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martes, 5 de febrero de 2013

La tolerancia religiosa

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Toda religión o práctica espiritual sana debe enarbolar la bandera del Amor: del amor hacia Dios, del amor entre los seres humanos y del amor a toda la Creación. Eso no se discute.

Lo que sí puede ser hasta cierto punto polémico es el significado del Amor. Aunque parezca obvio, a veces puede tomar matices complicadas. Esta complicación yo la resolví para mí hace algunos años diciendo de una forma salomónica: “Amar es brindar a los demás momentos en los cuales ellos puedan dar gracias a Dios” (#PEDROGOMEZ)

Pero el asunto que quiero plantear no es el Amor, sino lo que pareciera ser similar: la Tolerancia. Tanto el Amor como la Tolerancia son dones espirituales distintos, que se pueden conjugar en la vida de las personas de forma independiente, pero nunca enfrentándolos.

La Tolerancia se parece más a la aceptación de nuestro prójimo con sus diferencias; siempre y cuando esas diferencias no afecten al bienestar de nadie (al Amor).


La Tolerancia entonces debe también ser exaltada en una vida espiritual, no solo el Amor. Y de hecho lo es; solo que a veces parece estar ausente inclusive en representantes espirituales o religiosos.

Sin ánimos de sacar a flote rencillas centenarias o intolerancias importantes entre religiones; y mucho menos de buscar culpables o reforzar situaciones que debemos dejar detrás; voy a tocar un tema de falta de Tolerancia que hace días salió a flote y me planteó esta reflexión que quiero dejarles para su propia consideración.

Probablemente sabrán que desde hace suficientes años, mi vida está dedicada a lo que se conoce como “sanación”; y no solo para sanar yo mismo, sino para servir a otros ayudándoles en sus procesos de sanación. En esta misión suelo utilizar diferentes métodos de sanación, pero siempre respetando la moral y las buenas costumbres, reconociendo y motivando siempre los procedimientos formales y científicos de recuperación de la salud y por lo tanto ofreciendo estos métodos como terapias complementarias, nunca sustitutivas ni alternativas.

Dentro de este reconocimiento y respeto de otras disciplinas también está el respeto a otras formas de sanación.

Específicamente hace días leíamos en un grupo de crecimiento una publicación oficial sobre sanaciones espirituales, de un importante personaje de mi propia religión católica. En esta publicación se “satanizaba” virtualmente cualquier otra forma de sanación diferente a la presentada en ese texto

Entre esas otras formas de sanación “desgraciadas” (sin la Gracia de Dios) estaban las que utilizaban Energía Universal – por ejemplo Reiki.

No era la primera vez que como reikista me enfrentaba a ese tipo de ataque gratuito. Yo me confieso católico, pero a veces siento que tengo meter pie para que algunos porteros no me cierren la puerta en las narices.

Al escuchar ese texto, las reflexiones en mí comenzaron a surgir solas. Una de ellas era la autoevaluación. Como reikista y aún más como instructor de Reiki, me preguntaba: ¿a cuantas personas habré hecho sufrir por causa del Reiki? O mejor aún ¿a cuantas personas he podido ayudar? Aún no me he enterado que le haya hecho daño a nadie y no han sido pocas las que me han expresado que el Reiki les ha servido para poco a poco ir recuperando su bienestar... Más de uno le ha dado gracias a Dios por haber encontrado al Reiki.


Pero el Reiki no es la cuestión, el Reiki no es una religión; el Reiki no se mete con nuestro espíritu ya que no pasa de ser una práctica energética. Así que las reflexiones continuaron.

La idea de un crecimiento espiritual (Evolución Consciente) fuera de las filas de una religión, si bien puede tener todo el soporte bíblico y cristiano, es algo que definitivamente debe venir del mismo “enemigo”; según la publicación que leíamos.

Un crecimiento espiritual, esté enmarcado donde esté enmarcado, debe tener como mínimo dos objetivos; primero acercar a las personas a Dios y segundo mantenerlas allí a su lado, para que se acompañen de Él el resto de sus vidas.

Sin ánimo de juzgar, cualquier se podría preguntar ¿cuántos intentos fallidos han tenido algunas religiones oficiales en estos dos objetivos? Y aún más ¿cuántos efectos contrarios (alejamientos del camino hacia Dios) se han propiciado con ejemplos poco convenientes o explicaciones y aclaratorias inexistentes de esas religiones?

