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jueves, 11 de julio de 2013

Consciencia y Fuerza de Dios

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

La mayoría de las religiones, filosofías, creencias espirituales mantienen un concepto de dualidad de la divinidad que si bien puede ser discutible, no deja de ser útil y hasta necesario para explicar muchas de las enseñanzas que se desean obtener en un camino de crecimiento espiritual.

Aun cuando siempre he dicho que si estamos en un estadio netamente espiritual la polaridad (o la dualidad) desaparece, en este artículo voy a destacarla porque es muy buen acercamiento para quienes, desde este plano tierra, buscan adecuar su comportamiento para enrumbarse hacia Dios.

Llámese Yin/Yang, masculino/femenino, Padre/Madre, Shiva/Shakti; existe la idea de que deben existir en el universo dos aspectos complementarios (más que opuestos) que lo conforman todo y desde los cuales se define toda la creación. Entonces, el TODO (Dios) es una integración perfecta de estos dos aspectos.

Esta idea operativamente puede tomarse como correcta, no porque se diga dentro del marco filosófico/religioso, sino porque la naturaleza parece funcionar así, desde el punto de vista biológico, físico y hasta atómico.

Para que entonces haya equilibrio - lo que significaría una expresión armónica de Dios - ambos aspectos deben manifestarse de forma equilibrada.

Tomemos como ejemplo los conceptos de Shiva y Shakti. Shiva representa el aspecto masculino: la consciencia, la inteligencia, el control; y Shakti representa el aspecto femenino: la fuerza, el ímpetu, la acción. Bajo esta visión, el equilibrio (la armonía) se consigue cuando ambos aspectos se logran no solo manifestar de forma independiente, sino que lo hacen de forma integrada, compenetrada, uno para la otra. Por eso Shiva y Shakti se representan como el amor de pareja, sexuado, compenetrado uno con el otro y uno dentro del otro.

Cuando un de esos aspectos se manifiesta de forma solitaria, comienzan los desequilibrios; una fuerza (Shakti) ejercida sin control (Shiva) puede ser destructiva, el ímpetu (Shakti) manifestado sin reglas (Shiva) puede ser muy peligroso, la inteligencia (Shiva) sin acción (Shakti) no sirve para mucho, el control (Shiva) sin la acción (Shakti) no existe.

Podríamos (y deberíamos) llevar este concepto de fuerzas compenetradas a nuestra vida real (a cualquier escala). Así tendríamos una forma muy clara de discernir el porqué de los desequilibrios evidentes y si es el caso, podríamos tener un diagnóstico y una propuesta de mejoría.

Por ejemplo a escala social. Siempre se dice que un país con colectivos emprendedores, “echados para adelante”, que se esfuercen mucho, debería ser suficiente para asegurar el progreso; pero puede ser totalmente falso. Ese tipo de personas muestran mucha energía de acción, de empeño, mucha Shakti, pero pueden olvidar del equilibrio con la consciencia (Shiva); consciencia que se puede representar como control, leyes, claridad en las responsabilidades, consecuencias de sus actos, inclusive respeto a Dios.

Nuestra idiosincrasia latinoamericana parecería estar llena de mucho aspecto Shakti, pero de poco aspecto Shiva.

A escala de parejas, si bien los roles se pueden alternar, siempre debe haber alguno con más empuje y otro con cordura (Shakti y Shiva); si esos dos aspectos no se manifiestan en las diferentes situaciones que atraviesan las parejas, estas no son sostenibles en tiempo o, en el mejor de los casos, no son eficientes o satisfactorias.

A escala personal no podemos ser muy reflexivos sin acción, ni muy impetuosos sin pensar en las consecuencias; en ambos extremos se crean problemas o estados de insatisfacción.

Toda mejora de cualquier situación podría entonces enfocarse en un simple análisis de esos sencillos conceptos, en la escala que corresponda; para posteriormente aplicar correctivos para incrementar el aspecto faltante (Shiva o Shakti). Así de sencillo puede ser el abordaje.

Según nuestro Libro del Génesis de la Santa Biblia, ni el Dios Creador se arriesgó a dejar al aspecto masculino (Adán) solo, sino que le creó al aspecto femenino (Eva)… (uf, ¡por suerte!)

Actuar desde este concepto de equilibrio - ejerciendo Fuerza con Consciencia - permite que las cosas fluyan. Esto logra que la creación perfecta se manifieste, creándose armonía y por tanto comenzándose a observar las manifestaciones de bienestar, las manifestaciones de Dios.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 11 de julio del 2013
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

4 comentarios:

  1. excelente artículo. Me encantó la visión de esta complementariedad en los distintos niveles de nuestras vidas. Con esa de abordar las cosas muchas cosas parecen aclararse,
    Namasté,
    Pue

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  2. Excelente artículo. Con ese abordaje de la armonía y manera de operar en todos los planos se empiezan a aclarar muchas cosas.
    Namaste

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  3. Namastè Maestro

    Super importante el tema y como lo presenta es clarisimo.

    Dos preguntas:

    -Seria mas importante mantener un equilibrio de los dos aspectos personalmente que tomar uno y depender de la pareja por el complemento??

    -Existe un complemento con la pareja o una dependencia de la pareja? Cuando se habla de "es mi complemento" para mi significa mas dependencia que lo que se llamaria de verdad complemento

    gracias
    silvia gomez


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    Respuestas
    1. Namasté Maestra,
      Este equilibrio lo debemos mantener en todos los planos: a nivel individual (donde se requiera), a nivel de pareja (en las cosas que sean de pareja) y de igual forma hacia arriba.
      En realidad debe ser un COMPLEMENTO, aunque puede llegar a ser una "dependencia agradable", porque te deja actuar desde tu aspecto natural (Shiva o Shakti) liberándote de ejercer roles que no te son naturales.
      Namasté

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