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martes, 14 de noviembre de 2017

¿Con el amor de Dios?

Autor: ShaniShaktiAnanda

Una de las cosas más peligrosas para un ser humano que se sienta espiritual, es creerse con el amor de Dios por derecho divino o como regalo o heredad.

Y esto es lo más peligroso porque al sentirnos ya con el amor de Dios, dejamos de esforzarnos por obtenerlo; y resulta que podemos no tenerlo y solo lo sabremos en momentos de duras dificultades.

Cuando humanamente pasamos momentos difíciles es cuando podemos echar mano de ese amor de Dios. El amor de Dios nos da fuerzas para enfrentar con el corazón limpio a las dificultades; permitirnos seguir adelante con el corazón limpio a pesar de las tormentas; tratar con el corazón limpio
a los que nos ofenden.

Y siempre hablo de mantener el corazón limpio>, porque eso es lo que le interesa a Dios, el corazón es lo único que escucha Dios de nosotros (1 Samuel 16:7)

Entonces, si el amor de Dios es lo que nos permite mantener el corazón limpio, ¿qué sucede cuando sentimos impotencia, tristeza, rencor, rabia, desolación, angustia, sed de justicia, frustración, entre otros sentimientos difíciles?

La respuesta es una sola: si no logramos mantener nuestro corazón limpio en las situaciones difíciles, es porque no tenemos el amor de Dios con nosotros.

¿Y es que acaso eso es posible que Dios no nos ame? Siempre nos enseñaron que Dios nos ama incondicionalmente.

Que siempre lo enseñaran así, no quiere decir que sea lo correcto; pudo haber otros intereses ocultos para ello. Solo basta remitirnos a un par de pasajes sencillos de cualquier Biblia cristiana:

Juan 14:21, 23-24 (NVI)

21 (Y decía Jesucristo...) ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
23 Le contestó Jesús:
El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él.
24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre, que me envió.


Te invito a que leas estos tres versículos por segunda vez.

Aquí vemos claramente que en estos pasajes se puntualiza la premisa de que para que Dios ame a alguien, este alguien debe primero amar a Jesucristo. Pero amar a Jesucristo no es simplemente una declaración de amor o una alabanza; sino que se puede demostrar únicamente con la obediencia irrestricta a lo que Jesucristo mandó.

¿Sabes con certeza qué mandó Jesucristo? Pues cosas como “amar a tus enemigos”, “poner la otra mejilla”, “no juzgar”, “buscar ser perdonado”, “preferir a Dios antes que a nada de este mundo”, etc.

Si no cumplimos estas cosas (junto a las demás señaladas en Mateo capítulo 5, 6 y 7) sería sano dejar de considerar que Dios nos ama; ya que nosotros simplemente no tendríamos los méritos que se obtienen al obedecer a Jesucristo


Pero ¿cómo puede ser sano aceptar que Dios no nos ama?

Como ya dije; si creemos que Dios nos ama y en realidad no es así (por no obedecer lo que Jesucristo nos indicó), iremos por la vida sintiéndonos “bendecidos y afortunados”, hasta que la vida nos ponga en situaciones difíciles y nos sea evidente lo débiles que somos.

Pero entonces, cuando tenemos el agua al cuello, intentar buscar que Dios nos ame no es sencillo ni inmediato; no basta una oración, un sacrificio o un ritual.

El hecho de obedecer a Jesucristo como requisito previo para tener el amor de Dios, significa adoptar un estilo de vida que puede tomar años de esfuerzo; tiempo que no tendremos para salir de los problemas inmediatos.

Pero si por el contrario nos sinceramos ahora y comenzamos a trabajar por obedecer a Jesucristo, Dios nos irá amando cada vez un poco más. Y llegará el momento, cuando ante un problema podamos utilizar la frase: “Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?

En una vida espiritual, la visión “ingenua” de las cosas de Dios nunca da buenos resultados. Dios no es nuestro compañero de juego; Él es el creador del universo y nosotros le debemos más a Él que Él a nosotros.

Nosotros somos los que debemos agradar a Dios cumpliendo con lo que Él pidió; Él no es quien está obligado a cumplir lo que nosotros pedimos. Eso parece que el mundo aún no lo comprende.

Dios les bendiga.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original: 684AS. (14 de noviembre del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves: amor, Dios, Jesucristo, lineamientos, enemigos

4 comentarios:

  1. Esa enseñanza es transformadora y nos hace responsables de nuestra vida

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  2. Gracias Maestro Shanishaktiananda por mostramos realmente la fiorma de llegar a Dios . Qué equivocados hemos estado .
    Namaste .

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  3. Namasté Maestro. Gracias por este artículo que muestra la forma en la que tenemos que adoptar la vida, y darle el verdadero sentido que es seguir los lineamientos de JesusCristo teniendo el corazón limpio.

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  4. Namasté. Cumplir con lo que Jesucristo mando y tener un corazón limpio, es la clave como usted nos enseña maestro, la responsabilidad de que Dios y su hijo nos ame de verdad es responsabilidad de nosotros mismos,,, en esta nueva enseñanza que nos da, nos hace ver que el amor de Dios hay que ganárselo.

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