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lunes, 27 de noviembre de 2017

La verdadera función del aprendizaje

Autor: ShaniShaktiAnanda

¿Cuántas veces no hemos escuchado a muchos jóvenes (y no tan jóvenes) planteando la incomodidad de aprender cosas que a la larga nunca van a utilizar?

Sobre todo en la niñez y en la adolescencia dentro de la educación formal, cuando la capacidad de aprendizaje es máxima.

A muchas personas les parece un sin sentido aprender derivadas, integrales, química, física, latín, dibujo técnico, etc., si sus aspiraciones de vida no incluyen a ninguno de esos conocimientos. ¿Acaso esto tiene algo de tonto?

Esto del aprendizaje es un tema que corresponde a la visión de nosotros como Seres Integrales, si bien no tiene que ver específicamente con nuestra parte espiritual. Pero me atrevo a escribirlo porque dentro de mi formación profesional el tema de la inteligencia (natural y artificial) tuve no solo que aprenderlo, sino que aplicarlo a favor de la sociedad.

Lo primero que debemos revisar es cómo funciona el cerebro a la hora de abordar nuestra realidad; realidad llena de estímulos de todo tipo, que a veces no solo sensoriales.

El cerebro es una masa de células neuronales (neuronas) que se interconectan entre sí y que deben modificar dichas conexiones para ir “aprendiendo” a manejar los diferentes estímulos en las diferentes situaciones de vida.

En mucho, estas neuronas modifican sus interconexiones por ensayo y error, bajo el esquema de estímulos-acciones-respuestas (consecuencias).

Ante una situación (conjunto de estímulos) el cerebro utiliza un grupo de decenas, cientos o miles de neuronas interconectadas y con esto propone una acción; y esta acción produce una consecuencia. Si dicha consecuencia o respuesta es positiva (placentera, agradable, elogiada, apropiada para satisfacer alguna necesidad), las conexiones neuronales implicadas en dicha acción se refuerzan y se usan para posteriores acciones ante estímulos similares.

Pero si, por el contrario, la respuesta final no es placentera, las mismas neuronas intentan reprogramarse (cambiar sus interconexiones) para próximos intentos.

Este reforzamiento o reprogramación de las conexiones neuronales se da con mayor facilidad en la edad temprana, donde el cerebro tiene una mayor propiedad de adecuación (mayor plasticidad).

Con esto está claro que mientras tengamos más estructuras o interconexiones neuronales probadas y exitosas, mejor abordaremos las situaciones (estímulos) de la vida. Pero dichas estructuras neuronales exitosas se van consolidando con ciclos de intentos, fallas, correcciones y éxitos; esto se consigue con mucha práctica.

Vemos ahora que el cerebro no se alimenta en realidad con conocimiento, sino con destrezas para reconocer y actuar ante los diferentes estímulos. Eso nos hace máas diestros para vivir en un mundo lleno de estímulos o situaciones diversas.

Y aquí comienza el tema de este escrito.

Ante la queja de aprender tópicos que posiblemente no utilizaremos más nunca en nuestra vida; lo que debemos comprender es que dicho aprendizaje lo que está logrando es permitir que tengamos más interconexiones neuronales probadas y exitosas.

Más allá de recordar cómo sacar un límite o una derivada; si lo prendemos y lo practicamos mucho, el cerebro estará formando interconexiones neuronales probadas y exitosas que le darán destrezas mayores a nuestro cerebro para que podamos abordar otras situaciones de vida que con toda seguridad nada tendrán que ver con límites ni derivadas.

Similar ocurre con aprender otros idiomas; con aprender a tocar instrumentos musicales, con aprender química, física, etc

Si el cerebro no se entrena con cosas difíciles de aprender, no tendrá dichas interconexiones neuronales probadas y exitosas.

Esta es la verdadera función del aprendizaje; no es solo establecer conocimientos específicos, sino darle las destrezas necesarias al cerebro para poder abordar y accionar acertivamente en diferentes situaciones de vida.

Realmente alguien es más inteligente no por tener más conocimientos, sino por poder enfrentar las situaciones de vida de forma más acertiva. Y eso pasa por tener esas interconexiones neuronales probadas y exitosas que solo se consiguen habiendo expuesto al cerebro a aprendizajes, que si bien pueden no tener sentido académicamente, sí logran definitivamente dar las destrezas necesarias al cerebro para actuar inteligentemente ante situaciones variadas.

Al niño que se le exponga a la mayor cantidad de aprendizajes de diferentes áreas del ser humano, no solo se le estará permitiendo activar zonas del cerebro que de otra forma quedarían dormidas cuando adultos; sino que se le estará dando destrezas para asumir toda su vida; más allá del conocimiento formal.

Una persona erudita en un área específica, no es necesariamente más inteligente abordando sus situaciones de vida. Pero cuidado, tampoco es inteligente una persona que hace de todo porque en realidad nunca estudió nada en serio.

Desde el punto de vista cerebral es más inteligente una persona que haya estudiado muchas cosas con la intención real de aprender.

Esto es totalmente fisiológico y funcional; y por lo tanto automático. El aprendizaje útil para la vida no tiene necesariamente que ser agradable; simplemente hay que hacerlo. No es solo aprender lo que te gusta. El tema de que unos somos buenos en algunas cosas y otros en otras, no es excusa para renunciar a algunos aprendizajes.

Dios les bendiga.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original: 696AS. (26 de noviembre del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves: aprendizaje, neuronas, cerebro, interconexiones, neuronas, neuronales, inteligencia.

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