú y con las cuales puedas compartir.

Incluso tú puedes asomarte en un escenario como el descrito y pasar un tiempo satisfaciendo tu curiosidad por lo espiritual, pero esto tampoco implica que estés creciendo espiritualmente.

Pero más allá de tu curiosidad, puede llegar el momento en que te des cuenta de que deseas comenzar en serio; y viene la pregunta lógica: ¿ahora qué debo hacer?

El primer paso para comenzar a involucrarte en un escenario de crecimiento espiritual es muy sencillo: debes exponerte al Gurú.

Si estuvieras en India y quisieras emprender tu camino espiritual, lo primero que tendrías que hacer es comenzar a frecuentar los espacios del Gurú. Así que exponerse al Gurú no es un invento.

Exponerte al Gurú es presentarte ante él, es frecuentarlo, es ir donde está, es procurar su presencia, es mezclarte en los escenarios abiertos donde él esté con sus discípulos. Algunas veces no podrás hacerlo de forma presencial por limitaciones geográficas; pero siempre habrá los medios para que esta exposición al Gurú sea efectiva a la distancia.

Pero debes exponerte a él no para satisfacer a tu intelecto. El Gurú está allí no para llenarte de conocimientos; sino para llenarte de espíritu.

Para eso, tú debes ver y sentir al Gurú en directo; debes compartir y compenetrarte con él en escenarios de vida. El Gurú no puede ser una imagen, ni un autor de libros, ni un personaje que no pueda sentir tu alma encarnada, que no conozca tus ojos.

Por su parte, tu Gurú necesita conocerte, verte, sentirte y escucharte desde tu humanidad; así él sabrá qué hacer para que tu espíritu aflore. Si solo te quedas dándole la espalda a tu Gurú o permaneces escondido detrás de una columna, este no podrá hacer mucho.

Si prefieres esconder tu interior al Gurú, este no podrá hacer mucho por ti. Si prefiere que el Gurú no piense nada malo de ti y por eso no te expones, seguirás igual; ya que este no tendrá nada en qué ayudarte.

Tu Gurú debe ver tu esfuerzo personal de acercarte a él. Es este esfuerzo el que el Gurú toma como aval para presentarlo a Dios en tu nombre.

Tu Gurú tiene una dedicación prioritaria para ayudarte; tú no puedes hacer menos. No es respetuoso hacia tu Gurú dar de tu esfuerzo solo cuando la vida y tus otras ocupaciones te lo permitan.

Crecer espiritualmente no es una experiencia intelectual, sino una experiencia vivencial con alguien que conoce y se ocupa de señalar la ruta de trascendencia hacia lo Eterno. Ese es tu Gurú.

Si te obligan más tus asuntos humanos/terrenales y no puedes negociar con ellos para poder frecuentar a tu Gurú; nunca tendrás un Gurú.

El trabajo de tu Gurú nunca lo verás con tus ojos, ni lo entenderás con tu mente. Este se realiza desde su espíritu al tuyo; siempre que seas capaz de someter a él tu humanidad; y no sobreponer tus modos y razones a sus enseñanzas.

Tu Gurú vive para Dios; si no te expones a él, te estarás escondiendo de Dios.


Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 389 A.S. (23 enero 2017)
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Palabras-claves: gurú, crecimiento espiritual 

martes, 10 de enero de 2017

El diablo no es malo

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Claro que la figura del diablo existe, el concepto es correcto; pero no necesariamente es correcta la interpretación que la mayoría de las personas le dan.

Lo que suele plantear sufrimiento a las personas, no son las situaciones ni las cosas; sino la apreciación que ellas tienen de lo que les sucede.

En el ámbito espiritual real, no es correcto hablar de malo o bueno; porque tratamos con un Solo Dios que nos ama.

