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domingo, 30 de marzo de 2014

Jesús, un asunto también de muerte



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Es notorio y muchas veces lo he escrito, que las enseñanzas de Cristo Jesús suelen ser incomprendidas o muy difíciles de seguir. De hecho, se suele vivir una cristiandad a conveniencia, aplicando lo que es fácil de seguir y alegando y dejando de lado lo que parece ilógico o insensato en nuestra realidad.

En cuanto a nuestra vida cotidiana, la mayoría de la gente vive “de su cuenta”. A veces se acuerdan de alguna enseñanza de Jesús, pero siente y actúa como si su vida dependiera únicamente de sus esfuerzos personales (actitud que es, por demás, poco cristiana).

Pero en muchos casos esta actitud de vida no dedicada a Jesús no es criticable; ya que encontramos “promesas sobreentendidas” que parecen no cumplirse. Tenemos personas con vidas complicadas que no parecen tener recompensas evidentes y manifiestas con el comportarse medianamente correcto desde el punto de vista cristiano. Y aún más, tenemos vidas que terminan abruptamente y hasta trágicamente en personas con una entrega a Jesús y con un compromiso manifiesto de su fe espiritual.

Entonces cualquiera puede preguntarse: la dedicación de una vida cristiana ¿no trae “necesariamente” consecuencias  positivas en esa vida?

La respuesta debería ser que sí; que sí trae consecuencias positivas. Y la consecuencia principal está en un cambio de óptica cuando percibimos algunas situaciones terrenales. No es lo mismo una interpretación de un hecho de vida de una persona no cristiana a la de un cristiano comprometido (real). Pero más allá de esa visión diferente de la vida, las cosas difíciles parecen no estar exentas a ninguno.

Entonces ¿para qué tanto esfuerzo intentando cumplir con lo que Jesús decía? Imagínate, ¿“bendecir a nuestros enemigos” para que después nos traten peor? ¿Tener tanta confianza en Dios, para después morir de improviso?

Estoy poniendo ejemplos extremos, ya que en realidad sí le va mejor a cualquier cristiano en relación con el que no lo es (desde la simpleza de que se mete en menos problemas); pero el cuestionamiento sigue siendo válido.

Y la pregunta a reflexionar es: “el ser cristiano, ¿debe tener un impacto directo sobre nuestra vida terrenal (situaciones terrenales)?”

Veamos que dijo Jesús:

Juan 18: 35-36
(Reina-Valera 1960)

35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.

Jesús como Rey y Señor nuestro, fija las leyes de vida necesarias, las reglas, las normas, pero para un mundo que no es este que conocemos, sino uno “fuera de este mundo”, Estas normas, como todas, hacen que ese mundo funcione en armonía, funcione bien, para que todos los que allí viven puedan disfrutar de felicidad eterna.

Juan 18: 35-36
(Reina-Valera 1960 )

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.


Si solo dejara la reflexión hasta aquí, la reflexión que puede surgir espontáneamente es: “entonces si las reglas son del más allá, pues las cumpliré cuando llegue a ese lado”.

Suela lógico, pero el punto necesario a pensar luego sería: si ese lado del “más allá” es el “verdadero”, la “vida eterna”, ¿para qué entonces estamos vivos en esta “vida falsa”?. Al final igual nos morimos después de muchas cosas buenas o malas y entonces no nos llevaríamos nada.

La respuesta es que estamos en “esta vida” para prepararnos para “la eternidad”. El mismo hecho de que Jesús, el Rey y Señor de “ese mundo eterno”, viniera a este plano “hecho hombre” (como un ser terrenal), es porque Él vino a traernos en persona esas reglas de vida que debemos cumplir en “estado humano” para prepararnos para cuando debamos entrar en su reino.

Es por esto mismo que algunas de sus enseñanzas (“poner la otra mejilla” por ejemplo) no parece tener sentido en nuestra realidad humana; pero júrenlo que hacerlo trae ganancia, preparación y merecimiento para poder estar mejor al morir, para poder entrar en el Reino de los Cielos.

¿Que no te quieres morir? Es lo único que tenemos seguro. Mejor y nos preparamos, ya que tarde o temprano presentaremos el examen que nos calificará en ese reino.

No puedo discutir la sensación humana de que nuestra realidad terrenal depende mucho de nosotros y de lo que hacemos; y por tanto se tiende a actuar sin muchos consejos cristianos; ¿pero y la muerte?

Asumiendo que la muerte te importe (y nos damos cuenta desde el mismo instante que ponemos todo el empeño en mantenernos vivos) ¿estás preparado para ese momento inevitable pero que tratamos de retardar al máximo?

Al igual que intentas controlar tu vida terrenal: ¿podrás controlar tu muerte o lo que pase en el más allá una vez que llegues? ¿Sabes siquiera qué vas a encontrar al morir?

Mejor es prepararse para ese momento; y está claro con esta reflexión que las enseñanzas de Jesús no son solo un asunto de vivir bien, sino que es un asunto también de muerte; de llegar a ese plano del más allá de la mejor manera posible.

