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lunes, 13 de octubre de 2014

La primera pregunta: ¿Quién soy yo?



Espiritualidad 101
Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
¿A quiénes se les da más fácil esto del crecimiento espiritual?
El primer paso que hay que evaluar en cualquier persona que quiera enfrentar un crecimiento espiritual se representa en la pregunta personal de ¿quién soy yo?
La respuesta vendrá enmarcada desde posibles enfoques o planos: desde el terrenal-físico, desde el terrenal-mental, desde el terrenal-emocional o desde el espiritual. Es poco frecuente que alguien se llegue a definir desde el plano astral.
Además, la respuesta va a venir condicionada probablemente por el escenario donde se realiza la pregunta; por lo cual se suele obtener como respuesta: "yo soy un ser espiritual".
Puede haber aún una respuesta más amplia e "inteligente": "yo soy un ser integral; formado de todas esas partes".
Pero más allá de lo expresado, la validez se certifica pronto. Esto se hace observando dónde están enmarcadas prioritariamente las situaciones que "le quitan el sueño" a esa persona.
Ni siquiera los gustos definen tanto la consciencia del ser como lo hace la sensación de amenaza. Porque definitivamente se defiende prioritariamente lo que consideramos nuestra escencia básica; en especial en momentos en que nos sentimos amenazados. Y por lo tanto se lucha más en la vida por mantenerlo.
Si a alguien le preocupa su integridad física antes que otras cosas, pues su consciencia terrenal-física será muy fuerte.
Si a alguien le preocupa prioritariamente su bienestar futuro; seguramente su consciencia terrenal-mental dominará.
O si a alguien le preocupa prioritariamente el bienestar emocional personal o el de otros, pues le toca el turno a la consciencia terrenal-emocional.
Y estos tres, son solo ejemplos sencillos. ¿Acaso son muchas personas las que se preocupan en cómo será su existencia luego de su muerte física?
No me refiero a que no tengamos que defender y ocuparnos de nuestra realidad en los diferentes planos; eso es lo correcto. Pero el esfuerzo prioritario, la dedicación mayoritaria, la preocupación intensa; marcan nuestra consciencia de quienes creemos que somos.
Entonces, si encontramos en una persona una marcada identificación personal en el plano espiritual, probablemente ya esté llevando un camino de crecimiento espiritual; y en el peor de los casos habrá que ofrecerle ajustes menores al que ya tiene
Pero si estamos frente a una consciencia del ser muy terrenal, podemos encontrar que la búsqueda espiritual puede estar más centrada en conseguir objetivos terrenales. Obedece entonces más a una urgencia terrenal que a un deseo real espiritual.
En este caso, el trabajo espiritual para esa persona va a ser mucho más arduo, más exigente. Lamentablemente en esos casos, no suele ser persistente y por lo tanto termina siendo muy poco efectivo.
Es necesario entonces, invitar a la persona a que autoevalúe si de verdad quiere hacer tamaño esfuerzo para avanzar espiritualmente; manteniendo las expectativas controladas (tendiendo a cero) de sus soluciones terrenales.
Es vital que se logre en la persona terrenal esa “ampliación de consciencia del ser”. Es indispensable que la persona terrenal comience a darse cuenta de que también es un ser espiritual. Luego, con el tiempo, en el camino espiritual deberá descubrir que lo anterior había sido un engaño; ya que únicamente se es un ser espiritual, con una existencia terrenal muy temporal e intrascendente, si bien necesaria para crecer espiritualmente, no para lograr cosas terrenales.
Si se desean intentar una ampliación de consciencia del ser hay que comenzar desde planos muy mentales, muy argumentados; propios de la consciencia mental que predomina en el plano terrenal.
Hay que enfrentar argumentos como:
-          El esfuerzo terrenal no siempre parece dar resultados.
-          La correctitud mental, emocional, social e incluso moral, parecen a veces no ser correspondidas con cosas gratificantes.
-          El significado de la muerte (en relación con su impacto en la perspectiva personal).
-          La lucha y el desgaste constante en el plano terrenal, que parece no acabar.
-          La aparente incertidumbre o incomprensión de nuestra realidad.
-          La no correspondencia entre buenas intenciones, buenas acciones y buenos resultados.
Estos, entre otros muchos esquemas terrenales-mentales en los cuales reflexionar.
Parece enredado, pero el crecimiento espiritual no pareciera estar hecho para todo el mundo. ¿Elitezco? ¿Excluyente? No, simplemente la persona debe tener algo sobre lo cual trabajar; un músculo el cual ejercitar. Ese algo parecería ser un espíritu manifiesto, por lo menos en su mínima expresión.
Lograr que ese espíritu despierte en cualquier persona (que ya lo tenga) se puedae conseguir; sin que esté muy clara la mejor forma de hacerlo.
Pero sí es el primer paso. Si alguien no llega a considerarse a sí mismo (en grado suficiente) como un ser espiritual; y eso no le lleva a preocuparse de las cosas del espíritu (de forma prioritaria), mejor será que considere utilizar su tiempo en otra cosa que no sea crecimiento espiritual.
Pero repito nuevamente; trabajar de forma prioritaria el espíritu no significa de ninguna manera olvidar a nuestros otros planos de consciencia. La ventaja del espíritu es que es una consciencia incluyente hacia las demás.
Cuando trabajamos nuestro espíritu, nuestros otros planos de consciencia (astral y terrenal) salen favorecidos porque ambos están, de alguna forma, arropados por el espíritu.
No así, si trabajamos prioritariamente desde nuestra terrenalidad o desde nuestra astralidad. Allí, el espíritu puede quedar totalmente desasistido; y al morir llegaremos medio “desnudos” y medio “vacíos” al más allá, donde las cosas del espíritu son más que necesarias.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 13 de octubre  del 2014
http://e-reiki.ning.com 
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc 

Palabras-claves: quién soy, espíritu, planos, terrenal, espiritual, ampliación, consciencia, morir, muerte

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