Como una vez me dijo mi segunda Maestra (la Sra. Selva) cuando yo era pequeño: “Pedrito, ¿te das cuenta de que si el diablo existe, aún el diablo tuvo que haber sido creado por Dios? Porque Dios creó todo lo que existe.”

Pero la mayoría de las personas tiene al diablo no solo como el enemigo y como el promotor de todo lo malo que sucede el mundo; sino como lo diametralmente opuesto a Dios. Tanto es así que las personas creen que Dios debe erradicar al diablo; que los “ángeles buenos” luchan en contra del diablo; y que incluso es el enemigo de Jesucristo.

Esto no es lo correcto desde el punto de vista místico.

Para reflexionar sobre esto, traigo solo tres pasajes bíblicos; los tres bastante conocidos.


El diablo en el Libro de Job.

Job 1:8-12 (TLA)

8 —¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo.
9 El ángel acusador respondió:
¡Por supuesto! ¡Pero si Job te obedece, es por puro interés! 10 Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región! 11 Pero yo te aseguro que si lo maltratas y le quitas todo lo que tiene, ¡te maldecirá en tu propia cara!
12 Entonces Dios le dijo al acusador:
Muy bien, haz lo que quieras con todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.
Dicho esto, el ángel se marchó.


En este texto de la Biblia se presenta a Job como un hombre fiel y temeroso de Dios, de quien Dios mismo estaba complacido grandemente.

Job era un hombre rico (en todos los aspectos) y hacía de todo por Dios, y sobre todo cuidada de que cada cosa que hiciera no lo defraudara.

Pero cuenta la enseñanza que Dios decide demostrar la honra y la fidelidad de Job hacia Él, luego de una conversación con uno de sus ángeles: con Satanás (“el acusador”).
Luego de eso, Job comienza con mil y una tribulaciones. Tiene pérdidas graves; duda de sí mismo; duda de su vida y de su comportamiento; se pregunta a ratos qué estará haciendo Dios con él; pero al final no deja de reconocer la supremacía de Dios en todo y por eso Dios se complace y premia a Job.

Satanás mismo fue quien le produjo todos esos males y tentó a Job. Hasta aquí todo parece vulgarmente lógico.

Pero el punto importante es el siguiente: ¿acaso Satanás actuó por su cuenta por maligno? Leamos el versículo 12 nuevamente

12 Entonces Dios le dijo al acusador:
Muy bien, haz lo que quieras con todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.
Dicho esto, el ángel se marchó (a actuar).

Aquí Vemos claramente que fue Dios mismo quien le dio permiso a Satanás para que infligiera toda clase de daños a Job; desde la pérdida de sus riquezas terrenales hasta la muerte de sus diez hijos. Incluso le dio sarna.

Si Dios no le hubiera dado el permiso expreso Satanás de hacer lo que este quisiera con todo lo que tenía Job (incluso con su propia salud), el diablo no hubiera podido actuar.

Entonces, ¿el diablo es malo? Ante ojos humanos pareciera, más bien, que Dios es el malvado.

Pero no estamos en un texto humano, sino ante una enseñanza espiritual. Dios simplemente estaba sometiendo a una prueba de fidelidad a Job; y para eso utilizó al acusador. En otras palabras, el diablo le sirvió a Dios.


El diablo en el desierto con Jesús

Y en el siguiente pasaje bíblico, tenemos nada más y nada menos que a Jesús de Nazareth enfrentándose en el desierto al diablo. Este pasaje es muy conocido:

Mateo 4:1-11 (RVR1960)

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

Tan solo el primer versículo es determinante: Jesús debía ser tentado por el diablo y ¿quién lo llevó a él? Pues el mismo Espíritu Santo.

Pues sí, la misma Tercera Persona de Dios (el Espíritu Santo) fue quien llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo tentara. Es decir, que Dios necesitaba que el diablo tentara a Jesús. Encontramos nuevamente que cuando el diablo tentaba a Jesús, solo estaba haciendo lo que Dios necesitaba. Dicho de otra manera, el diablo le estaba siendo útil a Dios.

