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jueves, 10 de enero de 2013

La madurez del espíritu


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Estuve tentado por unos segundos a colocar como título “la madurez del alma” para que fuera más general (por el concepto generalizado del “alma”), pero en realidad lo que se debe madurar es el espíritu, así que coloqué lo correcto... pero bueno, es un tema complicado del que volveremos a hablar en otro momento.

Cuando buscamos estar mejor, avanzar, progresar, evolucionar, sanar; uno de los enfoques válidos es comenzar un recorrido de crecimiento espiritual; claro está, sin abandonar nuestros otros aspectos (físico, mental, emocional, energético, astral y kármico)

Y si bien este camino de crecimiento hay muchas formas de enfrentarlo (ya conversadas también en escritos anteriores); siempre sale la pregunta de si lo estamos haciendo bien.

Si estamos creciendo vamos pasando de un estado incipiente a uno más evolucionado y algo así lo que se conoce como madurar. En los aspectos físico, mental y emocional, el concepto de madurez (física, mental y emocional) se maneja y se entiende muy bien.

Pero “como es en el cielo es en la tierra”, si en los planos descritos se puede aplicar el término de madurez, a nivel espiritual también; y por eso vamos a tratar de definirlo.

Cuando buscamos crecer en espíritu, lo que se plantea dentro de “Evolución Consciente” es el desarrollo de los “dones espirituales”; a saber: amor incondicional, humildad, tolerancia, desapego, compasión, servicio, agradecimiento y auto-consciencia. Cada uno de ellos tiene su definición particular y su práctica específica (a veces no como se conoce comúnmente). Y al igual que la presencia de ciertas hormonas específicas marca la madurez biológica (pubertad) la madurez espiritual se puede comenzar a identificar con la presencia de ciertos niveles de dones específicos.

Si bien el desarrollo de los dones no es rigurosamente secuencial sino que se pueden trabajar algunos en paralelos y además, algunos de ellos serán más fáciles para unas personas que para otras. Dentro de ellos hay tres dones que se espera estén presente a un nivel apreciable y estable para que el camino de crecimiento espiritual sea sostenido (sin tantos altibajos).

La presencia de estos tres dones en niveles adecuados, es lo que define a un espíritu que comienza a ser maduro. La madurez espiritual aquí no implica ni logro ni llegada a ninguna meta, por el contrario, determina la posibilidad real de compromiso, el comienzo de las obligaciones dentro de su crecimiento. Al igual que de un adolescente o un adulto se esperan cosas que no se le puede pedir a un niño, de un espíritu que comienza su madurez se espera su compromiso, su seriedad, con él mismo, con su alrededor y con su Dios.

Los dones que definen el comienzo de la madurez espiritual son: compasión, humildad y tolerancia. Cuando una persona en su desarrollo espiritual ha llegado a cultivar una magnitud apropiada y sostenidas de estos dones (ponerle un valor de 1 al 100 es imposible), se espera sea más consciente de su vida espiritual y por lo tanto mucho más comprometido. Este compromiso acelera su propio camino de crecimiento sostenido.

Pero no es cosa de decir que se es compasivo o humilde o tolerante en algunos casos pero en otros no. Si algunos de estos dones llega a ese valor apropiado, ese don se manifiesta en cualquier situación sea de la intensidad que sea. Uno no puede ser Ser humano en algunos casos y en otros no, uno no puede decir que tiene una vista 20x20 pero que le cuesta leer algunas cosas.

Importante también es que sean dones sostenidos. Si a veces se es compasivo con una misma persona, pero hay otras que le saca de sus casillas, pues no se es compasivo de forma sostenida. Si tenemos muchos altibajos entre una tolerancia de mártir y un juicio del demonio, pues no somos aun tolerantes.

