Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
En
cualquier terapia holística (mental, emocional, energética o
kármica) constantemente se presentan casos de sufrimiento por amor,
directa o indirectamente.
No
son únicamente malestares por amores mal correspondidos (o no
correspondidos en absoluto) sino por amores que al parecer son muy
legítimos pero los cuales dañan a algunos de los involucrados.
No
por eso ahora vamos a calificar apresuradamente a cualquier
sufrimiento por amor como una patología, porque sí hay casos donde
el sufrimiento puede ser una consecuencia real de un mal acto de
desamor.
En
este escrito no me corresponde a mi tocar temas psicológicos como el
amor opresor/ sobreprotector, el amor castrador, etc. sino que
pretendo enfocar a ese amor que nos hace sufrir desde un punto de
vista espiritual/evolutivo.
Cada
vez que nos sentimos mal, el primer requisito para sanar de forma
proactiva es el reconocer nuestra dolencia y darnos cuenta en dónde
podemos estar fallando (nuestras debilidades). Si el malestar viene
arropado con el manto del “amor”, el reconocimiento de que el
“amor” nos puede estar haciendo daño es algo difícil de
digerir.
Es
aún más difícil de reconocer que podemos estar ejerciéndolo mal
ese “amor”, cuando se nos ha inculcado desde siempre que el Amor
es lo más grande que hay, que es la fuerza que mueve al mundo, que
amar es nuestro mandamiento más importante y que Dios mismo es Amor.
El amor es algo que está en nuestras entrañas, es algo natural (?)
… Pues no.
Amar
no es cosa natural, el Amor entendido desde el ámbito espiritual es
un don del propio Espíritu. Se dice que las grandes almas son las
únicas capaces de amar; y estas son grandes porque han evolucionado a un grado suficiente, o porque han aprendido a hacerlo, o porque
han purificado muchas energías espirituales.
Si
el Amar fuera algo natural no lo tuviéramos como obligatoriedad; no
se asumiría como esfuerzo intencionado el amar a nuestro prójimo.
El necesitar, por el contrario, si es natural, instintiva.
Si
nos circunscribimos a los dones espirituales (según mis enseñanzas
impartidas en el grupo de Evolución Consciente) el Amor (o Amor
Incondicional) es una de los dones espirituales más difíciles de
cultivar y para empezar a alcanzarlo primero hay que trabajar algunos
otros dones, como son la Humildad, la Compasión, el Desapego y la
Autoconsciencia.
Cuando
se habla de Amar (me refiero al verdadero amor espiritual) muchas
veces actuamos desde nuestra mejor intención, pero ese amor puede no
estar manifestándose de forma pura, sino que puede estar teñido con
algunos antidones (dones deficitarios). En ese caso tendremos que
trabajar esos antidones para que así aparezca el Amor.
Uno
de los dones deficitarios que permite que experimentemos un “amor”
que puede no ser verdadero es la Autoconsciencia. Recordemos que a
nivel de dones espirituales, la Autoconsciencia (o el
Autoconocimiento) es la capacidad del espíritu en saber quién es,
qué posición ocupa en el universo, qué representa Dios para
nosotros y qué representamos nosotros para Dios; con nuestras
fortalezas y debilidades. La Autoconsciencia es un don muy importante
para poder tomar las riendas de nuestra vida en nuestras manos. Si no
tenemos consciencia de lo especiales que somos, buscamos personas o
situaciones que nos lo hagan sentir; necesitamos sentirlo
aunque sea desde nuestro exterior. Esta necesidad puede despertar
amores no sustentables en el tiempo (no incondicionales)
Pero
la Autoconsciencia no es el único don que cuando es deficitario
puede ser el origen de un “amor necesario”. Veamos algunos otros
ejemplos concretos:
- A veces sentimos amor hacia una persona que nos complace, que llena nuestras expectativas, que admiramos, que nos considera y a su lado nos sentimos importantes (puede deberse a una carencia del don de la Autoestima o de la Compasión de parte del amador)
- A veces sentimos amor hacia una persona que mejora nuestro estado en la vida, que nos da posición o que nos ayuda a mantener dicha posición (puede deberse a una carencia del don del Desapego o de la Autoestima de parte del amador).
- A veces amamos a una persona que nos incluye en sus vidas, en sus proyectos, en sus éxitos y satisface nuestra necesidad de pertenencia o cubre nuestra sensación de soledad (puede deberse a una carencia del don de la Compasión o de la Autoestima de parte del amador)
- A veces amamos situaciones porque nos dan bienestar, pero somos incapaces de ver el aprendizaje en las situaciones difíciles, para lo cual es indispensable también amarlas (puede deberse a una carencia del don de la Humildad de parte del amador)
- A veces amamos de forma sobre-protectora para resguardar ese algo que nos está haciendo bien, mas allá de amarlo por el mismo bien a ese algo (puede deberse a una carencia del don de la Autoestima de parte del amador)
Todos
estos “pseudo-amores” parecen muy maquiavélicos pero la
casi totalidad de sus manifestaciones son tan inocentes e
inconscientes que son difíciles de identificar y más aún de
asumir.
El
manifestar estos “amores” y el confundirlos con un Amor real
únicamente responde a una búsqueda de cubrir necesidades,
muy humanas por demás, las mismas que poco a poco debemos ir
superando. Esta superación de necesidades se realiza construyéndonos
a nosotros mismos, cada día haciéndonos más “autónomos
en felicidad”
Desafortunadamente
la característica principal de cualquier pseudo-amor es que más
temprano que tarde este pseudo-sentimiento se frustra, ya que basamos
nuestra felicidad en el exterior; en alguien, algo o alguna situación
externa que finalmente no controlamos.
Las
relaciones que se esgrimen entre el Amar y los dones espirituales
apuntan únicamente a una conclusión; el
Amar se cultiva, y cultivarlo pasa por un obligatorio Crecimiento
Espiritual.
Este
es el único mecanismo con el que podemos conseguir Amar en vez de
necesitar.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
09 de noviembre del 2012
Twitter:
@eReiki
maestro muy bueno verlo escrito en blanco y negro.
ResponderEliminarMuchas veces....tantas...confundimos el Amar por necesidad
rsflexion!!!
Gracias siempre dando Amar
un abrazo
silvia
Esta parece ser una de las enseñanzas más difíciles de practicar... pero como siempre es una excelente enseñanza para seguir aprendiendo a vivir...
ResponderEliminarGracias Maestro
Excelente maestro ! Namaste !
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