Pero esto es solo el principio. ¿Acaso vemos a un Jesús luchando a brazo partido contra el demonio? Pues no.

El diablo, con sus ofrecimiento de poderío humano, estaba únicamente probando el temple espiritual de Jesús. La función del diablo era ver si para Jesús, Dios era mucho más importante que sus posibles intereses y beneficios terrenales.

¿Qué hizo Jesús? Pues prefirió a Dios antes que a los ofrecimientos terrenales; y así, el diablo se fue. Más nada.

Entonces, ¿el diablo fue malo? Este simplemente le puso una prueba de tres preguntas a Jesús; y Jesús aprobó.

¿Qué hubiera pasado si Jesús no presenta esa prueba? Pues hoy no estuviéramos hablando de Jesús como lo hacemos.

Gracias diablo, por ponerle ese examen a Jesús.


El diablo y Jesucristo con sus discípulos

Y finalmente tenemos a Jesucristo ya en funciones de salvador, advirtiendo a sus discípulos sobre el diablo (en particular a Pedro); y resulta interesante ver cómo se expresa Jesús de Satanás.

Lucas 22:31 (TLA)

31 Después, Jesús le dijo a Pedro:
Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes, y Dios se lo ha dado.

¿Cómo es la cosa? ¿Satanás pidiéndole permiso a Dios? Entonces tan malo no debe ser. Si fuera malo, hiciera el daño por su cuenta sin preguntar a nadie.

Y además, lo que hace es ¿poner pruebas difíciles? Aquí tampoco es tan malo; cualquier prueba se supera si quien la presenta a estudiado suficiente. ¿Dónde está el problema?

Nuevamente, el mismo Jesucristo habla de que el diablo está supeditado a Dios; y que más que maldades, lo que hace es poner a pruebas para probar la madurez espiritual de las personas.

¿Entonces el diablo es malo? Para Jesucristo no; malos serían sus discípulos si fallaran las pruebas puestas por el diablo.


El diablo con ángel

En los tres textos bíblicos recién analizados, encontramos de forma clara a un ser que sirve para los propósitos de Dios. Primero probando a un hombre bueno (Job); segundo a Jesús y tercero a los discípulos del Cristo.

Y precisamente un ser que le sirve a Dios, a pesar de que lo califiquen de malo, es lo que se llama un “Ángel”

Sí, el diablo o Satanás, es un ángel. Y cualquier ser que le sirva a Dios no puede ser malo; porque si lo fuera, no le estuviera sirviendo a Dios.

Pero a Satanás se le dice el “ángel caído”. ¿Alguien se ha preguntado “caído de dónde”?

Se dice que Satanás cayó de la Gracias de Dios; pero incluso esto hay que comprenderlo bien.

Un alma (un Ser) que no esté al lado de Dios, está fuera de la gracia de Dios; está alejado de Dios. El mismo Jesucristo anunciando su muerte advierte que Él volvería a la casa del Padre. Así que Jesucristo estaba aseparado de Dios.

Los ángeles, por su altura espiritual, están muy cerca de Dios; algunos están a sus pies. Pero cuando el mismo Dios necesita que alguno de ellos haga algo con los humanos, los ángeles deben separarse del Cielo y venir a la Tierra a cumplir Su Voluntad.

Esto es lo que significa “caerse” de la gracia de Dios: caer del Cielo para venir a la Tiera a cumplir funciones asignadas o permitidas por Dios.

Entonces, un ángel caído no es un ser maligno; sino que es un ser que se debe separar (caer) temporalmente del Cielo, para venir a la tierra a cumplir algún servicio para Dios.

Entendido esto, el mismo Arcángel Gabriel que anunció a la Virgen María, es un ángel caído.

¿Pero qué sucede? Para un niño “caerse” es malo. Por lo tanto, dentro de nuestra inmadurez espiritual; un ángel caído debe ser malo.

