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sábado, 20 de junio de 2015

El paralítico sanado – Juan 5:1-14

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
 
Aquí quiero traer una de esas enseñanzas cristianas que se pueden extraer de nuestra Santa Biblia. Pero como a todo texto sagrado, a nuestra Biblia hay que leerla y entenderla con la visión correcta.

Hay enseñanzas en cada estrofa; pero para poder entenderlas, hay que tener un contexto amplio y apropiado; no solo del significado de las palabras, sino de nuestro propio cristianismo.

Lo que traigo aquí es la narración de aquel pasaje que habla sobre el paralítico, que esperada cerca de un estanque para ser sanado por sus aguas milagrosas en el momento propicio. Lo trascribo:

Juan 5:1-14
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

1 Después de esto, se celebraba una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 2 Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, un estanque que en Hebreo se llama Betesda que tiene cinco pórticos. 3 En éstos estaba en el suelo una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua; 4 porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera. 5 Estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

6 Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: “¿Quieres ser sano?”

7 El enfermo Le respondió: “Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.

8 Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda.9 Al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y comenzó a andar. Pero aquel día era día de reposo.

10 Por eso los Judíos decían al que había sido sanado: “Es día de reposo, y no te es permitido cargar tu camilla.” 11 Pero él les respondió: “El mismo que me sanó, me dijo: ‘Toma tu camilla y anda.’ 12 Le preguntaron: “¿Quién es el hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y anda’?”

13 Pero el que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sin que se dieran cuenta, se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar. 14 Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.”

Te pido ahora que lo leas de nuevo y hagas tu propia reflexión sobre lo que esta historia te presenta.

(... segundos más tarde)

Como en cualquier escritura sagrada, la lectura se puede hacer desde diferentes ópticas o niveles. El entenderla, depende del contexto espiritual que el lector tenga.

Si la lectura se hace con muy poco contexto espiritual (es decir desde una visión muy humana y terrenal) la enseñanza no aflora; malinterpretándose el significado de la misma.

Por ejemplo; es muy probable que muchas personas vean en este pasaje una narración de uno de los milagros que hizo Jesús. Y esto les pueda llevar a tener confianza de que Jesús también les pueda llegar a cumplir los milagros que le pida. Lamentablemente esta es la visión menos espiritual que se le puede hacer a este pasaje.

Todo cristiano verdadero sabe que Jesús vivo a predicar el evangelio, a enseñar; no a hacer milagros. Y Él mismo lo decía cuando lo buscaban para hacer milagros:

Lucas 4:42-43
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

42 Cuando ya era de día, (Jesús) salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.
43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.


La verdadera enseñanza

Pero entonces, si el pasaje del paralítico no únicamente una presentación de un milagro, ¿dónde está o cuál es la enseñanza? Aquí voy.

Para explicar la enseñanza, voy a reescribir el texto desenmarañando las metáforas.

Entraba Jesús en un lugar donde había muchas personas enfermas (ciegas, cojas y paralíticas) que esperaban ser sanadas.

Pero sanar dependía de un hecho fortuito; no dependía directamente de los enfermos. Primero, el Ángel del Señor debía venir en algún momento a tocar las aguas del estanque; y segundo, los enfermos debían competir entre ellos con la suerte que solo uno de ellos pudiera sanar. Literalmente un milagro.

Pero entre todos los que allí estaban, Jesús no se fijó en cualquier enfermo. El texto dice que le llamó la atención aquel que tenía “tanto tiempo enfermo y esperando por ese milagro”.

Entonces Jesús le preguntó: ¿Quieres ser sano?

Y el enfermo comenzó a decirle a Jesús, de forma lastimera, que no había tenido suerte. Que no podía llegar a la piscina porque era el más débil de todos; y que para colmo, nadie lo ayudaba y él dependía de que alguien se apiadara de su persona y lo ayudara a llegar primero a la piscina para que pudiera sumergirse y así sanar. Es decir, el paralítico le expuso las mil y una excusas, planteándose él mismo como el ser más desafortunado del lugar.

Una de las cosas que más "le molestaba" a Jesús eran las personas “lastimeras”. Y la frase siguiente del texto, más allá de ser un conjuro mágico que levantara al paralítico, fue uno de los regaños más grandes que Jesús le diera a cualquier enfermo. Jesús le gritó:

Levántate, toma tu camilla y anda”

Esta frase encierra toda la verdadera enseñanza; y ante esta, resulta intrascendente si el paralítico se pusiera de pie o se hubiera dormido.

La frase de Jesús hay que entenderla completa en sus tres partes:

  • Levántate”: deja de dar lástima...
  • toma tu camilla”: toma lo que representa tu enfermedad (la camilla), llévala encima y no dejes que te detenga; no “te apoyes de ellas para quedarte sin hacer nada”...
  • y anda”: y sigue viviendo.

En esta simple frase, Jesús nos enseña la actitud correcta que debemos mantener en la vida a la hora de querer sanar cualquier situación en la cual podamos “sentirnos paralizados o estancados”.

