Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Estuve
tentado por unos segundos a colocar como título “la madurez del
alma” para que fuera más general (por el concepto generalizado del
“alma”), pero en realidad lo que se debe madurar es el espíritu,
así que coloqué lo correcto... pero bueno, es un tema complicado
del que volveremos a hablar en otro momento.
Cuando
buscamos estar mejor, avanzar, progresar, evolucionar, sanar; uno de
los enfoques válidos es comenzar un recorrido de crecimiento
espiritual; claro está, sin abandonar nuestros otros aspectos
(físico, mental, emocional, energético, astral y kármico)
Y
si bien este camino de crecimiento hay muchas formas de enfrentarlo
(ya conversadas también en escritos anteriores); siempre sale la
pregunta de si lo estamos haciendo bien.
Si
estamos creciendo vamos pasando de un estado incipiente a uno más
evolucionado y algo así lo que se conoce como madurar. En los
aspectos físico, mental y emocional, el concepto de madurez (física,
mental y emocional) se maneja y se entiende muy bien.
Pero
“como es en el cielo es en la tierra”, si en los planos descritos
se puede aplicar el término de madurez, a nivel espiritual también;
y por eso vamos a tratar de definirlo.
Cuando
buscamos crecer en espíritu, lo que se plantea dentro de “Evolución
Consciente” es el desarrollo de los “dones espirituales”; a
saber: amor incondicional, humildad, tolerancia, desapego, compasión,
servicio, agradecimiento y auto-consciencia. Cada uno de ellos tiene
su definición particular y su práctica específica (a veces no como
se conoce comúnmente). Y al igual que la presencia de ciertas
hormonas específicas marca la madurez biológica (pubertad) la
madurez espiritual se puede comenzar a identificar con la presencia
de ciertos niveles de dones específicos.
Si
bien el desarrollo de los dones no es rigurosamente secuencial sino
que se pueden trabajar algunos en paralelos y además, algunos de
ellos serán más fáciles para unas personas que para otras. Dentro
de ellos hay tres dones que se espera estén presente a un nivel
apreciable y estable para que el camino de crecimiento espiritual sea
sostenido (sin tantos altibajos).
La
presencia de estos tres dones en niveles adecuados, es lo que define
a un espíritu que comienza a ser maduro. La madurez espiritual
aquí no implica ni logro ni llegada a ninguna meta, por el
contrario, determina la posibilidad real de compromiso, el comienzo
de las obligaciones dentro de su crecimiento. Al igual que de un
adolescente o un adulto se esperan cosas que no se le puede pedir a
un niño, de un espíritu que comienza su madurez se espera su
compromiso, su seriedad, con él mismo, con su alrededor y con su
Dios.
Los dones que
definen el comienzo de la madurez espiritual son: compasión,
humildad y tolerancia.
Cuando una persona en su desarrollo espiritual ha llegado a cultivar
una magnitud apropiada y sostenidas de estos dones (ponerle un valor
de 1 al 100 es imposible), se espera sea más consciente de su vida
espiritual y por lo tanto mucho más comprometido. Este compromiso
acelera su propio camino de crecimiento sostenido.
Pero
no es cosa de decir que se es compasivo o humilde o tolerante en
algunos casos pero en otros no. Si algunos de estos dones llega a ese
valor apropiado, ese don se manifiesta en cualquier situación sea de
la intensidad que sea. Uno no puede ser Ser humano en algunos casos y
en otros no, uno no puede decir que tiene una vista 20x20 pero que
le cuesta leer algunas cosas.
Importante
también es que sean dones sostenidos. Si a veces se es compasivo con
una misma persona, pero hay otras que le saca de sus casillas, pues
no se es compasivo de forma sostenida. Si tenemos muchos altibajos
entre una tolerancia de mártir y un juicio del demonio, pues no
somos aun tolerantes.
Pero
no sólo es la magnitud y lo permanente, sino que hay que revisar qué
significan estos dones dentro de la espiritualidad. Estos conceptos
son difíciles de expresar en palabras, ya que hay que vivirlos y
aprenderlos con la práctica guiada; pero podemos resumirlo como
sigue:
Compasión:
el entendimiento de que cada persona en este mundo está actuando de
la mejor manera que puede dentro de sus limitaciones personales.
