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martes, 24 de septiembre de 2013

Aprender a decir NO


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo


Cuando buscamos recomendaciones y fórmulas para ser feliz, nos encontramos con un consejo generalizado: debemos “aprender a decir NO”.

Según muchos especialistas, el “no saber decir que no” es señal de baja autoestima. Supuestamente una persona con baja autoestima busca siempre tratar de complacer a todo el mundo, accediendo a todas las peticiones; esto lo hace como una forma de lograr la aceptación de los demás y así sentirse “útil”, querida, apreciada; sentimientos estos que vienen a llenar el vacío interior de una auto-apreciación baja.

Todo esto es bastante cierto, pero es sólo la mitad de la historia. Como técnica sabemos que es necesario sopesar la aceptación de cualquier requerimiento de otras personas, asegurándonos de que el “sí” comprometido no vaya a generar consecuencias negativas en nosotros mismos; si este es el caso, estamos en todo el derecho de decir que “no”.

Pero el saber esta técnica muchas veces no sirve de nada. Cuando una persona tiene una tendencia “patológica” a decirle que “sí” todo el mundo, siempre va a encontrar excusas para dejar de lado el a veces saludable “no”.

Entonces, surge la disyuntiva eterna de quién fue primero: si el huevo o la gallina. ¿Será que una persona de baja autoestima al “obligarse” a decir que “no”, esto le va a subir la autoestima?; o ¿hay que aumentar el autoestima para poder decir que “no”?


Independiente de la respuesta a la disyuntiva anterior, voy a presentar la recomendación “real y completa” de aprender a decir que no.

Como siempre sucede, las buenas recomendaciones o dichos populares se construyen sobre bases bastantes más profundas de lo que imaginamos; y estas encierran verdades de vida que escapan de nuestro razonamiento cotidiano.

Si observamos el consejo de “aprender a decir que no” (cuando sea posible y prudente, claro) debemos evaluar las solicitudes antes de aceptarlas y actuar en ellas. Estas solicitudes  vienen “desde afuera”, desde nuestro mundo circundante, desde el exterior. Nuevamente pareciera que el mal o lo dañino está únicamente afuera.

Pero ¿qué sucede con nuestras propuestas personales internas? ¿Qué sucede con nuestros deseos, ganas o actitudes dañinas que proceden únicamente de nuestro interior? Si buscamos el origen de esta enseñanza de “aprender a decir no”, llegamos a niveles místicos/espirituales.

Cuando hablamos de nuestro mundo interior y cuando nos referimos a encontrar formas de actuar correctamente, estamos hablando de sanar. Pero cada quien puede sanar lo que tiene dentro, no lo que está fuera más allá de su alcance real.

El arte de “aprender a decir que no” es un proceso de sanación, de crecimiento; pero únicamente si se enfoca desde nuestro interior; desde donde podemos sanar.

Si sólo nos limitamos a “decirle que no” a propuestas externas, la técnica puede ser únicamente un comodín para mantener nuestra integridad, escapándonos de situaciones difíciles; pero para más nada.

Si por el contrario “aprendemos a decir que no” a las actitudes dañinas de nuestro interior, pues tendremos oportunidad de crecer, sanar, fortalecernos de manera real.


  • ¿Cuántas veces mantenemos actitudes pesimistas?; debemos aprender a decirles que “no” (a no aceptarlas)
  • ¿Cuántas veces nos entregamos a la flojera y a la comodidad insana?; pues debemos aprender a decir que “no” y trabajar.
  • ¿Cuántas veces nos proponemos a abandonarnos y no luchar por estar mejor?; pues “no”
  • ¿Cuántas veces nos presentamos al mundo como las víctimas?; pues “no” podemos aceptarlo.
  • ¿Cuantas veces no nos quedamos esperando a que sea otro el que venga a hacernos feliz?; pues no.
  • ¿Cuantas veces dejamos que una palabra  o una acción desafortunada de alguien nos haga sufrir?; pues decimos “no” a esa debilidad nuestra.
  • ¿Cuantas veces cedemos a tentaciones sutiles que no rinden buenos frutos?; digamos “no”
  • ¿Cuantas veces dejamos para luego los buenos consejos?; pues debemos darles un  “NO” categórico.
Este es el verdadero sentido de “aprender a decir que no”; sacar esa fuerza interna para mejorar, para esforzarte en cada vez estar mejor. ¡Pero aún no he dicho cómo se lleva a cabo el aprendizaje!

