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lunes, 5 de mayo de 2014

Dios desde nuestras energías



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Como Maestro Reiki siempre he sostenido y enseñado que las terapias energéticas (que manejan la energía vital) no tienen nada que ver con la concepción ni la práctica de Dios para la gente.

Decir lo contrario sería similar a pensar que un atleta olímpico tiene más o menos a Dios en su vida gracias a su práctica.

Un atleta o entrenador físico trata directamente con el cuerpo físico; un intelectual con el cuerpo mental; un artista-enamorado con el cuerpo emocional, un terapeuta energético con el cuerpo de energía vital, un vidente con el cuerpo astral, un terapeuta kármico con el cuerpo akáshico y es el cuerpo espiritual el que sí tiene que ver directamente con Dios.

Está sobrentendido que no solo somos seres multidimensionales en todos esos planos anteriores, sino que somos seres integrales; donde todos esos cuerpos trabajan integrados unos con otros. Pero “al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”

Aún así, si bien no confundo al Reiki con Dios; a Dios a veces si lo meto en esto de nuestras energías para aumentar las posibilidades de estar más sanos. Paso a explicar.

Si analizamos las condiciones y patologías que se suelen tratar con mayor éxito con las diferentes terapias energéticas, encontramos un porcentaje muy alto que corresponde simplemente a un bajo nivel de energía en nuestro sistema.

Cuando nuestro sistema energético mantiene un nivel bajo de flujo energía vital (por desgaste, por filtraciones o por una entrada deficiente de dicha energía) nuestros centros energéticos (los chakras) comienzan a fallar de forma casi impredecible o mediante malestares inespecíficos. Dichas fallas o malestares generalmente explotan en los “puntos débiles” de cada persona (debilidad enmarcada por le genética, por la crianza, por el ambiente, etc.). En estas condiciones, muchas funciones de vida dejan de llevarse a cabo correctamente: comienzan a detenerse, o se desestabilizan o se sustituyen por otras.

En cualquier caso, la terapéutica energética debe incluir como primer paso un aumento del flujo de energía vital en el cuerpo energético del individuo. Esto es similar a tomar un vía a un paciente y comenzar a administrarle fluidos para estabilizarlo (electrolitos, hidratación, sangre...)

Una vez que el cuerpo energético empieza a manejar la cantidad de energía necesaria; muchas de aquellas funciones de vida que habían dejado de trabajar comienzan a activarse; siendo las “funciones de auto-sanación” las primeras que remontan.

Cuando el cuerpo energético ya se estabiliza en cantidad de energía, un terapeuta energético puede comenzar a utilizar otras técnicas: cirugías astrales, alineación de chakras, limpiezas específicas, etc.

Pero la mayoría de las veces (lo digo por experiencia) el solo hecho de tener la energía suficiente para que se despierten las funciones de auto-sanación necesarias, puede ser más que suficiente. Y esto se consigue con sesiones energéticas frecuentes y periódicas para asegurar que se mantenga la energía suficiente para sanar. En cada sesión brindada se “inyecta” energía a la persona, de cierta manera artificial, gracias a la técnica del terapeuta energético.

Pero mas allá de darle energía en cada sesión y de que esta permita la sanación, ¿qué tal si se consiguiera, con algún método “casero”, que el cuerpo energético de forma natural canalizara más energía por su propia cuenta?

Primero sería un problema para muchos sanadores energéticos, porque seríamos menos necesarios; pero mejor aún, la sanación de una dolencia no dependería tanto del ciclo de terapias, ni de la cantidad ni de la frecuencia; sino que la persona desde su cotidianidad estaría recibiendo más energía vital de forma automática.

Y si ¿este método casero no solo sirviera para tomar más energía en momentos de enfermedad, sino que cambiara nuestro cuerpo energético para que este quedara permanentemente recibiendo más energía vital aun estando sano?

Pues sería la panacea. La persona, manejando más energía vital, estaría menos propensa a estados de baja energía; sus chakras estarían más estables y en general sería más resistente a enfermedades y en el caso de alguna se recuperaría más rápido.

Si quisiéramos provocar una adecuación energética de este estilo, deberíamos enfocarnos en ver cómo activamos el chakra que maneja la entrada de energía a nuestro sistema. Si a ese chakra lo mantenemos más grande o más activo con alguna actividad cotidiana, pues tendrá la capacidad de dejar entrar más energía a nuestro sistema; y por lo tanto habremos conseguido lo que buscamos.

Esta puerta de entrada a nuestro sistema energético es el séptimo chakra o chakra de la coronilla (en el tope de la cabeza) o más correctamente conocido como Sahasrara.

