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lunes, 18 de marzo de 2013

Amar a Dios


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

(Mateo. 22.36-40)
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y gran mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Muchas veces hemos conversado de esto, sobre los dos mandamientos principales que nos dejó nuestro Señor Jesús; probablemente en resumen los conocidos 10 mandamientos que recibió Moisés.

Hoy traigo a reflexión el primero: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” o de otra forma más fácil de recordar: “Amarás a Dios sobre todas las cosas

En realidad no hay mucho que decir. Yo mismo cuando me refiero al segundo mandamiento, me salto este primero diciendo que es un mandamiento “muy fácil de cumplir” (irónicamente hablando) ya que amar a “un Ser” que de forma evidente no te exige nada, no te reclama nada... pues resulta muy cómodo y fácil de hacer.

Dios está en mi corazón”, “Yo lo amo” llegan a ser clichés al solo decirlo. “Por sus obras les conoceréis” (Mateo 7, 15-20), el Amor no hay que solo decirlo sino que hay que evidenciarlo con las acciones.

En las Sagradas Escrituras está el conocimiento místico/espiritual que necesitamos para vivir bien, pero está presentado de forma “humanizada”, para que nosotros, simples mortales, lo podamos entender. En este mismo mandamiento el “amar” a Dios debemos humanizarlo un poco y comenzar a ser con Dios como seríamos con un “verdadero amor”.

Cerremos un poco la Biblia y apelemos a nuestra terrenalidad. Seguramente todos nos hemos enamorado, sin importar si hayamos sido correspondidos o no; eso es Amar. Cuando nos enamoramos de alguien comenzamos a actuar de forma particular:

  • No nos quitamos de la mente a esa persona.
  • Nos encontramos pensando frecuentemente en él/ella.
  • Él/ella se vuelve el centro de nuestra vida.
  • Todo lo que hacemos gira en torno a él/ella.
  • Vamos a una tienda y pensamos en regalarle algo a él/ella; nos compramos algo para nosotros y pensamos si a él/ella le va a agradar.
  • Vivimos hablando de él/ella a nuestros amigos, hasta el cansancio.
  • Necesitamos oír su voz, a cada repique de teléfono esperamos que sea él/ella.
  • Quisiéramos estar siempre cerca de él/ella.
  • Dejamos de hacer algunas cosas, cambiamos nuestras rutinas de vida simplemente, para estar con él/ella.
  • Planificamos nuestra semana en función de él/ella; planificamos nuestras vacaciones en función de él/ella, planificamos nuestra VIDA en función de él/ella.
  • Nos preocupamos por cómo se siente él/ella por nuestras acciones.
  • Nos preocupamos si sentimos que se molestó por nosotros y buscamos agradarle mucho más para reconciliarnos.
  • No solo ocupa nuestra mente, sino también nuestros sentimientos; el solo hecho de pensar en él/ella nos hace suspirar, nos brillan los ojos y se nos dibujan sonrisas en la cara.
  • Dejamos de hacer cosas por miedo a que a él/ella le desagrade.
  • Podríamos inclusive llegar a pensar en dar la vida por él/ella.

Esto es estar enamorado; amar a alguien. Abramos la Biblia, ¿amamos así a Dios? Cambiemos el sujeto del amor (él/ella) por “Dios”; ¿igual se aplican esos comportamientos en nuestra vida, nosotros que decimos que cumplimos con Amar a Dios?

Pero no seamos extremistas, a lo mejor suenan patológicas estas acciones. Pongamos una escala y evaluemos lo que significa nuestro amor con Dios: de los quince puntos anteriores ¿cuáles podrían aplicase en nosotros?

Aún más, pongamos peso a cada uno de los quince puntos. Digamos que cada punto podemos cumplirlo en “poco, medio o mucho”, ¿evaluamos?... ¿seguimos tratando de buscar excusas?

