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martes, 13 de noviembre de 2012

Conexión kármica entre Maestro y Discípulo

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

La relación que se plantea entre un Maestro y un Discípulo va mucho más allá de lo que la mayoría de las personas se imagina. Esta relación excede el compartir en un ambiente de aprendizaje, de la instrucción o de un título conferido; la relación real se plantea a niveles espirituales o mejor dicho a nivel kármico.

Para que un Maestro (Espiritual) pueda serle útil a alguien (discípulo) es indispensable que se forme un enlace kármico especial entre ellos dos. Los lazos (o compromisos) kármicos existen entre todas las personas que interactúan y pueden originarse de la misma interacción o venir de situaciones compartidas en el pasado que generaron energías que hay que volver a tratar.

La conexión entre Maestro y Discípulo se establece y puede no deberse a compromisos kármicos anteriores, pero se lleva a cabo para efecto de la enseñanza. Esto no es un proceso sencillo, ni automático, ni inocuo, es algo muy delicado para el Maestro y por tanto de muchísimo provecho para el discípulo si se lleva correctamente.

Esta conexión kármica es a través de la cual se ayuda al discípulo a crecer espiritualmente. Debemos recordar ahora lo que más de una vez he definido como crecimiento espiritual (cita personal):

Somos seres espirituales (espíritus) atados a planos inferiores (astral, energético, emocional, mental y físico) por causa de las energías en nuestro cuerpo causal (karma). Mientras estemos viviendo nuestra experiencia desde los planos más inferiores de existencia, más sufrimientos tendremos. Cuanto menos karma negativo (pecado) tenemos, menos lastre tendrá nuestro espíritu y podremos experimentar nuestra existencia en planos superiores (más espirituales) de mayor bienestar”

En definitiva, nuestro espíritu crece (se aligera) mientras vayamos limpiando (sanando, quemando) nuestro karma (pagando nuestros pecados)”

El fin del crecimiento espiritual es la disolución del karma (de los pecados)”

Todas las religiones ponen cómo meta para los hombres llegar (subir) al cielo (con diferentes nombres) y sólo podremos llegar si estamos suficientemente “ligeros” de pecados (o de karma). Así que de alguna forma u otra debemos aligerar el lastre de nuestro espíritu.

Además, todas las religiones detallan el trabajo kármico desde dos enfoques posibles: uno es limpiar el karma (pecado) existente en nuestro pasado, y el otro dejar de acumular más karma (pecado) en nuestro presente.

El cómo hacer este trabajo kármico escapa de este escrito, pero la práctica de la religión y las lecturas de sus textos sagrados son el medio idóneo de conseguirlo.

Con este impacto del karma en nuestra evolución, podemos volver a la relación Maestro - Discípulo desde el punto de vista kármico.

Un Maestro Espiritual es alguien (encarnado o no) que se compromete con un Discípulo para aligerar su peso kármico y ayudarlo a crecer espiritualmente. El involucrarse con el discípulo no es sólo a nivel de instruccional o de consejos, no es sólo enseñar técnicas o rituales (eso sería un mero instructor o facilitador). El trabajo kármico se realiza en planos no evidentes (sutiles), donde, por ejemplo. la mente no entra en juego.

Por eso es que hay que hacer diferencia real entre un Maestro Espiritual y algunos otros que no lo son. Un maestro de Reiki o de cualquier técnica de sanación, o un maestro metafísico, o un maestro de meditación, o un maestro de artes marciales NO son Maestros Espirituales, ya que a pesar de que pueden enseñar cosas que ayuden a tu espíritu, ninguno de ellos necesariamente se involucra con tu karma.

Y este involucrarse con el karma del discípulo comienza con el tender un enlace kármico entre los cuerpos causales de ambos. Este enlace podría parecer hasta cierto punto peligroso, no solo para el Maestro, sino para el indefenso discípulo, ya que cuando un enlace se forma entre dos puntos, las cosas (el karma) pueden comenzar a fluir de un lado hacia el otro. (¿Qué?!!!)

Y sí, el compartir karma no se puede hacer a la ligera. Ya en nuestra cotidianidad estamos atados kármicamente con todas las personas con las que convivimos; vivimos acumulando karma con nuestro accionar (karma positivo o karma negativo); la misma vida (Dios) nos propone constantemente escenarios kármicos para ofrecernos la oportunidad de limpiar nuestras energías discordantes en ese plano y así aligerar nuestro espíritu y llegar al cielo (sin contar que muchas veces perdemos esas oportunidades por no reconocerlas o no saber cómo actuar de forma apropiada)

El exponerse a estos escenarios kármicos (experiencias de vida) no es lo único que se necesita para limpiar el karma. El karma hay que disolverlo a través de ciertas capacidades del espíritu (que yo enseño como Dones Espirituales) que se van cultivando con el tiempo y que escapan a capacidades cognitivas o emocionales del Ser (aunque puede pasar por ellas a la hora del aprendizaje). Cuanto más cultivados se vayan teniendo esos Dones Espirituales, mayor es la capacidad de disolver el karma.

Pero si estas ataduras kármicas son naturales con todos nuestros relacionados y las oportunidades de limpiezas son constantes, ¿qué papel juega un Maestro Espiritual?

En plano más terrenal, el Maestro Espiritual puede enseñarte a reconocer las oportunidades de limpieza kármicas y la forma de actuar en ellas, pero eso es lo más trivial que hace. En planos sutiles un Maestro Espiritual es capaz de asumir tu karma para limpiarlo con su mismo espíritu y así aligerarte la carga para que puedas crecer más rápidamente. El cómo lo hace el Maestro escapa también del alcance de estas líneas.

