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domingo, 29 de septiembre de 2013

Ángeles y otras esencias



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Hoy en día todo el mundo, sea creyente o no, está familiarizado con el concepto de “ángeles”

Pero la categoría de ángeles se ha utilizado de forma muy genérica hasta el punto de llegar a la confusión; llegando a llamar “ángeles” a otros seres que en realidad no tienen nada de ángeles.

En nuestra misma Biblia se habla de ángeles de forma etimológicamente clara, pero que se ha prestado a confusión  por no enmarcarse correctamente en lo que es el conocimiento místico.

En la Biblia se habla de “ángeles” o “ángeles del cielo” cuando se debe hacer referencia a “cualquier ser no terrenal” que viene como “mensajero de Dios”. Pero entiéndase bien: “cualquier ser no terrenal”.

De hecho, la misma representación de hombres con alas emplumadas, es hecha por la mente humana de aquel entonces. La única forma de que un ser viniera de arriba y se posaran sobre la tierra sin hacerse daño, era teniendo algo similar a las aves: alas.

Pero volviendo al punto, cuando hablo de “seres no terrenales” me refiero a seres que “existen” fuera de este plano tierra; que conviven e interactúan con nosotros, estando en lo que se denomina Plano Astral (es un error llamar “espiritual” ese plano)

El plano astral está entonces fuera del plano terrenal y por eso no disfruta de sus características. Por esta razón en astral no hay: ni lugar (posición geoespacial), ni tiempo, ni materia, ni color, ni forma, ni tamaño, ni peso; en fin, nada que podamos percibir con nuestros cinco sentidos físicos.

¿Pero, por qué la gente dice que “ve” a esos seres?... Si, es cierto, esos seres se pueden “percibir”, pero es un tema muy largo como para muchas charlas.

Pero entonces, si en plano astral no hay materia, ni forma, ni estatura, ni nada, pero allí viven seres, ¿cómo son?

Si volvemos un momento a nuestro plano tierra, nosotros en nuestros aspectos terrenales  nos diferenciamos según parámetros terrenales: facciones físicas, lugar de nacimiento, idioma, fecha de nacimiento (generación), grupo étnico, etc. En el plano astral, ninguno de esos parámetros existe; sino que se comienza a manejar el concepto de “esencias

Una “esencia” se asemeja más a una “energía en plano astral” que tiene una serie de características particulares. Las características de las esencias no corresponden a parámetros físicos, aunque a veces estos se suelen utilizar para poder “imaginarlos” y hablar de ellas. Por tanto, una esencia podría ser: más luminosa, o más densa, o más liviana o hasta buena o mala.

Lo más correcto suele ser darle atributos más espirituales que físicos; obteniéndose esencias más amorosas, más compasivas, más de servicio, más humildes, etc.

De cualquier forma, sí existen “gentilicios” en plano astral. Estos gentilicios no son más que la forma de nombrar a Seres que comparten una calidad energética en astral (esencia) similar entre ellos. Tenemos entonces:

  • Ángeles
  • Seres de Luz
  • Guerreros de Luz
  • Maestros
  • Sanadores
  • Sanadores con la Naturaleza
  • Magos
  • Realeza (reyes, reinas)
  • Religiosos (monacales, sacerdotales, religiosas)
  • Elementales (con sus individualidades)
  • Esencias no terrestres
  • Algunas esencias específicas relacionadas con ciertas religiones; por ejemplo de deidades del Hinduismo.
  • Y algunas esencias particulares/personales: Crística, Mariana, Búdhica, Espíritu Santo, entre otras.

Probablemente haya otras esencias con las que no esté acostumbrado, pero las presentadas aquí son las comunes.

Si vemos la lista, encontramos que los ángeles no son más que seres que tienen una esencia Angelical. Esta misma esencia angelical hay que subdividirla en esencias más específicas, que se conocen en plano tierra como la jerarquía angelical: ángeles, arcángeles, serafines, querubines, tronos, potestades, etc.

Cada esencia tiene características particulares que determinan, en mucho, la actuación de los seres que la poseen, su forma de ser o el tipo de ayuda que puedan brindar. Por ejemplo, los ángeles son seres que hacen la voluntad de Dios, “sin chistar”, sin cuestionar; por ser esencias muy altas no se debaten entre el bien y el mal, salvo los arcángeles, que de alguna forma deben hacerlo porque son los llamados a interactuar más directamente con los seres encarnados (terrenales).

