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lunes, 23 de marzo de 2015

Agua energizada

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
 
El agua es la fuente de vida biológica tal como la conocemos; es decir que es importante para nosotros. Se estima que nuestro cuerpo está formado por entre 60% y 70% de agua.

Y no solo eso, sino que tiene muchas otras propiedades físico-químicas que hacen del agua una sustancia interesante; por ejemplo como disolvente universal.

Pero al parecer, sus propiedades van más allá del plano físico. Hace algunas décadas atrás el Dr. Masaru Emoto realizó experimentos que parecían asegurar la capacidad que tienen las moléculas de agua en “resonar” o “sintonizarse” con las energías a las que se exponían.

De hecho, estas energías las que las moléculas de agua reaccionan, no tenían que ser físicas; sino que podían ser de “planos sutiles”, así como las producidas por los sentimientos.

Sin entrar en controversias sobre la validez científica de los experimentos del Dr. Emoto; este científico no estaba haciendo más que intentar demostrar algo que se sabe de forma vivencial desde hace siglos.

Por ejemplo, si exponemos a las moléculas de agua a energía térmica, estas son capaces de “vibra con dicha energía”, de calentarse y de retener dicho calor por un tiempo. Y no retienen dicha energía de forma indefinida porque la intercambia con el medioambiente, luego detenerse la exposición al calor.

Esta característica básica del agua viene dada no solo por sus dos átomos de hidrógeno y su átomo de oxígeno, sino por el arreglo espacial (a nivel atómico) que logran sus moléculas.

Pero no solo de calor; sino que es una práctica milenaria la de cargar a agua intencionadamente con “energías particulares” para provecho del ser humano. Estas “energías particulares” son incluso las que no pueden ser mensurables con instrumentos físicos. Hablo de energías vitales, energías astrales y energías espirituales.

Para muchas personas, el hecho de que dichas energías no hayan sido demostradas científicamente no significa que no existan. La ciencia a través de toda la historia, ha pasado su existencia ignorando y desacreditando cosas que luego de algunos años adopta como realidad.

De esta capacidad del agua, sale el concepto de “agua energizada”; y un ejemplo muy conocido en muchas culturas es la del “agua bendita”. El “agua bendita” no es más que agua resonando y almacenando en su interior una vibración particular (no física) que se conoce como energía espiritual.

Cuando esas aguas energizadas se utilizan con la intención correcta; sus moléculas son capaces de liberar la energía almacenada y benefician, según el caso, a quien la recibe. Es similar a una compresa húmeda caliente, que libera su calor al contacto con el cuerpo humano, ayudando a relajar algún músculo.

El concepto es sencillo y sobre todo funcional.

El energizar un agua sí requiere de un procedimiento de más cuidado; porque hay que tener la precaución de que la fuente de energía a la que se exponga el agua sea de máxima calidad; para que luego, al liberarla, sea de máximo provecho.

Una persona o grupos de personas que puedan irradiar una energía intensa y que tengan la técnica necesaria para implantarla en el agua; pueden producir diferentes aguas energizadas. Los sacerdotes, sanadores (reikistas), meditadores mántricos, maestros espirituales, entre otros; pueden hacer un hermoso trabajo energizando agua a nivel vital, astral o espiritual. Hay algunas técnicas más mecánicas que permiten energizar el agua hasta algún grado aprovechable.

Aún se podría decir mucho más de todo este fenómeno sutil de energizar el agua; pero solo te dejo un consejo mi parte: nunca menosprecies tener agua energizada en tu casa; tendrás a tu lado un muy buen aliado para tu bienestar integral.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 23 de marzo del 2015
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Palabras-claves: agua energizada, sacerdotes, maestros, reikistas,

domingo, 22 de marzo de 2015

Dejen que los niños se acerquen

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
En días pasados lancé una pregunta en las redes sociales, para saber la opinión de las personas en cuando a una frase que había dicho Jesús. La pregunta era: ¿cuál pudo haber sido la motivación “oculta” (no manifiesta) de Jesús cuando invitó a...?:

Marcos 10:14
La Biblia de las Américas (LBLA)

14 Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como estos[a] es el reino de Dios.