Pero todo este trabajo no es automático. No es cosa ahora de que el Maestro corre con todo el trabajo sucio y el Discípulo se desentiende del proceso. Tanto para formar el enlace Maestro-Discípulo como para que se mantenga operativo y se realice el trabajo en conjunto, hay condiciones que se deben dar:

  1. El discípulo debe escoger al Maestro (nunca al contrario) ya que es el discípulo el que debe permitir el establecimiento del enlace kármico a través del cual el Maestro Espiritual podrá trabajar.
  2. Pero no es sólo una selección intencionada, sino que es una selección práctica que está condicionada primero por: una empatía espiritual que debe existir entre los dos y aún más importante por una actitud que el Discípulo debe mantener ante el Maestro. La forma en que un Discípulo debe abordar la relación con su Maestro Espiritual está descrita en extensión en textos místicos/sagrados, pero en forma general esta comienza con la devoción, el respeto, la consideración, la humildad hacia la enseñanza, la aceptación, la fidelidad, entre muchas otras.
  3. Pero ese asumir de la carga del discípulo no es como terapeuta. Ningún karma se puede sanar sin escenarios kármicos (situaciones), y en todo escenario kármico está comprendidas las relaciones interpersonales. Es indispensable que el Discípulo comparta con el Maestro. Un compartir que va más allá de una relación interpersonal amigable, o una interrelación casual de charlas eventuales. El Discípulo debe seguir al Maestro (nunca al contrario) y este seguimiento incluye el interés por conocerlo, el interés por oírlo, el interés por reflexionar en sus enseñanzas y el interés (sin cuestionamientos) de aplicar sus métodos (mientras que no atenten contra el mismo discípulo y su realidad).

Si estas actitudes se mantienen en el tiempo, el enlace kármico es posible y sostenido, dándole al Maestro Espiritual injerencia en el karma del Discípulo, y es a través de sus propios Dones Espirituales (esperemos que más desarrollados que los del discípulo) que puede ayudar a quemar karma. Establecido el enlace kármico, el Maestro sabe qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo.

Una vez establecida esta conexión kármica entre Maestro-Discípulo, si bien el discípulo debe hacer para mantenerla, el Maestro debe hacer por cuidarla y vigilarla, ya que es parte de su función asegurarse que todo se ejecute correctamente. En caso de que algo vaya mal y si es necesario, el Maestro puede romper el enlace soltando al discípulo.

¿Qué cosas comienza a circular cuando esa conexión está establecida? Pues energía kármica, que entre los dos y con la ayuda del Maestro puede depurarse más rápido que si el discípulo estuviera solo. Sólo eso.

Por allí se dice inocentemente que todos somos maestros, porque de todos siempre tenemos cosas que aprender, pero la realidad es que el Maestro Espiritual no plantea enseñanzas casuales ni al azar. Un verdadero Maestro tiene la intención constante de plantear escenarios de aprendizaje, de forma intencionada, argumentada, controlada y eficiente; a fin de cuentas para eso vive.

De aquí surge uno de los puntos más importantes cuando se elije a un Maestro; el escoger a uno que de verdad tenga muy en claro, no sólo en conceptos sino en práctica de vida, sus propios dones espirituales.

Un maestro con dones deficitarios es una persona que aún en su cuerpo causal tiene mucho karma negativo acumulado. Si alguien buscando ser discípulo de alguien por empatía escoge a un maestro así y con su entrega establece y mantiene el enlace kármico puede provocar inclusive que el karma del maestro pase a él … cosa que por supuesto no es nada deseable.

Se debe escoger a un Maestro Espiritual real y la elección puede no ser fácil. “Por sus frutos les conoceréis” dice la Biblia; “siempre busca a alguien mejor que tu y hazle las compras” decía mi mamá. En cualquier caso hay que tener especial cuidado en sentir con el corazón quién puede ser tu Maestro y no dejarte deslumbrar a la primera por un intelectualismo mental, por una magnificencia sensorial (apariencia) o por una infraestructura publicitaria avasallante.

No temas tener a un Maestro, terrenal o desencarnado; no es una entrega incondicional ni eterna, aunque el respeto y el agradecimiento si deben corresponder por siempre al bienestar que recibiste. Si bien pueden ser varios los motivos por los cuales separarnos de un Maestro rompiendo así dicho enlace kármico (algunos motivos honorables y necesarios y otros no tanto) siempre lo podemos hacer si la relación comienza a no ser conveniente; al fin y al cabo el origen del enlace es el mismo discípulo.

En esta vida venimos a interrelacionarnos para tener oportunidades de aprender, de sanar, de crecer. Muchas veces esos intentos se frustran, no lo hacemos bien, perdemos oportunidades y acumulamos en el proceso nuevas deudas. Si en algún momento tenemos la oportunidad de relacionarnos con alguien que tiene la capacidad de aligerar nuestras cargas, pues deberíamos aprovecharlo y agradecerlo manteniendo la actitud correcta.

Un Maestro Espiritual es ese alguien; alguien que tiene la altura espiritual para hacerlo y lo tiene asumido como misión de vida, no sólo como un trabajo, sino como un compromiso con su propio Dios. Aprovéchalo, si lo encuentras es tuyo.

Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 13 de noviembre del 2012
Twitter: @eReiki

3 comentarios:

  1. Maestro extraordinario!!
    siempre he pensado que existe diferencia entre maestro y Maestro! Y Usted lo ha expresado maravillosamente.. un articulo que tiene detalles basicos para trabajar y meditar... Solo digo que debemos tomar nuestra posicion real.

    un abrazo
    silvia

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  2. En este momento solo puedo decir... Gracias!!!!! Ojala yo tenga la sabiduría para asimilar esta enseñanza.

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  3. Gracias por sus enseñanzas Maestro y por permitirnos crecer a su lado... es una bendición tenerlo en esta vida nuevamente.

    Namasté

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