Cuando llevamos una vida de crecimiento espiritual real; el aprendizaje de “decir que no” se lleva a cabo con cosas sencillas. Se puede comenzar con decirle que no a cosas sencillas, por ejemplo a gustos que uno pueda eximirse sin dañar a más nadie (comidas, placeres sencillos, etc.). Uno también practica con los propios pensamientos, diciendo “no” a cada pensamiento de juicio hacia los demás, por ejemplo; a decir “no” a cada mala palabra que vayamos a expresar, entre otras cosas cotidianas.

Si bien parecen aspectos de poca trascendencia, lo que uno va cultivando con estos sencillos ejercicios es la capacidad de “decir que no”, anteponiendo la consciencia. No es un “no” a todo, de forma compulsiva; eso tampoco sirve. 

Claro que la práctica de “aprender a decir que no” puede profundizarse mucho más, pero escaparíamos del alcance de este artículo. Cuando se practica de forma más profunda, el individuo que lo hace puede llegar a manejar tanto poder que habría que hacerle seguimiento de cerca en su crecimiento espiritual. 

Así que “no” lo voy a seguir explicando.


Namasté. 
Pedro A. Gómez Ruzzo. 
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 24 de septiembre del 2013
http://www.evolucionconsciente.org.ve
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Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

martes, 10 de septiembre de 2013

Un poquito de Reiki para sanar, por favor

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Hay que comenzar a hablar un poco sobre lo que significa sanar. Yo defino “sanar” como “arreglar procesos internos que están entorpeciendo el bienestar personal”. Esta sencilla definición propia, encierra dos máximas importantes: todo proceso de sanación es personal (es decir que no depende mucho de los demás) y es un proceso interno (es decir que comprende los procesos intrínsecos del individuo).


Si sanar es un proceso personal e interno, la única forma de que la sanación se lleve a cabo es con los sistemas de recuperación que cada uno de nosotros tengamos dentro. Nuestro organismo y en general nuestro ser, está diseñado con sus procesos de recuperación propios. Es absurdo pensar que fuimos creados en este mundo sin la capacidad de recuperarnos de forma cuasiautomática de las agresiones a las que nos podríamos ver expuestos.


Por tanto, todo proceso de sanación (y todo sanador real lo sabe) no es más que un reforzamiento de los procesos de sanación que cada individuo ya tiene.


Este es uno de los argumentos de descrédito que muchos científicos e intelectuales utilizan hacia las diferentes técnicas de sanación. Ellos aseguran que el organismo tiene sus propios mecanismos para estar bien; y nadie puede llegar a hacerlo mejorar desde afuera. Pues están en lo cierto, en parte, porque un sanador lo único que hace es reforzar los procesos de autosanación que un individuo tenga activos; más nada.


Jesús mismo lo dijo muchas veces a las personas que sanaban delante de Él: “Tu fe te ha salvado”. La fe es algo interno de la persona, y es la figura de Jesús la que le vino a activar su fe. Pero mejor dejo este tema de la fe hasta aquí. 

Pero entonces, para que un sanador contribuya con una persona a que sus procesos de sanación se lleven acabo de forma más óptima, se debe dar una condición para poder ayudarlo: que ya existan dichos procesos de autosanación activados.

Permítanme poner un ejemplo que siempre utilizo: el Reiki. “El Reiki viene a dar energía vital adicional al cuerpo del receptor para que los procesos de sanación se ejecuten más rápido, o de forma más permanente; o menos traumática. (PAGR) 

Nadie que se ampute un dedo va corriendo a un sanador para decirle que le ayude a que se le forme otro dedo. En nuestra biología no hay un proceso de regeneración de los dedos, así que un sanador no puede reforzarlo. Pero sí se pueden activar de inmediato los procesos de cicatrización, de control de la infección, del dolor, entre otros; y esos sí se pueden ver favorecidos por un reikista (por ejemplo)

Entonces, la energía vital entregada en Reiki es siempre recibida y utilizada por algún proceso de sanación activo. Si no está activo el proceso de sanación necesario, o si está activado incorrectamente, pues el objetivo no se cumplirá a cabalidad. En el mejor de los casos la energía Reiki se almacenará por un tiempo con la esperanza de ser utilizada. 

