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miércoles, 4 de febrero de 2015

Cómo creamos nuestra realidad

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Cantidad de veces hemos oído que nosotros creamos nuestra realidad, que atraemos lo que nos sucede; y además sabemos (o queremos pensar) que Dios nos ama, que Dios es bueno, que Dios nos ayuda y que debemos confiar en Él ya que Él siempre quiere lo mejor para nosotros.

Pero muchas veces, nuestra realidad nos grita otra cosa; porque podemos estar sumergidos en situaciones o conviviendo con personas que lo menos que nos dan es felicidad.

La mayoría de las personas prefieren no pensar en esta incongruencia; pero si lo haría se dieran cuenta de que en el primer párrafo hay algo que falla, o que no aplica a nosotros, o algo que es mentira o que no terminamos de entender.

¿Cuál es el verdadero proceso?

La realidad es que no existe ninguna incongruencia; y nada de lo que dice el primer párrafo es mentira ni falla. Cada una de esas premisas es real; y el único problema es la interpretación y el desconocimiento de cosas MUY sencillas que ellas implican.

Si nosotros de verdad creamos nuestra realidad y a pesar de que eso estamos viviendo cosas que no crearíamos “ni que estuviéramos locos”; quiere decir que nuestro proceso de creación no es necesariamente voluntario y mucho menos consciente. “Sin querer queriendo” estamos creando cosas/situaciones/realidades que no nos satisfacen.

Esta creación que parece que no depende de nuestra intención o voluntad, sucede gracias a que es un proceso bastante sencillo y bastante automático; que “ocurre solo”, sin “atención de nuestra parte”. Y este es precisamente el problema; deberíamos prestar más atención para no estar creando cosas “chimbas”; no nos estamos dando cuenta de las cosas.

Por el mismo hecho de que el proceso de creación es automático; este está muy bien pensado, delimitado, enmarcado, sin cabos sueltos. Quiero decir que no falla. Esto se consigue gracias a que el proceso por el cual creamos nuestra realidad está definido por Leyes Universales (inamovibles e inobjetables), en particular por dos de ellas: la Ley de Atracción y la Ley de Causa y Efecto.

Y alguien podría pensar: “si el proceso de creación es automático y ocurre por estas leyes ¿dónde entro yo?”

Las Leyes Universales describen el cómo funciona el universo; definen los procesos. Pero en cualquier proceso se necesita de un insumo de entrada, de una materia prima; para que entonces se genere un producto final.

Los productos finales que salen de las Ley de Atracción y de la Ley de Acción y Reacción son las situaciones que nos ocurren; estas son el resultado, nuestra creación, nuestra realidad.

Pero les pregunto: ¿acaso estamos conscientes de qué insumos le entregamos a estas leyes para que trabajen y así obtener lo que vivimos?

Si nuestros insumos no son de buena calidad, definitivamente el resultado o los productos finales no van a ser los mejores; y por supuesto a la inversa.

Deberíamos comenzar a conocer qué son estas leyes y cómo trabajan de verdad. No lo voy a hacer aquí solo les planteo la necesidad. Si lo desean me buscan.

¿Fallas tontas?

Podrían decir también: “pero ya yo sé qué son esas leyes y cómo funcionan”.

Si es así te felicito; ya que puedes aún tener situaciones difíciles a tu alrededor, pero no debes estar sufriendo y mucho menos quejándote, porque entenderías el porqué están sucediendo. Eso te lo concede el entendimiento de las Leyes Universales.

Y aún más, hay personas que dicen que el conocimiento de estas leyes ya es del dominio público; y a pesar de esto no funcionan.

Vuelvo a preguntarles, ¿tú siquiera imaginas qué le puede pasar a una maquinaria (por ejemplo a tu carro) si en vez de aceite lubricante le colocas miel?

Nuestra vida puede estar aun complicada precisamente porque creemos saber algunas cosas y actuamos desde un conocimiento que no es nada correcto. Es más peligroso creer que estamos haciendo las cosas bien, que pensar que podemos estar equivocados.

Cuando algún “hijo de vecino” te aconseja sobre la vida, probablemente te vaya mal si le haces caso. Las Leyes Universales no son del dominio público, ni siquiera la tan mencionada Ley de Atracción; de la cual todo el mundo escribe y hace conferencias.

¿Sabías acaso que la Biblia es el mejor libro de enseñanza que existe sobre Ley de Atracción? ¿Acaso entiendes a de forma coherente la Biblia? ¿Dices entonces que sabes sobre Ley de Atracción?

Todas las Leyes Universales se comienzan a entender como enseñanzas espirituales; no como “cursos de autoayuda”. Es el caso de la Ley de Atracción y de la Ley de Causa y Efecto (que por cierto es la misma Ley del Karma).