El conocimiento de las esencias es importante si deseamos comenzar a tratar con los seres en astral; podemos estar pidiendo algún tipo de asistencia particular a seres que no tienen la capacidad de darla porque no está en su esencia.

Por ejemplo, un error común es decirle a todo el mundo que es un “Ser de Luz”. Algún ser con esencia de “Ser de Luz” es un ser muy luminoso, pero extremadamente frágil; no lucha por definición porque se puede quebrar como si fuera un cristal. Por el contrario, un “Guerrero de Luz” si lucha, pero no es tan luminoso.

Pero no hay esencias mejores o peores; cada una tiene una función particular y es buena en eso específico.

Por otra parte, no todos los seres en astral tienen esencias puras. Generalmente tenemos esencias mezcladas; y digo “tenemos” porque nosotros, que si bien estamos encarnados, también tenemos nuestra porción astral que habita en ese plano. La esencia en astral que mantengamos condiciona en alguna medida el cómo vemos o actuamos en nuestra realidad.

Este tema es muy extenso e imposible de brindar por escrito; y más que aclarar, seguro se han planteado más interrogantes luego de leerlo. El punto final es el de crear consciencia de que llamar a alguien o a algo “ángel” no es necesariamente lo más correcto.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 29 de septiembre del 2013
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

sábado, 28 de septiembre de 2013

Diferenciando herramientas de sanación



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Recientemente hice un comentario en las redes sociales sobre una incorrecta clasificación de algunas técnicas y terapias como herramientas espirituales y como era de esperarse (pero sin haber sido mi intención) se levantaron voces disonantes en contra de lo que yo había dicho. Eso me llevó a considerar escribir un poco más extenso sobre lo que varias veces he dicho de voz.

Definitivamente, uno de los problemas de siempre es la semántica; en este caso el significado que se le da al adjetivo “espiritual”.

No pocas veces he comentado el hecho de que solemos enmarcar dentro del nombre “espiritual” a cualquier cosa más allá de nuestra parte física. Y esa parte no física, que se podría llamar más correctamente “sutil” (en contraposición a lo físico/tangible), en realidad está subdividida; y dentro de esta subdivisión está la parte espiritual. Te invito a leer el artículo “Qué significa realmente el término Espiritual

Tan solo para contextualizar, recordamos que nuestra existencia como seres terrenales está expresada en Planos de Existencia: físico, mental, emocional, energético, astral, akáshico y espiritual; y cada un de ellos tienen características específicas, energías particulares y procesos únicos de funcionamiento.

Como seres vivos, todos funcionamos en todos los planos. Por esto podemos enfermar y sanar en cualquier de ellos; ya que puede haber procesos que estén ocurriendo de mala forma y también procesos que se recuperan.

Pero cada plano tiene su energía particular y por tanto sus procesos para tratarla. Entender esto nos permite enmarcar correctamente a los diferentes procesos de sanación.

A continuación, coloco una tabla explicativa que nos puede ayudar a comprender la idea y que en realidad es el corazón de esta reflexión.


Planos de Existencia
Materia/energía/esencia que permite la existencia del plano
Algunas técnicas/ terapias/ procedimientos que actúan directamente sobre la energía del plano (para mantenerlo o sanarlo)
Plano Físico/biológico
Material biológico
Ejercicio físico,  alimentación, medicina alopática, cirugía, fisioterapia, entre otras.
Plano Mental
Pensamiento
Instrucción, adiestramiento, pensamiento positivo, terapias psicológicas, autosugestión, meditaciones (visualizaciones), entre otras.
Plano Emocional
Sentimientos/ emociones (energía vital humanizada)
Relaciones interpersonales, consejos, expresión de los sentimientos, sentimientos positivos, terapias emocionales, hipnosis, entre otras.
Plano Energético
Energía vital (Ki, Chi o Prana)
Todas las técnicas que actúan sobre la energía vital corporal o del ambiente: Reiki, sanación pránica, terapias tántricas, acupuntura, marmaterapia, yoga (asanas), Feng shui, cristaloterapia, majases (energéticos), entre otras.
Plano Astral
Esencias (como Seres creados)
Rituales, “magia”/“brujería”, oraciones, extrasensorialidad, trabajo con seres desencarnados, Metafísica, entre otras.
Plano Akáshico
Karma
Incursiones con vidas anteriores, TRE, algunas prácticas mántricas, terapias de registros akáshicos, astrología, entre otras.
Plano Espiritual
Nuestro Espíritu (la energía de más alta vibración)
Prácticas religiosas, Enseñanzas Espirituales guiadas por Maestros, práctica de Dones Espirituales, Meditaciones (mántricas) de Adoración a la Deidad, entre otras.