Obtuve variadas e interesantes respuestas; y aquí expongo la enseñanza.

Recordemos que tenemos tres Consciencias: la mental, la astral y la espiritual. Los niños trabajan más desde sus consciencias superiores, porque no tienen a la mente como protagonista de sus vidas.

La experiencia espiritual que representó y representa Jesús, no es una experiencia mental; y es por esto por lo que abordarla desde la mente no es lo más efectivo.

Más allá del personaje histórico de Jesús de Nazareth, las enseñanzas cristianas están manifestadas por una energía que suelo llamar “escencia crística”; y esta se descubre y se siente con los planos de consciencia no mentales.

Por esta razón, los niños, al acercarse a "Jesús" con esa "inocencia mental", pueden despertar a esa “consciencia crística” que los llevaría en un futuro a ser buenos cristianos.

Porque sí; ser buenos cristianos no es solo apegarse a los rituales y a las doctrinas de las iglesias establecidas; sino que pasa por poder manejar en nuestro interior esa “escencia crística” que en algún momento tuvo que despertarse en nosotros. Una bonita interpretación de este hecho sería como el de “sentir a Jesús en el corazón y temer incluso a fallarle”.

Lamentablemente a Jesús los buscamos cuando estamos ya adultos; cuando ya hemos aprendido a ser obstinadamente mentales. Entonces, podremos tener delante a una "escencia crística manifiesta” y no reconocerla con ese reconocimiento necesario desde nuestras almas.

Así que “exponerse a la experiencia de Jesús” desde temprana edad (cuando aún la mente no domina) es lo mejor que le podemos regalar a nuestros niños.

Lamentablemente, muchos prefieren dejar que sus hijos crezcan “normales”, como los demás niños; y los excluyen de escenarios y experiencias serias de crecimiento espirituales.

Como siempre, no se cumple otra de las cosas que Jesús pidió: "dejen que los niños se acerquen a mí".

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 22 de marzo del 2015
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Palabras-claves: niños, Jesús, planos, consciencias, consciencia, crística

sábado, 21 de marzo de 2015

¿De la tierra o del Cielo?

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo 
Cuando me toca hablar de la indispensable relación maestro-discípulo, dentro de un esquema serio de crecimiento espiritual; muchas personas se incomodan cuando destaco la actitud que debe tener cualquier discípulo ante su Maestro Espiritual. Sobre todo cuando se aborda desde la óptica de un Maestro Espiritual de carne y hueso.

El ser humilde; el no cuestionar; el procurar su compañía cercana para aprendizaje vivencial; el buscarlo para aclarar dudas ante de suponer por criterio personal; el asumir sabiduría de su parte; el aceptar la enseñanza aunque no se entienda totalmente; y aplicarlas aunque no se tenga totalmente claro su beneficio. Todas las anteriores, son cosas que se exigen de un discípulo hacia su maestro, siempre y cuando ninguna de ellas vaya en contra de la propia integridad o bienestar personal, ni de nadie más.

Y muchos se preguntan: ¿cómo le puedo dar tales “consideraciones” a un ser humano como yo; o quién sabe si peor que yo?

Y ante esta duda, nadie puede refutar mucho. Podemos encontrar: pseudo-maestros, charlatanes, aprovechadores y hasta psicópatas; que agarrándose de la necesidad de las personas, pueden destruir más que construir.

Pero bueno, es difícil el tema de elegir el “maestro apropiado” y se escapa de estas pocas lineas. Sobre todo porque el discípulo, más que elegirlo, llega a sentir al maestro espiritual desde su alma.

Pero igual podemos no estar dispuestos a confiar en “seres terrenales” y mucho menos “al alcance de la mano” (esto último es indispensable por algunos de los requisitos que el discípulo debe cumplir).

Es entonces que sale la opción clara y lógica de elegir a un Maestro Espiritual no terrenal.

