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lunes, 23 de mayo de 2016

Orar y rezar: cómo hacerlo de forma efectiva

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Tanto el hacer oración como el rezar entran dentro de la práctica espiritual-religiosa.

Son ejercicios espirituales que obtienen un bonito resultado cuando la persona que la realiza está dedicando buena parte de su vida a su crecimiento espiritual.

Lamentablemente  ambas prácticas suelen ser utilizadas fuera de contexto; cuando simplemente alguien desea algún favor del Cielo. Es similar a que una persona vaya una semana a jugar tenis porque necesita bajar de peso para una fiesta. Luego de la fiesta, haya conseguido o no su objetivo, se olvida del ejercicio.

¿Acaso a esa persona, en ese evento compulsivo, espasmódico y urgido, el ejercicio le sirvió realmente de algo?  Cuando se reza o se ora de manera similar (compulsiva, espasmódica o simplemente urgida)  ¿la oración hace lo que tiene que hacer?

Si quieres creer que sí, me alegro por ti; pero el universo se encargará de enseñarte.

A entender de muchos, el rezar es un proceso repetitivo y monótono de algunas frases, palabras o sonidos preestablecidos, las mismas con connotación Divina; sin que necesariamente esté involucrado el intelecto.

Por el contrario, la acción de orar es más parecida a un diálogo que se plantea con la Divinidad o con algún Ser Santo; más libre y menos automático que la sola repetición de frases prehechas.

Pero salvando esta diferencia notable, ambas tienen una misma razón de ser.

Como son ejercicios prácticos dentro del crecimiento espiritual, lo que se busca con la práctica dedicada y sostenida de ambas acciones, es el afloramiento o manifestación gradual de nuestro espíritu.

Nuestro espíritu entonces, mientras vaya aflorando con la constancia y la perseverancia de la oración o el rezo, es el que debe comenzar a tomar el control de nuestra vida terrenal. Esta es la motivación real de todo crecimiento espiritual.

Así que es de notar que el rezo y la oración no se utilizan únicamente cuando estamos en necesidad de alguna gracia. Si solo lo hacemos es esos momentos, la oración o el rezo se pueden o no quedar sin respuesta, en función de cuánto nos hayamos dedicado a hacerlo aun cuando no teníamos una necesidad particular.

Es como querer ganar un campeonato de tenis practicando solo cuando tenemos una fiesta y queremos perder unos kilos.

“Si quieres que Dios te escuche, no esperes a la necesidad para hablarle y pedirle los favores. Lo más seguro es que entonces Él no se acuerde de ti o tú no te logres explicar bien.” PAGR2016


El requisito de mayor importancia.

Pero aún hay más.

La necesaria práctica continua de orar y rezar para aflorar a nuestro espíritu o también para tener mayor efectividad a la hora de pedir algo, no es lo único que se necesita. Tanto el orar como el rezar tienen un requisito común, importante en todos los casos.

Cuando se ora o se reza, quien debe manifestarse es nuestro espíritu. Y nuestro espíritu, como parte de Dios que es, tiene total confianza en la Divinidad.

Por lo tanto, al orar o al rezar debemos siempre hacerlo con total confianza en Dios; y esa confianza se debe manifestar en un “corazón limpio”. Me explico.

La confianza en Dios nunca es la certeza de que se te va a cumplir lo que pides, eso es “ingenuidad manipuladora”. Cuando se tiene real confianza en Dios, se sabe que Él tiene el control de toda la existencia (por algo es todopoderoso); y que va a suceder lo que Él tenga designado para tu bien mayor (por algo es que todo lo sabe); y que debemos, por lo tanto, confiar en que Él no nos va a abandonar pase lo que pase (por algo está en todas partes). Por esto confiamos en Dios.

Esta es la verdadera actitud de orar o rezar; y la misma lleva al concepto del “corazón limpio” o “corazón inmaculado”.

Cuando la Virgen María, dentro de la fe católica, pide rezar el Santo Rosario, siempre nos recuerda hacerlo con el corazón inmaculado. Por algo será.

