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sábado, 31 de diciembre de 2016

El UNO espiritual - Mateo 12:25

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Nuevamente hago un intento de dejar en claro qué es realmente espiritual y qué no lo es.

La forma correcta de ser espiritual está extensamente explicada en la Santa Biblia y en otros textos místicos; pero no hay peor ciego que el que no quiere ver; o mejor dicho, no hay peor ciego que el que cree que está haciendo las cosas bien y no acepta corrección.

Manifestarse en totalidad como un Ser espiritual es la misión de vida de todo ser encarnado. Pero se corre un grave peligro en abandonar el esfuerzo necesario, cuando creemos que ya somos espirituales.

Si no somos realmente espirituales, pero creemos serlo porque así nos enseñaron, o así lo aprendimos o de esa forma hemos invertido ya mucho tiempo y esfuerzo; desde ese instante nos anclaremos y no avanzaremos más en nuestra evolución espiritual. “Si ya lo soy, para que esforzarme más”; esta es la triste concepción de muchas personas ganadas a esto de la “Nueva Era”. Construimos una zona de confort, que habría que romper para progresar.

Contextualizo la enseñanza en un pequeño fragmento de la Biblia:

Mateo 12:25 (RVR1960)

25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.

Este pasaje viene de una escena donde Jesucristo estaba refiriéndose a sus propias acciones que estaban siendo criticadas por los fariseos. Esto quiere decir que estaba enseñando sobre la diferencia entre lo “verdaderamente espiritual” y lo “no espiritual”


Es sencillo...

Cuando Jesucristo hablaba sobre un reino”, si bien podía estar utilizando la palabra de forma genérica, en realidad se terminaría refiriendo como muchas veces, al “reino de lo cielos”, a lo “verdaderamente espiritual”.

Y Él refiere en su defensa, que “el reino de los cielos” (el verdadero reino; Su reino – Juan 18:36) no podía estar “dividido”; no podía tener “dos partes opuestas” (“dividido contra sí mismo”).

Esta “división contra sí mismo” es la concepción básica de la dualidad: lo bondadoso y lo maléfico; Dios y el diablo.

Por el hecho de que no existe la dualidad en lo verdaderamente espiritual, entonces cabe un solo concepto, el de Dios como “El UNO”.

Este es el verdadero concepto de “El UNO”, mas allá de lo que se enseña y se comprende erróneamente.


Conclusión única.

Todo esto concluye en lo que he enseñado desde siempre: “en lo verdaderamente espiritual, la dualidad no existe.”

Cuando se habla de espiritual (verdaderamente espiritual) hay que descartar la lucha entre el bien y el mal. O lo que es lo mismo, cualquier cosa que plantee una lucha entre “la luz y la sobra”, “entre lo divino o lo diabólico”, NO ES ESPIRITUAL.

No digo que no exista la dualidad, solo digo que la dualidad existe cuando aún se está trabajando en planos burdos, en planos inferiores a lo espiritual (terrenal/mental y astral/álmico).

Tampoco niego que no existan cosas convenientes o inconvenientes; o que no existan cosas que requieran corrección. Es obvio que tenemos que perfeccionar nuestra realidad burda; pero hay que hacerlo sin juzgarla.

Lo que sí pretendo es dejar en claro que mientras el afán se establezca en función de esa dualidad; mientras se esté luchando o se esté esforzando en esos planos burdos; no se puede decir que se está siendo espiritual. Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.

Siempre ha sido ilógico que todas las religiones planteen la erradicación del acto de juzgar (Mateo 7:4-5) y se pretenda ser espiritual luchando “contra lo que se considera malo o diabólico”. Por lo tanto, esta es la definición correcta de lo verdaderamente espiritual.


Juzgar o catalogar.

Pero si bien en lo espiritual no existe el juicio de diabólico o divino; en las misma escrituras sagrada se presentan enseñanzas que se prestan a confusión. En ellas muchas veces se destacan cosas a corregir, denuncias de cosas que se están haciendo mal o que no debería hacerse.

Aquí hay que recordar la referencia entre el juzgar y el catalogar. Coloco ejemplos.

Si algo es de color blanco y yo digo que es blanco, no estoy juzgando; estoy catalogando. Yo no me siento mal porque eso sea blanco.

Si algo está caliente y yo advierto que puede quemar a alguien, no estoy juzgando; estoy catalogando. Yo no me siento mal porque eso esté caliente.

Si una persona golpea a otra y yo denuncio el hecho sin sentirme mal; pues no estaré juzgando, simplemente estaré destacando ese hecho como inapropiado.

Les recomiendo revisar mis otros escritos sobre “el juzgar”, pero en estos tres ejemplos debe quedar claro. Más allá de yo catalogar, definir o destacar a algo o a un hecho; el juicio comienza en el momento que mis sentimientos se alteran por ese algo o por ese hecho.

La dualidad comienza cuando el juicio se expresa a través de los sentimientos. Si yo siento algo como malo, no estaré siendo espiritual; ya que estaré reconociendo la dualidad y por lo tanto estaré desconociendo El UNO; y el Reino de Dios no puede estar dividido.

¿El diablo es malo cuando tentó a Jesús en el desierto? Discutible, busca a tu maestro espiritual que te lo explique.

¿La serpiente del Edén mala? Tristemente hasta en la mitología se buscan culpables para no asumir la responsabilidad personal.


Identificación rápida de lo “no espiritual”

El juicio, como reconocimiento de la dualidad, se expresa cotidianamente de dos formas: con sentimientos difíciles hacia otras personas, o renegando de las situaciones que nos acontecen.

Alguien que sienta (en su corazón) a otras personas como enemigas, rivales, opuestas, negativas, malas; aunque asegure tener razones de sobra para eso; no estará siendo espiritual.

Por muchos rosarios que rece, por mucho que vaya a misa, por muchos golpes de pecho, por mucho que ayude a los necesitados, por muchos amigos religiosos que tenga, o por mucho que se crea bendecida y amada por Dios, estará violando un mandamiento básico:

Mateo 5:44-48 (RVR1960)

44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Esto no requiere de mucha más explicación, ¿cierto?

Y si se trata de alguien que siente a algunas situaciones de vida como injustas (por muy inconvenientes que estas sean) estará también reconociendo la dualidad en ese momento.

Nuestra historia sagrada está repleta de situaciones difíciles o injustas que fueron aceptadas como Voluntad de Padre; desde el “Anunciación a María” (Lucas 1:26-38) muy difícil para la Virgen María; hasta la “Aceptación de la Crucifixión por parte de Jesucristo” (Mateo 26:39) extremadamente complicado para la humanidad de Nuestro Señor.

¿Que ellos fueron santos para asumir esos sacrificios y nosotros no? A esto último debemos recordar siempre que el mismo Apóstol Pablo nos invita a imitar al Cristo, como él lo hace (1 Corintios 11:1).


Darse cuenta que debemos mejorar, es requisito indispensable para mejorar; y si aún sufrimos, es porque aún nos falta para llegar a Dios,

Aún habría mucho más que decir, pero espero que con este escrito me haya podido explicar. Es indispensable el esfuerzo constante para ser espirituales y subir al Cielo; y no creer que ya lo tenemos ganado.

Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo. (SSA)
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 365 A.S. (31 diciembre 2016)
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Palabras-claves: el UNO, Cristo, Jesucristo, juzgar, juicio, catalogar, sentimientos, corazón, diablo, maldad, divinidad, dualidad,

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