Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Cuando nos
tomamos en serio la vida y tratamos de argumentarnos el porqué suceden las
cosas; se pasan por todos los aspectos: el mental, el emocional, el mágico, el
espiritual y hasta el aleatorio.
Yo, en el
que no creo es en el aleatorio. Para mi Dios no es “caos”; aunque tampoco es
una consciencia “pensante” como nuestra limitada mente puede imaginar.
Pero
manteniendo la idea de que “Dios es todo”, pues toda nuestra realidad es
construida (o destruida) por nuestra mente, nuestras emociones, nuestra parte
astral (la parte mágica) y por supuesto por nuestro componente espiritual.
Tener tantas
variables juntas, hace muy difícil concretar con certeza la realidad que
deseamos; o mejor dicho, cómo la deseamos.
Si bien
existen formas de pensamientos positivistas que plantean la capacidad absoluta
en nosotros de crear nuestra vida, aún sigue siento una más de tantas
tendencias del buen vivir; por lo tanto no es ciento por ciento efectiva. Si lo
fuera, hubiera desplazado a todos los demás enfoques.
De la misma
forma se sabe que muchas veces nuestro esfuerzo terrenal/mental no determina el
resultado esperado de las cosas; y allí viene el “Dios lo quiso así”.
Pero incluso
desde la parte espiritual; si bien los deseos están permitidos, debemos
supeditarnos a la voluntad de Dios.
Todo esto no
plantea ningún caos, ni una imposibilidad de vivir bien de forma intencionada.
Lo único que aclara es que no es sencillo hacerlo.
Otra máxima
espiritual establece que “todo es posible para Dios”... y la física cuántica
así lo confirma.
Dentro de la
misma rigurosidad mística de entender cómo funciona el universo, encaja muy
bien el conceptualizar al futuro como un abanico de posibilidades infinitas, en
cuanto a qué acciones pueden ocurrir. Esto es lo que yo denomino los “futuros
posibles modificables” (buscar artículo si es de interés)
En todo
momento el Universo nos plantea un menú infinito de futuros posibles; cada uno con
probabilidad diferente de ocurrencia. El
futuro donde caigamos, dependerá de nuestras acciones (y de todas las leyes
universales); así que nosotros simplemente “nos ubicamos en el futuro que nos
corresponde”.
Así que
siendo místicamente rigurosos, nosotros “no creamos nuestro futuro” sino que
“nos ubicamos donde nos toque, de forma probabilística”.
Busquemos la tendencia.
Hasta aquí
no he aclarado mucho; por el contrario, si ahora “no creamos” sino que “nos
ubicamos”, parece aún más difícil la elección de cómo ser felices de forma
intencionada,
En realidad sigue
siendo complicado; pero ahora se amplían las posibilidades al hablar de
tendencias y no de hechos concretos.
Difícilmente
podemos condicionar nuestros futuros hacia hechos concretos, porque según la
física cuántica, un hecho en particular es solo un punto infinitesimal en un
espacio de puntos infinitos. Acertarle a un punto preciso de forma intencional
puede ser infinitamente difícil.
Pero si lo
que buscamos no son hechos concretos dentro de ese espacio infinito, sino
probabilidades de: “ser felices”, de “ser exitosos”, “de ser saludables”...
todo se torna mucho más sencillo.
Una
infinidad de hechos, dentro de ese universo infinito de futuros, puede
agruparse en: “ser feliz” o “no ser feliz”; o en “tener salud”; o “no tener
salud”; con un degradé de opciones que también termina siendo limitado.
Entonces
dentro de todo este aparente caos, tenemos algo en concreto: “debemos solo
condicionar o crear una tendencia de futuro que incluya a esa cantidad infinita
de posibles futuros que deseemos”.
Si por
ejemplo queremos “ser exitosos económicamente”; puede no importarnos si lo
somos trabajando en tal o cual compañía, o teniendo nuestro dinero en tal o
cual banco, o si lo somos a los 30 o a
los 32 años de edad, o con uno o dos hijos, o en un país o en otro, etc.
