Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo (v1.1)
(Texto
original: Noviembre, 04 del 2009)
(Texto
corregido: 21 de marzo del 2013)
Permítanme
meditar en voz alta, déjenme compartir con ustedes reflexiones sobre
esas personas (niños o adultos) llamados “especiales”.
Personas con Síndrome de Down, niños de cristal (no me refiero a los Niños Cristal), niños con autismo, con parálisis cerebral; todos con alguna deficiencia física, mental o en general funcional; todos reciben el calificativo de “especiales”.
Este calificativo va más allá de la simple consideración especial; no es solo un apodo cariñoso reivindicador de su estado; sino que es un calificativo con todas las de la ley y lo “especial” trasciende a sus orígenes, a sus problemas, llegando hasta su esencia.
Si comenzamos a filosofar sobre la existencia de estás personas especiales, del porqué vienen y conviven en este mundo, pasamos por una gama de respuestas que van desde poner en entredicho el amor de Dios, hasta llegar a asuntos kármicos pendientes, pasando por la incapacidad de entender los designios de Dios.
Cualquiera
que sea el caso, hay algo que sí es cierto y es la elevación de
espíritu que estas personas poseen.
Definitivamente cada uno de nosotros que viene a este mundo tiene algo que hacer, tenemos algunas misiones y esas misiones siempre, pero siempre, serán acciones y situaciones en las cuales podremos tener la oportunidad de aprender y evolucionar. Y no solo nos sirven a nosotros, sino que a la vez esas situaciones nos permiten enseñar y ayudar a evolucionar a los demás.
Imaginemos
cualquier situación. Por muy buena o mala que sea, siempre podemos
encontrar algo que nos enseñe, que nos fortalezca, aunque sea desde
el dolor; y estos niños son especiales por eso.
Los
niños especiales son Seres
Amplificadores del Amor.
Mientras nosotros estamos acostumbrados a dar amor de forma
encapsulada, ellos logran tomar ese amor, expandirlo y retribuirlo en
abundancia. Al más mínimo cariño que les brindemos, ellos
responden con un torrente de agradecimiento y de amor, que les sale
directo del corazón.
¿Quién
de nosotros, cuando nos acercamos a uno de ellos no siente el deseo
de acariciarle, de abrazarle, de brindarle apoyo? Ellos
tienen la capacidad de tomar ese Amor de nuestro interior y lograr
que lo sintamos y lo exterioricemos.
.
Muchos
podrán pensar que es una bonita misión pero que la vienen a ejercer
a costa de sí mismos, de su sufrimiento. Pregunto en voz alta,
¿sufrirán ellos más que cualquiera de nosotros con nuestros
“males” menores? Estoy seguro de que no.
Muchos
de nosotros nos ahogamos en nuestros vasos de agua (medio llenos,
para colmo) y pasamos nuestras vidas “desdichadas” y se las
hacemos desdichadas a quienes nos rodean, mientras ellos son capaces
de brindar una sonrisa incondicional y un abrazo amoroso desde su
situación comprometida, muchas veces dentro de su bendita inocencia.
Definitivamente
ellos son “ESPECIALES”. Son almas que no teniendo porque
venir a la tierra, llegan para compartir con nosotros, enviados
directos de Dios, para sacar a flote nuestro amor, para probar a
fuego nuestras fortalezas y para que aprendamos a reafirmar nuestra
Fe y Humildad ante Dios.
Esto nos debe llevar a reflexionar de una vez por todas que hay que vivir en el Ahora (sin descuidar las previsiones del mañana) ya que aquí es donde en realidad somos responsables de ser felices y hacer felices a los demás
Namasté.
Pedro
A. Gómez R.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Texto
corregido: 21 de marzo del 2013
Texto
original: Noviembre, 04 del 2009.
Twitter:
@eReiki
Que bello articulo, nunca lo había visto tan claro. El amor de Dios en niños especiales. Ahora los disfrutare más. Que Dios le siga bendiga.
ResponderEliminarGracias Maestro
Namasté