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domingo, 14 de octubre de 2012

El camello por el ojo de la aguja

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Ayer me lo preguntaban una vez más, ¿cómo sé si estoy en el camino correcto? Si bien fue en un ámbito no religioso, si fue dentro de una preocupación genuina de crecimiento espiritual (grupo de Evolución Consciente).

Inmediatamente vivo a mi mente este pasaje bíblico y si bien no hice referencia directa me sirvió para el resto de la conversación. Casualmente (?) este mismo pasaje fue la lectura del evangelio de hoy cuando fui a la iglesia.

Nuevamente tuve que decir...”OK, OK. entendido, voy a escribir sobre esto”

Y me voy a atrever a interpretar este importante pasaje desde mi humilde experiencia y enseñanza, sin desvirtuar las interpretaciones que oficialmente pudieron dar en la misa de hoy o las de cualquier persona autorizada para ello. Lo único a lo que me atengo es a la consistencia de mi discurso; ustedes lo sabrán.

Este pasaje alude a los requisitos necesarios para llegar al Cielo, apuntados por el mismo Jesús; pasos que comienzan en los Mandamientos y que termina en una reflexión que hace alusión al dinero (?) a las riquezas (?) a la avaricia (?) al apego (?)... para mí a ninguno de los anteriores de forma directa.

Antes vamos a leer de forma corrida el texto a tratar para recordarlo y situarnos; luego lo paso a detallar entre texto y texto.

Evangelio según San Marcos 10:17-29
Nueva Versión Internacional (NVI)
El joven rico
17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él.
Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18 —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios.
19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.”
20 —Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven.
21 Jesús lo miró con amor y añadió:
Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.
23 Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos:
¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Los discípulos se asombraron de sus palabras.
Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.
25 Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.
26 Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
27 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
28 —¿Qué de nosotros, que lo hemos dejado todo y te hemos seguido? —comenzó a reclamarle Pedro.
29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del *evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos,
30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna.
31. Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos, primeros.”


Bien, una de las primeras tareas que debo inducir es la identificación de los estereotipos en el texto citado.
  1. El “joven”, dentro del título y en la alusión de todo el cumplimiento de la Ley desde que el hombre era joven. La idea de “joven” es la idea de empuje, determinación, de hacer con empeño.
  2. El “ser rico”, es la referencia a la consecuencia del esfuerzo, de las ganancias por el empeño, de la determinación, del empuje. Un hombre rico al que se alude como joven, da idea de un hombre que con su empeño desde muy joven ha acumulado muchas riquezas, por eso era un hombre rico.
  3. La riqueza”, a la que nunca se alude como mala o que se haya adquirido de mala forma o que se está utilizando mal. No hay alusión al malgaste, ni a la avaricia, ni a nada negativo. Así que la riqueza como tal no es mala; lo malo está en otra parte relacionada con la adquisición de la riqueza.


Ahora volvamos a copiar el texto para incluir mis reflexiones:
El joven rico
17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él.
Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?


Definitivamente era un hombre bueno; reconocía a Jesús como Maestro bueno y desde su intensión real de llegar a Dios, le pidió con humildad su consejo.


18 —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios.
19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.”
20 —Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven.


Uhy... cuántas veces uno se pregunta porqué parecería no tener recompenza el comportarse bien, el cumplir con la Ley, con los mandamientos, el obrar bien, etc, etc, etc. ¿Te suena conocidos en algunos momentos de la vida?


21 Jesús lo miró con amor y añadió:
Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.


El despojarse de las riquezas (venderlas) apunta a tener un tesoro esperando en el cielo, no a llegar al cielo. A nivel místico el despojarse es una forma de ganar indulgencias, de facilitar el camino, pero no de recorrerlo.


22 Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.
23 Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos:
¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Los discípulos se asombraron de sus palabras.
Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.
25 Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.


Esta es la clave, ¿para qué dar más rodeos? Como se planteó en los estereotipos anteriores, el “rico” asume que con su “esfuerzo inteligente” puede obtener riquezas y ¿qué mayor riqueza que la vida eterna?
El “rico” honesto (como se presenta al hombre del texto) asume que si hacen las acciones lógicas, si siguen los procedimientos correctos, si se es “inteligente”, si rodea de los recursos necesarios, si se trazan metas claras y se ciñe a los cronogramas, pues obtendrá riquezas.
El “rico” asume que su correcto entendimiento le dará los réditos esperados. La cantidad de esfuerzo no entra necesariamente en juego, porque hay personas que se esfuerzan mucho y no son ricas. Para ser rico hay que ser audaz, tener la mente clara, analizar, comprender los secretos del negocio.
Nadie que actúe o piense como “rico” (confiando en su esfuerzo guiado por su entendimiento y su claridad mental) llega verdaderamente a entrar en el reino de Dios.
Nadie puede entrar en el reino de Dios con su “esfuerzo inteligente”
Todo lo anterior se resume en una sola cosa: el “rico” es lo que es porque guía su vida con expectativas. No hace nada si no tiene una certeza razonable de que va a pasar algo o de que va a tener una ganancia particular.