Así que siendo buen cristiano cultivarás tu estadía en la eternidad. Entonces y solo entonces, la muerte se convierte efectivamente en un paso a una mejor vida.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 30 de marzo del 2014.
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Palabras claves:

Confiar en Jesús


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

La confianza que solemos tenerle a Jesucristo muchas veces es acomodaticia. Solemos gritar a los cuatro vientos que “confiamos en Jesús” y que “en Él ponemos toda nuestra confianza”; que Él es “nuestro Señor” y que “estamos seguros de que no nos defraudará”.

Pero si situamos en contexto estas expresiones de confianza, nos damos cuenta de que se enmarcan siempre en la creencia (o la esperanza) de que Jesús se va a ocupar de nuestras propias luchas; de que nos va a ayudar a cumplir con lo que queremos o necesitamos; de que Él nos va a complacer y a colaborar con nuestras metas. ¿Cierto?

¿Pero esto es lo correcto? Si, no está mal; pero debemos ser consistentes y confiar plenamente.

La verdadera confianza en Jesús no se basa en lo que Él puede hacer por nosotros, sino en lo que ya hizo.

Si tú confías en alguien lo primero que haces es creer en lo que dice, en lo que predica. Y si confías verdaderamente, pues ni siquiera dudas o lo cuestionas, sino que aceptas todo lo que dice como cierto y actúas en consecuencia. En el momento en que comienzas a cuestionar lo que ese alguien dice, pues significa que dudas de él, ya que dice cosas que a lo mejor no te sirven; a lo mejor no aplican, o son mentira, o no se puede hacer.

Para confiar en que Jesús te puede ayudar, debes comenzar creyendo que Él tiene el poder; y si Él tiene el poder, Él dice las cosas correctas; y si las cosas son correctas, debemos someternos a ellas sin cuestionarlas. Eso sí es confianza; no hay otra forma.

Si tú confías DE VERDAD en Jesús, debes dar como cierto todo lo que decía y actuar en consecuencia tal como enseñó. No puedes decir que confías en Él pero no seguir sus instrucciones de cómo hacer las cosas.

Jesús daba instrucciones de vida como por ejemplo:

-          “Bendice a tus enemigos”: ¿crees que eso sirve para algo? ¿lo haces?

-          “Pon la otra mejilla”: ¿lo haces? ¿Jesús estaba loco?

-          “Ama a Dios sobre TODAS las cosas” ¿más que a cualquier cosa? ¿actúas así?

-          “Haz las paces con los que tienen algo en contra de ti” ¿te atreves?

-          “No resistas a los que te quieren robar el manto, dale también tu túnica” ¿lo sigues?


Si respondiste alguna de las preguntas con algo diferente de un “Sí”, pues tu confianza en Jesús no es total; solo crees en lo que te resulta fácil hacer, o en lo que entiendes, o en lo que te sirve.

Si tienes a ese personaje que dijo cosas tan “inservibles” o “inoperantes”, ¿Aún te atreves a decir que confías en Él? ¿A quién engañas?

“Confiar en Jesús” es someterse a sus enseñanzas por el solo hecho de creer en Él. Hay que CONFIAR en que lo que dijo es lo correcto, en que nos va a traer el bien; y debemos hacer lo que nos indicó aun cuando no veamos claro el porqué ni el cómo. Si hacemos por “su causa”, Él hará por la nuestra.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
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Palabras claves:cnfiar, jesús, fe, mandamientos, lineamientos,

miércoles, 19 de marzo de 2014

Sahumerios



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Sahumerio:         m. Purificación o perfume mediante humo aromático:
Humo que produce una materia aromática que se quema para sahumar.
http://www.wordreference.com/definicion/sahumerio


Es la práctica de hacer quemar diferentes sustancias aromáticas para que desprendan humo aromatizado y que este “limpie” ambientes y objetos o sirva a otros fines espirituales. Puede parecer una práctica pagana y de brujería; pero es extremadamente antigua (quemar ofrendas) y ha sido adoptado inclusive por nuestra Iglesia Católica como parte de sus rituales más importantes.

El proceso es sencillo: en un recipiente apropiado (pebetero, sahumerio), se encienden carbones y sobre los mismos encendidos se colocan los diferentes elementos naturales para quemar. Por supuesto guardando todas las precauciones de seguridad.

En realidad es una práctica que tiene su impacto en los diferentes planos de existencia; por tanto se puede utilizar abiertamente por cualquier persona. Claro está su efectividad se puede ver condicionada por la correctitud e intencionalidad en el uso, dependiendo del caso.

