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viernes, 7 de julio de 2017

Entre conversaciones: El peral que no daba manzanas

Autor: ShaniShaktiAnanda

Adhikari:         Namasté. Maestro, ¿me mandó a llamar?

SSA:              Namasté.
Sí Adhikari. Te he sentido triste por algunas situaciones y quiero darte una enseñanza.

Adhikari:        Gracias Maestro, sí. He estado preocupado en cómo las personas abordan sus problemas con Dios sin conseguir soluciones y aún así siguen haciéndolo.

SSA:              Escucha esto, querido Adhikari.
Érase una vez que un hombre tuvo que mudarse y se fue a vivir en una tierra lejana que era de su familia.
Era en un campo. Había una pequeña casa modesta pero que tenía todo lo que necesitaba; y a su alrededor tenía muchos árboles. También estaban allí unos capataces y algunos obreros, que debían cuidar todo.
El hombre había escuchado que en esa tierra se daban muchas manzanas y él, en algún momento, había comido un pastel de manzana en el lugar del que venía que le había gustado mucho.
Entonces comenzó a vivir allí. Allí trabajaba, a veces tenía abundancia pero muchas otras veces no.
Las veces que pasaba hambre o se sentía mal lejos de su tierra natal, él simplemente se asomaba por su ventana o salía afuera para ver los árboles; y allí soñaba y esperaba que le dieran manzanas.
Situaciones iban y venían; pasaban días, semanas, meses años y en cada momento difícil él esperaba comer manzanas.
Pero lo que él no sabía era que esos árboles eran de peras.
El pobre hombre se fue deteriorando; mientras cuidaba a los perales esperando manzanas.
En los momentos muy duros, él le rogaba a aquellos árboles que por favor le concedieran las manzanas que el tanto esperaba. Y por supuesto, los perales no daban manzanas.
Y él se decía a sí mismo: “debo esperar, a lo mejor no es el tiempo”. Otras veces decía: “sí, los árboles sabrán cuá ndo debo comer manzanas”. No fueron pocas las veces que sentía: “será que no me merezco las manzanas”. Muchas otras repetía: “el tiempo de la naturaleza es perfecto; y en su momento estos árboles me darán manzanas”.
Por supuesto todo esto que se repetía era en vano, porque simplemente eran pretextos lógicos ya que él no sabía que esos árboles eras de peras. Y por supuesto, los perales no dan manzanas.
En algún momento alguien que pasaba por allí le dijo al hombre que esos árboles no eran de manzanas; pero él llevaba mucho tiempo esperando las manzanas, como para creerle a ese caminante ocasional.

Ahora, Adhikari; ¿qué crees que sucedió? ¿Crees que los perales le dieron manzanas por mucho que él les pidió?

Adhikari:         Pues no, Maestro. Seguramente nunca obtuvo manzanas de los perales.

SSA:              Exactamente. Y ese hombre al poco tiempo murió; y murió engañado porque nunca dejó de creer y nunca aceptó que podía estar equivocado. Su alma quedó penando por el terreno.

Adhikari:         Pero Maestro, una pregunta; ¿por qué los capataces y los obreros nunca le dijeron nada? Ellos vivían allí antes que el señor llegara; debían saber que eran perales.

SSA:              Piensas bien, Adhikari.
Pero resulta que muchos de los obreros no sabían que esos árboles eran perales; y algunos capataces sí escondieron lo que sabían, ya que el señor les mantenía con trabajo cuidando a esos árboles en espera de manzanas.
Si el señor se hubiera dado cuenta de que no eran manzanas, pues a lo mejor hubiera despedido a los capataces por no haberles dicho la verdad y porque ya no los necesitaría para cuidar de esos árboles.

Adhikari:        Maestro, entendí el cuento; pero ahora ¿me ayuda a entender la enseñanza?

SSA:              Claro Adhikari; y está en función de tu preocupación.
Muchas personas en problemas piden manzanas a perales; y muchas de estas peticiones las hacen a Dios.
En este caso Dios es el peral y las personas esperan que Él les dé manzanas.
Le piden cosas a Dios que para Dios es imposible concederles.
Porque sí, hay cosas imposibles para Dios; en el sentido de que si alguien incumplió con algunas de sus Leyes, pues es imposible que Dios lo exonere de su responsabilidad. Siempre esperamos la Justicia Divina, pero esto no lo creemos porque no nos conviene.

Mucha veces queremos que Dios nos de cosas buenas y estas nunca vienen; o llegan con destrozos más grandes detrás. Ya sabemos que los perales no dan manzanas.


Adhikari:        Maestro; ¿y los capataces y los obreros en este caso?

SSA:              De igual forma Dios tiene sus capataces y sus obreros, pero muchos no saben de perales ni manzanas; mientras que otros sí esconden la información para no perder el cargo.

Adhikari:        ¡Oh!... ¿y el caminante?

SSA:              Pues los caminantes ocasionales que sí saben la verdad, pasan de vez en cuando; pero difícilmente se les hace caso. E incluso, los capataces y algunos obreros por órdenes de los primeros, echan a los caminantes de la tierras para que no se metan, no opinen, ni vengan a poner en peligro la seguridad de sus posiciones.

Adhikari:         Maestro, pero se necesitan entonces más de esos caminantes que puedan abrirle los ojos a las personas. ¿Cómo hacer?

SSA:              Los caminantes siempre han sido así; siempre están en el camino y pasan.
En realidad lo que se necesita es menos personas cómodas con lo que una vez creyeron. Lo que se necesita son más personas despiertas que se den cuenta de que pueden estar equivocadas, de que pueden estar haciéndolo mal y que siempre acepten revaluarse.

Adhikari:         Ahora entiendo Maestro, el porqué las personas abordan sus problemas con Dios de una forma tan poco asertiva. Y además los capataces y los obreros no ayudan.
Porque ya sabemos que los perales no dan manzanas, por mucho que se les pida.
Maestro, me comprometo a acompañarlo en el camino.
Namasté.

SSA:              Seguiremos caminando mi querido Adhikari.
Dios te siga bendiciendo.

ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 554AS. (07 de julio del 2017)
Twitters: @shanishakti @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777


Palabras-claves: manzanas, peras, Dios, capataces, obreros, caminante, problemas, pedir

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