Por supuesto, en esta tabla está un número ínfimo de técnicas/terapias/procedimientos, pero estoy seguro de que con la columna de Material/energía/esencia, resultará fácil enmarcar a cualquiera que no esté allí.

Entendiendo los planos de existencia, nunca nadie podría decir que uno es más o menos importante que otro, ya que en un ser vivo todos los planos deben estar correctamente integrados y funcionales. Es por esto por lo que toda terapia/procedimiento/técnica es importante. No es así, obviamente, cuando morimos.

Cuando uno de los planos se enferma, este se debe sanar; ya que puede entorpecer el bienestar o el crecimiento de los otros; así se asegura un bienestar integral.

Pero si bien decimos que todos son importantes, reconocemos a nuestro plano espiritual como el que aloja a nuestro espíritu, el cual es el único eterno y que trasciende más allá del tiempo.

Cuando nos referimos a Crecimiento Espiritual, debemos  referirnos al plano correcto; y si queremos buscar herramientas directas para fortalecerlos, no podemos confundir las que se refieren directamente a otros planos.

La falta de claridad en los conceptos cuando definimos terapias de sanación o propuestas de mejoramiento personal, es lo que muchas veces enfrenta a diferentes profesionales de la salud y del bienestar. Que por ejemplo un reikista esté claro en su posición como terapeuta energético, es lo que le va a permitir que coexista respetuosamente y hasta de forma armónica con un médico alópata (terapeuta físico/biológico) y también con un sacerdote  (encargado del aspecto espiritual).

Pero si por ejemplo otro terapeuta energético dice que su técnica es “espiritual”, lo menos que va a provocar es la molestia y el recelo de los otros especialistas, desprestigiando inclusive la técnica que practica.

Esto ha llevado a luchas épicas a lo largo de la historia de la humanidad entre: la ciencia, los sanadores y las religiones. La seriedad profesional para la coexistencia armónica es importante, aún más si estamos en profesiones liberales.

Estamos claros que toda terapia ayuda y que el bienestar también se contagia, al igual que el malestar. Pero es importante que le demos “al Cesar lo que es del Cesar” y que llamemos a las cosas por su nombre.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 28 de septiembre del 2013
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

jueves, 26 de septiembre de 2013

Todo lo demás es dado por añadidura



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Les traigo una reflexión que muchas veces me han pedido hacer; pero esta vez con la esperaza que lo lean personas nuevas; ya que estoy seguro de que será un “llover sobre mojado” para los que siempre me preguntan.

Mateo 6:33

33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será dado por añadidura.


Esta cita se enmarca dentro de una de las conversaciones que tenía Jesús (el Maestro) con sus discípulos y gente en general; y en la cual respondía preguntas y enseñaba la forma correcta de vivir.

Si bien es una pequeña línea, extraigamos todos los pedazos necesarios.

Mas buscad primeramente el reino de Dios...

Mas” es igual a “Pero”. Dentro de las indicciones de vida que nos está dando Jesús en las líneas que anteceden a este versículo bíblico, se nos llama la atención en que también hagamos lo que se indica a continuación, pero que lo hagamos de forma prioritaria, como algo más importante que lo demás; de allí el “primeramente

 Buscar” implica acción. Cuando buscamos algo no esperamos que nos caiga del cielo; sino que de forma activa hacemos algo para encontrarlo.

Cuando “buscamos” un lugar en realidad lo que estamos en caminando, andando, recorriendo un camino que nos debe llevar a ese lugar.

El lugar es el “reino de Dios”, la meta final para todo ser que se sepa espiritual; se asume un lugar de Paz.

Pero “recorrer el camino hacia el reino de Dios” es lo que se llama “estar en un camino de crecimiento espiritual”; crecimiento espiritual que no es sólo aprender cosas, o leer o practicar.

Una persona que está en crecimiento espiritual, tiene unas características generales MUY claras, sin las cuales estará haciendo cualquier otra cosa menos crecer espiritualmente:

  1. TODA experiencia de vida la asume como una posibilidad de crecimiento espiritual; así que ya la queja y el pesar tienen cada vez menos cabida en su vida.
  2. Tiene herramientas muy claras, precisas y definidas en su espíritu (no hablo de rituales, ni oraciones, ni mucho menos cosas externas) para asumir dichas experiencias de crecimiento.
  3. Sabe que todo es para su provecho.