Un ejemplo más terrenal lo tenemos en el caso de una persona que sufra de hipertensión arterial y comience a tomar sus medicamentos. Para este caso, debe activarse, por lo menos de forma paralela, un proceso de sanación a través de: una dieta baja en sal y grasas, una mayor ingesta de agua, más ejercicios, etc. ¿Ustedes creen que el medicamento (al igual que la energía vital entregada desde afuera) podrá hacer un buen trabajo si los procesos de recuperación internos no los refuerza la misma persona?

Otro ejemplo. Una persona pide Reiki, para ayudar con alguna relación difícil que se está presentando con su familia. Pero resulta que ella misma, en esa relación, mantiene una actitud intransigente con su posición (dice que ella es la que tiene la razón y los demás están equivocados). Este es un caso donde sus procesos de sanación están desactivados (por su actitud intransigente). Allí, al recibir energía vital, ¿cuál proceso de sanación lo aprovecharía? El proceso necesario para sanar la relación familiar está inactivo, así que comenzará a sanar cualquier otra cosa, pero su relación no. 

Esto no desvirtúa al Reiki. Muchos aseguraría que la misma energía vital va a desbloquear a la persona y va a hacer aparecer los procesos de sanación. En ese caso yo tendría que recordar que tenemos algo que llamamos “libre albedrío” y este plantea que nada externo puede hacernos cambiar de un estado que nosotros escogemos (de forma consciente o no).

Pero sí es cierto que aún una persona con procesos de sanación bloqueados se puede beneficiar del Reiki. Pero el beneficio lo consigue gracias al compromiso que asuma, más que por la energía recibida. Si la persona se compromete y va de forma reiterada a sus terapias de Reiki; y en las sesiones se relaja, tranquiliza su mente, habla de su situación; “eso” es lo que va a permitir un posible desbloqueo de algunos de sus procesos. 

Pero la sola creencia de que voy a sanar gracias a que alguien me envía Reiki a distancia una vez, dos veces, sin yo comprometerme mucho... puede no ser tan real. 

Por ejemplo, para un reikista, el compromiso de aplicar “los 5 principios de Reiki” en su vida es la forma de activar procesos de sanación generales que permiten optimizar la efectividad de la energía canalizada. Generalmente se encuentra que los reikistas que no llegaron a favorecerse del Reiki son aquellos que nunca se comprometieron con los principios que adoptaron. ¿Habrá acaso que invitar a las personas que solicitan Reiki a practicarlos? 

Hipertensión, sobrepeso, colesterol, triglicéridos, algunos dolores articulares, estrés, relaciones interpersonales difíciles, vidas complicadas y la gran mayoría de los males de la actualidad: físicos, mentales y emocionales; requieren que sea la persona quien tome ciertamente las acciones necesarias para comenzar a sanar; y entonces, solo entonces, la energía adicional SIEMPRE le va a ayudar.

Por supuesto que hay condiciones de no-bienestar que sí se benefician directamente con la energía vital. En esas condiciones generalmente encontramos que los procesos de sanación se activan automáticamente y tiene un alto grado de independencia de la actitud del individuo. 

Pero estos casos de independencia no son muchos ni frecuente en realidad, aún más si recordamos que la reciente ciencia de la Psiconeuroinmunoendocrinología plantea como un factor importante la correcta actitud de la persona en cualquier proceso de sanación.

En vez que comenzar a listar en cuales casos el Reiki ayuda de forma automática y en cuales no, se debe seguir una máxima de sanación:


Nadie debe dejar en manos de otras personas su propio bienestar personal; podemos siempre buscar ayuda, pero debemos siempre hacer por nosotros mismos.”
(PedroAGómezRuzzo)

Cuando solicites Reiki (presencial o a distancia), no solo lo hagas y te conformes con el envío, asegúrate de hacer algo más por ti mismo. A lo mejor cosas tan simples como relajarte o meditar por 10 minutos todas las mañanas, pueden hacer muchísimo más efectiva la energía que se te entrega. 

