Autor:
ShaniShaktiAnanda
En
todas las escrituras sagradas – y en nuestra Santa Biblia como una
de ellas – siempre se hace referencia a la riqueza y a los
hombres ricos.
Allí
la riqueza no tiene una interpretación precisamente positiva; pero
si llegamos a entenderlo correctamente, caemos en interpretaciones
que en vez de acercarnos a Dios, nos alejan.
Como
siempre digo, la gran mayoría de las veces la interpretación
literal de una escritura sagrada suele ser peligrosa; ya que no se
llega a comprender contexto de vida de la enseñanza sagrada.
Y
con esto de la riqueza en la Biblia sucede así. Cuando se entiende
de forma literal que la riqueza es mala (espiritualmente hablando),
las personas con carencias económicas se sienten egocéntricamente
más dignas de Dios. Y esto no necesariamente es correcto.
Estamos
más cerca de
Dios cuanto más
vivamos nuestra vida en función de SUS lineamientos y no de nuestras
conveniencias humanas.
Esto es lo que referimos en la oración del Padre Nuestro,
cuando repetimos (posiblemente sin darnos cuenta) “hágase tu
voluntad y no la mía.”
Pero
entonces ¿a qué se refiere esa riqueza bíblica que nos aleja de
Dios?
Me
voy a permitir colocar dos pasajes bíblicos de los muchos donde
habla de la riqueza.
Lucas
12:16-21 (TLA)
16
Y enseguida Jesús les puso este ejemplo:
«Las
tierras de un hombre muy rico habían dado una gran cosecha.
17
Era tanto lo que se había recogido, que el rico no sabía dónde
guardar los granos.
18
Pero después de pensarlo dijo: “Ya sé lo que haré. Destruiré
mis viejos graneros, y mandaré a construir unos mucho más grandes.
Allí guardaré lo que he cosechado y todo lo que tengo.
19
Después me diré: ¡Ya tienes suficiente para vivir muchos años!
¡Come, bebe, diviértete y disfruta de la vida lo más que puedas!”
20
»Pero Dios le dijo: “¡Qué tonto eres! Esta misma noche vas a
morir, y otros disfrutarán de todo esto que has guardado.”
21
»Así les pasa a todos los que amontonan riquezas para sí mismos.
Se creen muy ricos pero, en realidad, ante Dios son pobres.»
Lucas
18:18-25 (DHH)
18
Uno de los jefes le preguntó a Jesús:
—Maestro
bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
19
Jesús le contestó:
—¿Por
qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. 20 Ya sabes los
mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no digas
mentiras en perjuicio de nadie, y honra a tu padre y a tu madre.”
21
El hombre le dijo:
—Todo
eso lo he cumplido desde joven.
22
Al oír esto, Jesús le contestó:
—Todavía
te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres.
Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme.
23
Pero cuando el hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era
muy rico.
24
Al verlo así, Jesús dijo:
—¡Qué
difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
25
Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que
para un rico entrar en el reino de Dios.
Si
leemos estos dos pasajes varias veces, comenzamos a descubrir la
clave. Lo contraproducente de la “riqueza” o del “hombre rico”,
no está en la cantidad de dinero o de bienes que posea, sino en la
actitud que esto despierta en su vida.
En
el primer pasaje (Lucas 12:16-21) encontramos a un
hombre que había cosechado muchas riquezas; eso quiere decir que
había trabajado mucho terrenalmente y que había tenido muy buenos
resultados.
Pero
él se sentía tan agradado con sus logros terrenales, que buscaba
tenerlos en mejor resguardo y seguía trabajando para aumentar sus
logros. Por eso construiría nuevos y más grandes graneros.
Pero
como si esto no fuera suficiente, el hombre
consideraba que ya había cumplido con su misión de vida; y
por lo tanto llegaría descansar y disfrutar de sus riquezas en vida.
Al
fina del pasaje, el mismo Dios le hace
notar que todo lo que había conseguido terrenalmente no le serviría
de nada al morir; y en ese momento, cuando se presentaría ante Dios,
iba a legar sin absolutamente nada; ya que había trabajado
terrenalmente pero nunca espiritual.
Hasta
ahora solo parafraseé el texto, pero puedo resumirlo en una frase
muy corta: el hombre rico es la típica persona
“empoderada” que se enaltece por sus propios logros terrenales y
piensa que esa es su misión de
vida. No se refiere necesariamente a que si tiene
mucho dinero o bienes.
Se
puede ser “rico” en dinero, pero también en: “conocimientos
que no permiten visiones diferentes de la vida”; o en “ideales
que se defiende a ultranza”; o en “orgullo de alcanzar logros
personales”, o en “posiciones intransigentes de vida”, o en
“creer tener la razón y que los demás están equivocados”, o en
“buscar tener el control de las situaciones”, o en “creer tener
más belleza física que los demás”. Se puede ser “rico” de
muchas maneras; se puede estar “empoderado” de muchas maneras.
Una
persona “empoderada” no solo confía en su capacidad, sino que
cree ser cada vez más exitosa al cumplir sus propias metas con su
propio esfuerzo. La altivez le da seguridad. Para ese tipo de
personas la misión de vida es sentir que todo lo puede hacer y
resolver; y que el poder está en ella. Poder que queda en nada al
momento de morir; cuando Dios le pide cuentas.
Entonces,
la riqueza que se refiere en este pasaje bíblico, la que te deja
vacío de Dios, no se refiere a tener más bienes o dinero, sino
a tener una sensación de poder mayor y creer que todo lo puede hacer
si se propone por sus propios medios. Esta en la pernisionsa
riqueza bíblica; la riqueza del “poder
personal terrenal que hace sentir a la persona que con sus metas
terrenales ya está cumpliendo con su misión de vida.”