Esta forma de ser define la frase “Mas buscad primeramente el reino de Dios...”

... y su justicia ...

Justicia” implica igualdad, implica no discrecionalidad. Para que algo sea justo, debe ser igual, posible y probable para todos. Y esto es así solo si los procedimientos, causas y consecuencias (las leyes) son conocidas por todos.

La “justicia” de Dios plantea una correctitud en los hechos que suceden; esto únicamente se puede argumentar si todo lo que sucede está claramente definido a nivel de causa y efecto.

Así que buscar “su justicia” significa esforzarse en entender las leyes que rigen la vida y las cuales plantean esa justicia, ya que las leyes son para todos por igual.

Lo siento, porque sé que para algunos de ustedes este punto aún no queda claro; ya que necesitaría diez horas de Alineación con la Fuente para las argumentaciones completas. Confío en que los Alineados me entenderán.

... todo lo demás ...

Con “todo lo demás” Jesús se refería a las otras necesidades; pero no necesidades únicamente enmarcadas como situaciones deseadas,  cosas materiales, dinero, etc. sino en “todo lo demás que necesitamos para ser felices, para tener paz” sean cuales sean las situaciones en las que nos veamos involucrados.

... os será dado por añadidura.

Por añadidura” significa sin esfuerzo adicional, sin invertir nada más.

Tu esfuerzo mayor debe ser tu crecimiento espiritual (real, guiado, no mental, esforzado, vivencial, constante) y todo lo demás te vendrá automáticamente.

¿Lo dudas? Sale en la Santa Biblia, el manual de instrucciones de todo buen cristiano.

Si aún la falta de Paz en tu vida parece la norma o si cuando te falta Paz no tienes herramientas para reconquistarla, no te engañes; replantéate qué estás haciendo con tu vida espiritual.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 26 de septiembre del 2013
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

martes, 24 de septiembre de 2013

Aprender a decir NO


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo


Cuando buscamos recomendaciones y fórmulas para ser feliz, nos encontramos con un consejo generalizado: debemos “aprender a decir NO”.

Según muchos especialistas, el “no saber decir que no” es señal de baja autoestima. Supuestamente una persona con baja autoestima busca siempre tratar de complacer a todo el mundo, accediendo a todas las peticiones; esto lo hace como una forma de lograr la aceptación de los demás y así sentirse “útil”, querida, apreciada; sentimientos estos que vienen a llenar el vacío interior de una auto-apreciación baja.

Todo esto es bastante cierto, pero es sólo la mitad de la historia. Como técnica sabemos que es necesario sopesar la aceptación de cualquier requerimiento de otras personas, asegurándonos de que el “sí” comprometido no vaya a generar consecuencias negativas en nosotros mismos; si este es el caso, estamos en todo el derecho de decir que “no”.

Pero el saber esta técnica muchas veces no sirve de nada. Cuando una persona tiene una tendencia “patológica” a decirle que “sí” todo el mundo, siempre va a encontrar excusas para dejar de lado el a veces saludable “no”.

Entonces, surge la disyuntiva eterna de quién fue primero: si el huevo o la gallina. ¿Será que una persona de baja autoestima al “obligarse” a decir que “no”, esto le va a subir la autoestima?; o ¿hay que aumentar el autoestima para poder decir que “no”?


Independiente de la respuesta a la disyuntiva anterior, voy a presentar la recomendación “real y completa” de aprender a decir que no.

Como siempre sucede, las buenas recomendaciones o dichos populares se construyen sobre bases bastantes más profundas de lo que imaginamos; y estas encierran verdades de vida que escapan de nuestro razonamiento cotidiano.

Si observamos el consejo de “aprender a decir que no” (cuando sea posible y prudente, claro) debemos evaluar las solicitudes antes de aceptarlas y actuar en ellas. Estas solicitudes  vienen “desde afuera”, desde nuestro mundo circundante, desde el exterior. Nuevamente pareciera que el mal o lo dañino está únicamente afuera.

Pero ¿qué sucede con nuestras propuestas personales internas? ¿Qué sucede con nuestros deseos, ganas o actitudes dañinas que proceden únicamente de nuestro interior? Si buscamos el origen de esta enseñanza de “aprender a decir no”, llegamos a niveles místicos/espirituales.

Cuando hablamos de nuestro mundo interior y cuando nos referimos a encontrar formas de actuar correctamente, estamos hablando de sanar. Pero cada quien puede sanar lo que tiene dentro, no lo que está fuera más allá de su alcance real.