Crear tendencias
de futuro si es mucho más fácil que crear hechos concretos. No quiero decir que crear hechos concretos sea
imposible; pero a la mayoría de nosotros no nos interesan los detalles.
¿Cómo lo hacemos?
La pregunta
entonces se torna en: ¿cómo podemos condicionar a nuestro futuro para que nos
vengas cosas que nos satisfagan dentro del bienestar que queremos tener?
O con aún
más simple hablando de probabilidades: ¿cómo aumento las probabilidades de
que me vaya bien en mi futuro?
Y la
respuesta es sencilla: viviendo desde tu escencia espiritual de forma correcta.
Si bien
podemos aceptar que nuestras intenciones no determinan ciento por ciento
nuestra realidad (salvo hechos puntuales en personas puntuales); lo que si es
seguro es que parecen haber fuerzas que no entendemos, que terminan
condicionando lo que vivimos más allá de nuestra intención inicial.
Estas
fuerzas se escapan incluso de “la magia” (lo astral) y entran en ese plano
espiritual real desde donde se enmarca nuestra relación con Dios.
Entonces, sí
parece coherente decir que “Dios permite o no las cosas”. Pero también es
lógico pensar que si nosotros comenzamos a trabajar con y desde nuestro
espíritu, podremos condicionar “inclusive a Dios”, para que nos permita ser
felices.
Todo esto
tan complicado que pretendo explicar en pocos párrafos, oculta la verdad
mística por la cual “ocuparse de las cosas del espíritu aumenta la probabilidad
de estar cada vez mejor”.
Y todo esto
lo podrías refutar con experiencias personales o con situaciones mundiales
donde Dios no parece ser el impulso positivo ni dar buenos resultados.
No te
ciegues, “no todo lo que brilla es oro”; y “no todo el que habla de Dios, ama a
Dios”. La vida espiritual, sobre todo en nuestras sociedades modernas, está muy
mal interpretada.
Para no
descartar este escrito de una vez, deberíamos replantear qué significa vivir
espiritualmente; a lo mejor ni se acerca a lo que el común de las personas
piensa.
“Vivir bien entra dentro de las probabilidades que todos
tenemos. Si queremos aumentar dichas probabilidades, debemos ocuparnos de
nuestro espíritu.” (PAGR)
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
07 de diciembre del 2014
Twitters:
@SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves:
futuros, probabilidades, física, cuántica, crecimiento, espiritual, bienestar, Dios
Hola maestro.
ResponderEliminarKm me le va?
o sea, que la buena Suerte o mala suerte no existe?
Por ejemplo: un chico trabajaba de taxista, su mama es ama de casa, hizo un estudio de mecanico y ahoara tiene un buen puestazo. aaahh, a este le ayudo una señora que cuando la llevaba de pasajera y le dijo que la ibaa yudar y así fue...
Otro tiene buenOs estudios, universidad, vive bn economicame. no Ha ENCONTRADO TRABAJO O MEJOR DICHO BIEN REMUNERADO.
Y así hay muchso ejemplos....Muchos decimos uno tiene mala suerte o bena suerte.
Entonces es por la buenas acciones y por vivir ellos una esencia espiritual de forma correcta?
y que están viviendo espiritualmente. Ahora bien, como se logra esto? que significa cada una?
Namasté.
Si, lo que es "causa y efecto", no buena ni mala suerte. El problemas es que vemos el efecto y como no podemos identificar la causa; pensamos que es "suerte"
EliminarVivir de forma correcta es seguir los lineamientos espirituales.
Namasté
ahhh, Esto es lo que yo denomino los “futuros posibles modificables” (buscar artículo si es de interés)
ResponderEliminarNo lo encuentro. Me puede poner el enlace usted?
Namasté.
Búscalo siempre en Google: http://ve.globedia.com/futuro-previsto-modificable
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