Cerremos de nuevo la Biblia. Volvamos a imaginar a dos personas enamoradas. ¿Cuáles serían indicadores de que ese “amor” está bajando de intensidad en una de las partes? “Ya no me quieres porque...”:

  • Ya no piensas en mí.
  • Ya no me visitas ni estás conmigo porque prefieres a tus “amig@s”
  • Ya tu trabajo es más importante que compartir juntos.
  • Siempre te la pasas cansad@
  • Tus intereses ya son otros.
  • Cuando compartimos, tu mente está en otro lado (las preocupaciones)
  • Te hablo y no me escuchas.
  • Haces las cosas y no piensas que me puedo sentir mal.
  • Los problemas te agobian y te hacen olvidar lo felices que podemos ser juntos.
  • Ya no confías en mí, no me cuentas las cosas y olvidas que somos parejas y podemos resolver las cosas juntos.

Esta extrapolación del Amor hacia Dios al ámbito humano, puede arrastrar algunos conceptos difíciles de manejar como: dependencia, control, obsesión, sobreprotección; así que en vez de utilizar un paralelismo estricto, vamos a divinizar el comportamiento humano hacia Dios, para ver si nos convencemos. Por tanto, el Amar a Dios debería pasar por:

  • Llevarlo en nuestro pensamiento frecuentemente y que sus enseñanzas condicionen nuestra percepción de la realidad que nos circunda y planteen nuestro accionar hacia ella.
  • Nuestra vida y nuestras acciones deberían ser un reflejo de sus principios.
  • Lo que hagamos con nuestras vidas debería estar acorde a lo que Él espera.
  • No solo debemos vivirlo, sino que debemos mostrarlo; debemos darlo a conocer, debemos hacer ver a los demás las maravillas que Él ha hecho en nosotros.
  • Debemos ansiar oír/leer/aprender de sus enseñanzas, además que debemos esforzarnos a entender la forma que Él nos habla en la cotidianidad.
  • Debemos procurar espacios y momentos para estar nosotros con Él, mas allá de la comodidad de decir que como Él está en todas partes, Él siempre está conmigo en cualquier lugar.
  • Debemos abandonar las rutinas actuales dañinas que nos alejan de esa cercanía a Dios.
  • Debemos considerar a Dios no solo en nuestra vida presente, sino en planes futuros, definiendo el compromiso de una vida dentro de un camino de crecimiento espiritual.
  • Todas nuestras acciones deben ser pasadas primero por el tamiz de sus enseñanzas para no trasgredirlas.
  • Al momento de sentir que fallamos en nuestra expresión de amor, debemos hacer lo necesario para resarcir la falla y buscar reconciliaros nosotros con Él
  • No solo debemos pensar a Dios, sino que debemos aprender a sentirlo en nuestra corazón.
  • Debemos elegir una vida “con y para Él”; una existencia sin amarle debería ser inconcebible.

A lo mejor esto es lo que puede significar Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y es tan hermoso que esta actitud de vida no excluye al amor que le debemos tener a los demás, por el contrario, se complementa con el segundo mandamiento de Jesús.

Esta reflexión ha sido un humilde intento para discernir otra enseñanza bíblica. Tendrá sus aciertos y sus errores, pero con seguridad será de utilidad para algunos.

Si te encuentras pensando mucho en tus preocupaciones y en tus infortunios, en tu mente hay poco de Dios.
Si te encuentras sintiéndote mal por lo que te sucede, en tu corazón hay poco de Dios.
Si en tu vida presente y futura solo están planificados tus logros terrenales, pues en tu alma hay poco de Dios.

Aumenta la cantidad de Dios dentro de ti y lo estarás amando cada vez más.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 18 de marzo del 2013
Twitter: @eReiki

11 comentarios:

  1. Gracias Maestro, hermosísimo artículo. Dios te siga iluminando y nosotros recibiendo.

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  2. Maestro solo el Amor hacia Dios que tiene Usted puede guiarlo para escribir con tanto Amor y respeto.
    Despues de leer este artìculo nos podemos hacer claramente la pregunta: Amo a Dios de verdad? Creo que ahora si podremos responder con claridad.
    Gracias.
    silvia gomz

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    Respuestas
    1. Si no lo entragamos todo a Dios, no estamos en "El camino " , Gracias por recordarno lo ! Que Dios bendiga a todos nuestros Herman@s !

