Autor:
ShaniShaktiAnanda
Una
de las sensaciones que sienten algunas personas ante un Maestro
Espiritual es la paz cuando se está cerca de él.
Esta
sensación puede sentirla alguien que apenas conoce al Maestro
Espiritual o algunas veces es una sensación que se va conquistando
en el trato con él, en un escenario de Crecimiento Espiritual.
Cuando
me refiero a esa sensación de paz, no hablo de la paz que todo
discípulo conquista en su camino de crecimiento espiritual. Esa paz
conquistada la puede sentir aún en las más difíciles situaciones
humanas. La paz de la que hablo es una sensación casi instantánea
que invade tanto a muchos discípulos como a personas comunes ante la
sola presencia física del Maestro; aunque este compartir sea
totalmente silencioso. El solo hecho de estar cerca de él o estar en
alguna actividad con él o estar en un mismo espacio, ya trae paz.
La
explicación de este fenómeno es compleja, porque suele ser
multifactorial (tiene muchas aristas); pero trataré de explicarlo de
forma sencilla únicamente desde las escencias álmicas y las
energías vitales de cada una de las partes.
El
estilo de vida “usual”
Lo
primero que debemos analizar es cómo suele vivir cualquier persona
en una terrenalidad terrenal que no avala estados de paz.
Lo
“usual” es que una persona viva haciendo mucho esfuerzo para
lidiar con situaciones complicadas, que esté enfrentada a relaciones
humanas no armónicas o que lo haya estado y ahora esté viviendo
ahora con sus consecuencias. Además, lo usual es ver la vida como
una lucha en muchos aspectos: físico/orgánico,
mental/estrés/frustraciones, emocional/desencuentros/malas
experiencias, energético/carencia de bienestar, álmico/pérdida del
sentido de la vida y kármicos/situaciones difíciles.
Como
podemos ver son muy comunes las experiencias de vida enmarcadas
dentro de las consideraciones anteriores.
Pero
¿cómo se traduce estas situaciones desde el punto de vista
energético/álmico? Pues de forma muy sencilla.
El
ser humano es un ser álmico-energético con una gran proporción de
energía vital femenina y de escencia álmica femenina.
Existe
también la energía y escencia masculina, pero esta no es natural ni
común, sino que se debe cultivar o experimentar en escenarios de
crecimiento espiritual verdaderos. Valga la aclaratoria de que en el
contexto de energías y escencias, lo femenino o masculino no tienen
nada que ver con el sexo.
Pero
tanto la energía como la escencia femenina se asemejan mucho a un
combustible muy poderoso. Si no se modera o controla su uso o si no
se hace de forma consciente, en vez de ser útil puede ser realmente
catastrófico.
Entonces,
el ser humano con una natural energía y escencia femenina, si la usa
de forma no controlada puede experimentar situaciones de vida
realmente complicadas. Esto es lo que “usualmente” suele pasar.
Si
analizamos desde el punto de vista místico a las disputas, las
peleas, las guerras, las frustraciones, las luchas, las malas
relaciones interpersonales, los excesos de cualquier tipo, los
malestares en general (incluyendo las enfermedades) los
comportamientos inadecuados, se observa que todos estos son
expresiones de una energía y escencia femenina fuera de control; o
tal vez son situaciones que aparecen como consecuencia de que en
algún momento esa energía-escencia femenina estuvo fuera de
control.
Si
el Ser humano le diera el uso correcto a dicha energía-escencia
femenina, o lo hiciera de forma controlada, la vida sería realmente
buena: con felicidad, tranquilidad, paz, etc.
¿Pero
cómo se puede moderar esa energía? Pues con la energía-escencia
masculina que la complemente, que la aplaque, que le dé completitud.
Atención
(repito) cuando hablo de complementar escencias femeninas con
masculinas, no hablo necesariamente de sexo, ni de parejas, ni de
matrimonios; si bien estas actividades humanas tienen esa intención
subyacente.
Una
energía-escencia masculina por excelencia
Y
parte del problema es que esa energía-escencia masculina no está
presente de forma común en las experiencias humanas; sino que para
aprovecharlas o experimentarlas se deben comenzar a tener
experiencias espirituales.