Por ejemplo, elegir a nuestro Señor y Maestro Jesús como nuestro Maestro Espiritual personal, es una de las mejores decisiones que podamos hacer. Sin ninguna duda. Pero para que sea nuestro Maestro Espiritual, nosotros debemos comportarnos como discípulos; de eso no nos escapamos. Así que aún debemos:

ser humildes; no cuestionar; procurar su compañía cercana para aprendizaje vivencial; buscarlo para aclarar dudas ante de suponer por criterio personal; asumir sabiduría de su parte; aceptar la enseñanza aunque no se entienda totalmente; y aplicarlas aunque no se tenga totalmente claro su beneficio.

Solo queda preguntarse: ¿cumplir con todo esto que debe hacer un discípulo, es más fácil hacerlo con un ser que no está presente físicamente y que debemos imaginar su compañía; o con alguien que nos pueda tocar, hablar y hasta regañar en persona?

No estoy volviendo atrás; aún mantengo que Jesús es muchísima mejor opción que cualquier maestro terrenal; pero por algo alguna vez el mismo Jesús advirtió en una promesa:

Mateo 23:34
Palabra de Dios para Todos (PDT)

34 (Jesús estaba diciendo...) Por eso les digo esto: les enviaré profetas, hombres sabios y maestros. Ustedes matarán a unos de ellos y a otros los colgarán en la cruz para matarlos. A otros los golpearán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

¡Oh! ¿quién sabe? A lo mejor en algún momento te tropiezas con algunos de los enviados; quien a lo mejor no tiene mucha notoriedad. Esperemos que en ese momento tengas los ojos y el corazón abiertos; y tu mente no nuble el reconocimiento que haga tu alma. El tren del maestro puede pasar.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 21 de marzo del 2015
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Palabras-claves: maestro, discípulo, Jesús, Cielo, tierra,

martes, 17 de marzo de 2015

La Ilusión de la vida - cuento

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo 
Había una vez, un espíritu que estaba al lado de Dios; y que de vez en cuando se quedaba dormido.

Cuando dormía, a veces soñaba que estaba viviendo en una ciudad, al lado de mucha gente. Muchas veces la convivencia era difícil, no entendía porqué algunos actuaban de una forma y otros de otra. A veces no comprendía ni su propio comportamiento. Debía trabajar, esforzarse, a veces le dolían las situaciones y otras conseguía lo que llamaban felicidad.

En algunos sueños, el espíritu vivía en opulencia; pudiendo tener todo lo que podía necesitar. En otros, la pobreza le quitaba incluso el alimento hasta para seguir soñando.

La mayoría de los sueños comenzaban y terminaban tranquilos; en otros se despertaba de repente porque sentían que lo mataban.

Lo que más le angustiaba al despertar despertaba de esos sueños, era que había pasado esos minutos ansioso, temeroso; y solo había sido una ilusión.

Entonces fue con Dios y le preguntó:

Padre ¿cómo hago para estar más tranquilo en mis sueños, sin importar lo que sueñe?”

Y el Padre le respondió:

Hijo mío, es fácil. Aun cuando estés dormido y a veces en esos sueños te pasen cosas desagradables; recuerda que eres espíritu y cuando te toque despertar estarás a mi lado. Cada vez que sientas algo difícil, acuérdate de mí y recuerda lo que eres; entonces te darás cuenta de que estás viviendo una ilusión temporal, por la que es tonto sufrir; algo que es real solo en tus sueños.

Esos sueños no son tu verdadera existencia a mi lado; esos sueños son solo lo que algunos llaman “vida”, una vida que dura fracciones infinitesimales de tiempo, apenas ochenta o noventa años.”

El espíritu, complacido por la respuesta le hizo otra pregunta:

Pedro Padre, ¿pero por qué debo “soñar” o “vivir” de vez en cuando?”