Cuánto nos falta crecer!


Entonces, ¿es el diablo malo?

Tanto en nuestra doctrina cristiana como en cualquiera otra del mundo, está claro que el concepto del diablo es aquel que ejecuta las pruebas que Dios pone a nuestra terrenalidad. Estas pruebas buscan demostrarle a Dios si hemos aprendido a ser seres espirituales o no.

Pero solemos ser tan infantiles que vemos como malvado a un profesor que nos pone un examen para el cual no estudiamos.

El concepto del diablo como ser maligno es un concepto infantil, espiritualmente hablando.

Si estudias, podrás aprobar los exámenes difíciles; y el profesor será alguien que te puso un examen y a quien le demostraste todo tu esfuerzo.

Si creces espiritualmente, podrás superar las situaciones difíciles de a la vida; y el diablo solo será alguien o algo que te permitió demostrarle a Dios cuán espiritual eres.

El tema del crecimiento personal o del crecimiento espiritual, siempre comienza por sincerarnos ante nuestras deficiencias o debilidades personales. Esto nos permite poder trabajar en ellas y fortalecernos. Si simplemente buscamos culpables afuera, y el diablo suele ser uno de ellos, podemos estar evadiendo nuestra responsabilidad sobre lo que acontece en nuestras vidas.

Si no te crees responsable de propiciar las cosas malas que te suceden, tampoco podrás propiciar cosas buenas en tu vida”. (PedroAGR)


Cuarenta años después sigo comprobando que mis maestras espirituales siempre tuvieron razón. Al diablo también lo creó Dios para sus propósitos.

Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 376 A.S. (10 enero 2017)
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Palabras-claves: sociedades, diablo, Dios, Job, Jesús, Jesucristo, desierto, responsabilidad, personal, profesor, pruebas, terrenalidad, satanás, desierto, tentación, 

lunes, 9 de enero de 2017

Tipos de sociedades humanas desde lo espiritual

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Más allá de las clasificaciones con parámetros humanos (educación, cultura, economía, tecnología, etc.), las sociedades humanas también se pueden clasificar por medio de parámetros espirituales.

Las situaciones que nos acontecen están marcadas en mucho por aspectos espirituales. Esta es una realidad que no todos aceptan. Y esta no aceptación es la razón por la cual personas o sociedades humanas alejadas de lo realmente espiritual, no logran nunca condicionar o propiciar con certeza situaciones de provecho; para ellas siempre habrá imponderables que se “escapen de sus manos”. Estos imponderables son los principios espirituales que no aceptan o que no conocen.

Y una sociedad alejada de lo realmente espiritual, puede ser incluso una de esas sociedades muy “religiosas”, con creencias y prácticas que parecieran congruentes con Dios o con alguna religión.

Se puede ser muy religioso y estar muy lejos de ser espiritual. Aunque no se puede ser realmente espiritual sin tener algún compromiso de práctica religiosa.

Una sociedad realmente espiritual es aquella cuyos miembros rigen sus emociones y acciones cotidianas (aun las más sencillas) bajo lineamientos espirituales establecidos en escrituras sagradas. La práctica de alguna religión es un apéndice necesario de dicho estilo de vida, pero no las determina como espiritual. (PedroAGR)


Entonces, la clasificación de una sociedad dentro de lo espiritual, se hace por las situaciones o los estilos de vida que experimenten en un período de tiempo determinado.

En nuestra realidad terrenal, las situaciones acontecen básicamente por dos razones:

  1. como resultado de nuestros sentimientos actuales: Sociedades Normales
  2. o como consecuencia de nuestras acciones/sentimientos pasados: Sociedades Kármicas

Estas dos clasificaciones básicas presentan estilos de vida diferentes, acciones diferentes y proyecciones a futuro diferentes. La primera está signada por la Ley de Atracción y la segunda por la Ley del Karma (acción y reacción).