Y no me he olvidado del título de este escrito. Este chakra 7mo es el que maneja toda la actividad humana relacionada con Dios; o de forma más general con la Divinidad que la persona reconozca.

Activando chakra necesario

Recordemos que cualquier persona realizando una actividad cuya energía representa a un chakra en particular puede llegar a activar a ese chakra.

Por lo tanto, si alguien introduce o refuerza en su cotidianidad todo lo relacionado con su práctica religiosa, pues no solo estará aumentando el chakra de la coronilla; sino que lo estará dilatando con lo cual quedará canalizando automáticamente mayor cantidad de energía de forma permanente.

Y esto es todo; pero cuidado lo dije correctamente: “práctica religiosa”. Tal vez sea necesario recalcar nuevamente la diferencia entre espiritualidad y religiosidad.

Espiritualidad y religiosidad

Mucha gente se autodenomina “espiritual” y creyendo que es suficiente dejan de lado la práctica religiosa.

La “espiritualidad” está enfocada en nuestra era moderna más a una relación “personalizada”, “según nuestro gusto y criterio” con Dios; pero no necesariamente implica la verdadera “Acción Espiritual”.

La “Acción Espiritual” se enmarca directamente en compromiso religioso real. La mayoría de las veces en personas “espirituales” sí pueden hacer acciones como ir a misa, orar, seguir rituales o fiestas, etc.; pero estas no son más que “acciones terrenales de la espiritualidad”, no son “Acciones Espirituales” verdaderas.

A nivel energético, esa “espiritualidad” NO se maneja con nuestro 7mo chakra (de entrada de energía) sino con el 6to (el chakra mental). Esto define a esa “espiritualidad” como una experiencia más reflexiva, más intelectual; y no una experiencia mística/Divida real. Se puede ser todo lo “espiritual” que se desee; pero no se logrará que entre más energía a nuestro sistema. Por el contrario, el sexto chakra es uno de los que “quema” más energía (está relacionado con el estrés perjudicial), pudiendo llegar a ser incluso contraproducente esa “espiritualidad” sin “religiosidad”.

Por el otro lado la religiosidad, la práctica (sea de la religión que sea), SÍ activa ese 7mo chakra y como consecuencia aumenta la entrada de energía.

Pero entonces ¿la religiosidad sí es ir a misa y esas cosas?. No necesariamente. Hay muchas personas que oran, rezan, van a misa y realizan estas acciones desde inclusive otros chakras (un 3er chakra posiblemente), no desde el 7mo.

Una persona realmente religiosa (con práctica de activación de 7mo chakra) no es “la que va a misa”, sino “la que disfruta ir a misa”; aunque no se necesite nada ni se vaya a pedir nada a Dios.

Una persona realmente religiosa no es la que “reza el rosario para pedir una gracia”, sino la que tiene una necesidad visceral de rezarlo simplemente por sentir a la Virgen.

Una persona realmente religiosa es la que en las fiestas religiosas, en los rituales, lo único que busca es “adorar a su Dios” y se esfuerza por hacerlo.

Una persona realmente religiosa es la que siente “algo especial en el corazón” cuando oye o lee una sagrada escritura.

Este tipo de personas, con esas actividades y actitudes correctas hacia las mismas; son las que mantienen un 7mo chakra dilatado, grande, fuerte; con una entrada de energía más allá de lo normal. Esa misma ampliación del 7mo chakra es la que les ayuda a mantenerse más equilibradas que el común de las personas.

Pero si una persona no es así ¿hay esperanzas?. Como terapeuta energético puedo decir que sí. Todo chakra se puede activar con las actividades correctas y con la guía apropiada; y una vez que se activa y sana, esas actividades pasan a ser necesarias y hasta placenteras para la persona.

Pero como terapeuta espiritual debe reconocer que el tema de activación del 7mo chakra no es trivial; y no porque sea más difícil energéticamente hablando; al fin de cuentas es un chakra más.

El problema de esta activación se presenta a nivel sociocultural. En nuestra cultura todo lo que signifique religión o más ampliamente “Crecimiento Espiritual” pasa por calificativos desde “estúpido” hasta “inservible”  y se considera que “se pierde el tiempo haciendo esas tonterías”.

Por allí se dice que “Solo Dios basta”; y parece ser muy cierto también desde el punto de vista energético. Pero afortunadamente para los terapeutas energéticos pareciera que “Dios es para todos, pero no todos son para Dios”; así que seguiremos llenando de energía a la gente mientras no se terminen de convencer.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 04 de mayo del 2014.
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Palabras claves: chakras, Dios, energía, vital, salud, bienestar, autosanación,

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