  • A nivel físico-mental (terrenal) (NT): el sahumerio puede eliminar olores desagradables que podemos percibir aún de forma subconsciente y producirnos desagrado que no enmarcamos en ninguna razón particular. Hay ciertos aromas que pueden producir descanso a nuestra mente. Es importante utilizar aromas agradables en lo personal.
  • A nivel emocional-energético (NE-E): ciertos elementos al ser “sutilizados” (quemados evaporados) cambian para bien el ambiente energético de un recinto (lo limpian, elevan sus vibraciones) y como sabemos, nosotros como seres energéticos nos adaptamos y condicionamos por este ambiente. Si estamos expuestos a ambientes energéticamente sanos, nuestras energías personales estarán más equilibradas. Y como nuestras energías y emociones van en paralelo, al estar expuestos a ambientes energéticos “suaves”, nuestras emociones tenderán a suavizarse. Es importante utilizar elementos tanto activos como positivos energéticamente.
  • A nivel astral (mágico) (NM): el sahumerio permite llevar a plano astral las vibraciones correspondientes a lo que está siendo quemado. Esto se logra gracias a la ayuda de los elementales del Fuego y del Aire (Éter); los cuales están entre los mensajeros entre el plano tierra y el astral, Es importante utilizar elementos específicos para las vibraciones que se desean activar en plano astral (donde hay un amplio degradé). Generalmente se utiliza este tipo de sahumerio para “desalojar” a entidades en astral que se están “colando” hacia el plano tierra; lo que puede causar muchos  tipos de perturbaciones. Se debe utilizar la actitud y las oraciones apropiadas para esto.
  • A nivel causal (NK): si se mantienen las emociones “suaves” el plano causal se afecta positivamente como consecuencia.
  • A nivel espiritual (NS): el sahumerio se puede ver como el trasporte que lleva a las vibraciones que emitimos en nuestras oraciones, plegarias y rituales, hasta planos muy altos (plano astral muy alto y  plano espiritual). No solo los materiales quemados hacen efectivo este tipo de utilización, sino que es indispensable la intencionalidad y capacidad de adoración a Dios que tengamos nosotros en el momento de hacer el sahumerio. Muy útil cuando se hace adoración a Dios, o en oraciones de intención o de ofrenda.

Pero ya en la práctica se consiguen diferentes consejos y recetas; en cuanto a elementos a quemar, protocolos, rutinas, horas, días, oraciones, intenciones, etc. Con el debido respeto, todos pueden resultar útiles, pero quiero dejar aquí algunas recomendaciones básicas (pero no únicas):

  • Se pueden utilizar las varillas industriales de incienso (o conos o palitos), pero de ser posible, prefiera productos lo menos industrializados posible. Generalmente resinas, hojas aromáticas, aceites esenciales, etc. Incienso, mirra y estoraque por ejemplo; canela, hojas de romero, eucalipto, entre muchos otros.
  • Si va a utilizar carbón que sea carbón vegetal.
  • El sahumerio no se debe apagar hasta que se haya consumido por sí solo en su totalidad. Si se apagó por sí solo ante de consumirse está bien; y se puede volver a utilizar. En caso de que haya que apagarlo con anticipación, debe echarse encendido en tierra desnuda (no en grama ni matorrales ni plantas vivas ni secas)
  • La ceniza o residuos se pueden disponer en cualquier parte. Dependiendo del uso, del protocolo seguido y de los materiales del sahumerio, se puede utilizar como ceniza sagrada,
  • Se suele hacer una pequeña oración antes de encender los carbones, pudiendo ser la siguiente (para NM y NS):

Oración del carbón.
En el nombre del Gran Creador, Dios de Moisés, Dios de Aarón, Dios de Abraham, Señor Mío Jesucristo bendice y purifica esta criatura de fuego a fin de que te resulte agradable y purifique todos los sitios donde fuere encendido.
Fuente: http://altoesoterismo.blogspot.com/p/inciensos.html

  • Se suele hacer una pequeña oración para dedicar el sahumerio, pudiendo ser la siguiente (al comenzar  encenderlo o durante el sahumerio):

Oración del incienso.
Invoco en este momento a la Santa Presencia, a la Divina Providencia, al Gran Poder de Dios para que este incienso aleje el mal de mi presencia y de este lugar y que ningún hechizo permanezca en mi cuerpo ni en este sitio, ni de noche ni de día. Arrasa las vibraciones negativas, la desesperación y la miseria. Deja este cuerpo y este sitio limpio y puro. Haz que la luz, el amor y la salud resplandezcan aquí y en mi entorno. Y añada gran poder al aire que ventila y que respiro para que traiga buena suerte, paz, amor, salud y serenidad, y que mi entorno y el lugar permanezcan en armonía.
Fuente: http://altoesoterismo.blogspot.com/p/inciensos.html


  • Cuando se limpie un recinto se debe sahumar desde la parte más interior de la habitación hacia la puerta de la misma, Si es una casa, además debe hacerse desde la habitación más alejada hasta la puerta de salida de la casa. Hay que sahumar las esquinas y los lugares cerrados (abrir armarios, closets y gavetas para que entre el humo). Para NE-E, NM y NS

  • Dependiendo del caso (NS o NM) hay que mantenerse en oración constante durante el sahumerio. Puede ser la Oración del incienso o la que corresponda.
  • Para el NM se prefieren los días viernes y martes (Misterios Dolorosos).

Se podría decir mucho más sobre el sahumerio, pero espero que esto les sirva para que comiencen a adoptarlo como práctica de bienestar si les anima.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 19 de marzo del 2014.
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Palabras claves: sahumerio, mirra, incienso, estoraque, purificación, espiritual, energética, magia, oración, alabanza, adoración, dios, ofrenda, intención

lunes, 17 de marzo de 2014

Hijo de Dios

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

El título de Hijo de Dios, además de ser muy honorífico; se presta aveces a ligerezas que pretendo reflexionar aquí.