Sociedades Normales

Una Sociedad Normal es aquella donde el esfuerzo personal, no solo en acciones sino en sentimientos sanos, crean una realidad armónica.

Una Sociedad Normal es aquella donde el trato entre sus integrantes se basa, de forma natural, en el respeto hacia el otro; donde lo bueno que sucede de alguna manera se proyecta y con esfuerzo se consigue; donde no hay muchos imprevistos y los hechos negativos son noticia, no son lo cotidiano.

Este es el principio de la Ley de Atracción: los buenos sentimientos personales generan situaciones buenas.

Por esto, en este tipo de sociedades lo bonito genera más belleza; lo positivo es la normal y lo negativo la excepción.

Son sociedades en las cuales todos sueñan vivir, pero nadie sabe en realidad cómo hacerlo; porque creen que el bienestar es intrínseco de ellas y no saben que sale del estado espiritual sus propios integrantes.

Son sociedades que deberían mantener esta categoría de Normales no perdiendo el enfoque espiritual de la vida: si lo llegan a perder, con el tiempo se corrompen y cambian a Sociedades Kármicas.


Sociedades Kármicas

Las sociedades kármicas son aquellas que están regidas por la Ley del Karma.

El karma se puede ver como una energía que vamos recolectado y acumulando a lo largo de nuestra existencia; y que termina siendo el fruto de los sentimientos que despertamos en otras personas con nuestras acciones. No hablo de malas o buenas acciones, porque muchas veces despertamos sentimientos en otras personas sin darnos cuenta o sin tener ninguna intención particular.

Si con nuestras acciones, conscientes o inconscientes, intencionadas o no, hacemos sentir mal a alguien; o si nos sentimos mal por lo que alguien haga; entonces estaremos acumulando karma negativo.

Por el contrario, si con nuestra acciones, conscientes o inconsciente, hacemos sentir bien a alguien; o si nos sentimos bien por lo que alguien haga; entonces estaremos acumulando karma positivo.

Y esa energía acumulada, este karma, en algún momento comienza a construir nuestro futuro. El karma que hayamos acumulado de forma negativa, nos proveerá de situaciones negativas; mientras que el karma acumulado de forma positiva, nos proveerá de situaciones positivas.

Pero el karma no es castigo ni premio; es más lecciones pendientes o ganancia.

Una situación negativa nos mostrará únicamente que está allí porque en algún momento cosechamos una energía negativa que debemos aprender a depurar. Una situación negativa es una oportunidad de limpiar nuestro karma. Si lo hacemos correctamente, ese karma no aparecerá más; pero si fallamos en limpiarlo, podrá reaparecer incluso con mayor fuerza.

La única forma real de limpiar o sanar un karma que se ve manifestado en una situación difícil, es actuando bajo lineamientos espirituales en dicha situación. Y actuaremos espiritualmente cuando vivamos en función de lineamientos espirituales.


Por lo tanto, una Sociedad Kármica se define como un grupo de personas que conviven entre ellas y cuyas situaciones de vida están condicionadas por karmas (generalmente negativos).

Cuando en una sociedad las buenas intenciones de su ciudadanos parecieran no conseguir nada bueno; cuando a pesar del esfuerzo los resultados positivos no aparecen como deberían, cuando pareciera que todo cuesta demasiado esfuerzo y que se está en una lucha constante; cuando los individuos se desesperan, se frustran, se desaniman y no ven claro el futuro, cuando ni siquiera Dios pareciera ayudar; pues se está en presencia de una Sociedad Kármica.


¿Cómo mejorar una sociedad kármica?

Como es de imaginar, vivir sin poder condicionar lo que nos sucede, donde todo parece acción de la mala suerte o de malas influencias, donde todo va a la deriva, no es nada agradable.

En una sociedad alejada de lo realmente espiritual, los individuos comienzan a esforzarse por sus propios medio y confían en que mientras más se esfuercen y más luchen, se podrán salir de los problemas.

