Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Toda
religión o práctica espiritual sana debe enarbolar la bandera del
Amor: del amor hacia Dios, del amor entre los seres humanos y del
amor a toda la Creación. Eso no se discute.
Lo
que sí puede ser hasta cierto punto polémico es el significado del
Amor. Aunque parezca obvio, a veces puede tomar matices complicadas.
Esta complicación yo la resolví para mí hace algunos años
diciendo de una forma salomónica: “Amar es brindar a los
demás momentos en los cuales ellos puedan dar gracias a Dios”
(#PEDROGOMEZ)
Pero
el asunto que quiero plantear no es el Amor, sino lo que pareciera
ser similar: la Tolerancia. Tanto el Amor como la Tolerancia son
dones espirituales distintos, que se pueden conjugar en la vida de
las personas de forma independiente, pero nunca enfrentándolos.
La
Tolerancia se parece más a la aceptación de nuestro prójimo con
sus diferencias; siempre y cuando esas diferencias no afecten al
bienestar de nadie (al Amor).
La
Tolerancia entonces debe también ser exaltada en una vida
espiritual, no solo el Amor. Y de hecho lo es; solo que a veces
parece estar ausente inclusive en representantes espirituales o
religiosos.
Sin
ánimos de sacar a flote rencillas centenarias o intolerancias
importantes entre religiones; y mucho menos de buscar culpables o
reforzar situaciones que debemos dejar detrás; voy a tocar un tema
de falta de Tolerancia que hace días salió a flote y me planteó
esta reflexión que quiero dejarles para su propia consideración.
Probablemente
sabrán que desde hace suficientes años, mi vida está dedicada a lo
que se conoce como “sanación”; y no solo para sanar yo mismo,
sino para servir a otros ayudándoles en sus procesos de sanación.
En esta misión suelo utilizar diferentes métodos de sanación, pero
siempre respetando la moral y las buenas costumbres, reconociendo y
motivando siempre los procedimientos formales y científicos de
recuperación de la salud y por lo tanto ofreciendo estos métodos
como terapias complementarias, nunca sustitutivas ni alternativas.
Dentro
de este reconocimiento y respeto de otras disciplinas también está
el respeto a otras formas de sanación.
Específicamente
hace días leíamos en un grupo de crecimiento una publicación
oficial sobre sanaciones espirituales, de un importante personaje de
mi propia religión católica. En esta publicación se “satanizaba”
virtualmente cualquier otra forma de sanación diferente a la
presentada en ese texto
Entre
esas otras formas de sanación “desgraciadas” (sin la Gracia de
Dios) estaban las que utilizaban Energía Universal – por ejemplo
Reiki.
No era la primera vez que como
reikista me enfrentaba a ese tipo de ataque gratuito. Yo me confieso
católico, pero a veces siento que tengo meter pie para que algunos
porteros no me cierren la puerta en las narices.
Al
escuchar ese texto, las reflexiones en mí comenzaron a surgir solas.
Una de ellas era la autoevaluación. Como reikista y aún más como
instructor de Reiki, me preguntaba: ¿a cuantas personas habré hecho
sufrir por causa del Reiki? O mejor aún ¿a cuantas personas he
podido ayudar? Aún no me he enterado que le haya hecho daño a nadie
y no han sido pocas las que me han expresado que el Reiki les ha
servido para poco a poco ir recuperando su bienestar... Más de uno
le ha dado gracias a Dios por haber encontrado al Reiki.
Pero
el Reiki no es la cuestión, el Reiki no es una religión; el Reiki no se
mete con nuestro espíritu ya que no pasa de ser una práctica
energética. Así que las reflexiones continuaron.
La
idea de un crecimiento espiritual (Evolución Consciente) fuera de
las filas de una religión, si bien puede tener todo el soporte
bíblico y cristiano, es algo que definitivamente debe venir del
mismo “enemigo”; según la publicación que leíamos.
Un
crecimiento espiritual, esté enmarcado donde esté enmarcado, debe
tener como mínimo dos objetivos; primero acercar a las personas a
Dios y segundo mantenerlas allí a su lado, para que se acompañen de
Él el resto de sus vidas.
Sin
ánimo de juzgar, cualquier se podría preguntar ¿cuántos intentos
fallidos han tenido algunas religiones oficiales en estos dos
objetivos? Y aún más ¿cuántos efectos contrarios (alejamientos
del camino hacia Dios) se han propiciado con ejemplos poco
convenientes o explicaciones y aclaratorias inexistentes de esas
religiones?