Este calificativo no nace con Jesús, sino que había venido siendo usado por los Judíos antes de la llegada de Jesús para designar una procedencia o linaje sagrado.

Cuando llega Jesús, los cristianos lo nombran como “el Hijo de Dios”; y él mismo se refería a Dios como “su Padre”. Esto no parecería extraño por la misma costumbre Judía.

Lo raro comienza después; cuando se dice que a nosotros también se nos aplica el término de Hijos de Dios. Y tanto es así que Dios es nuestro Padre, por lo tanto, somos sus hijos.

Resulta que más allá de la costumbre judía, el apelativo de “Hijo de Dios” no es gratis. No lo fue para Jesús ni lo es para nosotros. Jesús no lo fue por haber nacido de María Virgen y del Espíritu Santo; sino que lo fue porque “se comportó como tal”.

Veamos la definición contextualizada; pero no en nuestros días, sino en el momento de referencia.

En la Santa Biblia se hace mucha referencia de anécdotas de padres e hijos, sobre todo para enseñar la correcta relación entre ellos. En el Nuevo Testamento se recuerdan fáciles las parábolas del hijo pródigo, la de los diezmos y la del hombre que alquila sus tierras y luego manda al hijo a defender su heredad ante los que no querían pagar. Hay muchas más referencias.

Pero resumiendo, un “hijo de su padre” es aquel que:

  1. se atiene a las ordenes de su padre y las cumple
  2. hace esfuerzo por cuidar y prosperar las pertenencias de su padre (su heredad)
  3. mientras viva dependiendo de su padre se pliega a lo que este diga
  4. nunca lo olvida
  5. lo honra y respeta,
  6. reconoce la supremacía de su padre y nunca se considera superior a él
  7. busca la disculpa de su padre cuando se equivoca ante él

Ese era Jesús. Los hechos sencillos de repetir, durante toda su vida, que estaba haciendo la voluntad de su Padre; y que cuando niño, al perderse en el tempo, su única aclaratoria fuera que “debía hacerse cargo de las cosas de su Padre”; lo dicen todo.

Jesús era Hijo de Dios y Dios Padre lo trataba como a un hijo, por el hecho de hacer todo lo que el Padre había ordenado; y que él mismo nos trasmitió a nosotros.

Jesús quería que nosotros nos convirtiéramos en “Hijos de Dios”; por eso insistió tanto que nuestro comportamiento debería atenerse a lo que el Padre esperaba de nosotros. ¿Estamos haciendo el esfuerzo?

Convertirse en Hijos de Dios es posible; así podremos pedirle a nuestro padre lo que nos corresponda; solo debemos seguir el ejemplo de nuestro Hermano Mayor: Jesucristo.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 17 de marzo del 2014.
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Palabras claves: hijo de dios, dios padre, templo, heredad, jesucristo, jesús

Lodo y Espíritu

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Toda escritura sagrada tiene por lo menos tres niveles de interpretación. Nuestra Santa Biblia, por supuesto, sigue con esta regla. Por eso son escrituras especiales, escritas con un grado de discernimiento y pericia que escapa del entendimiento humano. Definitivamente inspiradas por Dios.

Es como si fuera un mensaje escondido dentro de otro mensaje; donde para entender el primero, debes tener unos lentes especiales. Sin estos lentes, el mensaje secreto pasa desapercibido; los ojos desnudos ven solo el mensaje superficial.

Siempre hay un nivel básico, que suelo llamar “Eclesiástico” o “de Catecismo”. Este es el que se suele dar en las primeras enseñanzas religiosas y en las lecturas de las misas; donde las historias y las metáforas, con sus moralejas evidentes, son las que llevan la información. La lectura puede realizarse fraccionada y aislada.

Luego hay un nivel “Místico”, donde las imágenes presentadas no importan tanto, que si es un hecho histórico o una metáfora no importa. En este nivel el significado real se encierra dentro del simbolismo presente en el relato.

En este nivel Místico, la lectura siempre hay que hacerla contextualizada con toda una enseñanza; y la comprensión de la misma se debe hacer con la asistencia directa de un Maestro Espiritual. Este Maestro es el que encarna y puede dar la visión completa de la enseñanza espiritual que pretender cubrir la escritura sagrada.

En este caso, la lectura nunca se puede hacer de forma fraccionada; y toda la escritura se convierte en un libro de texto de aprendizaje espiritual; no solo de fábulas y anécdotas.

El tercer y último nivel, es el nivel “Espiritual”, donde el texto sagrado ya escapa totalmente de la visión humana; y las imágenes y conceptos presentados pueden incluso parecer absurdos a las mentes y a los ojos terrenales.

Así es el grado de encriptación del nivel Espiritual. Muchas de estas enseñanzas ni siquiera se sacan a discusión en el mundo terrenal; so pena de parecer desquiciado, loco, desadaptado, estúpido, inútil, sin sentido; y cualquier otro apelativo que ubica esta información fuera de la “realidad” terrenal.

Está de más decir que la capacidad de entender un nivel u otro dependerá de la altura espiritual de los individuos. Nunca depende, como es lógico, ni del nivel de inteligencia, ni del nivel de educación, ni de la instrucción, ni de la erudición del lector. Las enseñanzas espirituales están bien resguardadas y la llave la tiene el espíritu, no la mente; teniendo como puerta el corazón.