En un escenario kármico donde se desarrolla una Sociedad Kármica, nunca las situaciones se condicionan suficiente por la energía que generan sus miembros, ya que esas mismas situaciones están siendo creadas por energías kármicas pasadas. Esto es irremediable, pero aún así hay una solución.

La forma de vivir dentro de un escenario kármico es viviendo con la mayor energía espiritual posible; y no me refiero a tener fe ni a orar mucho ni a ir a misa ni a amar a la familia. Vivir con la mayor energía espiritual se logra moderando cada acción y cada sentimiento dentro de lineamientos, mandamientos o principios espirituales rígidos.

El problema es que muchas veces un comportamiento social correctamente espiritual, es visto como ingenuo o tonto; desde la óptica de la lucha humana. En estos casos, los ciudadanos prefieren vivir y actuar de forma más humana que espiritual, para ser más aceptados por el resto que criticados. El síndrome de la manada.


Pero el caso es que en una Sociedad Kármica, hasta que sus individuos no aprendan y comiencen a actuar de forma correctamente espiritual en TODAS LAS SITUACIONES, incluso en las más triviales; hasta que el motivo de vida y de acción de sus individuos no estén condicionados por los lineamientos de Dios; la sociedad no podrá salir de este círculo vicioso. Porque el karma negativo que no se trata correctamente, se re-alimenta.


¿Cómo una sociedad normal se convierte en kármica?

Generalmente los miembros de una Sociedad Kármica no se dan cuenta de su estado y siguen tratando de vivir como una Sociedad Normal. Como consecuencia, les cuesta mucho salir de las situaciones duras; y aunque el escenario termine porque las situaciones no son eternas (nada es eterno en este plano), las consecuencias que dejan son desastrosas y el futuro nada prometedor.

Pero el proceso de pasar de una Sociedad Normal a una Kármica, es tristemente sencillo.

Los miembros de una Sociedad Normal (no condicionada protagónicamente por el karma) aprenden a tener buenas cosas, buenos estilos de vida. Compran la idea del empoderamiento y se acostumbran a creer que son dueños de su propio destino; ya que solo un poco de esfuerzo rinde buenos frutos y se sienten bendecidos por la suerte, por la naturaleza o por Dios mismo.

En cualquier sociedad, el esfuerzo de sus miembros siempre es necesario para salir adelante; pero en una Sociedad Kármicael esfuerzo hacia lo terrenal, hacia lo humano, no resuelve los problemas.

Y viene el gran problema de nuestra cultura occidental. Si alguien ya cree tener a Dios (o se lo hacen creer) ¿para qué se va a esforzar por Él? ¿Para qué se va a preocupar alguien en esforzase por Dios, si ya se cree el hijo o la hija predilecta de Dios?

Y esta seguridad en sí mismo hace a los miembros de una Sociedad Normal vivir bajo sus propias normas, bajos sus propios criterios y con sus propios argumentos; todos estos seguramente alejados de preceptos espirituales reales.

Y cuando un grupo humano vive fuera de argumentos espirituales, cada acción y cada sentimiento comienzan a generar karma negativo. Este karma se va acumulando; y llegado el momento propicio, este karma negativo explota, se activa; y la sociedad comienza a caer como una bola de nieve, convirtiéndose en una Sociedad Kármica.

Repito, tristemente sencillo.


¿Cómo evitar llegar a una Sociedad Kármica?

Es cuestión de evolución de la raza humana. Siempre se cree que la evolución el género humano se mide en parámetros biológicos o tecnológicos; pero en realidad la Evolución de cualquier ser encarnado apunta hacia seres más espirituales.

Mientras vayamos evolucionando como personas, la necesidad de Dios será más grande y por lo tanto crecerá nuestro compromiso personal hacia Él. Esto nos llevará a guiar nuestras vidas (acciones y sentimientos) según sus lineamientos.