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  3. Qué lindo artículo. Nunca había reflexionado de esa forma sobre el amor. Es profundo y real. Me recuerda un texto que leía que decía: el miedo es la ausencia de amor. Qué difícil es entregarse y vivir tranquilamente confiando, de verdad, en Dios. Sin embargo, lo hacemos sin problema con hombres que, a veces, nos hacen sufrir. Gracias por estas palabras que trataré de convertirlas en acciones. Feliz día. Maru.-

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    1. Cierto, y Dios es el único que nunca te hará sufrir mirándolo con los ojos correctos.
      Feliz día

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  4. Para reflexionar... Gracias Maestro!

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  5. Gracias Maestro.

    Me gusta mucho eso de "terrenalizar"nuestra relación con Dios... entiendo que eso significa estar en ella todo el tiempo y no solo antes de dormir, los domingos en la iglesia o cuando tenemos un problemón encima...

    Manteniendo su naturaleza sagrada, me inclino hacia esta visión que nos invita a llevar a Dios y a Jesús en nuestra cotidianidad. En este sentido, quiero compartir con ustedes unos pocos párrafos de libro de Thomas Moore titulado "Jesús y el alma de los evangelios". En unos de sus párrafos más inspiradores ( a mi humilde entender), dice Moore:

    "Cristo"representa la transformación de la vida ordinaria e
    inconsciente en una vida pletórica de sentido y propósito...
    Los Evangelios muestran a Jesús gozando de la comida y de las
    reuniones sociales, negándose a condenar a la gente por su
    sexualidad y ética de trabajo, y en varios textos no
    canónicos le vemos riendo con sus discípulos, disfrutando de
    su compañía...cualquier acción corriente que llevemos a cabo
    teniendo presente "el reino" nos permitirá cosechar un tesoro
    extraordinario. Incidirá en nuestra alma y en nuestro
    espíritu, y tendrá un gran sentido para nosotros...El alma de
    los Evangelios consiste en tener amigos, tratar bien a la
    gente y obrar desde todo momento desde la regla del amor en
    lugar de la intolerancia. Vivir desde el corazón, disfrutar
    de la vida,buscar los placeres profundos y ordinarios, comer
    de forma que todo el mundo esté invitado a tu mesa son las
    reglas de conducta demostradas en los Evangelios..."

    Entonces, pregunto yo... si en vez de estar angustiados y preocupados comenzamos a disfrutar de los placeres sencillos, materiales e inmateriales, de la vida estaremos amando mas a Dios??

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    1. Definitivamente, ese reconocimiento de los pequeños (o grandes) placeres de la vida, es parte de Amar a Dios.
      Bello relato el que trascribiste.
      Gracias

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  6. Namasté Maestro, una ves mas Gracias, definitivamente nos cuesta a mucho darle imagen humanizada a ese Dios Padre, nos quedamos sin accionar esperando que el se nos manifieste y nos conceda todo lo que queremos logra en nuestra vida terrenal. A muchas personas se les va en tiempo y lamentablemente no lo llegan a sentir en su corazón, en su paso por la vida, y El nos ama tal cual como somos, este escrito nos llama a la reflexión y encaja dentro de tus enseñanzas en evolución conciente en dones del espíritu como Autoconciencia y el maravilloso Amor incondicional, buscando dentro de nosotros que tanto lo amamos y que manera lo podemos manifestar humildemente en obras.

    Debemos reconociendo a Dios dentro de estos en cada situación en que estemos.
    Es mi compromiso

    Maestro me podría explicar un poquito sobre esta frase “Todas nuestras acciones deben ser pasadas primero por el tamiz de sus enseñanzas para no trasgredirlas” creo tener una idea pero si puedas me la refuerzas.

    Mil Gracias Maestro.

    Vaithy Figuera

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  7. Namasté Vaithy
    Esa frase que citas se podría resumir en que en cada acción que hagamos, debemos pensar "cómo lo haría Jesús?" y hacerlo igual; o de forma general ver si lo que hago es coherente con lo que he aprendido.
    No podemos hablar o predicar de una forma y actuar de otra. Debemos medir nuestras acciones con lo aprendido en las enseñanzas para asegurarnos que las cumple.

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