Y el Padre con su amor infinito le respondió:

Vives porque necesitas fortalecerte para ya no cansarte más; y entonces llegar a quedarte en alerta a mi lado por siempre”

y ¿por qué no me despiertas cuando en esos sueños me pasan cosas malas?, preguntó una vez más el espíritu.

El Padre respondió:

A veces cuando estás sufriendo mucho o veo que corres peligro de hacerlo, te despierto de repente y vuelves a mi lado.

Pero otra veces te dejo en tus sueños difíciles; y dentro de tu sufrimiento te llamo a gritos para que te acuerdes de mí y para que recuerdes quién eres para mí. La mayoría de las veces no escuchas y te quedas sufriendo en tu ilusión.

Igual siempre vuelves; y algún día soñarás y el sufrimiento no se apoderará de ti, porque tendrás plena consciencia de quién eres y quién soy yo para ti, en esa ilusión que vives.

El espíritu concluye con agradecimiento:

Gracias Padre, por permitir que siempre vuelva a tu lado luego de cada despertar de eso que llaman vida; que únicamente es la ilusión de mis sueños.”

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 17 de marzo del 2015
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Palabras-claves: vida, sueño ilusión, dios, espíritu

lunes, 16 de marzo de 2015

El debido recato

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Yo no puedo decirme puritano, ni por formación, ni por cultura, ni por práctica; partiendo del hecho de que como terapeuta/sanador lo menos que puedo hacer es horrorizarme del comportamiento humano; porque entonces pudiera ayudar muy poco.

Pero en esta misma función y aún más si abordo la sanación a un nivel espiritual; lo primero que sí tengo que hacer es llamar a las cosas por su nombre; y por eso debo hablar claramente de algunas actitudes de vida que nos pueden “traer problemas”. Sin juicio: “al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

El recato, o la forma de vida recatada; se aconseja en todas las prácticas religiosas y espirituales. Y no hablo de la correcta actitud con la comida, con el dinero o con los placeres; hablo de cosas que parecen más triviales como son la forma de vestir o de llevar la ropa y la forma “provocadora” de comportarse.

Pero casi siempre sucede lo mismo; las religiones exigen, proponen, aconsejan y condenan, pero no explican. Eso me está tocando a mí. Como sanador no me sirve que la gente vaya por allí dañando su vida por desconocimiento; yo lo explico, por mí que no quede pendiente.

Pero créanme que esta vez entiendo a las religiones; porque es muy grande el contexto espiritual que se requiere para entender la importancia del recato. Yo voy a tratar de resumirlo.

Voy a utilizar un ejemplo y de allí ustedes extrapolaran a otras situaciones de vida.

Imaginemos a una dama (se aplica igual para los hombres), que gracias a su buena figura física utiliza vestimentas con las cuales logra llamar la atención a los hombres que la ven.

No solo hablo de vestimentas que exaltan un buen cuerpo; pudiera ser una actitud “provocadora” (nada recatada) que despierte un “interés particular” en el sexo opuesto.

No pareciera nada “tan malo” si eso se queda hasta allí. Estamos solo hablando de “provocación” hacia el sexo opuesto. Pero debemos comenzar a enfocar el asunto y quitarnos los tapa ojos del desconocimiento.

Lo voy a decir rápido:

  1. El deseo sexual que se despierta hacia una mujer poco recatada es un proceso energético.
  2. Este proceso de “deseo sexual” se maneja con nuestro centro energético llamado ”chakra base”
  3. Cuando una persona siente por otra un “deseo sexual medianamente intenso”; su chakra base comienza a tratar de “conectarse” energéticamente con el chakra base de la persona deseada.
  4. Esta conexión energética no implica ningún tipo de contacto entre las dos personas, Solo el deseo de una de las dos basta.
  5. Si la conexión se completa en totalidad y el chakra base de la personas deseada resuena con la primera; aparece el “flechazo de cupido”, el “amor a primera vista”... nada que ver con el corazón.
  6. Pero en el intento de conexión de ambos chakras base, aunque no se complete y aunque el otro no resuene, siempre hay intercambio de energía entre ambos chakras.
  7. Y... esa misma energía de chakra base está asociada con los “karmas” de las personas.
  8. Entonces; cuando hay atracción sexual de una persona a otra, se realiza una interconexión de los chakras bases de ambas y como consecuencia “un contagio kármico”.