No
puedo comparar peras y manzanas. Sigo creyendo que las religiones
oficiales son las estructuras de crecimiento espiritual que tienen la
posibilidad de salvar al mundo; pero no comparto el ataque que
ciertos voceros de estas estructuras hacen a otras formas de ayudar a
sanar/crecer/evolucionar.
En
definitiva, hay que ver los frutos reales:
Mateo 7:16
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
16
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos, o higos de los abrojos?
No
hay una sola forma de Amar; cada quien está en el deber de hacerlo
desde sus propios dones. Pero si alguien, de alguna forma, puede
lograr que una persona aumente su felicidad hasta el punto de dar
gracias a Dios y adicionalmente esa felicidad se contagia a su
alrededor, el procedimiento utilizado no puede ser tan cuestionable.
¿Dónde
está la tolerancia? Cito:
Marcos
9: 38-41El que no es contra nosotros, por nosotros es
(Lc.
9.49-50)
38
Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en
tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo
prohibimos, porque no nos seguía.
39
Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que
haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
40
Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
41
Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque
sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
Muchos
sanadores fuera del estamento católico hacen buenas obras, muchos
hablan en nombre de Jesús; si tienen éxito ¿por qué se les
condena? El mismo Maestro invita a ser Tolerantes o ¿a no tener
celos? ¿Serán celos?
No
creo que sean celos. Como terapeuta holístico que soy y como
impulsor del crecimiento espiritual como único camino para llegar a
Dios, debo reconocer que hay prácticas de vida que si son mal
llevadas pueden hacernos recorrer el camino hacia el Paraíso en
sentido opuesto, o en el mejor de los casos pueden estancarnos.
Prácticas
como la “magia” o brujería, la capacidad de videncia
(sensorialidad hacia otros planos de existencia), las
astralizaciones, las mismas prácticas energéticas; pueden
distraernos del verdadero camino de crecimiento espiritual si no se
tiene una guía apropiada.
Si
a una persona no se le presenta desde pequeño su verdadera realidad
espiritual; si no se le enseña correctamente cuál es su objetivo en
esta vida; si no encuentra motivación para su práctica religiosa;
entonces puede anclarse en actividades “pseudoespirituales” como
las citadas anteriormente y así obtener la “satisfacción que
necesita” en los pequeños logros que se obtienen de esas artes.
El
mismo Reiki es considerado por muchos practicantes como “su
religión”, lo que es un soberano error. Pero si a una persona
nunca se le ha ofrecido un acercamiento sano e inteligente a alguna
religión real, la cual pueda asumir sin sentirse culpable o
criticada de entrada, donde se sienta apoyada y acompañada por los
ministros; apenas encuentre algo que le produzca un mínimo de
bienestar (como el Reiki), pues lo adopta como su camino personal a
Dios.
¿Se
puede criticar a esa persona que únicamente está buscando (a
ciegas) sentirse bien? O habría que reflexionar si es necesario el
replanteamiento de algunas religiones para que de verdad se
conviertan en “pescadores de hombres”.
Si estoy en un lago y voy a pescar, lo
menos que debo hacer es comenzar a dar golpes con los remos a diestra
y siniestra, porque voy a alejar a todos los peces.
Entonces
no es cuestión de denigrar ni satanizar a nadie ni a nada; pero
tampoco se niega el derecho y el deber de alertar la inconveniencia
de ejercer ciertas prácticas sin tener los fundamentos claros. La
advertencia clara es necesaria, demuestra seriedad en el intento de
convencer y evidencia tolerancia en el actuar.
La
falta de tolerancia muchas veces viene por ignorancia; ya que al no
tener elementos de entendimiento, lo mejor es apagar la luz o quemar
en la hoguera. El llamado de tolerancia no es solo para la gente del
pueblo, es necesario también para las instituciones religiosas.
Pero
no es bueno generalizar por acciones que pueden originarse en
individuos. De mi parte seguiré siendo católico por crianza y por
convicción; a pesar de que alguno pueda dudarlo.
Como
le dije una vez a una amiga Evangélica: “... porque tanta
discusión sobre quien de nosotros es mejor cristiano; siendo uno
panadero y el otro zapatero, siempre trabajamos para el mismo Señor,
Jesús”
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
05 de febrero del 2013
Twitter:
@eReiki
Que bonito mensaje Maestro... y nos acercamos cada vez mas a nuestro señor cuando reconocemos su presencia en cada persona, por mas diferentes que sean de nosotros... Infinitos son los caminos para llegar a Dios... Agradecida nuevamente...
ResponderEliminarNamasté!