El arte de “aprender a decir que no” es un proceso de sanación, de crecimiento; pero únicamente si se enfoca desde nuestro interior; desde donde podemos sanar.

Si sólo nos limitamos a “decirle que no” a propuestas externas, la técnica puede ser únicamente un comodín para mantener nuestra integridad, escapándonos de situaciones difíciles; pero para más nada.

Si por el contrario “aprendemos a decir que no” a las actitudes dañinas de nuestro interior, pues tendremos oportunidad de crecer, sanar, fortalecernos de manera real.


  • ¿Cuántas veces mantenemos actitudes pesimistas?; debemos aprender a decirles que “no” (a no aceptarlas)
  • ¿Cuántas veces nos entregamos a la flojera y a la comodidad insana?; pues debemos aprender a decir que “no” y trabajar.
  • ¿Cuántas veces nos proponemos a abandonarnos y no luchar por estar mejor?; pues “no”
  • ¿Cuántas veces nos presentamos al mundo como las víctimas?; pues “no” podemos aceptarlo.
  • ¿Cuantas veces no nos quedamos esperando a que sea otro el que venga a hacernos feliz?; pues no.
  • ¿Cuantas veces dejamos que una palabra  o una acción desafortunada de alguien nos haga sufrir?; pues decimos “no” a esa debilidad nuestra.
  • ¿Cuantas veces cedemos a tentaciones sutiles que no rinden buenos frutos?; digamos “no”
  • ¿Cuantas veces dejamos para luego los buenos consejos?; pues debemos darles un  “NO” categórico.
Este es el verdadero sentido de “aprender a decir que no”; sacar esa fuerza interna para mejorar, para esforzarte en cada vez estar mejor. ¡Pero aún no he dicho cómo se lleva a cabo el aprendizaje!

Cuando llevamos una vida de crecimiento espiritual real; el aprendizaje de “decir que no” se lleva a cabo con cosas sencillas. Se puede comenzar con decirle que no a cosas sencillas, por ejemplo a gustos que uno pueda eximirse sin dañar a más nadie (comidas, placeres sencillos, etc.). Uno también practica con los propios pensamientos, diciendo “no” a cada pensamiento de juicio hacia los demás, por ejemplo; a decir “no” a cada mala palabra que vayamos a expresar, entre otras cosas cotidianas.

Si bien parecen aspectos de poca trascendencia, lo que uno va cultivando con estos sencillos ejercicios es la capacidad de “decir que no”, anteponiendo la consciencia. No es un “no” a todo, de forma compulsiva; eso tampoco sirve. 

Claro que la práctica de “aprender a decir que no” puede profundizarse mucho más, pero escaparíamos del alcance de este artículo. Cuando se practica de forma más profunda, el individuo que lo hace puede llegar a manejar tanto poder que habría que hacerle seguimiento de cerca en su crecimiento espiritual. 

Así que “no” lo voy a seguir explicando.


Namasté. 
Pedro A. Gómez Ruzzo. 
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 24 de septiembre del 2013
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martes, 10 de septiembre de 2013

Un poquito de Reiki para sanar, por favor

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Hay que comenzar a hablar un poco sobre lo que significa sanar. Yo defino “sanar” como “arreglar procesos internos que están entorpeciendo el bienestar personal”. Esta sencilla definición propia, encierra dos máximas importantes: todo proceso de sanación es personal (es decir que no depende mucho de los demás) y es un proceso interno (es decir que comprende los procesos intrínsecos del individuo).


Si sanar es un proceso personal e interno, la única forma de que la sanación se lleve a cabo es con los sistemas de recuperación que cada uno de nosotros tengamos dentro. Nuestro organismo y en general nuestro ser, está diseñado con sus procesos de recuperación propios. Es absurdo pensar que fuimos creados en este mundo sin la capacidad de recuperarnos de forma cuasiautomática de las agresiones a las que nos podríamos ver expuestos.


Por tanto, todo proceso de sanación (y todo sanador real lo sabe) no es más que un reforzamiento de los procesos de sanación que cada individuo ya tiene.


Este es uno de los argumentos de descrédito que muchos científicos e intelectuales utilizan hacia las diferentes técnicas de sanación. Ellos aseguran que el organismo tiene sus propios mecanismos para estar bien; y nadie puede llegar a hacerlo mejorar desde afuera. Pues están en lo cierto, en parte, porque un sanador lo único que hace es reforzar los procesos de autosanación que un individuo tenga activos; más nada.