26 Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
27 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.


Está claro, el “esfuerzo inteligente” o las expectativas de cualquier hombre son, en el mejor de los casos, un estrobo para crecer espiritualmente. Dios no es lógica, Dios es únicamente entrega, entregarse a Dios no significa entenderlo. La salvación la permite Dios, al parecer no hay nada intencionado que el hombre pueda hacer (de forma inteligente o audaz).
Cuando se habla de que para Dios todo es posible, hasta permitirnos entrar en el Reino, se indica que la entrega a Dios, el permitir que se haga su voluntad y no la nuestra (no expectativas) es el camino correcto a seguir.
Muchas corrientes filosóficas lo han dicho, el Señor Buda hablada de “no necesitar cosas”, y no se refería de cosas materiales, se refería a “no necesitar que ocurrieran cosas”. En Evolución Consciente hablo de “cero expectativas” como una actitud para recibir las enseñanzas. Allí también lo aprendemos como Humildad y Compasión dentro de los Dones Espirituales.


28 —¿Qué de nosotros, que lo hemos dejado todo y te hemos seguido? —comenzó a reclamarle Pedro.
29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del *evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos,


El que haya dejado detrás la necesidad de que ocurran cosas o de que personas se comporten de alguna manera específica,


30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna.
31. Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos, primeros.”
En este mundo los primeros son los que tiene éxito, los planificadores, los estrategas, los negociadores, alcanzan lo que se proponen y consideran que son ellos los que lo lograron con su “esfuerzo inteligente”


Nuevamente está claro; de seguro podríamos encontrar otros textos sagrados que apunten la importancia de que dejemos de necesitar que sucedan cosas porque estaremos siempre alejados del bienestar máximo y aun peor no estaremos recorriendo ningún camino hacia él.
Dejar las expectativas es dejar de creer que tú consigues lo que quieres cuando lo quieres y cómo lo quieres y para colmo por el camino y por los medios que tú planifiques.
“Cero expectativas” no es dejar de tener esperanzas. Por el contrario, las esperanzas hay que mantenerlas siempre, hay que fijarse metas y trabajarlas pero día a día, sin querer condicionar lo que Dios necesita que pase antes de llegar a ellas. En realidad la única forma de mantener a las esperanzas vivas es no teniendo expectativas.
Muchas veces uno llega a la meta cuando ya ha abandonado todo, permitiendo así que Dios, nuestro mejor jugador, tome las riendas.
Cero expectativas” no implica pasividad; es una actitud donde es indispensable el esfuerzo, pero un esfuerzo trabajado en el aquí y en el ahora, siguiendo lineamientos claros, reglas de buen vivir, mandamientos, preceptos, normas; afianzando este esfuerzo con la idea que Dios nos guía y que somos solo instrumentos para su voluntad, la misma en la que nos debemos esforzar por cumplir.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 14 de octubre del 2012
Twitter: @eReiki

5 comentarios:

  1. Maestro los caminos de Dios son inmensos.

    Le digo esto porque ayer hablabamos en casa de este paso de la biblia, no se porque y me dije que no lo entendia,entonces pedi a Dios que me lo hiciera entender. Y lo deje alli, no pense mas sobre esto.

    Aclaro que no sabia que era la lectura del domingo tampoco.

    Respuesta en bandeja de plata!

    trabajar sin expectativa y dejar que Dios nos lleve. muy hermoso!

    un abrazo y gracias
    silvia gomez

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  2. Pues seguramente esa fue una de las razones por la que me pudiseron a correr para explicarlo.

    Gracias a Dios
    Namasté

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  3. Maestro, queda claro el mensaje de tu maravilloso artículo: " Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" ...... "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" Mateo 6: 24 y 21 respectivamente. Por otro lado, también queda claro que ejercer la humildad ante Dios y poner nuestra confianza en El es esencial si queremos ser sus instrumentos. Namasté

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  4. Que maravilla poder leer sus interpretaciones de la biblia, Maestro... somos muy afortunados de contar con alguien como usted para poder sacar el máximo provecho de este texto sagrado... Muy agradecida. Dios lo bendiga.

    Namasté

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