Para muestra un botón. Uno de los errores más graves que se enseña de Ley de Atracción por la calle, es la idea de que la mente gobierna nuestra realidad: “somos lo que pensamos”, “nuestro pensamiento crea nuestra realidad”, “atraemos lo que pensamos”. Por supuesto esto no lo voy a discutir aquí; ya tengo los escenarios planteados para aclararlos si lo desean. Claro está, para quienes deseen de verdad escuchar; no para los retadores.

Otra perla que sale como “chisme de vecindario”, por ejemplo, es que el “karma es malo”, que todo lo que me pasa por karma es desafortunado. El karma cuando se entiende, es lo mejor que nos puede suceder, porque nos plantea la oportunidad de ser mejor y de fortalecernos como espíritu. Claro, hay que saber cómo y qué hacer con él.

Y ni pensar en aprender a controlar lo que creamos, cuando algunos representantes de nuestra propia religión oficial satanizan el concepto del karma; aun cuando cualquier hinduista o budista pudiera aprender sobre karma desde nuestra propia Biblia.

¿Y si no creemos esto?

Pero aún hay personas que desacreditan o no creen lo que estoy planteando; una realidad y una verdad que no son mías, sino que son lineamientos básicos del pensamiento místico.

En el caso de no creerlo, surge la necesidad de utilizar “comodines”, Estos simplemente buscan que la vida tenga sentido; o por lo menos tapar las grietas del desconocimiento con yeso.

Estos comodines comienzan a aparecer como pensamientos reflexivos. “Dios no lo quiso así”, “no me tocaba”, “fue por buena o mala suerte”, “el tiempo de Dios es perfecto”, “es cosa del diablo”, “es que esa persona es mala”, “me hicieron un trabajo”, “me tienen envidia”, “me hizo daño”... son argumentos que vienen a ocultar la falta de entendimiento del porqué suceden o no suceden las cosas.

Pero al fin de cuentas, estos comodines estarían bien; en el caso de que algunos ayudaran a las personas a vivir tranquilas. Pero no son pocos quienes repiten que tal o cual cosa “es voluntad de Dios” y minutos después reniega de otras cuantas más.

¿Qué hacer para comenzar a crear mejor mi alrededor?

El primer paso es no asumirlo nunca desde tu mente. Nunca va a ser solo un asunto de ir a más charlas o de leer más libros y ni siquiera de entender los conceptos.

Debes aceptar que el intento de vivir mejor pasa por lo que llaman Crecimiento Espiritual. Y este crecimiento espiritual, aunque te incomode, toca tu práctica religiosa. No hay crecimiento espiritual sin el alimento y sin el ejercicio para el espíritu; y la práctica religiosa es el ejercicio necesario.

Pero va más allá de practicar alguna religión. Nuevamente hay muchas aristas para entender qué significa crecer espiritualmente; ya las he escrito en otros documentos. Simplemente pregunta y prepárate para escuchar.

¿Y cuando a pesar de todo esto, una situación sigue complicada?

Termina siendo cierto, entonces, que creamos nuestra realidad; pero el punto es que podemos no saber cómo está ocurriendo eso.

Igualmente, termina siendo cierto de que Dios es bueno, que nos ama con locura y nos ayuda; desde el mismo momento que nos dejó totalmente en claro cómo funcionan las cosas, para que así nosotros tomemos las riendas de nuestra felicidad.

Pero a pesar de esto, sabemos que viviendo en comunidades cada vez más complejas; una situación no es únicamente mía, sino que es también de los que me rodean.

Por ejemplo, una mala situación económica no es solo mi realidad; sino la realidad de todos los habitantes de un país. En ese sentido pareciera que yo no voy a poder hacer el trabajo por mi cuenta con las leyes universales; deberíamos todos comenzar a trabajar juntos.

Esto es totalmente cierto y soberanamente difícil; pero aun así no estamos indefensos. Estas mismas leyes universales pueden condicionar para bien a nuestras “micro-realidades”, nuestras realidades personales e individuales. A pesar de no estar con bonanza económica, mi realidad interior aun la puedo construir para tener Paz.

Nuestra Paz interior es nuestra verdadera realidad personal; la que no depende de nadie más, sino únicamente de mi relación con Dios. Por lo tanto, sigue siendo nuestra responsabilidad crearla como una realidad que podamos vivir; más allá de lo que estemos pasando.

No te quedes ahora con los brazos cruzados o con mandíbula desencajada después de leer esto; hay mucho trabajo que hacer y depende únicamente de ti. ¿Vas a seguir esperando y creando una realidad que no te está gustando? ¿O acaso la disfrutas y no lo sabes?

Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 04 de febrero del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves: ley de atracción, acción y reacción, causa y efecto, karma, crecimiento, espiritual,  mente, creamos, lda

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