Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Muchas
personas que me conocieron y las que me conocen, pudieran asegurar
que soy un hombre bastante normal.
Soy
algo serio y formal. Difícil de abordar al comienzo, también.
Pero una vez que me conocen, suelo ser amable y llevadero.
Una
de las cosas malas que pudieran decir de mí, es que soy muy
intenso cuando abordo algunos temas: tanto profesionales
(tecnológicos) como humanos (espirituales).
Y en los temas espirituales, es donde me he desenvuelto en estos últimos años con más intensidad e insistencia que nunca. Y lo he hecho no porque haya descubierto un ámbito nuevo en mi vida. Muy por el contrario, he vivido en estos temas espirituales, religiosos, místicos y paranormales desde muy niño (antes de mis 10 años de edad). A la espiritualidad la abordo con intensidad e insistencia, porque “he visto mucha agua correr debajo del puente”; y esas cosas las suelo defender desde una amplia experiencia de vida.
Mucha
gente que no conoce detalles de mi niñez y de mi juventud, supone
que ahora estoy en la parte espiritual porque “me han pasado cosas
difíciles en la vida” o porque “me cansé de la vida que llevaba
y ahora cambié la forma de ver las cosas”.
Totalmente
equivocados. Aunque si bien me
han pasado cosas difíciles como le pudieron haber pasado a
cualquiera; pude haberme quedado viviendo muy bien mi vida
profesional; no me iba nada mal. Pero la vida me ha
rescatado, haciendo valer con aquellos que me formé desde muy pequeño. Como para
justificar su inversión; digo yo.
Y
esa vehemencia en argumentar la necesidad de llevar una vida
espiritual mientras vivimos, viene de algunas cosas particulares; una
de ellas es la que quiero descubrir aquí.
Me
ha ayudado mucho el conocer, con certeza, qué sucede luego de morir; y cómo
se puede estar en el más allá si no se aprovechó la vida terrenal
desde un punto de vista espiritual. Eso me autoriza para poder
“advertir” (algunos dirían “asustar”) a los demás.
Y
digo certeza, porque desde muy pequeño me comunico con seres de
otros planos (incluyendo difuntos).
Los
detalles de esta capacidad extrasensorial no los voy a exponer aquí.
Pero puedo decirles que con esta capacidad, desde muy pequeño, pasé por
períodos bien definidos. Primero sentí terror por esta capacidad. Luego me la negué y más tarde la ignoré.
Pero llegó el momento en
el cual, enfrentándome a las pruebas de validación irrefutables a lo
largo de toda mi vida, no pude más que aprender a vivir con esa
capacidad. Llegó el punto donde seguir ignorando esta capacidad hubiera sido tonto.
Afortunadamente, fue un proceso de aceptación cabal; que me permitió no sentirme más
ni mejor que nadie (a veces sí en franca desventaja); y nunca lo
tomé como un “espectáculo de circo” del cual pude haber sacado
mucho provecho.
Esto mismo me permitió aprender a vivir de forma
bastante normal. Nadie imaginaría que el muchacho aquel, estudiante
y luego profesional universitario, además de trabajador dedicado;
tuviera "esas cosas”.
Pero
sí, las tenía. Y por eso, cuando digo que "he visto” a seres que
han muerto, desesperados por haber perdido su reencarnación, sintiéndose “desnudos y desamparados”; pues sé de lo que hablo.
La
gente ha comprado a “vendedores deshonestos” la idea de que
tanto la espiritualidad como la religiosidad hacen felices a las
personas aquí en la Tierra. Pero yo les aseguro que vivir
espiritualmente mientras estamos aquí, nos va a dar el máximo
provecho en esta vida al morir. Si quieres simplemente vivir feliz, vive terrenalmente y listo.
Pero
no solo trae problemas el no vivir espiritualmente. Sino que más de
una persona ha vivido “creyendo llevar una vida espiritual” y al
morir se da cuenta de que perdió el tiempo. Mejor hubiera sido no haber hecho nada. Su estado en el más allá
resulta peor que si hubiera ignorado totalmente su espiritualidad.
¡Dios!;
yo sí les puedo decir "con los pelos del burro en la mano",
lo importante que es vivir espiritualmente.
Si
bien me estoy confesando ahora con muchos de ustedes; este argumento
de mi capacidad extrasensorial nunca lo he explotado. Yo pienso que
vivir espiritualmente hay que hacerlo porque nace del alma, porque es
una necesidad de nuestro espíritu y porque amamos a Dios y no queremos defraudarlo; no por
el susto de una existencia luego de la muerte metafóricamente en el infierno.
Y digo metafóricamente, porque el estado en el que puede quedar un alma, puede ser peor de lo que podemos imaginar como infierno.
Pero
si este miedo a la existencia después de la muerte le sirve a alguien, aquí lo dejo. Busquen
crecer espiritualmente mientras sigan vivos; después de morir, no es mucho lo que se puede hacer.
En este punto, alguno pensará que eso no es así, que estoy equivocado o que estoy fanatizando. Luego de morir lo sabrás. Cerrar los ojos en la oscuridad no espanta a los fantasmas, solo te hacen creer que no existen. Si compraste la idea de que todo es hermoso luego de morir, te informo que no hay cambio ni devolución cuando te des cuenta.
Espero
que los que me conocían antes, no comiencen a verme de forma
extraña a partir de ahora; sigo siendo el mismo que conocieron
alguna vez.
Por
cierto, si esto inquieta sus pensamientos no se preocupen; la mente
desaparece totalmente al morir.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
01 de abril del 2015
Modificado y publicado: 20 de julio del 2022
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
Instagram @ShanisShaktiAnanda @EscuelaparaelAlma.ssa @esteservidor
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Palabras-claves:
muertos, desencarnados, extrasensorialidad, espiritualidad,
religiosidad. mente, existencia después de la muerte
Maestro, Padre Espiritual y Guru, gracias por aceptarme en sus escenarios, gracias por quitar la venda de mis ojos, gracias por hacer despertar a mi Alma. Estoy aquí por pura necesidad de ella, y cada día pido a Dios que lo bendiga, que lo bendiga por ése esfuerzo sobrenatural que lleva a cabo sin descanso y con infinita paciencia para acercarnos a Dios. Gracias por permitirme agarrar su mano para aprender a recorrer el camino de la forma que solamente Usted sabe cómo hacerlo.
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