Y estos tres niveles de información magistralmente ocultos en un mismo texto son lo que hacen a las verdaderas escrituras sagradas tan especiales. Es especial el hecho de que una simple frase pueda tener tres niveles (incluyentes) de comprensión y por tanto le sirva a tres públicos diferentes.

Hoy quiero traer un pequeño pasaje conocido de La Biblia, muy útil en cualquiera de sus tres niveles de comprensión. Te pido que lo leas totalmente un par de veces:

Juan 9:1-9
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Jesús sana a un ciego de nacimiento
1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.
5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego,
7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?
9 Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: “Yo soy”.

El nivel básico de entendimiento es muy amplio y a la vez sencillo. Muestra a Jesús como un sanador, que puede incluso con las condiciones tan lamentables y limitantes como una ceguera de nacimiento. Además de esa capacidad de sanar que nosotros podemos aprovechar. Seguro que se podría extender un poco más.

El nivel Místico comienza a mostrar a la ceguera como una incapacidad de ver no solo los estímulos físicos/visuales; de hecho por eso es la alusión a Jesús como la Luz del mundo. El reconocimiento de Jesús nos da claridad del alma y nos permite ver las cosas de la vida con una claridad superior, de forma más integral.

El nivel Espiritual lo voy apenas a asomar aquí; el que tenga oídos abiertos que oiga. La ceguera es principalmente espiritual; y por ser una condición de nacimiento, indica que se viene de otras vidas así. La ceguera indica que no se ha alcanzado el nivel espiritual necesario para que la persona “abra sus ojos espirituales” y comience a vivir enfocando toda su existencia desde su aspecto espiritual. Esto es así porque Jesús representa no a un sanador sino a un Maestro Espiritual. Además, es extremadamente notable que ese despertar espiritual lo haya conseguido el ciego gracias a un Maestro; el ciego por su propia cuenta nunca pudo haberlo conseguido. Aún más significativo es que la sanación se haya realizado con lodo (tierra); cuando pudo haber sido con una simple imposición de manos. Este hecho espiritual nos recuerda que un Maestro Espiritual te puede ayudar a elevarte espiritualmente, (a abrir los ojos de tus espíritu) a través de tus aspectos más mundanos y terrenales, con tus cosas más bajas, como lo es “el polvo de tus zapatos” (simbólicamente hablando); y además con su parte más humana, como lo es su saliva (nada agradable de igual forma).  

Pero si no damos cuenta, fue necesario no solo el Maestro, ni solo la saliva y el lodo; sino que el ciego, dentro de tu ceguera, fuera al estanque de “el Enviado” (Siloé) y “se lavara”; algo tuvo que esforzarse; tuvo que seguir instrucciones precisas del Maestro.

Confirmación adicional de que este “abrir de ojos” es netamente espiritual, se encuentra cuando las demás personas reconocen al ciego y “...unos decían: El es; y otros: A él se parece...” y este utiliza la frase innecesaria de re-afirmación: “Yo soy”. Esta frase de “Yo Soy” es utilizada en misticismo espiritual e indica que hay una la ampliación de consciencia desde el reconocimiento de que todos somos Uno con Dios y Dios es uno con todo; definitivamente comienzo de la iluminación espiritual que se logra solo con un Maestro Espiritual. Y aún más; al comienzo del texto, con la relación de si esta ceguera era consecuencia de su pecado personal o del pecado de sus padres (una alusión de tantas sobre procesos kármicos y reencarnación; ya que si nace ciego y se asume pecado personal, únicamente pudo haberlo cometido en otra vida), el Maestro vino a sanar inclusive esas posibilidades karmicas...

Pero bueno, mejor no sigo hablando; lo dejo hasta aquí para respetar los niveles de “secreto” de La Santa Biblia.

No todo lo que ven tus ojos y entiende tu mente es la verdad (PAGR2014)

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 13-16 de marzo del 2014.
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Palabras claves: maestro espiritual, lodo, jesús, karma, reencarnación, Biblia, niveles, cifrado, encriptado , crecimiento espiritual.

martes, 11 de marzo de 2014

Acciones y Emociones



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

He repetido muchas veces, pero nunca será de más, que las emociones (sentimientos) son las que construyen nuestra realidad. El paradigma de que es la mente lo que utilizamos para construir nuestro futuro (“atraerlo”) nunca ha sido cierto y lo he explicado infinidad de veces; no lo voy a volver a hacer aquí.

Si bien hay diferencias importantes entre emociones y sentimientos a nivel energético y operativo; en este escrito los voy a utilizar de forma indistinta.

Las emociones son las manifestaciones de nuestro estado energético y viceversa; un estado energético condiciona las emociones que sentimos. Es este estado energético la que irradiamos al universo (como seres energéticos que somos) y con la cual activamos las dos leyes universales que utilizamos para crear nuestro presente y para condicionar nuestro futuro: la “Ley de Atracción” y la “Ley del Karma”.

Nuestra misma Santa Biblia lo dice muy claramente: “Dios no ve las apariencias (lo exterior, lo que es visible) sino que ve únicamente los corazones (los sentimientos o emociones)“; y es precisamente a ese Dios al que le confiamos nuestros destinos; el que le pedido nos ayude a construirlo.