A estas alturas deberíamos saber suficiente sobre el karma, pero resumo lo mínimo necesario para entender este escrito:

  • La energía del karma (que se asocia con tu chakra base), condiciona las cosas que te pasan en la vida, en todos los aspectos: salud, “suerte”, relaciones interpersonales, pareja, bienestar en general, etc.
  • El karma puede tener una “connotación negativa” cuando esa energía tiene la cualidad de condicionar situaciones de vida difíciles (“karma negativo”). A más karma negativo, vida más complicada.
  • Podemos generar karma por nosotros mismos o adquirirlos por contagio. El mecanismo es muy complejo para explicarlo aquí.
  • El karma de una persona, una vez que se adquiere (por generación personal o por contagio), se almacena y se puede activar en algún otro momento. Es muy fácil perder la correlación entre las situaciones difíciles que vivimos y el momento en el cual se adquirió el karma.
  • Un karma (negativo) se llega a sanar luego de mucho esfuerzo personal.

Entonces, si una mujer poco recatada despierta deseo sexual en un hombre, la mujer se va a contagiar del karma de ese hombre. Y esto sucede con solo el deseo sexual de ese hombre; la mujer no tiene que hacer nada más que mostrar sus atributos físicos o su actitud.

Entonces, si el hombre tiene “karmas negativos”, pues pasarán a la mujer. Gracias a estos karmas, ella comenzará a sufrir, tarde o temprano, situaciones difíciles que pueden no corresponder con todo lo bien que había llevado su vida (más allá de la inocencia de solo vestirse provocativa).

Una vez que la mujer se haya contagiado de karma, se va a requerir de “Dios y su ayuda” para limpiarlo. Y lo digo literalmente, porque una vida enmarcada en preceptos espirituales correctos es el mejor mecanismo para sanar todos los karmas, los propios y los contagiados. Cuidado con las terapias que aseguran limpiar karmas.

¿Que esto no lo sabías?

1 Timoteo 2:9-10
Nueva Versión Internacional (NVI)

9 En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. 10 Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios.

¿Que ese párrafo era para monjas? En ese entonces no existían las monjas. El servir a Dios es un llamado a un estilo de vida, para todos lo que queremos que alguna vez Dios nos auxilie. No tiene nada que ver con religiosos, mojas, sacerdotes, etc.

Deuteronomio 5:21
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

21 No codiciarás la mujer de tu prójimo, ...

porque vas a llenarla de karma, a ella y a su esposo; y el karma de ellos será tuyo también. Esto debería decirlo entre lineas.

Si, claro, no lo dije. El hombre que desea sexualmente a una mujer, también se llena del karma de ella; y como ella ya se contagió del karma de todos los que le han codiciado, pues el pobre hombre “emocionado” termina lleno del karma de quién sabe qué cantidad personas. Si, toda una orgía kármica.

Y como estas citas, se encuentran muchas otras referencias bíblicas que aconsejan sobre el recato. Y a lo mejor me veo ingenuo diciendo que la peor consecuencia no es que la vida se vuelve un desastre; sino que se retarda muchísimo la llegada al Cielo. Si bueno, tenía que decirlo aunque me llamaran fanático.

Debo destacar que esto que acabo de describir no es ni un castigo divino, ni una maldición; es un proceso totalmente natural y automático que se rige por la Ley de Karma (Ley de Acción y Reacción o Ley de Causa y Efecto). Es una ley y por lo tanto ocurre aunque no se conozca o no se crea en ella.

Pero una vez que los karmas se comienzan a activar y el bienestar se comienza a deteriorar; no es cosa de asumir un recato obsesivo para “ver si el proceso se revierte”; no. El karma que ya se adquirió hay que asumirlo y hay que sanarlo, no hay vuelta atrás. Pero claro que lo mejor será no seguir contagiándose más; el recato era necesario y siempre lo será.

