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miércoles, 11 de junio de 2014

Meditación fácil

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Está demostrado desde cualquier criterio para favorecer la salud y el bienestar, bien sea científico o místico, que la meditación es una técnica que trae beneficios reales para nuestra vida.

A nadie se le ha ocurrido decir que meditar es malo; y por eso es una herramienta para todos los que quieren encontrar tranquilidad, sabiduría, salud, evolución, desarrollo de facultades psíquicas, relajación física, etc.

Es común que cuando comenzamos a meditar nos enfrentamos con una única y gran dificultad común, nos encontramos con NUESTROS PENSAMIENTOS.

Cuando comenzamos a asumir la meditación como práctica de vida, cada vez que nos preparamos en un ambiente tranquilo, con música de relajación, con incienso, cómodos y con los ojos cerrados, enfocándonos, a lo mejor, en la respiración; a los pocos segundos nos comienzan a abordar pensamientos. Comienzan entonces a llegar a nuestra mente cosas que tenemos pendientes, problemas por resolver, recuerdos, etc.

Muchos afirman que esto sucede por una simple acción de “alerta” de nuestra consciencia. Nuestra mente está programada para tener el control de todo, en todo momento y por todos los medios. Este control “parece ser necesario” para poder sobrevivir en este “mundo complicado”. Por esa razón, cuando comenzamos a estar en un estado de meditación, nuestra mente siente que “se está apagando”; siente que está perdiendo el control de la situación y comienza a traernos a la consciencia recuerdos, problemas, cosas que habíamos olvidado y hasta comezón en partes del cuerpo que ni si quiera conocíamos. ¿Les suena conocido?

Por esto, el primer paso para aprender a meditar es enseñarle a nuestra mente que está bien que a veces ella descanse; que no sucede nada malo cuando le quitamos el control; que al acabar de meditar ella volverá a ser “la que guíe nuestra vida” (por lo menos se lo haremos creer).

Para conseguir este entrenamiento se puede comenzar la práctica de la meditación con el siguiente procedimiento:

  1. Colocar el ambiente tranquillo como se desee; cuanto menos estímulos sensoriales fuertes haya, mucho mejor. Estímulos sensoriales fuertes (luz brillante, sonidos estridentes, olores fuertes, temperaturas extremas) alertan a nuestra mente y nos hace más difícil todo este proceso. 
  2. Cerrar los ojos. 
  3.  Ponerse cómodo, “ajustarse” en el asiento o en la cama de forma intencionada hasta estar cómodos. 
  4. Hacer unas tres (3) o cuatro (4) respiraciones “profuuuuuuuuundas y leeeeeeeentas”. Centrar la atención en como entra y como sale el aire por tu nariz y/o por tu boca. 
  5. Visualizarse (imaginarse) de pie en un camino o carretera “laaaaaaarga y recta”, donde la vía se pierde en un punto en el horizonte. 
  6. Comenzar a caminar lentamente. Únicamente disfrutar del paisaje.
  7. A los pocos segundos se pueden comenzar a presentar los pensamientos. Imaginamos que salen de un lado de la carretera y se colocan delante de nosotros, uno a la vez.
    1. Es vital NO PELEAR con el pensamiento.
    2. Simplemente hay que detenerse; ver a la idea o a la situación o al pensamiento delante de nosotros; PRESTARLE ATENCIÓN como si fuéramos otra persona pero solo por POCOS SEGUNDOS (entre 5 y 10 segundos).
    3. Luego se debe TOMAR ese pensamiento y COLOCARLO de nuevo a un lado de la vía diciendo algo como: “bien, ya lo sé, apenas termine con la meditación lo trato, ahora está bien que lo deje ir por un momento”, o “ok, voy a dejarlo aquí por un momento y luego lo retomo cuando termine de meditar”.
    4. Esto se repite las veces que sean necesarias con cada pensamiento.
  8. Cualquier frase similar a las descritas sirve; la idea es expresar que no se desconoce la existencia del pensamiento (problema, “cosa pendiente”) pero que se puede dejar a un lado por un momento y se retomará con seguridad luego.
  9. Si sentimos comezón repentina en alguna parte del cuerpo, pues sin abrir los ojos y con calma nos rascamos lo necesario y volvemos a la posición inicial para continuar. 
  10. Todo este proceso de entrenamiento de meditación se puede hacer por 5, 10 o 15 minutos cada vez, y mientras sintamos que caminamos con menos interrupciones observando el paisaje, estaremos listos para adicionar elementos de otras meditaciones más específicas que queramos efectuar.
En general, la mente no se llega a entrenar totalmente; pero sí llega a tranquilizarse suficiente para dejarnos meditar mejor. Po eso, este PROCESO de observar por pocos segundos a los pensamientos que nos asaltan y dejarlos a un lado de forma condescendiente, se puede tomar como herramienta de mano para cualquier otro tipo de meditaciones más avanzadas.

¡A meditar!

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral

Original: Agosto, 09 del 2009.
Modificado (2da): 11 junio del 2014.
 

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