Muchas veces desde el ámbito espiritual se hace alusión a “corazones limpios”, a “no agresión”, a “pasividad”, a “poner la otra mejilla”; términos que muchas veces se contraponen a la idea de “accionar”, de “hacer algo”.

Tomemos como ejemplo cuando dos personas o dos grupos tienen ideas contrapuestas; y cada uno desea defender la suya. En casos así se produce un enfrentamiento; que no se puede juzgar de malo porque es totalmente natural.

Pero en toda sociedad (humana o animal, social o natural) existen normas para regular la interacción entre sus miembros; y esta interacción también incluye regular las disputas.

Pero en un enfrentamiento definitivamente se asume que haya “acción”. Pero en el sentido amplio, también “quedarse quieto” es una acción; al igual que retirarse o bajar la cabeza.

Pero ¿el aspecto espiritual está reñido con “la acción” dentro un enfrentamiento? No está reñido; pero si debe enmarcarse cualquier “acción” dentro del trasfondo de las emociones. Me explico.

En la espiritualidad una de las primeras cosas que se exige es “movimiento”/acción/servicio. Pero a diferencia de los que se cree, la acción como tal no tiene ningún peso como vivencia espiritual. Por el contrario, lo que sí define a una acción como espiritualmente correcta o no, es la emoción de la cual nace dicha acción o la que genera.

Las acciones están en “el exterior”; y La Biblia nos dijo ya que Dios no toma en cuenta ese exterior. Pero las emociones que acompañan a una acción (de cualquier tipo) son las que efectivamente “está viendo Dios”; o si lo queremos así, las que están moviendo las leyes que estarán condicionando nuestra realidad futura.

Siguiendo con el ejemplo, asumamos que alguna de las partes en un conflicto puede optar por hacer acciones de protesta y de manifestación; eso a nivel espiritual es irrelevante. Pero la tónica emocional involucrada en ellas, es lo que puede convertir a una acción (inerte espiritualmente) en un hecho “condenatorio y destructor” a nivel espiritual (si hay emociones destructivas); o un hecho que “rendirá buenos frutos” si las emociones involucradas se mantienen constructivas.

Pero no se trata solo de las emociones que mantiene la parte que ejecuta la acción; sino de las emociones que produce en el opositor. Puntialicemos de forma muy sencilla:

-          Si el “sujeto A” acciona con emociones destructivas --> estará atrayendo para sí cosas muy malas por Ley de Atracción.
-          Si el “sujeto A” actúa sin emociones destructivas --> estará atrayendo para si cosas muy buenas por Ley de Atracción.
-          Pero si en cualquiera de las dos opciones anteriores, el “sujeto B” sufre (aparecen en él sentimientos destructivos gracias a la acción recibida de A); ambos, tanto el A como el B en partes iguales, se condenan con Karma negativo.
-          Y si el sujeto B tiene familia, amigos, cercanos; que se sienten mal por la situación... la cosa realmente se complica, para TODOS.

En esta muy resumida explicación se observa lo inerte de la acción, ya que ni siquiera se dice cuál es. Lo que sí va a determinar los efectos de la situación, a corto, mediano y a largo plazo, son los sentimientos involucrados en los hechos.

Y no me refiero a que las emociones vayan a condicionar directamente el resultado de la disputa, sino lo que con ellas, cada una de las partes estará abonando para su futuro; independientemente de quién salga vencedor o perdedor. Parte del problema es nuestra visión de corto plazo, ya que no terminamos de entender que un sentimiento no solo condiciona de inmediato; sino que su efecto puede manifestarse a los meses, a los años o más allá de la muerte.

Muchas veces la importancia de las emociones dentro de las acciones no se entiende y se plantean dos posiciones: la primera es condenar a la acción; y la segunda criticar la “inacción”. Ninguna de  las posturas, por ser extrema, es muy acertada; ya que no se consideran los sentimientos que las motoriza.

Si por ejemplo, una de las partes resuelve no actuar ante la agresión del otro; y dentro de su pasividad aún sigue manejando sentimientos destructivos; pues igual se estará dañando ella misma;  a pesar de que exteriormente (lo que a Dios no le importa) pareciera que estuviera actuando correctamente para algunas personas.

Y por el contrario también se aplica. Si una de las partes actúa con fuerte determinación porque siente que le asiste el derecho y la razón (lo que parecería bueno); pero lo hace desde sentimientos destructivos; estará ganándose puntos negativos que a corto, mediano y largo plazo tendrá que pagarlos con sufrimiento; aunque haya actuado “aparentemente” de forma correcta.

Entonces, si bien nuestro accionar siempre se debe enmarcar en el correcto comportamiento, en las normas, en las leyes y en los principios morales y religiosos; hay que estar atento a lo que “tenemos dentro” como emoción. Aún, realizando lo que pareciera correcto, si lo hacemos con el corazón complicado, podemos salir con las “tablas en la cabeza”.

Cualquier lucha se puede hacer; cualquiera puede defender sus derechos. Pero es MUY diferente y se va a condicionar el resultado a corto, mediano o largo plazo, si esa lucha se hace con rabia, resentimiento, odio, rencor; o si se lucha con firmeza y esfuerzo pero excluyendo el odio y otros sentimientos destructivos del corazón.