Jesús mismo lo dijo muchas veces a las personas que sanaban delante de Él: “Tu fe te ha salvado”. La fe es algo interno de la persona, y es la figura de Jesús la que le vino a activar su fe. Pero mejor dejo este tema de la fe hasta aquí. 

Pero entonces, para que un sanador contribuya con una persona a que sus procesos de sanación se lleven acabo de forma más óptima, se debe dar una condición para poder ayudarlo: que ya existan dichos procesos de autosanación activados.

Permítanme poner un ejemplo que siempre utilizo: el Reiki. “El Reiki viene a dar energía vital adicional al cuerpo del receptor para que los procesos de sanación se ejecuten más rápido, o de forma más permanente; o menos traumática. (PAGR) 

Nadie que se ampute un dedo va corriendo a un sanador para decirle que le ayude a que se le forme otro dedo. En nuestra biología no hay un proceso de regeneración de los dedos, así que un sanador no puede reforzarlo. Pero sí se pueden activar de inmediato los procesos de cicatrización, de control de la infección, del dolor, entre otros; y esos sí se pueden ver favorecidos por un reikista (por ejemplo)

Entonces, la energía vital entregada en Reiki es siempre recibida y utilizada por algún proceso de sanación activo. Si no está activo el proceso de sanación necesario, o si está activado incorrectamente, pues el objetivo no se cumplirá a cabalidad. En el mejor de los casos la energía Reiki se almacenará por un tiempo con la esperanza de ser utilizada. 

Un ejemplo más terrenal lo tenemos en el caso de una persona que sufra de hipertensión arterial y comience a tomar sus medicamentos. Para este caso, debe activarse, por lo menos de forma paralela, un proceso de sanación a través de: una dieta baja en sal y grasas, una mayor ingesta de agua, más ejercicios, etc. ¿Ustedes creen que el medicamento (al igual que la energía vital entregada desde afuera) podrá hacer un buen trabajo si los procesos de recuperación internos no los refuerza la misma persona?

Otro ejemplo. Una persona pide Reiki, para ayudar con alguna relación difícil que se está presentando con su familia. Pero resulta que ella misma, en esa relación, mantiene una actitud intransigente con su posición (dice que ella es la que tiene la razón y los demás están equivocados). Este es un caso donde sus procesos de sanación están desactivados (por su actitud intransigente). Allí, al recibir energía vital, ¿cuál proceso de sanación lo aprovecharía? El proceso necesario para sanar la relación familiar está inactivo, así que comenzará a sanar cualquier otra cosa, pero su relación no. 

Esto no desvirtúa al Reiki. Muchos aseguraría que la misma energía vital va a desbloquear a la persona y va a hacer aparecer los procesos de sanación. En ese caso yo tendría que recordar que tenemos algo que llamamos “libre albedrío” y este plantea que nada externo puede hacernos cambiar de un estado que nosotros escogemos (de forma consciente o no).

Pero sí es cierto que aún una persona con procesos de sanación bloqueados se puede beneficiar del Reiki. Pero el beneficio lo consigue gracias al compromiso que asuma, más que por la energía recibida. Si la persona se compromete y va de forma reiterada a sus terapias de Reiki; y en las sesiones se relaja, tranquiliza su mente, habla de su situación; “eso” es lo que va a permitir un posible desbloqueo de algunos de sus procesos. 

Pero la sola creencia de que voy a sanar gracias a que alguien me envía Reiki a distancia una vez, dos veces, sin yo comprometerme mucho... puede no ser tan real. 

Por ejemplo, para un reikista, el compromiso de aplicar “los 5 principios de Reiki” en su vida es la forma de activar procesos de sanación generales que permiten optimizar la efectividad de la energía canalizada. Generalmente se encuentra que los reikistas que no llegaron a favorecerse del Reiki son aquellos que nunca se comprometieron con los principios que adoptaron. ¿Habrá acaso que invitar a las personas que solicitan Reiki a practicarlos? 

Hipertensión, sobrepeso, colesterol, triglicéridos, algunos dolores articulares, estrés, relaciones interpersonales difíciles, vidas complicadas y la gran mayoría de los males de la actualidad: físicos, mentales y emocionales; requieren que sea la persona quien tome ciertamente las acciones necesarias para comenzar a sanar; y entonces, solo entonces, la energía adicional SIEMPRE le va a ayudar.