Todo esto que apunto no implica que las mujeres deban ocultar su belleza (como hombre no me gustaría); pero se deben asumir compostura con el debido recato, dónde y cuándo sea necesario. Una cosa es que digan que una mujer “es bella” y otra muy diferente es que “ESTÁ BUENA!!!”

Algunas de ustedes, gentiles damas, pueden identificarse con la incomodidad que sienten a veces cuando “las miran de cierta forma” (las “bucean”). Pues sepan que esa sensación es de “autodefensa kármica”; es una reacción de alerta del mismo chakra base, que no quiere ser contaminado.

¿Que a algunas mujeres no le importan? Si, las patologías de chakra base existen.

Ir por la vida levantando pasiones en extraños, no es nada prudente kármicamente. Uno no sabe a que “bicho kármico” le podemos parecer atractivos. Nuestra vida ya puede ser suficientemente complicada como para comenzar a sufrir el karma negativo de los demás.


Finalmente, muchos pseudofilósofos apuntan a que el recato es un concepto sin sentido inventado por el ser humano; y que por lo tanto es una tontería plantearlo. Y apelan a la naturaleza y al poco “recato” que parecen tener los animales hacia la desnudez y hacia el sexo.

La ignorancia es la madre de muchas filosofías modernas. Ellos deberían saber que el recato es un asunto espiritual y no humano; y es por esto las religiones se meten en el asunto. Además, deben ignorar que los animales, al no tener un espíritu individual sino solo una noción de alma grupal; no tiene un karma personal que cuidar. Así que la precaución con “el recato” no aplica a ellos, pero a los seres humanos, como seres espirituales que somos, sí.

Puse el ejemplo con una dama, pero exactamente pasa con los caballeros. En lo que se refiera a karma no se hace distinción entre masculino o femenino.

Ah, y por cierto colegas caballeros; si me expliqué sabrán que pudieron haberse contagiado del karma de “la bella” dama de la foto, al comienzo de este artículo. :-)

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 15 de marzo del 2015
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Palabras-claves: karma, recato

martes, 10 de marzo de 2015

Formas de ver el perdón

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo 
Siempre lo digo y en el año 2012 lo expliqué por escrito: el perdón no existe. Pero por mucha explicación que dé, nunca está de más alguna adicional; ya que estamos sumergidos en una cultura egocéntrica donde la norma es ponernos como víctimas u ofendidos y por lo tanto debemos “perdonar” a los “seres inferiores y malignos” que nos hacen daño.

Pero la razón espiritual de la no existencia del perdón ya está argumentada desde entonces. Ahora quiero bajar un poco el nivel; y manteniendo el concepto, voy a plantear tres formas o niveles de ver a eso que se suele llamar el perdón. Estoy seguro de que una vez planteadas, ustedes podrán ubicar el nivel cuando escuchen dicho término.

El perdón humano (Nivel 1)

En nuestras interacciones humanas, surge la necesidad del “perdón” cuando se plantea una situación donde existe una ofendido y un ofensor; una victima y un victimario.

Más allá de pagar las consecuencias de la ofensa que se haya establecido en los casos correspondientes; parece que aún existe la necesidad de perdonar.

El escenario básico (pero no único) es que la persona ofendida no puede “soltar el sentimiento que le produjo la ofensa” y debe utilizar el argumento del perdón para poder “sanar”.

El primer abordaje del perdón humano no aguanta ni una pequeña brisa. La mayoría de las veces se suele “perdonar” olvidando, dejando de lado, haciéndose la vista gorda, evadiendo, etc. Simplemente, si me alejo del ofensor o de la ofensa, pues dejo de sentirla tan fuerte y eso permite no engancharme en la situación; por lo tanto siento que llego a “perdonar” en algún grado. Mientras no lo tenga presente, parece que perdoné.

