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viernes, 29 de diciembre de 2017

Para un excelente 2018

Autor: ShaniShaktiAnanda

En realidad este escrito no es solo para el 2018, pudiera ser para cualquier comienzo de año; e inclusive para cualquier mañana en la que despertemos con ganas de estar mejor.

Una de las cosas que debemos hacer primero es observar a nuestro alrededor (e incluso en nosotros mismos) y ver la gran cantidad de esfuerzo que hacen las personas (y nosotros mismos) para estar mejor.

Sin temor a equivocarnos, podemos ver que la mayoría de las veces ni el esfuerzo ni las buenas intenciones rinden los frutos suficientes.

Sí, es verdad que tenemos cosas bonitas; sí, es cierto que nos suceden cosas agradables; pero estas cosas no suelen ser ni de la magnitud ni de la permanencia que desearíamos o que correspondería con el empeño que le ponemos.

Entonces, ¿dónde está el problema?

Pudiera ahondar mucho en enseñanzas para explicar porqué sucede esto, pero esta vez quiero dar cosas concretas.

Si pensamos un momento en lo que pudiéramos llamar “la fuente de todo bienestar”; “el propiciador de todas las bendiciones”; “aquel que nos conoce tanto, que sabe lo que necesitamos antes de pedirlo”; vendría a nuestra mente la noción de Dios.

Sí, porque antes o después, siempre nos damos cuenta de que terminamos dependiendo de Dios. Cuando los problemas se escapan de nuestras manos, acudimos siempre a Él.

Pero si Dios es todo eso que describimos anteriormente, ¿por qué el mundo (o nosotros mismos) estamos muchas veces tan complicados?


El problema de raíz

Si bien creemos en Dios; si bien le tenemos fe; si bien sabemos que es todopoderoso, que está en todas partes y que todo lo sabe; muchas veces nos sentimos a la deriva. ¿Cuántas veces no tenemos más que esperar sufriendo hasta que Dios actúe?

¿Acaso ese es Dios?

La realidad es que la mayoría de la gente vive afectada por las situaciones que le rodean, mientras creen que ellas están de buenas con Dios; que Dios las ama; y que ese creador del universo y proveedor de todas las bendiciones está en su corazón. ¿Acaso estar entre estas dos aguas tiene alguna lógica?

No hablo de tener situaciones difíciles, ya que nadie está exento de ellas; sino que hablo de sufrir, lastimera o guerreramente, por dichas situaciones.

Si nos sinceramos un poco deberíamos analizar lo siguiente: si alguien está de buenas con ese creador del universo, ¿puede estar sufriendo a pesar de estar en situaciones complicadas? No hablo de estar preocupado, hablo de estar sufriendo.

Entonces comienza a aparecer la raíz del problema. Estamos sufriendo en algunos aspectos de la vida, pero seguimos creyendo que “estamos de buenas con Dios”.

Lamentablemente en esta modernidad (y en la nombrada Nueva Era) nos han vendido la concepción de que Dios nos ama de forma automática y que todos somos bendecidos y afortunados. Lo peor es que mucha gente ha comprado esta idea y sobre eso ha construido su vida.

Nuevamente apelo a la sinceridad. Si estuvieras “de buenas con Dios” ¿acaso tendrías esas situaciones que no te dejan dormir o que te angustian o que no te prometen un futuro cierto y hermoso (apartando el positivismo tonto)?

¿Acaso si Dios estuviera a tu lado, tú tendrías que pedir y pedir para que se te resolvieran las cosas?
¿Acaso si Dios te viera con buenos ojos, te va a hacer esperar tanto para ayudarte a tener una vida con paz?


El trabajo real para comenzar a tener una vida con paz

Si seguimos sin aceptar las evidencias y creemos que estamos bien con Dios a pesar de ver tanta injusticia en el mundo, o de quejarnos de las cosas, o de vivir en función de luchar en contra nuestros enemigos; pues no vale la pena que sigamos leyendo.

Pero por el contrario, si ya nos hemos comenzado a dar cuenta, les traigo la solución para cada amanecer de cada día o de cada año nuevo.