¿Que a veces es difícil hacer eso? Nadie dice lo contrario; pero lo explicado aquí son Leyes Universales, Estas actúan siempre; aunque no se crean, aunque no se entiendan, aunque no se conozcan o aunque sean difíciles de asumir. Depende de nosotros, no de ellas.

Lo dejo hasta aquí porque definitivamente la explicación se puede extender mucho más; con lo ya expresado, el punto comienza a estar más claro.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 09-11 de marzo del 2014.
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Palabras claves: acciones, emociones, disputas, luchas, peleas, LDA, karma, ley de atracción,  sentimientos

viernes, 7 de marzo de 2014

Ayuno y oración

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Pedirle a Dios que nos asista es un derecho de todo creyente. Somos sus criaturas y Él es un padre que nunca abandona.

A pesar de esta máxima religiosa, a veces Dios pareciera muy lento, o muy discrecional o  que estuviera esperando a que algunas condiciones fueran dadas para conceder nuestras súplicas.

Pues sí; como todo Buen Padre, Dios no es alcahuete; obtenemos lo que de alguna forma nos merecemos. Pero el punto es que muchas veces Dios tarda mientras nosotros sentimos que estamos obrando bien y de forma justa y que deberíamos merecernos lo que solicitamos.

Los argumentos del porqué esto sucede y dónde podemos estar obrando mal sin darnos cuenta; con todas las aclaraciones y explicaciones necesarias, salen por todas partes en nuestra Santa Biblia. Pero este artículo no es para eso (ya he escrito muchos al respecto); hoy solo van las instrucciones sin mucha reflexión.

Si recordamos que Dios Padre siempre escucha nuestros corazones y que además nos ama; entonces nosotros solo deberíamos pedir para obtener “de inmediato” (Mateo 7:7,8); el asunto es que el no recibir las repuestas esperadas puede significar que no estamos en ese estado de “merecimiento”.

Pero si estamos en plena tormenta de una situación difícil en el ámbito personal, familiar o grupal (de país, por ejemplo); a lo mejor es difícil comenzar a enderezar nuestras acciones para cultivar ese merecimiento y así recibir la ayuda de Dios. Debería haber algún método mas “rápido” de habilitar dicha Asistencia Divina.

Gracias a Dios, si existen esas formas; y una de ellas es el archiconocido “Ayuno y Oración”.


El préstamo. Pidiendo lo que necesitas 

Tenemos un impulso innato de orar a Dios por asistencia, pero generalmente la oración sola no basta. Voy a utilizar un ejemplo cotidiano.

Imaginas que tienes una necesidad personal, por ejemplo mejorar el bienestar de tu familia. Y para eso quieres ampliar tu negocio o tu casa o mudarte, pero la economía no está muy propicia para eso, o no tomaste en su momento las previsiones necesarias de ahorro; definitivamente vas a necesitar ayuda de quien si tiene los medios que te facilitarían ese deseo: un banco.

Entonces una mañana, con tu situación en la mente, te levantas muy temprano, te vistes apropiadamente y te vas a un banco. Hablas, a lo mejor, con el gerente de esa sucursal y comienzas a pedir por el préstamo (comienzas a orar). Para eso comienzas a dar todas las explicaciones convincentes; resaltando el bien que le va a hacer a tu familia esa mejora y sacas a tus hijos pequeños a relucir y todo lo que se te ocurra. Razones no te faltan, tu motivación es hermosa, pero ¿esa palabrería va a ser suficiente? ¿Con solo oírte (orar) el gerente te va a dar todo el dinero que le pides?

Lo primero que el gerente va a hacer es comenzar a revisar tu historial como cliente en el banco; cómo te has portado financieramente, cómo has manejado tus créditos anteriores, tu historial de pagos, si en el pasado has honrado los préstamos que el banco te haya hecho. Entonces, si en tu pasado te has comportado como un cliente excelente (si tienes méritos) obtendrás lo que pides, con algunos requerimientos menores.

Pero si tu historial como cliente no es muy amplio o convincente, o simplemente es un banco que no te conoce mucho, aún puedes obtener dicho préstamo; pero deberás mostrarle al banco que estás comprometido a honrar el beneficio de que te den el dinero. Eso lo harás firmando más compromisos de lo que le impondrían a un cliente VIP, o aceptando intereses mayores (lo que sacrificará un poco el presupuesto mensual de diversión), o presentando como aval, algunos bienes que ya tengas. Otras consideraciones pueden aplicar. 


El procedimiento puntual  

Si bien Dios no es un banco de dinero y tampoco cobra intereses, todo lo demás de merecimiento y ofrecimiento se mantiene.

Su misericordia puede ser vista como el hecho de que en cualquier momento podemos pedir favores especiales y puntuales a Dios, sin que importe “mucho” nuestro historial como “hijo suyo”. Aquí entra “el Ayuno y la Oración”.

No podemos ir por la vida solo mendigándole a Dios por ayuda (solo orando), pero sí podemos pedirle y demostrarle que reconocemos su ayuda y que estamos dispuestos, con nuestro esfuerzo real, a honrar dicha asistencia (con ayuno). 

