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martes, 6 de mayo de 2014

La evasión de la responsabilidad personal



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo


El concepto de “sanar” lo suelo expresar como “la búsqueda de mejoramiento perdurable o de crecimiento positivo de alguna condición o situación personal o grupal”

Y un proceso de sanación, o de mejora de alguna condición, se puede enfocar desde diferentes enfoques, técnicas, terapias, etc.

Pero sea cual sea la forma que se utilice, hay una máxima que se debe plantear antes de comenzar a sanar; y es la de la “responsabilidad personal”.

Muchas veces esta responsabilidad se enfoca erróneamente como el “deber de sanar o de colaborar en el proceso”; y esta visión es equivocada. En realidad nadie está obligado a estar mejor; a muchos les sirve más permanecer en una “zona de confort lamentable” que esforzarse para estar mejor.

La “responsabilidad personal” se debe entender de manera correcta; no asumiéndonos como que “somos la posible solución”, sino como que “en nosotros está el posible origen” de esa situación que ahora queremos mejorar.

Cuando un sanador trata de ayudar a alguien, es muy común (lamentablemente) que esa persona enfoque su problema hacia afuera:

-          Mi marido me hace daño.
-          Mi jefe me maltrata.
-          Mi pareja me engañó o no comprende mis necesidades.
-          Los gobernantes no sirven.
-          La economía está muy mal.
-          El colesterol me va a matar.
-          Fracaso en cada relación amorosa.

Como vemos, en estos problemas “el enemigo” siempre parece estar afuera. Con esa visión, generalmente me toca como sanador decirle a la persona que se sienta delante de mí: “... pues váyase usted, quédese en su casa y mándeme a: su marido, a su jefe, a su pareja, al gobernante, al colesterol o a esa enfermedad. Si ellos son “el problema”, pues ellos son los que deberían sanar. Eso sí, póngase a rezar muy fuerte, porque su felicidad dependerá de si ellos llegan a cambiar” 

Este enfoque de los problemas donde el enemigo está afuera, es como mínimo desconsolador; aunque la gente no se dé cuenta. Si los otros son “los malos” pues estamos totalmente a la deriva y hagamos lo que hagamos nunca vamos a conquistar (por nuestros medios) nuestra felicidad. Porque “enemigos” siempre habrá; si hoy es uno, mañana será otro.

Si comenzamos a analizar los problemas planteados anteriormente con el fin de sanarlos, se puede encontrar un inquietante factor común:

-          Mi marido me hace daño -> ¿Quién se casó con él? ¿Quién lo soporta?--> USTED
-          Mi jefe me maltrata --> ¿Quién se queda trabando en un lugar donde lo maltratan? –> USTED
-          Mi pareja me engañó o no comprende mis necesidades --> ¿Quién lo eligió como pareja? --> USTED
-          Los gobernantes no sirven --> ¿Quién lo sostiene en el poder? --> La SOCIEDAD (muchos USTED)  ¿Qué ha hecho USTED para convencer a sus seguidores de que cambien de opinión?
-          La economía está muy mal --> ¿Qué hace USTED para ser más productivo?
-          El colesterol me va a matar --> ¿Quién come cosas indebidas o quién no hace ejercicio? --> USTED
-          Fracaso en cada relación amorosa --> ¿Quién fracasa siempre? --> USTED


Pero espere. Es muy probable que en este preciso momento USTED se haya molestado, indignado, o este buscando contraejemplos y argumentos para desacreditar las reflexiones que le acabo de presentar. Es normal que en nuestra sociedad vivamos con un proceso activo de “evasión de la responsabilidad personal”. Apenas se nos señala como los posibles causantes de los problemas, pues reaccionamos y desacreditamos esa idea; y si es el caso comenzamos a buscar culpables afuera.

Nuevamente planteo que eso es triste, porque si lo que tiene que sanar está fuera de uno, pues va a ser muy cuesta arriba mejorar; y si llegamos a hacerlo nadie puede asegurarnos que al día siguiente no podamos estar peor.

Y estas sociedades nuestras, donde se suele evadir la “responsabilidad personal” como causa de los males, son “sociedades enfermas”. Pero sin ánimo de insultar, las sociedades enfermas lo son no por malas; sino porque no tienen mecanismos o herramientas para sanar.

Volvamos al punto central. ¿Qué individuo o que grupo social va a asumir un proceso de sanación si no acepta que tiene algo que sanar y que debe comenzar por él? Si cada uno piensa que lo está haciendo “de maravilla”, o que está haciendo “lo que le corresponde” (aunque sea evidente que no se están ni asomando los resultados); pues allí no hay mucho que hacer.

Es posible que usted aún esté enganchado con algunos de los temas de la lista anterior; créame que lo sé, me pasa todos lo días que trato de ayudar a alguien. Y por lo tanto voy a decir algo que le va a tranquilizar.

 Cuando recalco tan intensamente sobre la “responsabilidad personal” de una de las partes, no estoy exonerando de responsabilidades a la otra parte; nunca.

Por ejemplo; si un esposo maltrata a su esposa, lo que planteo es que la esposa tiene cosas que sanar, pero no digo que el hombre salga libre de responsabilidades. Lo que se plantea en un esquema de sanación es que la esposa no puede esperar a que el marido cambie para ella estar bien; es ella la que debe buscar fortalecerse, crecer, para a lo mejor tomar la opción de alejarse o denunciarlo a las autoridades si corresponde. Si la mujer no sana, no se fortalece; el marido actual se puede ir, pero ella estará a merced de cualquier otro similar en su futuro; o incluso de agresiones de otro tipo que ella tenderá a permitir.

Con los gobernantes pasa algo similar. En situaciones sociopolíticas, nadie puede exonerar a los gobernantes de responsabilidad; a ellos también se les aplica eso de “USTED”. Pero la sociedad (como la agrupación de muchos USTED) debe sanar para fortalecerse, y a lo mejor sanar lo que en su momento le hizo confiar y elegir a esos gobernantes que son insoportables.

Los gobernantes pueden salir del poder hoy o mañana; pero siempre habrá “malos gobernantes” que la sociedad podrá volver a elegir si no sana sus procesos individuales de escogencia enfermiza.

Entonces, la lucha que se debe enfrentar para sanar debe ir en dos sentidos: primero tratar de remediar lo que ya es manifiesto del malestar, y en paralelo se debe asumir la responsabilidad personal que permitió que dicho mal se manifestara, de forma que se logre sanar el origen.

En estos párrafos he tratado de hacer un vuelo rasante sobre el concepto de “responsabilidad personal” en procesos de sanación; pero podríamos entrar en consideraciones más contundentes a nivel energético, kármico y espiritual. En esto se nos irían varios días de conversación.

La conclusión final es que si deseas mejorar alguna situación no puedes conformarte con decir: “él fue”. Si emprendes una lucha encarnizada contra el “enemigo de afuera”, te distraerás y pasarás por alto a tu peor enemigo, al que de verdad tiene poder sobre ti; “a ti mismo”.

¿Esa última frase le incomoda? Eso se llama “evasión de la responsabilidad personal”.

Recordemos la frase sabia que reza: “si quieres que el mundo cambie, pues cambia tú mismo”; o la más comercial: “nada cambia, si tu no cambias”

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. 
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 06 de mayo del 2014.
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Palabras claves: sanar, sanación, responsabilidad, personal, culpables, enemigos, evasión

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