Por supuesto que hay condiciones de no-bienestar que sí se benefician directamente con la energía vital. En esas condiciones generalmente encontramos que los procesos de sanación se activan automáticamente y tiene un alto grado de independencia de la actitud del individuo. 

Pero estos casos de independencia no son muchos ni frecuente en realidad, aún más si recordamos que la reciente ciencia de la Psiconeuroinmunoendocrinología plantea como un factor importante la correcta actitud de la persona en cualquier proceso de sanación.

En vez que comenzar a listar en cuales casos el Reiki ayuda de forma automática y en cuales no, se debe seguir una máxima de sanación:


Nadie debe dejar en manos de otras personas su propio bienestar personal; podemos siempre buscar ayuda, pero debemos siempre hacer por nosotros mismos.”
(PedroAGómezRuzzo)

Cuando solicites Reiki (presencial o a distancia), no solo lo hagas y te conformes con el envío, asegúrate de hacer algo más por ti mismo. A lo mejor cosas tan simples como relajarte o meditar por 10 minutos todas las mañanas, pueden hacer muchísimo más efectiva la energía que se te entrega. 

Esto que planteo aquí es importantísimo para entender el porqué aveces el Reiki parecer no ayudar. Dentro de las técnicas de sanación, aquella que trasmiten energía vital son para mí las más efectivas que existen (por el hecho de que somos seres vivos/energéticos); pero el punto de no comprenderlas nos hace ofrecerlas y aplicarlas en circunstancias adversas a cualquier proceso de bienestar.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
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jueves, 5 de septiembre de 2013

Por qué no vienen los bebés

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Nuevamente quiero abordar un tema que pareciera fuera de mi incumbencia; pero desde el momento en el que nos reconocemos como seres holísticos, con mayor “sustancia” que el simple carapacho de carne y hueso; cobra sentido complementar a la lógica terrenal con posibilidades espirituales. 

Siempre apunto que considerarnos seres espirituales no desvirtúa nunca nuestro plano físico; muy por el contrario lo refuerza, ya que todo lo bueno y acertado que se haga con nuestro cuerpo va a asegurar que nuestra alma se mantenga en esta existencia.

Y si hablamos de la ciencia médica, con todo lo avanzada que está aún hay muchas situaciones o condiciones físicas que, a pesar de ser abordadas correctamente, parecieran no poder controlarse; o lo que es lo mismo, parecieran estar condicionadas por factores que van más allá del conocimiento terrenal y científico. 

Una de estas condiciones es la infertilidad; específicamente las dificultades para algunas mujeres en ser fecundadas o poder llevar a buen término un embarazo. Por supuesto no voy a opinar de las condiciones bien estudiadas y caracterizadas por la medicina; me referiré a esos casos en que biológicamente no pareciera haber ninguna causa que impidiera que un bebé llegara a este mundo.

El que un bebé (un alma) llegue a este plano (que encarne o reencarne) no es un proceso únicamente físico. En este proceso asentado en nuestra biología, hay factores “no físicos” que van más allá inclusive a lo emocional, a lo mental, o al estrés que siempre se usa como un comodín en estas situaciones. 

En este último punto del estrés, cuando a una persona se le diagnostica como una causa de “algo”, esta generalmente sale corriendo a buscar terapias complementarias. Y este comportamiento no está mal, ya que dentro de esa “nube incierta llamada estrés” hay propuestas muy claras que sí pueden explicar y corregir ciertos problemas; claro que dentro de un pensamiento más holístico (tal vez menos científico).

Si volvemos a la gestación y limitándonos ya a la parte espiritual; un bebé por gestarse no es más que un alma a la que se le propone (o se autopropone) una experiencia de encarnar en un plano físico. Toda encarnación tiene como misión la de permitirle al alma vivir experiencias terrenales que pueda aprovechar para disolver las energías que lo separan de Dios (karmas) 

Pero como se puede inferir, las experiencias terrenales son solo escenarios propuestos; un alma podría también desaprovechar dichos escenarios y más allá de acercarla a Dios, la podrían alejar.

Esta posibilidad de situaciones “útiles” o situaciones “peligrosas”, no definen situaciones ni buenas ni malas. Una situación simplemente “es”; pero el uso que se le dé, o el enfoque con el que se la mire, la pueden convertir en aprovechable o no. 