No
hablo de experiencias espirituales como experiencias energéticas, ni
mágicas, ni “nueva-era”. Lo espiritual está relacionado
directamente con nuestra relación con Dios, no desde el punto de
vista de “pedirle” sino de “agradarle”. Cuando intentamos
ser espirituales, lo que hacemos es supeditar/moderar/adaptar nuestra
vida y nuestros comportamientos humanos a los lineamientos que Dios
espera de nosotros; incluso a pesar de nuestras argumentaciones
humanas. Ser humano es diferente a Ser espiritual.
Entonces,
cultivar nuestra relación con Dios según SUS lineamientos (no
según nuestros argumentos convenientes) representa el nivel más
alto de ofrecerle el control necesario a nuestra energía-escencia
femenina.
Pero
esto de supeditar nuestra vida a lo que Dios espera de nosotros, no
es un acto que obedece a nuestra voluntad humana, sino que es un
camino que debemos comenzar a recorrer en compañía de alguien que
encarne las enseñanzas espirituales.
Para
encarnar dichas enseñanzas, el Ser que lo haga debe tener una muy
fuerte y pura escencia masculina en su alma; y debe manejar una muy
buena energía masculina.
¿Quién
es ese ser? Pues precisamente es un Maestro Espiritual.
Interacción
Maestro-Discípulo
Y
es precisamente por esta razón por lo que cuando una persona con
parte de su energía-escencia femenina fuera de control se expone
intencionadamente a la presencia de su Maestro Espiritual; su energía
entra en un estado de calma casi instantánea que es muy difícil de
entender y mucho más complejo de explicar.
Esto
puede suceder con personas cuando recién conocen al Maestro, o
cuando ya tienen una relación como discípulo.
En
el caso de discípulos, la experiencia de paz al lado de su Maestro
ya es algo que se puede aprovechar de forma repetida; e incluso se
llega a añorar cuando no se tiene.
En
el caso de personas comunes que experimentan esa paz, pero que no
llegan a establecer una interacción directa con el Maestro, esa
sensación puede llegar a desaparecer.
Pero
la interacción con el Maestro puede no ser presencial, pero siempre
debe ser personal (aún a la distancia); ya que esa complementación
de las energías-escencias femenina y masculina trasciende al
contacto físico, pero se sostiene con el conocimiento personal de
uno con el otro.
Toda
persona o discípulo que aprenda a conocer y a tratar cada vez más a
su Maestro, pero que a la vez se deja conocer por este, estará
aumentando esa interacción que produce paz; que pone en orden las
energías y escencias; y que se puede llegar a sentir como un
“enamoramiento” que va más allá de lo humano.
¿O
acaso es descabellado que se llegue a sentir “un amor fuera de este
mundo” hacia alguien que te haga sentir una paz que nunca habías
conocido?
Si
algo de esto lo has sentido, nunca lo dejas escapar. Si aún no lo
has sentido, exponte y deja que tu espíritu comience a asomarse ante
el Maestro. Ese sentimiento es la bendición más grande que Dios le
puede dar a cualquier ser humano.
Por
supuesto que hay otras razones por las cuales se puede sentir “eso
especial” al lado de tu Maestro Espiritual. Han existidos otras
vidas; y experiencias han podido marcar tu alma más allá de lo que
imaginas. Pero la explicación de estas aristas escapan de este
escrito.
Dios
te bendiga.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original:
618 AS. (09 de septiembre del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
Twitters:
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Palabras-claves:
Discípulo, Maestro, espiritual, energía, escencia, femenina,
masculina, alma, espíritu
Namasté... y lo mejor es cuando nos damos el permiso de experimentar ese sentir, es sorprendente como nos llenamos de sentimiento tan lindos, paz, amor, alegría... La invitación es a despertar, continuar, avanzar y seguir trabajando. Mi honra,agradecimiento y respeto Maestro... Gracias
ResponderEliminarAmén a su santa bendición maestro 🙏. Gracias por hacerme sentir esta paz fuera de la razón humana, que no tiene precio, por enseñarnos a esforzarnos para agradar a Dios. Namaste 🙏
ResponderEliminarOm Namo Gurú ShaniShaktiAnanda Namo 🙇♀️🙏
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