El Ayuno y la Oración es el dueto mágico cuando queremos que Dios interceda por nosotros en asuntos difíciles; en situaciones donde necesitamos lo que Él tiene más que nosotros: justicia divina, sabiduría, el poder para hacer lo imposible, etc.; etc.; etc.

Y hacer “Ayuno y Oración” es sencillo (algunos de los siguientes puntos fueron tomados o adaptados de http://laverdadcatolica.org/Ayuno.htm):


  1. Antes que nada, ninguna práctica espiritual real puede atentar contra tu vida o tu seguridad personal ni la de los tuyos. El ayuno no debe poner en peligro tu salud; y si tienes alguna condición de salud especial o simplemente tienes dudas, debes consultar con tu médico.
  2. “El Ayuno debe ser progresivo. Es decir, hay que comenzar por lo poco; y poco a poco progresar en él. Empieza entonces con pequeñas renuncias, como negarte un café, un vaso de agua, un dulce, un postre, un programa de televisión, etc. Esto irá poco a poco aumentando tu capacidad de renuncia.
  3. Esta renuncia no es esporádica ni puntual ni compulsiva de un solo momento, debe ser sostenida en el tiempo; es parte de tu compromiso. Si por ejemplo decides no comer el dulce de la tarde, pues no lo hagas más durante todo el ayuno; no vale “salirse de vez en cuando”.
  4. El tiempo que dure el “ayuno y oración” puede ser prefijado o puede extenderse hasta que sientas que tu petición ha sido atendida.
  5. Una vez que te decidas a ayunar, inícialo “con un buen rato de oración. Se recomienda prepararlo desde un día antes. Por la noche haz un buen rato de oración y ofrece a Dios cada acción de Ayuno. Pide a Dios la gracia que estás necesitando o el sentido que quisieras ver fortalecido con tu Ayuno”.
  6. “Durante todo el día de Ayuno, dedica el mayor tiempo que puedas a la oración. Es conveniente que se escoja un salmo el día anterior y alguna frase del salmo para repetirlo durante todo el día de Ayuno, como: “Señor tú eres mi fuerza y mi victoria. Regresa durante el día al salmo y ten el mayor tiempo de oración que puedas… substituye el alimento corporal con alimento espiritual”.
  7. El Salmo 18 y sus frases son especiales para los ayunos; pero en realidad puede ser cualquier que resuene en tu espíritu.
  8. “Es muy conveniente que inicies tu período de Ayuno con la Eucaristía. Busca una Iglesia en donde puedas comulgar al comenzar tu ayuno. Si no se puede, haz al menos una comunión espiritual.”
  9. Debes ir incrementando tus renuncias cuando vayas sintiendo que las que tienes ya las soportas sin problema.
  10. Una de las cosas con la que puedes ayunar cuando vayas avanzando es reprimiendo, por ejemplo, la palabra hiriente o la crítica en contra de alguien o en contra de alguna situación; o quedándote con un poco de hambre cada vez que comas.
  11. Al ayuno puede ser tanto de negación de cosas que te gustan hacer (Ascesis negativa) como de inclusión en tu rutina de vida de cosas buenas que no te gustaba mucho hacer (Ascesis positiva)
  12. El Ayuno ES INDISPENSABLE HACERLO JUNTO A LA ORACIÓN. Esa oración debe ser intencionada y dirigida hacia el ayuno. De lo contrario no solo el ayuno se vuelve poco efectivo espiritualmente, sino que puede llegar a ser contraproducente en otros planos. Las razones del porqué esto es así son múltiples y bien sustentadas, pero la explicación se escapa de este escrito. Aquí seguir únicamente las instrucciones.

Beneficio adicional del Ayuno y de la Oración 

Pero hay una noticia aún mejor en estos procesos de “Ayuno y Oración”. Cada vez que ayunamos y oramos, estamos realizando la práctica de ir sometiendo a nuestras pasiones a la voluntad enfocada hacia Dios; esto es TREMENDA PRÁCTICA ESPIRITUAL.

En un ayuno específico, programado y sencillo (como el que se indica aquí) las pasiones a las que nos enfrentamos son asuntos “inocentes”: comidas que nos gustan, pequeñas satisfacciones reprimidas, etc. Pero aún así, el ejercicio espiritual se está llevando a cabo y el espíritu se va fortaleciendo para cosas mucho menos “inocentes”

Con mucha práctica de Ayuno y Oración, vamos a ir aprendiendo, de forma progresiva y automática, a no dejarnos dominar por nuestras bajas pasiones: rabia, rencores, deseo de venganza, etc. De esa forma estaremos comportándonos, cada ve más, como Dios espera que lo hagamos.

Además, todo esto nos lleva a acumular méritos; lo que para el banco significaría que tendremos nos solo las puertas abiertas sino las mejores condiciones para satisfacer todos nuestros favores especiales en el futuro.

Ya tenemos la forma de actuar si de verdad nos preocupa algo. Hay que comenzar de una vez "Ayuno y Oración"; ¿lo vamos a dejar para después? Luego no vale llorar ni quejarse.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 07 de marzo del 2014.
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