Entonces se entiende que un alma con un proyecto de nacer debe esperar a que se le ofrezca una buena probabilidad de “escenarios mínimos aprovechables”; entonces decidirá meterse en la barriguita de mamá. Por tanto, la decisión de venir o no venir puede ver como una decisión consciente pero desde la “consciencia del alma”; y va a depender de la existencia de ese “Escenario Kármico Aprovechable”

¿Pero qué o quiénes definen para un alma un escenario kármico? La respuesta resulta obvia: papá y mamá. 

Tanto papá como mamá, como almas que son, tienen su propio karma; pero la unión sexual de ellos crea un karma en conjunto; esta va a ser la propuesta kármica para atraer al bebé. Las situaciones de vida de papá y de mamá están y van a estar condicionadas en parte por la energía de su karma en conjunto. No significa que una buena vida actual corresponda a un karma bueno; cualquiera de nosotros podemos cargar karmas complicados que aún no se hayan hecho manifiestos. Esos karmas latentes también cuentan para la propuesta.

Para dar a entender la idea con exactitud debería trascribir aquí unos cuantos artículos anteriores, pero confío en que ya lo habrán leído . De igual forma me permito recordar las siguientes ideas:
  1. Cuando dos personas tienen relaciones sexuales comienzan a compartir su karma; y cada una de ellas adopta el karma del otro, sin importar si fue una sola vez o si se quedaron juntos conviviendo o inclusive si no se volvieron a ver jamás.
  2. El karma no es ni malo ni bueno, simplemente es una energía que condiciona, en alguna proporción, las situaciones de nuestra realidad.
  3. El karma no es el único que controla la vida de alguien; definitivamente sus sentimientos (por Ley de Atracción) hacen mucho por su realidad. El problema es que si una persona no aprende a controlar sus sentimientos, su vida comienza a regirse por el karma en proporciones cercanas al 100% (pierde el control creando su futuro)
Pero cuidado: un “Escenario Kármico Aprovechable” no quiere decir situaciones buenas o malas (el karma no es ni bueno ni malo). Todo karma puede condicionar probabilísticamente a las situaciones de vida de un individuo, pero si esas situaciones no le sirven a un alma como propuesta, pues esta no baja, aunque sean situaciones buenas. 

Es algo así como si alguien quiere aprender alguna carrera u oficio. En busca de alguna institución en la que pueda entrar, lo primero que hace es revisar el pensum de estudio. Habrá asignaturas más fáciles o más difíciles, pero la escogencia se debe hacer pensando en lo que él necesita para aprender. Además, nadie le promete que en el curso de su carrera el ofrecimiento de asignaturas no vaya a cambiar, pero la oferta inicial es importante para que decida ingresar.

Si el pensum cambia en el trascurso de su carrera y el cambio le satisface, pues estará contento; pero si cambia para mal, él tomará decisiones con sus respectivas consecuencias: salirse de la institución y esperar cupo en otra, quedarse y seguir descontento, o esforzarse y estudiar horas adicionales. 

Después de todo esto, la propuesta de explicación de la infertilidad es sencilla:

Un bebé nace (un alma encarna) cuando las condiciones kármicas ofrecidas en el momento de la gestación les pueden ser útiles como propuesta de trabajo en el futuro. Estas condiciones son en gran parte el karma en conjunto que llevan acumulados papá y mamá.

Si el Escenario Kármico Propuesto no resulta útil para esa alma, la gestación se puede postergar hasta que el escenario kármico propuesto cambie. Ese cambio se puede conseguir por: cambio de pareja, o por una sanación del karma de la pareja, generalmente conseguida por crecimiento espiritual de alguno de los dos o de ambos. Con estas consideraciones, la infertilidad también se puede intentar abordar con las correctas terapias complementarias (kármicas-espirituales).”
 
Vuelvo a apuntar que cuando la gestación se ve dificultada no significa que la pareja tenga un karma malo. Por el contrario, hay bebés (almas) que deciden nacer en escenarios kármicos difíciles (con condiciones de vidas muy exigentes) porque esas experiencias les pueden servir para intentar crecer espiritualmente o sanar asuntos del pasado. Tampoco quiere decir que las parejas con problemas de gestación tengan un karma prístino y puro; y entonces, como no hay muchos “Jesús” o “Buda” que quieran venir, no se da el proceso. 

La reflexión final siempre termina de forma similar: invitándonos a que no perdamos nuestra conciencia de que somos seres de espirituales y que aunque tengamos problemas que parezcan muy terrenales, el abordaje para comprender o actuar ante dichas situaciones también debe hacerse de forma espiritual. 

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. 
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 05 de septiembre del 2013
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