Pero
veamos la segunda cita bíblica.
En
Lucas 18:18-25 encontramos a una persona de mucha
altura terrenal (empoderada) que incluso llevaba lineamientos
espirituales acertados.
Esta
persona, a pesar de estar cumpliendo con los mandamientos, aún
sentía que le faltaba algo; y Jesucristo mismo se lo dijo en una
hermosa metáfora: debes entregar todo lo que has encontrado con
tu esfuerzo, a quien no tienen nada. De esta forma, te ganarás el
Cielo.
¿Acaso
esta invitación a quedarse en la ruina, entregando todo lo que
tiene, es literal? Por supuesto que no.
En
esta recomendación metafórica lo único que trataba de enseñar
Jesucristo es que no confiara en sus logros terrenales para llegar a
Dios, que no creyeran que su esfuerzo en cumplir con sus metas
terrenales le iba a servir para entrar en el Cielo. Que si incluso no
tuviera dichos logros, él podía llegar al Padre.
Nuevamente
vemos el “empoderamiento” de esa persona rica; “rica en
empoderamiento lo que le hacia sentir que había venido a esta vida a
cumplir metas terrenales”.
El
empoderamiento pernicioso
Y
cuando se entiende esta enseñanza bíblica nos damos cuenta del
porqué tantas personas están tan mal o están tan indefensas ante
los embates de la vida.
La
cultura occidental, en cambio de vender la sumisión
hacia Dios (lo que es lógico como criaturas que somos de Él), lo
que venden es la exaltación del “tú puedes”, la idea
falsa de que “el poder está en tus capacidades físicas,
mentales o emocionales”
Si
abrimos solo un pocos los ojos, no es difícil ver que el
“empoderamiento” nos deja viviendo por nuestra cuenta, sin la
ayuda de Dios. Cuando la vida apriete las personas empoderadas se dan
cuenta que perdieron el tiempo comprando ese concepto tan humano y
por lo tanto tan poco espiritual.
Volvamos
a la oración básica. La sola frase de “hágase tu voluntad y no
la mía”, es un total absurdo para personas empoderadas.
Cuando
somos espirituales.
Cuando
una persona es realmente espiritual, lo primero que hace es dejar de
lado el empoderamiento, de cualquier aspecto de su vida. Lo segundo
es aprender que el esfuerzo de vivir se debe hacer con ahínco, sin
importar las situaciones. Y lo tercero es aceptar una frase que
enseño desde hace años: “el
esfuerzo es nuestro, pero
el resultado es de Dios. (SSA)”
Al
contrario de lo que le puede parecer a
ciertas personas “empoderadas”, las tres consideraciones
anteriores no dejan indefensa a ninguna
persona; sino que por el contrario la ponen en manos de Dios. Y
¿acaso Dios como conciencia creadora del universo
tiene las mismas pobres imitaciones
que los seres humanos empoderados?
Ahora
sí sabemos que las personas con “riquezas” en la Biblia se
refiere a personas “empoderadas”. Ojalá lo entiendas antes de
que la vida te eche en cara que no puedes resolver nada importante
por tu cuenta si no vives intentando
agradar al que realmente es poderoso: Dios.
La
dificultad de los empoderados.
Y
realmente es triste ver a tantas personas “empoderadas” que
confiando en lo que están haciendo o en lo que han conseguido a lo
largo de su vida, que no logran comenzar a caminar hacia Dios, a
pesar de que ellas crean que lo están
haciendo correctamente.
Y
si alguna persona empoderada se atreve a incursionar en un escenario
de crecimiento espiritual, sale al poco tiempo al ver que ni el poder
ni el control están en ellas sino en Dios. Para ellas es
inconcebible plegarse al sometimiento de los escenarios espirituales
(religiones inclusiva) lo que eventualmente le traerá beneficios
espirituales.
Para
una persona “empoderada”, no hay peor cosa que sentirse
“desempoderada”.
Tanto
es así que en el último pasaje bíblico expuesto, el mismo
Jesucristo apunta que el pobre hombre rico (empoderado) se marchó
muy triste cuando se le invitó a dejar su actitud
de empoderamiento.
“—¡Qué
difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!”
“—¡Qué
difícil es para las personas empoderadas entrar en el reino de
Dios!”
De
ahora en adelante, la Santa Biblia la pueden entender mejor si
sustituyen “riqueza” por “empoderamiento” y “hombre o mujer
rica” por “persona empoderada”.
Es
realmente tonto confiar más en nuestros logros y capacidades
personales que en lo que Dios necesita que sea hecho con
nuestro esfuerzo. Pero muchas personas lo descubren tarde; ante
una situación insalvable o un instante luego de morir.
Dios
les bendiga.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original:
705AS. (05 de diciembre del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
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riqueza,
empoderamiento, empoderados, Dios, biblia, escritura sagrada.
Gracias Maestro ya atraves del desapego y la autoconciencia voy avanzando en acumular informacion
ResponderEliminarNamaste Maestro, gracias por su esfuerzo en brindarnos un espacio para Crecimiento Espiritual ... creo que en mi experiencia, uno no se da cuenta de lo empoderado que está hasta que llegas a someterte, y aún así cabe la pregunta de si verdaderamente nos estamos sometiendo a la enseñanza o al escenario.
ResponderEliminarNamasté. Gracias Maestro ShaniShaktiAnanda, por este nuevo punto de vista y enfoque de enseñanzas sagradas, usted es único. Definitivamente hay que tener algo fuera de este mundo para poder ajustar las enseñanzas sagradas y darle las interpretaciones correctas, para así poder comprenderlas mejor en esta actualidad,,, en pleno siglo 21...
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