El problema es que esta Evolución Espiritual siempre es a modo personal. Sería necesario que en una sociedad aumentara el porcentaje de personas afanadas por Dios; y esto le diera mayor peso especifico espiritual.

Si en una sociedad hay un número suficiente de personas realmente espirituales, los escenarios kármicos (y por lo tanto las Sociedades Kármicas) tendrían menos probabilidad de existir; y si se produjeran, se saldría más rápidamente de ellas.

Pero este cambio social hacia lo espiritual debería hacerlo, por ejemplo, las iglesias.

¿Acaso en estos últimos tiempos las iglesias lo están haciendo bien? Observa las sociedades actuales; observa la sociedad en donde tú vives. ¿Es Normal? ¿Es Kármica?

No voy a responder a esta pregunta, pero a las pruebas me remito.

Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 375 A.S. (09 enero 2017)
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Por qué Dios es tan difícil de asumir correctamente

Por qué Dios es tan difícil de asumir correctamente
Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

A. Adhikari:         Namasté. Maestro ¿cómo está?Tengo días reflexionando en lo que usted ha venido diciendo sobre eso de “salir de nuestra zona de confort”.Y me suena tan lógico eso de “dejar de ser lo que somos para poder ser mejores; y dejar de hacer lo que hacemos para poder tener cosas mejores de las que tenemos”, que no entiendo porqué las personas no lo hace.En mi humilde experiencia en esto de crecer espiritualmente, usted mejor que nadie sabe lo que me ha costado; y aprovecho para darles las gracias por aún permitirme estar a su lado.Y creo que me ha costado porque no es fácil aprender cosas nuevas que no solo son nuevas, sino que muchas veces echan por tierra lo que hemos aprendido antes.Y el esfuerzo personal que hay que hacer también es “digno de valientes”, como dice usted.Pero ante todo ese esfuerzo, uno comienza a darse cuenta de lo bendecimos que somos cuando comenzamos a hacer pequeños ajustes en “nuestra relación con Dios” (eso me gustó mucho cuando usted me explicó qué era crecer espiritualmente).Pero sigo con mi interrogante ¿por qué habiendo tantos beneficios, las personas no asumen su crecimiento espiritual?

Maestro (SSA):    Namasté. Bien Adhikari, gracias.
La respuesta a tu interrogante es sencilla. Hay por lo menos tres razones importantes por las cuales las personas se resisten a asumir su crecimiento espiritual, o lo hace sin involucrarse totalmente, o simplemente no lo consideran necesario.
La primera razón es que nuestra sociedad moderna nos ha vendido a un Dios que tiene la obligación de ayudarnos. Parece que para eso Dios existe. Igual con los ángeles, con la Virgen o con los santos.
La gente asume que ellos tienen mandato divino de quitarnos todos los problemas, y para colmo sin exigirnos nada, más allá de rezar un rato, de orar, de encender unas velas, de llevar un relicario, o simplemente agradecer y tener “fe”.
Cuando se habla de la verdadera espiritualidad, estos seres espirituales actúan según nuestro merecimiento; y la mayoría de las veces lo hacen en favor de nuestro bien espiritual; no de nuestro bienestar terrenal.
Esta primera razón es la que aleja a las personas de un compromiso con su espiritualidad o simplemente no la dejan entrar.
Si te han vendido a un “Dios gratis” ¿Para que vas a trabajar para merecerlo?
La segunda razón es que han enseñado a la gente a depender de sus propias fuerzas. El esfuerzo personal hacia las metas humanas, tangibles; es lo que persigue una sociedad sin Dios. El bienestar terrenal es lo más importante; la muerte es lo peor que le puede pasar a alguien.Y es hasta lógico; si tu no estudias tus lecciones, lo peor que te puede pasar es que llegues al examen final. Y la muerte es un examen final cuyo resultado dependerá de cuánto te afanaste por Dios mientras vivías,
Entonces, en una sociedad que espera resultados concretos y tangibles ¿quién se va a dedicar con intensidad a esas cosas de Cielo y la Vida Eterna? Eso no se puede medir en número ni en un informe de rendimiento ni se puede colocar en tu
curriculum vitae; nadie te paga, ni te emplea, ni te quiere más por afanarte en las cosas de Dios.
Con este escenario sociocultural; casi nadie descubre que lo mejor que te puede pasar en la vida se llama “descubrir a Dios”; ya que cuando eso pasa los problemas se hacen más pequeños y algunos hasta se solucionan rápido.
La tercera razón es el terror al sufrimiento. La gente critica a la idolatría; pero esta sociedad adora, se afana y le rinde un culto inmenso al “bien-estar”. Las personas idolatran al bienestar económico, físico, mental y emocional; lo tienen como meta más importante; y su relación y compromiso con Dios quedan relegados a “cuando haya tiempo”.El primer mandamiento en nuestra sociedad parecería ser “Amarás al Bienestar sobre todas las cosas; con toda tu mente, con todas tus fuerzas y con todo tu corazón”; Dios puede esperar.
Pero eso sí, dejamos de lado el primer mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas, pero cuando necesitamos de Él, Él debe venir corriendo a ayudarnos.