Pero apenas la brisa traiga a la ofensa, al ofensor o siquiera el recuerdo de ellos; los sentimientos que estaban ocultos se destapan; y entonces nos damos cuenta que “no estaban tan perdonados como creíamos”

Pero hay un segundo enfoque del perdón humano de mayor nivel (aún triste pero más elevado que la evasión). Este enfoque es el de utilizar el perdón como forma de “sanar”.

¿Sanar qué? Generalmente ese mal llamado “sanar” no es más que un buscar “elevarse moral y pseudo espiritualmente” sobre el ofensor y con “esa capacidad divina del perdón”, llegar a “perdonar al que obró mal”. Es simplemente “elevarse sobre el mal recibido”.

Esto es irónico cuando hablamos de verdadera sanación; ya que sanar debe comenzar siempre por un asumir y enfrentar la responsabilidad que tenemos en todo lo que nos sucede; aunque esa responsabilidad no la tengamos clara.

En este segundo enfoque, el “perdonar” es más “crearse un sentimiento de superioridad” ante el agresor; y por tanto es una manifestación de egocentrismo y soberbia.

Aun así, estos enfoques del perdonar humano producen un bienestar real y suficiente para la mayoría de las personas que lo consiguen. Pero tienen una desventaja: en el primer enfoque, inclusive el recuerdo vuelve a herir; mientras que en el segundo bastará que ocurra algo similar para que la víctima vuelva a sentirse ofendida y deba intentar de nuevo perdonar. Podemos llegar a vivir perdonando compulsivamente; pero eso no será vivir sino intentar constantemente sobrevivir.

Esta forma humana del perdón no conquista ninguna fortaleza que permita ganar inmunidad ante los embates de la vida; esto quiere decir que no llega a sanar nada en realidad. En el mejor de los casos lo que logramos es salir del paso.


El perdón religioso (Nivel 2)

Cuando comenzamos a subir el nivel espiritual y salimos de nuestra vida terrenal/mental/emocional, el concepto del perdón comienza a variar; y empieza a estar más acorde con la idea espiritual de la no existencia del perdón.

Si lo reflexionamos desde la práctica de nuestra espiritualidad estando aquí en la tierra (esto significa práctica religiosa), encontramos muchas alusiones sobre el perdón en las escrituras sagradas. Y definitivamente algo de cierto debe tener cuando se nos invita a perdonar como forma de llegar al Cielo, o cuando se hace referencia de que Jesús perdonaba los pecados (en nuestro cristianismo).

Pero aquí enfrentamos otro problema; y es que leemos trozos aislados de escrituras sagradas y creemos que lo entendemos todo. Este es un tema muy extenso y ya lo he abordado en diferentes escenarios y no veo prudente extenderme aquí; pero si debo resumir que cuando se lee sobre “el perdón” este puede significar: compasión, humildad, tolerancia, desapego, exoneración, entre otras acepciones. En toda escritura sagrada, cualquier frase, cualquier pasaje, se debe contextualizar con la enseñanza espiritual completa; así, se logra entender sin ambigüedades.

Pero sí hay un factor común que se presenta a nivel religioso; y que diverge del enfoque del perdón humano.

En el enfoque religioso se comienza a reconocer la responsabilidad personal en las cosas que nos suceden; y entonces comienza a cambiar la idea de “perdonar a los demás” por el hecho de que “nosotros somos los que necesitamos ser perdonados”.

Esta diferencia es increíblemente brillante y afortunada; porque plantea el verdadero enfoque de un proceso real de sanación: yo no necesito perdonar a nadie; sino que los demás (incluyendo a Dios) me deben perdonar a mí.

Claro está; si estamos viviendo de forma muy mental (nada espiritual), lo que acabo de decir habrá comenzado a causar “mucho ruido”. Comienzan a aflorar experiencias, situaciones, contra ejemplos, que desarman el argumento de que somos nosotros quienes necesitan ser perdonados. Contra esas barreras mentales, no puedo hacer nada ahora; simplemente continuar.