No puedo comparar peras y manzanas. Sigo creyendo que las religiones oficiales son las estructuras de crecimiento espiritual que tienen la posibilidad de salvar al mundo; pero no comparto el ataque que ciertos voceros de estas estructuras hacen a otras formas de ayudar a sanar/crecer/evolucionar.

En definitiva, hay que ver los frutos reales:

Mateo 7:16


Reina-Valera 1960 (RVR1960)

16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?


No hay una sola forma de Amar; cada quien está en el deber de hacerlo desde sus propios dones. Pero si alguien, de alguna forma, puede lograr que una persona aumente su felicidad hasta el punto de dar gracias a Dios y adicionalmente esa felicidad se contagia a su alrededor, el procedimiento utilizado no puede ser tan cuestionable.

¿Dónde está la tolerancia? Cito:

Marcos 9: 38-41El que no es contra nosotros, por nosotros es
(Lc. 9.49-50)


38 Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.

39 Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.

40 Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

41 Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.


Muchos sanadores fuera del estamento católico hacen buenas obras, muchos hablan en nombre de Jesús; si tienen éxito ¿por qué se les condena? El mismo Maestro invita a ser Tolerantes o ¿a no tener celos? ¿Serán celos?

No creo que sean celos. Como terapeuta holístico que soy y como impulsor del crecimiento espiritual como único camino para llegar a Dios, debo reconocer que hay prácticas de vida que si son mal llevadas pueden hacernos recorrer el camino hacia el Paraíso en sentido opuesto, o en el mejor de los casos pueden estancarnos.

Prácticas como la “magia” o brujería, la capacidad de videncia (sensorialidad hacia otros planos de existencia), las astralizaciones, las mismas prácticas energéticas; pueden distraernos del verdadero camino de crecimiento espiritual si no se tiene una guía apropiada.

Si a una persona no se le presenta desde pequeño su verdadera realidad espiritual; si no se le enseña correctamente cuál es su objetivo en esta vida; si no encuentra motivación para su práctica religiosa; entonces puede anclarse en actividades “pseudoespirituales” como las citadas anteriormente y así obtener la “satisfacción que necesita” en los pequeños logros que se obtienen de esas artes.

El mismo Reiki es considerado por muchos practicantes como “su religión”, lo que es un soberano error. Pero si a una persona nunca se le ha ofrecido un acercamiento sano e inteligente a alguna religión real, la cual pueda asumir sin sentirse culpable o criticada de entrada, donde se sienta apoyada y acompañada por los ministros; apenas encuentre algo que le produzca un mínimo de bienestar (como el Reiki), pues lo adopta como su camino personal a Dios.

¿Se puede criticar a esa persona que únicamente está buscando (a ciegas) sentirse bien? O habría que reflexionar si es necesario el replanteamiento de algunas religiones para que de verdad se conviertan en “pescadores de hombres”.

Si estoy en un lago y voy a pescar, lo menos que debo hacer es comenzar a dar golpes con los remos a diestra y siniestra, porque voy a alejar a todos los peces.

Entonces no es cuestión de denigrar ni satanizar a nadie ni a nada; pero tampoco se niega el derecho y el deber de alertar la inconveniencia de ejercer ciertas prácticas sin tener los fundamentos claros. La advertencia clara es necesaria, demuestra seriedad en el intento de convencer y evidencia tolerancia en el actuar.

La falta de tolerancia muchas veces viene por ignorancia; ya que al no tener elementos de entendimiento, lo mejor es apagar la luz o quemar en la hoguera. El llamado de tolerancia no es solo para la gente del pueblo, es necesario también para las instituciones religiosas.

Pero no es bueno generalizar por acciones que pueden originarse en individuos. De mi parte seguiré siendo católico por crianza y por convicción; a pesar de que alguno pueda dudarlo.

Como le dije una vez a una amiga Evangélica: “... porque tanta discusión sobre quien de nosotros es mejor cristiano; siendo uno panadero y el otro zapatero, siempre trabajamos para el mismo Señor, Jesús”

Namasté. 

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 05 de febrero del 2013
Twitter: @eReiki

1 comentario:

  1. Que bonito mensaje Maestro... y nos acercamos cada vez mas a nuestro señor cuando reconocemos su presencia en cada persona, por mas diferentes que sean de nosotros... Infinitos son los caminos para llegar a Dios... Agradecida nuevamente...

    Namasté!

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