Por eso, el sufrimiento es sinónimo del Diablo. No es raro que cuando una persona sufre, siempre busque qué o quién le está haciendo daño; sin saber que el sufrimiento es el comienzo del crecimiento espiritual.
Desde el punto de vista espiritual, el sufrimiento no es más que la señal de que algo estás haciendo mal; y por lo tanto debes corregir. Y mucha de esa corrección es sobre la forma de pensar y la forma de asumir tu vida; lo que se debe corregir desde el espíritu. Una situación difícil es simplemente una oportunidad de crecimiento espiritual; al igual que un examen es una oportunidad de aprobar un curso.
Pero sacarle el cuerpo al sufrimiento por ser lo peor que nos puede pasar, es como querer aprobar un curso pero sin presentar los exámenes. Claro, ir a presentar un examen no es el único requisito para aprobar el curso, debiste haber estudiado. El sufrir una situación difícil, no significa aprender de ella ni crecer; tuviste a haber aprendido a ser espiritual. Los exámenes se pueden reprobar; las situaciones difíciles también.

A. Adhikari:         ¡Wow!, Maestro; imagino que hay más razones, pero solo con esas me queda claro.
Pero si está tan claro ¿por qué es tan difícil derribar estas razones para que todos podamos vivir bien?

Maestro (SSA):    Es difícil convencer a las personas de siquiera reflexionar sobre estas razones, porque precisamente esas razones están presentadas, avaladas y sostenidas por instituciones de muchísimo peso; instituciones que han sido formadas y están siendo dirigidas por personas más humanas que espirituales.
Hablo tanto de gobiernos, empresas, así como de iglesias.
Siento que no hay mala intención en ninguno de ellos; lo que si hay es un desconocimiento inmenso de lo que significa realmente ser espiritual; sí, incluso en los que se dicen espirituales.

A. Adhikari:          Maestro, la inquietud que traía se dividió en muchas otras preguntas; pero no le preguntaré más por ahora. Prefiero quedarme un rato tranquilo para que su enseñanza germine y eche raíces.
Gracias de corazón.
Namasté.

Maestro (SSA):    Me alegra mucho que actúes así, Adhíkari; has aprendido bastante.
Dios te siga bendiciendo.
Namasté.


Pedro A. Gómez Ruzzo (SSA).
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Original: 375 A.S. (09 enero 2017)
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Palabras-claves: iglesias, gobiernos, Dios, asumir, difícil, sociedad, moderna, sufrimiento, enseñanza, crecimiento, espiritual, espíritu, exámenes, curso, aprobar, reprobar.