Una de los preceptos mas hermosos del cristianismo referidos al perdón, está dentro de Sermón del Monte, y dice así:

Mateo 5:23-26
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

23 “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
25 “Ponte de acuerdo pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas echado en la cárcel. 26 En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

De estos pocos versículos se pueden sacar muchas enseñanzas; pero voy a destacar las que necesito. Me permito parafrasear.

Presenta la ofrenda al altar” puede hacer referencia simbólica a “solicitar bendiciones/favores de Dios”, “alabar a Dios” o simplemente “hablar con Dios”. Y se establece que antes de lograr un efecto en eso, debemos lograr que cualquier persona que tenga algo contra nosotros “se reconcilie” con nosotros; “nos perdone”.

Debemos fijarnos que la necesidad del perdón ante cualquier hecho transciende al mismo hecho que hayamos cometido. La urgencia de necesitar ser perdonado se plantea “si alguien tiene algo contra nosotros”; sin importar si se molestó con razón, sin razón, a propósito, sin querer, justificado o injustificado; eso no importa.

Debemos lograr el perdón hacia nosotros para poder llegar al Cielo. “Todo verdadero cristiano debe buscar y preferir que lo perdonen, antes de él pretender perdonar. Lo primero es humildad, lo segundo es soberbia espiritual” (PedroAGómezRuzzo)

Ni siquiera se nos invita a perdonar (entendido desde la forma humana) a los que nos dañan, la actitud que se espera de nosotros es otra:

Mateo 5:39-44
Dios Habla Hoy (DHH)

39 Pero yo les digo: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. 40 Si alguien te demanda y te quiere quitar la camisa, déjale que se lleve también tu capa. 41 Si te obligan a llevar carga una milla, llévala dos. 42 A cualquiera que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda al que te pida prestado.
43 »También han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” 44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen.

Sin comentarios; pero perdón humano soberbio no es.

El perdón espiritual (Nivel 3)

Pude haber dicho más sobre el perdón religioso, pero es más divertido este tercer (y verdadero) tipo de perdón: el perdón espiritual. (10marzo10:10)

Aquí vuelvo: el concepto del perdón como algo espiritual no existe.

Cuando nosotros llegamos a tener una altura espiritual suficiente para dejarnos de sentir víctimas, entonces dejaremos de necesitar utilizar el argumento del perdón.

Y esa altura espiritual necesaria la conseguimos cuando nuestro espíritu comienza a manifestar dos de sus dones: la compasión y el desapego (buscar mi artículo anterior titulado “El perdón”)

¿Por qué y cómo se logra esto?

Cuando vamos creciendo en espíritu, comenzamos a entender que todo lo que sucede en esta vida tiene una razón. Aunque estas razones escapen de nuestro entendimiento, son conocidas y permitidas por Dios. Claro está, debemos tener la concepción de un Dios que “todo lo puede”, que “todo lo sabe”, que “está en todas partes”; y que por supuesto que nos ama.

Así que si Dios mismo permite que todo pase, incluso por razones que puedo desconocer; ¿a quién debo perdonar yo? Pues a nadie.

Esto se llama Humildad espiritual.

Pero no podemos comenzar a argumentarnos cómo es posible esto. La humildad espiritual no se entiende, ni se cultiva, ni se aplica, ni se acepta desde nuestra mente.

La humildad ante Dios se ejerce automáticamente desde nuestro espíritu. Pero para eso debemos ver a nuestra realidad terrenal con los ojos de nuestro espíritu. Lo que sucede es que solemos vivir nuestra vida de forma muy mental, sobre-argumentada según nuestras conveniencias, sesgada y limitada. De esa forma, es imposible entender que el “perdón no existe”.


Solo cuando asumimos que Dios está involucrado en todo lo que pasa en nuestras vidas, aunque no lo entendamos; será entonces cuando dejaremos de sufrir y por tanto dejaremos de necesitar perdonar. Pero tan alta manifestación de nuestro espíritu en nuestra realidad, sólo se consigue con un camino de crecimiento espiritual.

Que Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
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Palabras-claves: perdón