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miércoles, 3 de junio de 2015

El buen samaritano al descubierto

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

La parábola del “buen samaritano” es muy conocida dentro del mundo cristiano; y es la referencia bíblica por excelencia donde Jesús nos llama a ayudar a los que están en apuros. Ustedes tienen del 2013 un artículo de este su servidor.

Pero como siempre planteo, en las sagradas escrituras se presentan las enseñanzas de una forma tan magistral, que dependiendo del lector se pueden encontrar hasta tres niveles de comprensión.

Siempre hay un nivel cero (0), dónde los pasajes se interpretan de forma personal e incluso literal; y la enseñanza espiritual no llega.

Luego están los verdaderos niveles (del uno al tres). En estos, dependiendo del discernimiento espiritual, la enseñanza llega a distintas audiencias: al pueblo en general (seguidores - Nivel 1); a los seguidores más comprometidos con la doctrina (discípulos - Nivel 2); hasta a un Nivel 3 con un total componente místico.

En el referido artículo del 2013, yo explico esta parábola desde un Nivel 1 (a lo mejor un poco mayor: 1.5). Ahora lo voy a hacer desde un Nivel 2 (para discípulo).

Recuerdo la parábola:

Lucas 10:30-37Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Parábola del Buen Samaritano

30 Jesús le respondió: “Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. 32 Del mismo modo, también un Levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino.

33 Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. 34 Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.

35 Al día siguiente, sacando dos denarios (salario de dos días) se los dio al mesonero, y dijo: ‘Cuídelo, y todo lo demás que gaste, cuando yo regrese se lo pagaré.’ 36 ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores?” 37 El intérprete de la ley respondió: “El que tuvo misericordia de él.” “Ve y haz tú lo mismo,” le dijo Jesús.


Desde un primer nivel de discernimiento, la gente entiende que debemos ayudar a los necesitados; y punto. Y eso es correcto. La idea de ayudar a los demás es muy cristiana y debemos hacerlo cada vez que sinceramente podamos. Esto es un poco “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”.

Pero si recodamos otros pasajes bíblicos, encontramos uno muy significativo:

Lucas 6:31-37
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

Y Jesús enseñaba...”
32 Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33 Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad.

35 Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. 36 Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.

Si es necesario, les invito a que vuelvan a leer y tomen en cuenta lo subrayado.

En estos últimos versículos, se dice expresamente que no tiene mérito (espiritual) ni amar ni ayudar (hacer el bien) a las personas que amamos o que nos hacen bien; o de forma más general, a las que no nos han hecho nada malo. ¡¡¡Sorpresa, lo dijo Jesús!!!

Y si leemos un poco más abajo, en el versículo 35, encontramos que el mérito únicamente se obtienen cuando lo hacemos a nuestros “enemigos”; es decir cuando ayudamos o amamos a aquellos que sentimos que nos han hecho daño; por quienes “no moveríamos ni un dedo”.


Al descubierto

¿Te parece una revelación? ¿Te parece que lo que acabo de resaltar contradice la parábola del “buen samaritano”?

Pues no; no hay contradicción. Solo hay que saber el contexto correcto; veamos.

Con la parábola que nos ocupa, vemos a “un hombre que venía de Jerusalén”; por lo tanto, no es difícil de asumir que era judío. La expresión “...venir de...” indica más su lugar de pertenencia, que su lugar de procedencia.

Y como segundo actor, tenemos al oriundo de Samaria; “el samaritano”. Es suficiente saber, que en época de Jesús, los judíos y los samaritanos no “se podían ni ver”; ya que entre ambos pueblos había disputas serias a nivel religioso.

Listo. Entonces, el samaritano ayudando al judio, no era cualquier persona ayudando a otra; sino que era alguien ayudando a otro que se consideraba su enemigo.

¿Pero acaso hay otras referencias bíblicas sobre samaritanos y judíos que avalen el trato entre enemigos?. Pues sí. Simplemente cito:

Juan 4:9-10
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

9 La mujer samaritana le dijo (a Jesús): ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.

Y en Hechos 8:4-19, se habla de la predicación del cristianismo en Samaria; y la descripción que se da del pueblo samaritano, no es de las mejores.

Es ahora, cuando llegamos a un Nivel 2 de la Biblia, que podemos entender con certeza qué quería enseñar Jesús con la parábola del buen samaritano: no se refiera a la simple ayuda al prójimo, sino a amar al enemigo.


Amar a los que te aman

Pero entonces, ¿no debo ayudar a los que amo? Nadie ha dicho eso.

El amar a los que te aman, no trae mérito; pero es una obligación. Por lo tanto, lo tenemos que hacer; y si no se hace, trae perjuicio.

Por el contrario, si amamos y ayudamos a nuestros “enemigos” nos convertiremos en “... hijos del Altísimo”. Suficiente recompensa para hacer el esfuerzo, ¿o no?

Dios les siga bendiciendo.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 03 de junio del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves: parábola, buen samaritano, samaria, judio, enemigo, altísimo.

3 comentarios:

  1. Es una gran tarea que tenemos si consideramos a Jesús nuestro Señor. Que importante es tener un Maestro que nos ayude a entender las enseñanzas de nuestro Señor Jesús! Namaste Maestro

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  2. Maestro,
    Ayudar a los demás (incluyendo a nuestros "enemigos") cada vez que sinceramente podamos.
    "Sinceramente" se refiere a hacerlo en función de sentimientos reales, cierto? Cuando por ejemplo el haber ayudado nos genera malestar, significa que esa ayuda se hizo se hizo en función de un pseudo-sentimiento?

    Namasté

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    Respuestas
    1. Sí. Nadie puede ayudar realmente a nadie desde el sufrimiento propio.
      Namasté

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