Esto que planteo aquí es importantísimo para entender el porqué aveces el Reiki parecer no ayudar. Dentro de las técnicas de sanación, aquella que trasmiten energía vital son para mí las más efectivas que existen (por el hecho de que somos seres vivos/energéticos); pero el punto de no comprenderlas nos hace ofrecerlas y aplicarlas en circunstancias adversas a cualquier proceso de bienestar.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 10 de septiembre del 2013http://www.evolucionconsciente.org.ve
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jueves, 5 de septiembre de 2013

Por qué no vienen los bebés

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Nuevamente quiero abordar un tema que pareciera fuera de mi incumbencia; pero desde el momento en el que nos reconocemos como seres holísticos, con mayor “sustancia” que el simple carapacho de carne y hueso; cobra sentido complementar a la lógica terrenal con posibilidades espirituales. 

Siempre apunto que considerarnos seres espirituales no desvirtúa nunca nuestro plano físico; muy por el contrario lo refuerza, ya que todo lo bueno y acertado que se haga con nuestro cuerpo va a asegurar que nuestra alma se mantenga en esta existencia.

Y si hablamos de la ciencia médica, con todo lo avanzada que está aún hay muchas situaciones o condiciones físicas que, a pesar de ser abordadas correctamente, parecieran no poder controlarse; o lo que es lo mismo, parecieran estar condicionadas por factores que van más allá del conocimiento terrenal y científico. 

Una de estas condiciones es la infertilidad; específicamente las dificultades para algunas mujeres en ser fecundadas o poder llevar a buen término un embarazo. Por supuesto no voy a opinar de las condiciones bien estudiadas y caracterizadas por la medicina; me referiré a esos casos en que biológicamente no pareciera haber ninguna causa que impidiera que un bebé llegara a este mundo.

El que un bebé (un alma) llegue a este plano (que encarne o reencarne) no es un proceso únicamente físico. En este proceso asentado en nuestra biología, hay factores “no físicos” que van más allá inclusive a lo emocional, a lo mental, o al estrés que siempre se usa como un comodín en estas situaciones. 

En este último punto del estrés, cuando a una persona se le diagnostica como una causa de “algo”, esta generalmente sale corriendo a buscar terapias complementarias. Y este comportamiento no está mal, ya que dentro de esa “nube incierta llamada estrés” hay propuestas muy claras que sí pueden explicar y corregir ciertos problemas; claro que dentro de un pensamiento más holístico (tal vez menos científico).

Si volvemos a la gestación y limitándonos ya a la parte espiritual; un bebé por gestarse no es más que un alma a la que se le propone (o se autopropone) una experiencia de encarnar en un plano físico. Toda encarnación tiene como misión la de permitirle al alma vivir experiencias terrenales que pueda aprovechar para disolver las energías que lo separan de Dios (karmas) 

Pero como se puede inferir, las experiencias terrenales son solo escenarios propuestos; un alma podría también desaprovechar dichos escenarios y más allá de acercarla a Dios, la podrían alejar.

Esta posibilidad de situaciones “útiles” o situaciones “peligrosas”, no definen situaciones ni buenas ni malas. Una situación simplemente “es”; pero el uso que se le dé, o el enfoque con el que se la mire, la pueden convertir en aprovechable o no. 

Entonces se entiende que un alma con un proyecto de nacer debe esperar a que se le ofrezca una buena probabilidad de “escenarios mínimos aprovechables”; entonces decidirá meterse en la barriguita de mamá. Por tanto, la decisión de venir o no venir puede ver como una decisión consciente pero desde la “consciencia del alma”; y va a depender de la existencia de ese “Escenario Kármico Aprovechable”

¿Pero qué o quiénes definen para un alma un escenario kármico? La respuesta resulta obvia: papá y mamá. 