Imaginémonos orando o rezando con el corazón lleno de rabia; de ira; de indignación; de miedo; de sed de justicia; etc. Sabemos, por otro lado, que “Dios escucha únicamente los corazones” (1 Samuel 16:7)

Entonces si al comunicarnos con Dios, Él escucha tal suerte de sentimientos en nuestros corazones ¿qué podría decir Él? Lo mínimo es: ¿Qué pasa?; ¿Acaso no me tienes confianza?; ¿No te das cuenta que que te pudo haber ido peor?; ¿Así sientes por tus semejantes?; ¿Por qué anoche me dijiste ´hágase tu voluntad´ y hoy pides lo que tú quieres?; ¿Y lo que YO te mandé sobre amar a tus enemigos dónde quedó?; ¿Y lo de poner la otra mejilla?; y un largo etcétera.

Complicado esto de orar y rezar con el corazón no muy limpio, ¿verdad?

Pero atención: cuidado con el “positivismo estúpido” y el tema de los pseudosentimientos; nosotros mismos seremos los únicos engañados.

Pero aún hay más.


Leyes Universales por delante

Además de la parodia anterior de Dios oyendo lo que sentimos cuando oramos o rezamos, ¿Hay alguna otra razón para cuidar lo que sentimos en el corazón al hacerlo?

Porque más allá de estar mandando las señales equivocadas de confianza a Dios recordemos que durante la práctica de la oración y el rezo, lo que se busca es que el espíritu se manifieste; y para eso debemos calmar nuestra mente (olvidarnos de los problemas) y aquietar nuestros sentimientos (corazón limpio)

Tanto el orar como el rezar son momentos especiales donde nos conectamos con el Universo (con Dios). Y en esos momentos, el Universo no va a corresponder a lo que le decimos desde nuestros pensamientos o palabras, sino que va a tomar lo que sentimos en nuestro corazón y con ellos activar sus Leyes Universales.

Sí. Tanto la Ley de Atracción como la Ley del Karma se activan es con lo que sentimos; de forma personal para la primera, o hacia los demás para la segunda ley.

Así que si durante un momento de oración o de rezo le entregamos al Universo energías difíciles desde nuestro corazón, pues nos estaremos complicando la vida más allá de lo que podamos imaginarnos.

Si al Universo le damos sentimientos difíciles, él no podrá construirnos futuros nada brillantes. De “mal” siempre podemos pasar a “peor”, de forma muy fácil y automática. Pondremos las leyes de Atracción y de Karma en nuestra contra.

Así que hay que ser muy cuidadoso a lo que sentimos al orar o al rezar

Pero ya es suficiente por ahora. Solo debemos recordar que no debemos esperar necesitarlo para comenzar la práctica de orar o rezar; y que cada vez que lo hagamos debemos mantener nuestro corazón limpio. De lo contrario sería muy peligroso.


Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 144 A.S. (23mayo2016)
Twitters: @eReiki @pagr777 @EvolConsc @SanaCristica

Palabras-claves  Leyes universales, orar, rezar, corazón, mente, Dios, universo, confianza, Dios, ley de atracción, karma

4 comentarios:

  1. Namasté Maestro, gracias por sus enseñanzas sobre éste tema, antes nunca había escuchado las condiciones para que fuesen efectivas nuestras oraciones. Muchas Gracias. Namasté

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  2. Es así.. entonces no estoy equivocada. GRACIAS

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  3. Namasté 🙏🏻... Nada fácil, nadie digo que lo seria, por eso es tan importante involucrarse en escenarios espirituales con un Maestro Espiritual para aprender a tener el corazón limpio... Dios sólo escucha los corazones.

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  4. Namasté Maestro ��
    Que importante es orar y rezar con el corazón limpio. Hay que tener mucho cuidado con eso!!! Y también tener mucha confianza en Dios (siempre y cuando estemos actuando dentro de sus lineamientos) para así poder verlo en todos lados y saber que Él es el Todopoderoso. Gracias por tanto Maestro

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