Estoy lleva a no juzgarla. La
Compasión no exonera de la responsabilidad.
Humildad:
el entendimiento de que cada situación que sucede tiene una razón
de ser y es una acción perfecta permitida por Dios para planes
mayores a nuestro entendimiento. Así que no hay queja. La humildad
se ejerce únicamente con Dios. La
Humildad no invita a la pasividad.
Tolerancia:
el soportar las situaciones sin aislarse o alejarse de ellas desde el
entendido de que son necesarias para tu crecimiento y evolución.
Parte de la tolerancia es saber cuales son esas situaciones
necesarias y de cuales se debe “salir corriendo”. La
Tolerancia
no es “aguante”.
Estas
tres definiciones están peligrosamente
resumidas,
porque pueden caer en la simpleza de las palabras y así mal
entenderse, pero para efectos de este texto dan las ideas requeridas.
Si deseas utilizarlas para comenzar a practicar, se debe ahondar en
su significado.
Y
todo este tema viene a colación porque marca una característica de
este año 2013 como nueva era (que comenzó el 21 de diciembre del
2012). Esta nueva era está consagrada a los espíritus que hayan
comenzado su madurez; a aquellos que transitando su camino espiritual
deben tomar las riendas de su realidad, es parte de su obligación.
Se espera más de estos espíritus maduros, se exige más de ellos,
deben asumirlo o correr con las consecuencias.
De
cualquier manera el camino no se acaba, hay que seguir creciendo.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
10 de enero del 2013
Twitter:
@eReiki
Maestro,
ResponderEliminarSi estamos trabajando, viviendo y actuando desde los dones espirituales (amor incondicional, humildad, tolerancia, desapego, compasión, servicio, agradecimiento y auto-consciencia.), y como usted dice la presencia de Humildad, Compasión y tolerancia en niveles adecuados nos lleva a una madurez espiritual.
Me surge una interrogante ¿Aunque el desarrollo de los dones no es secuencial, para llegar a a tener estos tres (humildad, Compasión y tolerancia)desarrollados de manera sostenida y no selectiva, los otros también deberían estar en niveles de desarrollo bastante o mas adecuados?
Gracias Maestro,
Namasté
Namasté
ResponderEliminarNo es tan lineal, cada don espiritual es individual. si bien pueden haber pequeñas correlaciones entre algunos de ellos. Una persona puede tener los tres indicados a niveles suficientes para comenzar a recorrer su madurez, pero puede tener los otros menores a estos.
El punto adicional es que con los otros no se definen necesariamente niveles adecuados.
De hecho una practica espiritual realmente intencionada puede llevar a practicar uno solo de los dones durante una vida... ya quedarán otras vidas para los demás.
Y cuando se habla de practicar o cultivar los dones recordemos que no es llevarlo a su máximo nivel, no!!! avanzar con los dones a lo mejor es llevarlo de un nivel 45 al 46, eso es ya bastante!!!
Namasté
wuaoo¡¡¡ Gracias Maestro por esos tres tips claves para seguir en crecimiento y alcanzar esa madurez espiritual, necesaria para ser felices en cada escenario que nos toque en la vida entonces a apretarnos el cinturón " o corremos o nos encaramamos " lo que agradezco a Dios y disculpa lo repetido, la tranquilidad que tengo, se que cada uno de nosotros, a paso propio y de la mano tuya , lograremos eso que anhela nuestro espíritu que te ha reconocido, motivo por el cual te seguimos.
ResponderEliminarUn abrazo de agradecimiento infinito.
Namasté
Vaithy Figuera
Gracias Maestro!!
ResponderEliminarNamasté
Gracias nuevamente por sus enseñanzas Maestro y ayudarnos en la práctica diaria de los dones espirituales... a pesar que de tiene sus complicaciones, al final ha valido la pena. Ojalá pueda llegar a otros...
ResponderEliminarNamasté