Cuántas personas hay, quienes a la hora de pretender sanar, se ponen cientos de excusas alegando sus debilidades, incapacidades, problemas “para desplazarse”, inseguridades; y esperan que todo pase milagrosamente para comenzar a sentirse bien. Todos estos argumentos representan a “la camilla”.


La actitud correcta para ser sanados

En la actitud que tenía el paralítico, está claramente representada la actitud de muchas personas que buscan “ser sanados” en vez de buscar “sanar” con su propio esfuerzo bien enmarcado en la enseñanza.

No se trata de simplemente esforzarse; porque cualquiera podría argumentar que el paralítico estaba haciendo mucho esfuerzo estando allí e intentando llegar a la piscina. Todo esfuerzo real que sana, debe estar enmarcado en la enseñanza espiritual.

Tristemente cuando muchas personas se enferman (término general para expresar cualquier tipo de malestar); estas esperan tumbados en el suelo, sobre una camilla (metafóricamente hablando) a que se produzca un milagro de Dios (un ángel de dios venga y toque las aguas). Y no solo eso, sino que para colmo esperan que alguien “les lleve” hacia ese milagro. Estas personas son los propios “paralíticos” a la hora de procurar su propio bienestar.

Una de las cosas que Jesús enseñó, es que nuestro bienestar o nuestro malestar depende de nosotros. Que no podemos depender de cosas mágicas, sino de nuestro esfuerzo personal en conseguir nuestro propio bienestar. Podemos tener ayudas, debemos tener enseñanzas; pero éstas debemos recorrerlas con nuestros propios pies. No podemos quedarnos llorando nuestras miserias, tumbados en el piso o haciendo siempre lo mismo sin ningún esfuerzo adicional o diferente bien enfocado.


Enseñanza adoptada, más que milagro

Hay comprobaciones adicionales que permiten identificar a este hecho como una enseñanza adoptada y no como un milagro concedido. Es la enseñanza adoptada de la “no pasividad lastimera a la hora de querer sanar”, la que en realidad produjo el milagro.

El mismo hecho de que Jesús se perdiera en la multitud luego que el paralítico sanó, es una referencia soslayada de que no se quiere identificar a Jesús como quien procuró el hecho.

Y si analizamos todos los otros milagros de Jesús, los beneficiarios de los milagros conocían a priori la divinidad de Jesús. Una vez que ocurrían los milagros, era el mismo Jesús quien les decía a los beneficiarios que había sido su misma fe en Él, lo que les había sanado. En nuestro caso del estanque; el paralítico no conocía a Jesús (versículos 12 y 13); por lo tanto no le tenía esa fe sanadora necesaria.


Pero aún me falta comentar un trozo aprovechable de enseñanzas. En el versículo 14 se presenta una de las pocas veces (si no la única documentada) donde Jesús advierte a alguien que había sido sanado, que si no se enmendaba, le iba a ir peor...

Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.”

Y esto es típico de cuando se consigue sanación por esfuerzo propio gracias a alguna enseñanza adoptada. Un milagro se considera una ganancia por fe, no se plantean obligaciones posteriores más allá de no volver a pecar, ya que se corre el riesgo de repetir el daño.

Pero cuando Jesús da una enseñanza personal (y se la dio al paralítico), si quien la recibe no la honra a toda costa, pues el castigo es mucho peor de lo que se tenía. Aquí cabe la frase “nobleza obliga”.


Finalmente

Ahora puedes volver a leer todo el pasaje y entenderlo realmente. Pretendo que en este punto esté clara la diferencia entre entender de forma personal un texto sagrado; y hacerlo con el contexto correcto de lo que la enseñanza plantea. Dos niveles diferentes de una misma lectura sagrada.

Dios permita que te pueda seguir interesando más aprender, que solo leer.

Si quieres sanar con la ayuda de Dios, que no te detengan tus miserias. Son ellas a las que debes sanar y por tanto debes cargarlas con todo su peso y recorrer el camino hacia Dios. No permitas que ellas, ni nada, ni nadie te paralice; ni tus miedos, ni tu comodidad, ni tus dependencias, ni tus limitaciones.” (“Enseñanzas Secretas de Jesús”)

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 20 de junio del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves: piscina, paralítico, camilla, anda, estanque Jesús, Betesda, sanado, sanar, miserias.

3 comentarios:

  1. Namaste. Una interpretación que quizás nadie espera pero que , en el fondo , no está lejos de lo que Jesús nos pidió como requisito para que lo siguieramos " toma tu cruz y sigueme". Este artículo no está relacionado con esa requisito ,maestro?

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  2. Namasté Maestro.
    Es impresionante cómo puede cambiar la interpretación de una lectura sagrada cuando se sube de nivel y se hace de la manera correcta. Y uno sabe que es la forma correcta porque después cualquier interpretación parece hueca y superficial.
    Realmente no hay nada como entender las escrituras de la mano de un Maestro...
    CEH

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  3. Namasté Maestro... ¡Excelente artículo! ¡Me encantó! Dice mucho de las enseñanzas y es bastante aprovechable... ¡Qué importante es leer la biblia con la interpretación correcta!

    Muchas gracias

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