La única forma para comenzar a tener una vida con paz, una vida con mayor provecho; y donde nuestro esfuerzo realmente comience a dar frutos proporcionales a lo que hacemos, es “poniéndonos realmente de buenas con Dios”.

¿Cómo lo hacemos? Pues no está oculto.

Cuando Dios está de buenas con alguien, Dios lo ama y pasa a estar cerca de esta persona. Pero eso no es así de forma automática, hay que cumplir con algunos requisitos.

Hablemos como cristianos de cualquier iglesia (católica, evangélica, ortodoxa, etc.). Si reconocemos en Nuestro Señor Jesucristo al Hijo de Dios, enviado por Dios mismo para recordarnos la forma de llegar al Cielo; y que por ello incluso murió en la cruz; pues deberíamos estar bien también con Jesucristo para estar bien con Dios. No podemos estar bien con Jesucristo y mal con Dios, o bien con Dios y mal con Jesucristo.

Pero es que acaso ¿se puede estar mal con Dios y con Jesucristo incluso sin darnos cuenta?

¿Acaso Dios y Jesucristo no nos aman siempre y están con nosotros? Verifiquemos la condición que debemos cumplir:

Juan 14:21,23-24 (NVI)

21 (Jesucristo decía...) ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

23 Le contestó Jesús:
El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él (y estaremos con él). 24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre, que me envió.

Las respuestas a las preguntar anteriores se obtienen de estos pasajes de la Santa Biblia. Sí, tanto Dios como Jesucristo pueden no amarnos y pueden no estar con nosotros.

Y de estos mismos pasajes se entiende que estar de buenas con Dios (y con Jesucristo) pasa inevitablemente por conocer sus mandamientos y obedecerlos.

Y esto de conocer sus mandamientos y obedecerlos significa adecuar nuestra vida, nuestro comportamiento y nuestras actitudes hacia las situaciones y hacia las demás personas, de la forma en la que Dios espera que lo hagamos.

¿Estas seguro que conoces los mandamientos de Dios que nos vino a recordar Jesucristo? Te recuerdo solo tres: amar a tus enemigos, poner la otra mejilla y no juzgar (no quejarte desde tu corazón).

¿Acaso conoces los demás? ¿Acaso has hecho un esfuerzo sincero en cumplirlos todos?

Esto es lo que significa estar de buenas con Dios; y por aquí comienza el trabajo real para una vida con paz: debes buscar conocer lo que Dios espera de ti y debes ver cómo llevar eso a la práctica cotidiana.

Atención: esto lo planteo desde el cristianismo por su mero asunto cultural; pero eso de estar de buenas con Dios aplica para cualquier enseñanza espiritual de cualquier religión.


El propósito de un nuevo y prometedor 2018

Bien sea para el 2018 o para cualquier día o cualquier año, tu propósito para una vida mejor debe ser enseriar y afinar tu relación con Dios; dejando de creer que la estás llevando de forma estupenda.

Pero hacer esto, difícilmente se logra solo. De hecho, posiblemente hasta ahora no lo hayas logrado.

Para enseriar y afinar tu relación con Dios debes buscar ayuda en la persona correcta, en los escenarios correctos y de la forma correcta. Posiblemente no lo logres en los escenarios que hayas frecuentado hasta ahora, ni con las personas en las que hayas creído hasta ahora, ni de la forma en la que lo hayas intentando hasta ahora.

Y al asumir este reto de comenzar a estar de buenas con Dios en este nuevo año, te vas a enfrentar con el miedo de salir de tu zona de confort; lo que es indispensable hacer para tener siempre un bienestar mayor. Este miedo siempre existe en cada nuevo reto, pero depende de ti: quedarte igual o mejorar.

Pero esto debe ser un propósito firme, comenzar a recorrer este camino que te permitirá tener una excelente 2018.

Si necesitas ayuda, simplemente búscanos. Pero no te tardes, posiblemente ya hayan sido muchos años sin saber esto.

Dios les bendiga.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original: 729AS. (29 de diciembre del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves: feliz, año, 2018, Dios, Jesucristo, excelente, vida, provecho, propósito

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