Pero no sólo es la magnitud y lo permanente, sino que hay que revisar qué significan estos dones dentro de la espiritualidad. Estos conceptos son difíciles de expresar en palabras, ya que hay que vivirlos y aprenderlos con la práctica guiada; pero podemos resumirlo como sigue:

Compasión: el entendimiento de que cada persona en este mundo está actuando de la mejor manera que puede dentro de sus limitaciones personales. Estoy lleva a no juzgarla. La Compasión no exonera de la responsabilidad.
Humildad: el entendimiento de que cada situación que sucede tiene una razón de ser y es una acción perfecta permitida por Dios para planes mayores a nuestro entendimiento. Así que no hay queja. La humildad se ejerce únicamente con Dios. La Humildad no invita a la pasividad.
Tolerancia: el soportar las situaciones sin aislarse o alejarse de ellas desde el entendido de que son necesarias para tu crecimiento y evolución. Parte de la tolerancia es saber cuales son esas situaciones necesarias y de cuales se debe “salir corriendo”. La Tolerancia no es “aguante”.

Estas tres definiciones están peligrosamente resumidas, porque pueden caer en la simpleza de las palabras y así mal entenderse, pero para efectos de este texto dan las ideas requeridas. Si deseas utilizarlas para comenzar a practicar, se debe ahondar en su significado.

Y todo este tema viene a colación porque marca una característica de este año 2013 como nueva era (que comenzó el 21 de diciembre del 2012). Esta nueva era está consagrada a los espíritus que hayan comenzado su madurez; a aquellos que transitando su camino espiritual deben tomar las riendas de su realidad, es parte de su obligación. Se espera más de estos espíritus maduros, se exige más de ellos, deben asumirlo o correr con las consecuencias.

De cualquier manera el camino no se acaba, hay que seguir creciendo.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 10 de enero del 2013
Twitter: @eReiki

5 comentarios:

  1. Maestro,

    Si estamos trabajando, viviendo y actuando desde los dones espirituales (amor incondicional, humildad, tolerancia, desapego, compasión, servicio, agradecimiento y auto-consciencia.), y como usted dice la presencia de Humildad, Compasión y tolerancia en niveles adecuados nos lleva a una madurez espiritual.

    Me surge una interrogante ¿Aunque el desarrollo de los dones no es secuencial, para llegar a a tener estos tres (humildad, Compasión y tolerancia)desarrollados de manera sostenida y no selectiva, los otros también deberían estar en niveles de desarrollo bastante o mas adecuados?

    Gracias Maestro,
    Namasté

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  2. Namasté
    No es tan lineal, cada don espiritual es individual. si bien pueden haber pequeñas correlaciones entre algunos de ellos. Una persona puede tener los tres indicados a niveles suficientes para comenzar a recorrer su madurez, pero puede tener los otros menores a estos.
    El punto adicional es que con los otros no se definen necesariamente niveles adecuados.
    De hecho una practica espiritual realmente intencionada puede llevar a practicar uno solo de los dones durante una vida... ya quedarán otras vidas para los demás.
    Y cuando se habla de practicar o cultivar los dones recordemos que no es llevarlo a su máximo nivel, no!!! avanzar con los dones a lo mejor es llevarlo de un nivel 45 al 46, eso es ya bastante!!!
    Namasté

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  3. wuaoo¡¡¡ Gracias Maestro por esos tres tips claves para seguir en crecimiento y alcanzar esa madurez espiritual, necesaria para ser felices en cada escenario que nos toque en la vida entonces a apretarnos el cinturón " o corremos o nos encaramamos " lo que agradezco a Dios y disculpa lo repetido, la tranquilidad que tengo, se que cada uno de nosotros, a paso propio y de la mano tuya , lograremos eso que anhela nuestro espíritu que te ha reconocido, motivo por el cual te seguimos.

    Un abrazo de agradecimiento infinito.

    Namasté

    Vaithy Figuera

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  4. Gracias nuevamente por sus enseñanzas Maestro y ayudarnos en la práctica diaria de los dones espirituales... a pesar que de tiene sus complicaciones, al final ha valido la pena. Ojalá pueda llegar a otros...

    Namasté

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