Tanto papá como mamá, como almas que son, tienen su propio karma; pero la unión sexual de ellos crea un karma en conjunto; esta va a ser la propuesta kármica para atraer al bebé. Las situaciones de vida de papá y de mamá están y van a estar condicionadas en parte por la energía de su karma en conjunto. No significa que una buena vida actual corresponda a un karma bueno; cualquiera de nosotros podemos cargar karmas complicados que aún no se hayan hecho manifiestos. Esos karmas latentes también cuentan para la propuesta.

Para dar a entender la idea con exactitud debería trascribir aquí unos cuantos artículos anteriores, pero confío en que ya lo habrán leído . De igual forma me permito recordar las siguientes ideas:
  1. Cuando dos personas tienen relaciones sexuales comienzan a compartir su karma; y cada una de ellas adopta el karma del otro, sin importar si fue una sola vez o si se quedaron juntos conviviendo o inclusive si no se volvieron a ver jamás.
  2. El karma no es ni malo ni bueno, simplemente es una energía que condiciona, en alguna proporción, las situaciones de nuestra realidad.
  3. El karma no es el único que controla la vida de alguien; definitivamente sus sentimientos (por Ley de Atracción) hacen mucho por su realidad. El problema es que si una persona no aprende a controlar sus sentimientos, su vida comienza a regirse por el karma en proporciones cercanas al 100% (pierde el control creando su futuro)
Pero cuidado: un “Escenario Kármico Aprovechable” no quiere decir situaciones buenas o malas (el karma no es ni bueno ni malo). Todo karma puede condicionar probabilísticamente a las situaciones de vida de un individuo, pero si esas situaciones no le sirven a un alma como propuesta, pues esta no baja, aunque sean situaciones buenas. 

Es algo así como si alguien quiere aprender alguna carrera u oficio. En busca de alguna institución en la que pueda entrar, lo primero que hace es revisar el pensum de estudio. Habrá asignaturas más fáciles o más difíciles, pero la escogencia se debe hacer pensando en lo que él necesita para aprender. Además, nadie le promete que en el curso de su carrera el ofrecimiento de asignaturas no vaya a cambiar, pero la oferta inicial es importante para que decida ingresar.

Si el pensum cambia en el trascurso de su carrera y el cambio le satisface, pues estará contento; pero si cambia para mal, él tomará decisiones con sus respectivas consecuencias: salirse de la institución y esperar cupo en otra, quedarse y seguir descontento, o esforzarse y estudiar horas adicionales. 

Después de todo esto, la propuesta de explicación de la infertilidad es sencilla:

Un bebé nace (un alma encarna) cuando las condiciones kármicas ofrecidas en el momento de la gestación les pueden ser útiles como propuesta de trabajo en el futuro. Estas condiciones son en gran parte el karma en conjunto que llevan acumulados papá y mamá.

Si el Escenario Kármico Propuesto no resulta útil para esa alma, la gestación se puede postergar hasta que el escenario kármico propuesto cambie. Ese cambio se puede conseguir por: cambio de pareja, o por una sanación del karma de la pareja, generalmente conseguida por crecimiento espiritual de alguno de los dos o de ambos. Con estas consideraciones, la infertilidad también se puede intentar abordar con las correctas terapias complementarias (kármicas-espirituales).”
 
Vuelvo a apuntar que cuando la gestación se ve dificultada no significa que la pareja tenga un karma malo. Por el contrario, hay bebés (almas) que deciden nacer en escenarios kármicos difíciles (con condiciones de vidas muy exigentes) porque esas experiencias les pueden servir para intentar crecer espiritualmente o sanar asuntos del pasado. Tampoco quiere decir que las parejas con problemas de gestación tengan un karma prístino y puro; y entonces, como no hay muchos “Jesús” o “Buda” que quieran venir, no se da el proceso. 

La reflexión final siempre termina de forma similar: invitándonos a que no perdamos nuestra conciencia de que somos seres de espirituales y que aunque tengamos problemas que parezcan muy terrenales, el abordaje para comprender o actuar ante dichas situaciones también debe hacerse de forma espiritual. 

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. 
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 05 de septiembre del 2013
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